Por Ana Abello Verano
David Roas
David Roas FOTO DE RICARD CUGAT
David Roas y la distorsión fantástica
David Roas ha consagrado su carrera investigadora al estudio de la literatura no mimética, y en concreto, a lo fantástico, un género que, citando sus propias palabras, se caracteriza por la «irrupción de lo sobrenatural en el mundo real, y sobre todo, por la imposibilidad de explicarlo de forma razonable». Es profesor de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad Autónoma de Barcelona y director del GEF (Grupo de Estudios sobre lo Fantástico), cuyo objetivo es visibilizar la presencia de lo fantástico en manifestaciones artísticas diversas, tales como narrativa, cine, teatro, cómic, televisión y videojuegos.
Ha desarrollado una extensa obra académica que lo avala como uno de los más célebres especialistas de literatura fantástica a nivel internacional. Entre los muchos méritos que se podrían mencionar en esta línea, estarían su labor como coordinador de Teorías de lo fantástico (2001) e Historia de lo fantástico en la cultura española contemporánea (1900-2015) (2017), así como su conocido estudio Tras los límites de lo real. Una definición de lo fantástico (2011b), que recibió el IV Premio Málaga de Ensayo. A ello se suma la edición o coedición con Ana Casas de una serie de antologías de referencia en este ámbito: El castillo del espectro. Antología de relatos fantásticos españoles del siglo XIX (2002), Cuentos fantásticos del siglo XIX (España e Hispanoamérica) (2003), La realidad oculta. Cuentos fantásticos españoles del siglo XX (2008) o Las mil caras del monstruo (2018).
Al margen de su faceta como investigador de lo fantástico, también ha puesto de relieve su habilidad y originalidad en el cultivo de esta estética. Forma parte de un nutrido grupo de escritores españoles que ha encontrado en los preceptos de lo insólito un idóneo ángulo de visión para abordar las grietas incomprensibles de la realidad y la complejidad del individuo en el mundo contemporáneo. Se ha convertido, pues, en una de las voces más representativas de la última narrativa no realista. Es autor de las novelas Celuloide sangriento (1996), parodia de los tópicos del género negro, y La estrategia del koala (2013), así como del libro de crónicas humorísticas Meditaciones de un arponero (2008). No obstante, las formas de lo fantástico se despliegan con más fuerza en su producción cuentística: Horrores cotidianos (2007, Premio Setenil al mejor libro de cuentos del año), Distorsiones (2010), Intuiciones y delirios (2012), publicado en Perú, Bienvenidos a Incaland® (2014) y su última publicación hasta el momento, Invasión (2018). Todos estos libros, publicados en su mayoría por el sello editorial Páginas de Espuma, demuestran su predilección por el oficio de cuentista, ya sea bajo la forma del relato breve o del microrrelato. No se puede olvidar, a este respecto, que sus ficciones han sido incluidas en Perturbaciones. Antología del relato fantástico español actual (2009, edición de Juan Jacinto Muñoz Rengel), Mutantes. Narrativa española de última generación (2007, edición de Julio Ortega y Juan Francisco Ferré), No entren al 1408: Antología en español tributo a Stephen King (2013, edición de Jorge Luis Cáceres) o la recientemente publicada Diodati. La cuna del monstruo (2018, edición de Francisco Javier Guerrero), entre muchas otras.
Génesis
Un movimiento casi imperceptible agita el fondo del callejón. El movimiento se transforma rápidamente en sombra. La sombra se hace carne. El monstruo levanta su cabeza hacia el cielo y brama. Y la intolerable realidad deja de tener sentido, una vez más.
[Relato incluido en el libro: «Intuiciones y delirios» / David Roas.– 1a ed.– Lima : Micropolis, 2012. (Microrrelatos ; 8) ISBN 978-612-46004-7-0]
Si valorásemos en conjunto la producción cuentística de David Roas, podríamos afirmar que está marcada por una serie de elementos que permiten hablar de una poética propia:
- La búsqueda de unidad en los volúmenes de cuentos.
- La imbricación fluida entre la materia ficcional y los fundamentos de lo fantástico, que el autor conoce en profundidad. Siempre conviven la faceta de creador y de estudioso.
- La irrupción de lo sobrenatural, de lo misterioso, en el territorio de lo doméstico. Perspectiva desfigurada de la realidad.
- El gusto por lo terrