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Tres cuentos de Munro

El día de la guía a la lectura comentamos una imagen que simboliza a la perfección la experiencia del lector cuando se embarca en la lectura de Munro. Más allá de que determinados cuentos nos hayan llamado más la atención por su contenido (como es el caso de «Dimensiones»), esta experiencia lectora no deja de parecerse a un viaje por el interior de una casa -casa que somos en realidad nosotros mismos- en el que nos detenemos más en unas habitaciones que en otras según nuestra propia manera de ser, vivencias previas o sencillamente nuestro momento vital. En cualquier caso, la mirada con la que nos dirigimos hacia cada detalle escondido en el espacio de lo privado en cajones y armarios no está empañada por la nostalgia de quien rebusca entre objetos del pasado, sino de reconocimiento y vergüenza ante personajes y acciones de los que se nos hace partícipes silenciosos y que tiene que ver con lo que se oculta tras la cotidianidad, una nada condescendiente visión de la condición humana. Insatisfechos por lo que nos quedó dentro el día del coloquio, retomamos algunos aspectos que se insinuaron para que no caigan en balde, ahondando un poco más dentro de nuestras posibilidades. Que las siguientes palabras -dentro de las limitaciones espaciales y cualitativas- sirvan como pequeño homenaje a Munro.

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Respecto a los cuentos que abren y cierran la obra existen varios nexos temáticos. El más obvio es el de la focalización en un protagonismo de lo femenino, ya que ambos sitúan en el punto de mira a una mujer que de una u otra manera es esclava de un condicionamiento de género. Sofía  Kovalesvski es una de las muchas mujeres cuyo nombre no conocemos que han poblado la historia de la humanidad, y que por su condición de mujer no han podido dedicarse por entero a la actividad cultural o científica en el mejor de los casos, asumiento que han sido infinitamente mayores en número las que sencillamente por la misma razón no han tenido -no una alfabetización- sino unas condiciones de vida dignas. Pese a que no se trata de comparar la calidad de ambos textos, muy diferentes en esencia, ni tampoco de restar importancia a las af3447de0d4234e0b589b0725343c279situaciones reales o no vividas por ambos personajes, es cierto que “Dimensiones” parece haber causado una sensación mucho más honda en el lector. Quizá porque se trata del texto que abre la obra o seguramente por lo terrible de lo que se nos narra. Como comentábamos en la entrada anterior, la intención de la autora no es crear personajes cargados de victimismo. Sin pretender escribir un cuento cuyo tema principal sea la violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones, en esta historia hay un trasfondo que evidencia la relación de dominación que comúnmente hay entre maltratador y víctima en un caso de violencia de género, poniendo de manifiesto que ni la violencia física llevada al extremo llegando al homicidio de unos hijos en común es suficiente para que desaparezca la relación de dependencia y de sometimiento emocional que va más allá de lo que la razón pueda comprender. A la autora no le hace falta recrearse en descripciones lacrimógenas ni en ahondar a través de un personaje en primera persona en unas emociones desgarradoras que puede sentir la protagonista, porque los simples hechos hablan por sí mismos. Otro de los nexos que conectan esta historia con “Demasiada felicidad” es el motivo del viaje, algo nada novedoso en la historia de la literatura y que sin embargo resulta esencial para comprender ambos textos. El increíble manejo del tiempo que hay en cada relato hace que en “Dimensiones” llegue un momento en el que nos olvidemos de que la narradora está haciendo un viaje en autobús, ya que hemos pasado a 12d4fd00095790391d2cee83dff2a20bconocer qué es lo que la ha llevado a estar allí viviendo una vida que nos describe como anodina y sin mucho sentido. Cuando por fin sabemos que se dirige a la cárcel a visitar a su marido, -quien no solamente la maltrataba sino que acabó terminando con la vida de sus hijos-, se retoma de nuevo la atención hacia el viaje, el autobús y la carretera que la lleva de nuevo hacia lo único que le queda en la vida, aunque paradójicamente se la arrancara sin piedad. Paradójicamente, Sofía Kovalesvski viaja hacia la muerte, mientras que Doree, prácticamente muerta en vida, que parece que irremediablemente nunca podrá salir del bucle infernal en el que se encuentra se topa «por accidente» con un pretexto que le conduce de nuevo a vivir. Con tres hijos muertos a manos de su padre y por lo tanto, una vida destrozada por completo, solo hay algo por encima del bien y del mal que puede dar sentido a una existencia tan absurda como la realidad en la que se encuentra inmersa. Tras haber corrido para socorrer al joven al que han atropellado y conseguir reanimarlo con su aliento es capaz por primera vez de decir «no». De decir no a la muerte, y de dar vida.

Si nos fijamos en los elementos recurrentes en la obra de la canadiense, hay que tener en cuenta que, además de la violencia explícita o no que se esconde detrás de la cotidianad (la poética del linóleo) y de la presencia de la religión, se observa una voluntad expresa de reflexionar sobre la propia ficción en varios aspectos. El caso más evidente es un fragmento muy citado en el que se deja entrever a la Munro real y no a un narrador ficticio, y es que se ha escuchado hasta la saciedad (sobre todo a quienes no son precisamente lectores) la identificación entre literatura y evasión: “Ella odiaba la palabra escapismo referida a la ficción. Era más bien la vida real la que merecía ser tildada de escapismo”. Este comentario en apariencia inocuo, es el perfecto resumen de una de las mayores enseñanzas que podemos extraer de su obra, y es que por ejemplo un cuento como «Ficción» tiene muy por encima de la trama una importancia suprema en cuanto a la demostración de que vida y ficción son a veces categorías que pueden llegar a confundirse. Pero atención, no en un sentido obvio que podamos pensar inicialmente, ya que nada tiene esto que ver con que la narradora acabe descubriendo su aparición como personaje en una novela, sino por una cuestión que va mucho más allá. Resulta imposible no dedicarle al menos unas líneas a «Ficción», donde a pesar de que posee una trama más o menos cotidiana que puede o no llamar nuestra atención la tesis nada tiene que ver con lo prosaico, ni con la infidelidad en las relaciones de pareja ni con los traumas de una paternidad irresponsable. Seguramente lo más importante que un lector puede extraer de este cuento ni siquiera es el consuelo de que la vida puede cambiar radicalmente de un día para otro, y que quizá con el paso del tiempo lo que ahora nos preocupe en otro tiempo no tendrá ninguna importancia. No, no solo habla de la importancia del momento, sino de la vida misma, que a veces nos puede parecer tan inverosímil como la ficción, y -qué duda cabe- infinitamente más apasionante. El mayor logro de Munro respecto a la dignificación de lo literario como un reflejo de la vida, que no está relacionada con el escapismo sino con el compromiso de la literatura, se plasma en este relato, cuyo título podría ser el siguiente «Ficción (= Vida)». Como la narradora, cada uno de nosotros es consciente de lo que como protagonista de su propia obra teatral ve, siente y padece; Pero no solo en el gran teatro del mundo actuamos en soledad, sino que interactuamos con otros seres y, nos guste o no, nuestros actos no controlan los designios ajenos ni la casualidad. A nuestra protagonista, que seguramente cuando fue abandonada por su marido no pudo creer en que recuperara las riendas de su existencia acabó haciéndolo, y cuando volvió a ser feliz se percata de que también ella fue el antagonista que le negó la felicidad a alguien. Y no lo perdamos de vista, todo ello gracias a la ficción. Puede que sea una afirmación demasiado personal y arriesgada, pero ante un texto como este no se le puede dejar de reconocer a Munro el mérito de hacer que leyendo y no viviendo sea como realmente nos damos cuenta de que la ficción nunca podrá superar a la vida.

La maestría narrativa de Munro se materializa especialmente en el cuento central de Demasiada felicidad, texto del que seguramente más se ha hablado y -paradójicamente- del que nadie parece tener una interpretación que convenza a todos. Precisamente, este cuento fue uno sobre los que se trabajó el año pasado en la «Experiencia cuento» de tULEctura y que, a pesar de ello, sus admiradores no comparten unas mismas conclusiones. En lo que sí que parece haber unanimidad es en el convencimiento de que, si en general con cualquier texto una sola lectura nunca aclara el sentido, en el caso de Radicales libres todas las lecturas del mundo no parecen suficientes, ya que cada vez percibimos un detalle nuevo anteriormente imperceptible que, o bien nos decanta hacia una determinada interpretación de un personaje o sencillamente nos asombra la profundidad inimaginable de los niveles de lectura , algo que  se resumen y se entiende en la afirmación que muchos han hecho sobre el ingenio de la canadiense, capaz de escribir cuentos en los que se encierran en realidad novelas. En cuanto a la trama, tras una primera lectura que nos deja convulsos, preguntándonos qué se nos habrá querido decir, por las sensaciones provocadas solo podemos estar seguros de una cosa, aquello tan famoso de “aquí alguien ha matado a alguien”. Las apariencias son tan engañosas, que en una lectura inicial Nita puede 410e7947c8a4b11b8bcd84e0265d490eparecernos incluso una ancianita adorable e indefensa. Descartada la primera impresión, algunos lectores toman por verdaderas las palabras de nuestra protagonista para lograr la complicidad del joven asesino y por lo tanto asumen que Nita envenenó a la amante de su marido. Sin embargo, esta información se desdice cuando el narrador en tercera persona vuelve a focalizar la atención en los pensamientos de la anciana y nos dice entonces que ella era en realidad la amante de Rich y que su anterior mujer Beth, aún sigue viva y además ha publicado un libro sobre plantas del que Nita ha extraído el conocimiento conveniente sobre las propiedades tóxicas del ruibarbo. Indudablemente, la narración es deliberadamente engañosa. O para ser más exactos, además de por los detalles al principio imperceptibles, la grandiosidad del cuento reside más que nunca en lo que no se llega a decir, cuya interpretación queda enteramente bajo la responsabilidad del lector. Esto se materializa a la perfección en la parte final, tras la huida del triplemente asesino y su muerte. Ciertamente, no hay manera a ciencia cierta de saber lo que ocurrió en el pasado y si de verdad hubo un intento de asesinato o quién intentó envenenar a quién. Hay opciones para elegir: unos optarán por considerar a Nita como la instigadora de un crimen, otros como lo suficientemente inteligente como para haber previsto que la mujer de su amante trataba de envenenarla. Hay incluso quien pueda pensar (¿por qué no?) que lo que Nita prepara no es té en hebras, sino ruibarbo con el que envenena al joven.

En general, los cuentos de Munro están habitados por personajes con tal profundidad psicológica que colocarnos frente a nosotros y reconocernos en ellos resulta una experiencia tan poco  halagadora como necesaria. Si tomamos como referencia la famosa cita de Shakespeare acerca del teatro como espejo de vicios y virtudes de la sociedad y la extendemos a la literatura en general, llegaremos a la conclusión de que a Munro le interesa más devolvernos no lo positivo, sino las miserias inherentes a la condición humana que se esconden sutilmente detrás de la cotidianidad. En este mundo loco no se puede tachar a sus historias de inverosímiles, porque un vistazo a las noticias nos acerca de un porrazo a una realidad en la que, como en la ficción, hay mezquindad sin límites, falta de honestidad incalculable en las relaciones personales, una discriminación cultural hacia lo femenino, sentimiento de superioridad respecto al prójimo y monstruos, muchos monstruos que son capaces de asesinar en serie, a su vecino e incluso a sus padres o hijos. Quizá lo más estremecedor de esto no es solo aceptar su existencia, sino la posibilidad de que el monstruo esté en nosotros. Puede que cualquiera de nosotros haya sido infiel o se lo haya planteado a costa de destrozar una familia, e incluso siendo niño hubiera apretado fuerte la cabeza de alguien el tiempo necesario bajo el agua. ¿Por qué Nita no iba a ser capaz de ponerse a la altura de su atracador y ser ella capaz de matar? Quizá deberíamos plantearnos que transcurre toda una vida hasta llegar a su edad y que eso no nos hace menos culpables ni susceptibles de todo acto. Tal y como se alude a la religión en cada cuento, a los personajes de Munro la idea de Dios parece servirles más bien de poco para dar sentido a una realidad cruel, mucho menos a una anciana enferma de cáncer. ¿Y si en el interior de NIta y de todos nosotros hubiera un monstruo que pudiera en un determinado momento despertar?

Nunca se sabe.

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Demasiada Felicidad: coloquio participativo de los socios

En la tarde de ayer nos reunimos los socios del club como es costumbre para charlar sobre Demasiada felicidad, una de las últimas obras de la canadiense premio Nobel que, si bien a algunos no les ha terminado de convencer, ha generado más de un seguidor que no tardará en conseguir toda su bibliografía. Lo primero que hay que decir es que difícilmente en una sesión se puede abordar esta obra con una solvencia mínima, ni si quiera uno solo de los cuentos. Los niveles de lectura son tales que, aunque dedicáramos todo el curso a Demasiada felicidad no nos acabaríamos de quedar satisfechos.2ae10e3e826e99a2d766f7f595e0f76b

Si la lectura de Bonilla nos familiarizaba con los relatos donde las anécdotas puramente triviales escondían reflexiones sobre el paso de la adolescencia a la madurez, Demasiada felicidad es un perfecto compendio de la importancia de la «lectura entre líneas». En la guía a la lectura ya se apuntó la idea primordial de que la obra de Munro es de fácil lectura pero muy difícil comprensión. Esto se traduce en que formalmente nos encontremos ante una narrativa sintácticamente sencilla y sin florituras, que participa más de la brevedad que de la construcción de oraciones subordinadas que se encadenan a lo largo de las líneas. Más concretamente, lo esencial de los textos suele encerrarse precisamente en frases muy cortas cargadas de ambigüedad e ironía que se encuentran diseminadas en el desarrollo de las historias y sobre todo en sus finales, -a veces necesarios para dar sentido al cuento- como el nunca se sabe de «Radicales libres» o Yo me hice mayor, y vieja de «Algunas mujeres». En cualquier caso, una sola lectura no basta para percibir todo lo necesario ni la riqueza de los cuentos. Ante la insatisfacción de no haber podido pararnos a hablar todo lo que nos hubiera gustado, en los próximos días aparecerá otra entrada profundizando sobre aspectos que se mencionaron ayer a través del comentario de tres cuentos.

Basta un vistazo a la bibliografía de la autora (Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio, El amor de una mujer generosa, Las vidas de las mujeres..) para percatarse de que el foco de su narrativa se inclina (¿sin querer?) sobre las mujeres Más en concreto, sobre «la terrible vida de las mujeres». A pesar de lo que pueda parecer, lo hace sin sin victimización, sin juicios, de una forma tan magistral que nos parece estar tratando a personales reales en lugar de a personajes literarios. Nadie puede f4a8a04bf9306b3294a77e6632865da5salir indemne de lo que ellos piensan, dicen o hacen porque nos hacen partícipes de su historia. A veces se insinúa que la autora presenta a estos personajes como víctimas, o que se ensaña con dureza con los hombres: nada más lejos de la realidad. La profundidad psicológica de los mismos es tal que debemos descartar por completo esa afirmación. La tan famosa frase de los evangelios «por sus obras los conoceréis» se les puede aplicar: no es necesario describir a los personajes en términos morales, ya que el hombre que asesina a sus hijos, el joven que mata a  su familia y luego la fotografía, las niñas que ahogan a su compañera en el campamento de verano: no hace falta que el narrador juzgue lo más mínimo, el lector ya tiene datos suficientes para decidir si lo hace o no. Entrar a debatir si son los personajes masculinos peor tratados que los femeninos es una necedad, ya que ambos simplemente son descritos de tal manera que nos parece encontrarnos ante un espejo del que no siempre nos gusta la imagen que nos devuelve. Todos ellos están vistos desde la distancia y la frialdad que solamente puede tener una persona que ve la vida con más de ochenta años, todos con sus virtudes, sus vicios, y en ocasiones una mezquindad demasiado cotidiana.

Continuará.

Demasiada felicidad: Coloquio participativo de guía a la lectura.

 

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En el año 2013, la Academia Sueca otorgó el premio Nobel de literatura  a la escritora Alice Munro  a la que calificó como «la maestra del cuento contemporáneo».

Adoraría escribir ahora una novela, pero el cuento resulta la forma en la que me siento cómoda. Yo siempre pensé que iba a ser novelista. Me decía que cuando mis chicos fuesen grandes y yo tuviese más tiempo para escribir novelas, iba a hacerlo. El cuento estaba puramente determinado por el largo de las siestas de mis hijos. Pero después resultó que ésa fue la manera en la que aprendí a escribir y ya no pude hacer otra cosa. (A.M. 2009)

La autora: Alice Munro.Alice-Munro-traves-espejo_CLAIMA20130803_0029_24

Alice Ann Laidlaw nació en un pequeño pueblo de Ontario, Canadá, en 1931. Hija de un granjero y una maestra de escuela sus primeros años transcurrieron en  una época de depresión económica y un ambiente rural que resultaron ser decisivos como trasfondo de gran parte de sus relatos. A los 18 años marcha a la Western University de Ontario, donde inicia sus estudios de inglés y periodismo; un par de años después los abandona para casarse con Michael Munro. Viven en Vancouver desde 1951 a 1963, año en que se mudan a Victoria, donde fundan una librería.

«Danza de las sombras felices (Título original: Dance of the Happy Shades, 1968) es la primera de sus recopilaciones de relatos; está compuesta por  quince cuentos escritos entre 1953 y 1967, que la hacen merecedora del  Premio del Gobernador General, el más prestigioso de su país. En ese título ya están presagiados temas y estrategias narrativas de lo que será su quehacer literario.

Tras divorciarse en 1972  y regresar en 1974 a Western University como escritora residente, contrae de nuevo matrimonio en 1976 con  Gerald Fremlin y  ambos se mudan a una granja. Su segundo marido muere en abril de 2013. Alice Munro vive actualmente en Clinton, cerca de su ciudad natal, en el sudoeste de Ontario.

Aunque en 2006 Munro anunció su retiro como escritora; ha publicado dos libros desde entonces («ya no sirvo para una vida normal: he escrito tantos años que no sé hacer nada más») .

Estas son sus obras publicadas en castellano:

  • Las lunas de Júpiter / traducción de Esperanza Pérez Moreno. – Barcelona : Versal, 1990. – Título original: The Moons of Jupiter (1982)
  • El progreso del amor / versión castellana de Flora Casas. – Madrid : Debate, 1990. – Título original: The Progress of Love (1986)
  • Amistad de juventud / traducción de Esperanza Pérez Moreno. – Barcelona : Versal, 1991. – Título original: Friend of My Youth (1990)
  • Secretos a voces / versión castellana de Flora Casas. – Madrid : Debate, 1996. – Título original: Open Secrets (1994)
  • El amor de una mujer generosa : relatos / traducción de Javier Alfaya Bula, José Hamad, Javier Alfaya McShane. – Madrid : Siglo XXI de España, 2002. – Título original: The Love of a Good Woman (1998)
  • Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio / traducción de Marcelo Cohen. – Barcelona : RBA, 2003. – Título original: Hateship, Friendship, Courtship, Loveship, Marriage (2001)
  • Escapada / traducción de Carmen Aguilar. – Barcelona : RBA, 2005. – Título original: Runaway (2004)
  • La vista desde Castle Rock / traducción de Isabel Ferrer y Carlos Milla. – Barcelona : RBA, 2008. – Título original: The View from Castle Rock (2006)
  • Demasiada felicidad / traducción de Flora Casas. – Barcelona : Lumen, 2010. – Título original: Too Much Happiness (2009)
  • La vida de las mujeres / traducción de Aurora Echevarría. – Barcelona : Lumen, 2011. – Título original: Lives of Girls and Women (1971)
  • Mi vida querida / traducción de Eugenia Vázquez Nacarino. – Barcelona : Lumen, 2013. – Título original: Dear Life (2012)

 

 

La obra : Demasiada felicidad

(información ofrecida por el editor)

Una joven madre recibe consuelo por la muerte de sus tres hijos, otra mujer reacciona de forma insólita ante la humillación a la que la somete un hombre; otros cuentos describen la crueldad de los niños y los huecos de soledad que se crean en la vida de pareja. Como broche de oro, en el último relato acompañamos a Sofia Kovalevski, una matemática rusa que vivió a mediados del siglo XIX, en su largo peregrinaje a través de Europa en busca de una universidad que admitiera a mujeres como profesoras, mientras vive una historia de amor con un hombre que hace todo por decepcionarla. Anécdotas en apariencia banales se transforman en las manos de Munro en pura emoción.
«Ella odiaba la palabra escapismo referida a la ficción. Era más bien la vida real la que merecía ser tildada de escapismo». Esta afirmación, pronunciada por uno de sus personajes, podría referirse a toda la prosa de Munro, que pasea heridas con inteligencia e ironía, con esa hondura feroz y austera que sorprende a quien lee, como si algo de nosotros mismos que no sabíamos, que quizá no queríamos saber, de pronto se hubiera deslizado en las páginas de un libro.alice munro demasiada felicidad

  1. Dimensiones
  2. Ficción 
  3. El filo de Wenlock
  4. Pozos profundos
  5. Radicales libres  (puedes escuchar el relato)                     
  6. Cara
  7. Algunas mujeres
  8. Juegos de niños
  9. Madera
  10. Demasiada felicidad

El último de los diez cuentos  que componen esta colección de relatos  publicada en 2009  da título a la misma y es el que puede parecer  en principio algo diferente de los restantes, tanto por su mayor extensión (es en sí una pequeña novela)  como por la elección de un personaje protagonista extraído de la realidad:  la matemática y novelista rusa Sofía Kovalevski (1850-1891). No obstante, no hay que dejarse llevar por las apariencias de aquello que le diferencia sino en todo cuanto tiene en común con los nueve relatos restantes.

  • Ocho comparten el punto de vista de los narradores con más edad que buscan volver a incidentes formativos fundamentales de su juventud.
  • Seis dan testimonio de dinámicas socialmente sancionadas, o de las consecuencias de las mujeres dominadas en sus relaciones  por el poder masculino.
  • Tres historias tienen lugar en el presente.
  • Dos  tienen protagonistas masculinos.
  • Todos merecen (necesitan) múltiples lecturas.

Alice Munro crea un universo propio para sus personajes, y los mueve con destreza a través de sus recuerdos, sus decisiones, de los hechos inesperados (adversos, desastrosos, terribles  a veces) que ocurren en sus vidas. Pero además lo hace con la fría precisión del cirujano que disecciona la vida porque la comprende en profundidad.

A través de situaciones cuidadosamente elaboradas, Munro nos muestra a sus protagonistas, sus relaciones y sus traumas y,  por muy tremendos que éstos sean,  los muestra sin tremendismo. Sus personajes sobreviven al desastre, a la desgracia,  se sobreponen como pueden,  no son víctimas ni héroes, y siguen adelante con sus vidas.

La escritura es de una sencillez expresiva tan engañosa que con frecuencia  conduce a la perplejidad del lector, quien no se explica cómo comprendiendo todo lo que el relato muestra en primer término, no es capaz de entender qué es lo que está sucediendo de verdad en la historia, aunque  sospecha que se le está escapando una parte crucial de la misma. Y es cierto: la sensación de extrañeza que queda al finalizar cada uno de los relatos, obliga a una relectura detenida para detectar los detalles que han pasado inadvertidos y que, ante una revisión más atenta,  iluminan de repente, como un relámpago, la historia narrada.

 

La lectura de la obra.

Para empezar a leer

María Jesús Hernández Lerena (Universidad de la Rioja).

    • 0:00 Alice Munro y el premio Nobel de LIteratura
    • 3:50 La obra de Alice Munro.
    • 4:55 El género del relato breve.
    • 8:25 Consejos para la lectura de Alice Munro.

Texto de la conferencia de Soledad Puértolas, escritora y miembro de la Real Academia, dictada en la Residencia de Estudiantes el 7 de mayo de 2014 con motivo del Encuentro en torno a Alice Munro.

A Munro hay que leerla muy despacio. Todo cuenta. Cada frase, cada personaje, por mínima que sea su intervención, todo parece estar medido y calculado. Esa es su maestría, porque nos transmite la sensación de que todo fluye de forma natural, casi espontánea. En eso consiste, efectivamente, la maestría: en la naturalidad del resultado, en el extraordinario fluir de las palabras, tan plenas de sentido y, a la vez, tan enigmáticas. Son historias intensas, pobladas de grandes emociones, salpicadas de casi insignificantes gestos. Pequeñas emociones, también.

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  Alice Munro.

Una historia no es un camino a seguir; es más bien una casa. Entras en ella y te quedas un rato, yendo de un lado a otro, parándote donde te apetece, viendo cómo se conectan la habitación y los pasillos, y cómo cambia el mundo exterior si lo contemplas desde las ventanas.

También tú, el visitante, el lector, cambias al estar en este espacio cerrado, tanto si se trata de uno amplio y cómodo o sinuoso y retorcido, tanto  si está escasa como  lujosamente amueblado.

Puedes volver una y otra vez y, siempre, la casa y la historia contienen más de lo que viste en la última ocasión. Da una  fuerte sensación de haberse construido por propia necesidad, no solo para resguardarte o seducirte.

Para fijarse al leer

Los lugares

«En la vida tienes unos cuantos sitios, o quizá uno solo, donde ocurrió algo; y después están todos los demás sitios». (Cara)

La mayor parte de las historias de la autora tienen lugar en una ubicación geográfica muy concreta:  transcurren en  sur de Ontario, en el Condado de Huron, en un ambiente básicamente rural y provinciano, rígido, estricto,  con fuerte presencia de  los convencionalismos sociales y del pragmatismo moral.

Ambiente y  decorado (la poética del linóleo)

La vida de la gente, en Jubilee como en todas partes, era aburrida, simple, asombrosa e insondable, cuevas profundas cubiertas de linóleo de cocina. (La vida de las mujeres)

«Las grandes obras de la literatura universal son vastos panoramas globales o minúsculos retratos de la vida cotidiana. Alice Munro es el genio indiscutible de estas últimas, capaz de hacernos ver a través de una banal circunstancia toda la gama de nuestras pasiones y de nuestras pequeñas derrotas y victorias» (Alberto Manguel, crítico literario)

La estética y  los dispositivos narrativos

La prosa debe tener cierta aspereza, y actualmente me gusta escribir así. Me gusta escribir de un modo que, no sé… ¿qué asuste un poco a la gente? (Alice Munro)

La prosa es elegante, nítida, clara;  carece de artificiosidad o grandilocuencia,  su estilo es  casi austero (tanto en su vocabulario como en su sintaxis), sencillo… y deliberadamente engañoso, ya que está repleto de detalles sin importancia, vocablos o situaciones que podrían ser de relleno si no fuera porque al avanzar la historia nos damos cuenta de que son los causantes de los  giros Refugio, de Andrew Wyethrepentinos en la misma, y porque contienen matices  que amarran  lo que, como lectores, intuimos que se nos están escapando.

Nada en los relatos de esta autora ocurre en vano; todo lo que hay está «por algo»; cada personaje, cada frase y cada palabra, cada trivialidad que aparece  en una escena tiene un motivo y  responde a la suave y firme (¡firme!) pluma de Munro que nos sitúa ante algo que ella decide que debemos ver.

En los relatos de Alice Munro hay un momento en el que se produce un hecho que golpea la realidad con tal fuerza que llega a resquebrajarla; las consecuencias de ese golpe trascienden el momento y marcan  la vida futura de los protagonistas. Estos hechos desencadenan un giro en la historia, independientemente de que sean:

  • episodios terribles:  Dimensiones ; Radicales libres ;  Juego de niños.
  • anécdotas triviales: Ficción ; Pozos profundos .
  • sucesos encubiertos, escondidos:  Algunas mujeres ; Madera.

El narrador de estas historias suele ser omnisciente, aunque en ocasiones el protagonista, de forma autodiegética cuenta sucesos de su propia vida sobre los que hace recaer la atención del lector. No obstante, la primera persona no es mayoritaria, pero el  punto de vista del narrador es muy cercano al del protagonista, casi acechando desde detrás e incluso desde dentro de él. Esto hace que, como lectores, lejos de  distanciarnos de los hechos, sintamos  inquietud por  lo que está ocurriendo en el relato.

 

El tiempo

“Cuando eres pequeño te transformas en una persona distinta todos los años. (…) Durante mucho tiempo te desprendes del pasado con facilidad y de una forma que parece automática y adecuada. Las escenas del pasado, más que desvanecerse, dejan de tener importancia. Y entonces se produce una brusca vuelta a  atrás, lo que estaba acabado y bien acabado resurge de repente, requiere tu atención, incluso que hagas algo al respecto, aunque salte a la vista que no se puede hacer nada.” (Juego de niños)

El tiempo es un componente fundamental en la estructura narrativa de Munro. Cronológicamente sus historias poseen un largo alcance y a la vez una medida fragmentación que incluye saltos en el tiempo (hacia atrás y hacia adelante) o elipsis narrativas. El resultado muestra instantáneas que  ofrecen  distintos pasados y distintos presentes, y que aportan una definición del  personaje en su esencia más que en el transcurrir de su existencia.

 

Los temas.

La complejidad de las cosas, las cosas dentro de las cosas, parece sencillamente inagotable. Quiero decir que nada es fácil, nada es simple (Alice Munro)

«Ya tengo casi todos los cuentos listos, espero que los lectores no los encuentren demasiado lúgubres. No los pensé de esa manera. Pero por lo que yo sé de la vida, siempre es dura»,(sobre Demasiada felicidad)

En Demasiada Felicidad aparecen en primer plano algunos temas muy evidentes y llamativos (asesinato,  celos, humillación y traición, violencia, adulterio, crueldad extrema, duplicidad, robos, suicidios). Otros, más sutiles,  al fondo del relato: los secretos, la actuación, la memoria y los recuerdos. la  dinámica de las relaciones de amistad de familia, de pareja y su evolución, la conciencia del propio yo, el destino, el tiempo, el amor, los resultados inesperados, el deseo de escapar de una vida para empezar otra. Y otro siempre  en el aire : la verdad oculta de las cosas.

Todos ellos contienen  alguna complejidad moral que enfrenta al protagonista (¡ y al lector!) a lo mejor y a lo peor de sí mismo.

Los personajes:

La vida de la gente es suficientemente interesante si tú consigues captarla tal cual es, monótona, sencilla, increíble, insondable (Alice Munro)

Alice Munro muestra  la vida extraordinaria de la gente corriente, y para ello no se preocupa por crear personajes «agradables». Muy al contrario, son complicados, sorprendentes y esencialmente humanos, capaces tanto de la bondad como de la  crueldad. La franqueza y la honestidad emocional de cada uno de los narradores de Munro, es escalofriante y desconcertante, hasta el punto de que el lector queda desarmado, quizá descubierto en alguno de sus  propios sentimientos más oscuros. Los protagonistas de estos relatos muestran una naturalidad exenta de artimañas. La autora no juzga su comportamiento, pero  obliga al  lector a  asomarse de forma descarnada a la vida íntima de los personajes.

Atención especial merecen los personajes femeninos, mayoritarios en sus historias, sobre los que la mirada de la autora no propone una visión de género, sino que son el material con el que replantea una y otra vez su mirada sobre el ser humano.

Los títulos…. y la última frase.

Los títulos de los relatos  son mínimos, simples, sosos de tan desnudos ¿o no tanto? Y la última frase de cada uno de los relatos ¿es el fin de la historia?

Citas

La obra está llena de frases  que resuenan en la cabeza, citas y párrafos memorables que son enunciados definitivos.


Para el debate

  1. Dimensiones. ¿Conoces algún caso que te recuerde al del relato? ¿Hay consuelo para la protagonista (religión, psicología, amigos)?  ¿Se siente una víctima? ¿Por qué visita Doree a su esposo?  ¿Qué sugiere el final de la historia?Andrew Wyeth watercolor-campfire-no
  2. Ficción.  ¿Cómo insinúa Munro que el matrimonio de Joyce y Jon no va a durar mucho? ¿Que opinas de esta cita?: » ‘Cómo hemos de vivir’ es una colección de relatos, no una novela. Eso ya supone una decepción. Parece mermar la autoridad del libro, da la impresión de que la autora se queda a las puertas de la literatura en lugar de encontrarse acomodada dentro»? ¿Cómo crees que te sentirías si alguien escribiera de ti en una novela? ¿Cómo es posible que la protagonista y la escritora no se recuerden la una a la otra?
  3. El filo de Wenlock. La narradora y Nina son tan diferentes…  ¿Por qué la primera acepta los deseos del Sr.  Purvis? ¿Qué sensación le deja su propio comportamiento? ¿Por qué escribe la nota al señor Purvis? ¿Y qué hacen aquí el espejo del pasillo y la caverna de Platón?
  4. Pozos profundos. Pozos, islas… ¿Hay  amor más «profundo» que el que existe entre una madre y su  hijo?
  5. Radicales libres. En el relato se hace referencia a diferentes muertes y modos de morir ¿por qué? ¿Es tan inocente e indefensa Nita como nos parece al principio? ¿En qué elementos se materializa la violencia en el relato? «¿Quién ha matado a quién?» ¿Te parece adecuado el título? ¿Y la última frase?
  6. Cara. ¿Qué actitud muestran los personajes ante  la mancha del  narrador en su infancia? ¿Por qué su madre reacciona así ante Nancy?  ¿Cómo es posible que el narrador olvide esa historia?
  7. Algunas mujeres. ¿Cómo se llama la protagonista de esta historia? ¿Qué actitudes toman los personajes femeninos de este relato ante el hombre y/o ante sí mismas? ¿Por qué «A veces me sorprendo de lo vieja que soy«? Hombres y mujeres, ricos y pobres, jóvenes y viejos.
  8. Juegos de niños. Aunque desde las primeras líneas la narradora apunta al desenlace de la historia , éste no se muestra hasta las dos últimas páginas ¿Cómo determina ese suceso la vida las protagonistas?  ¿Por qué Marlene se convierte en antropóloga?  ¿Qué poder tiene Verna? ¿Por qué Charlene pide a Marlene que vaya a ver al Padre Hofstrader? ¿Por qué  «Lo hecho, hecho está»? Sobre la culpa y el perdón, la crueldad y la compasión: ¿Cómo puedes echarle la culpa a una persona por haber nacido así? ¿Acaso tiene ella la culpa?
  9. Madera. Érase una vez un bosque, y un leñador… ¿Qué crees que está pasando, de verdad,  en esta historia?
  10. Demasiada felicidad. Aparentemente distinto de los relatos anteriores ¿en qué coincide con ellos? ¿Cómo se expresa la ambición y la frustración de Sofía? ¿A qué renuncia y a qué no quiere renunciar? «Esto le permitirá descansar un poco si se le hace pesado el viaje»  ¿Qué pueden significar sus últimas palabras  «Demasiada felicidad»?
El mundo de Cristina, de Andrew Wyeth

El mundo de Cristina, de Andrew Wyeth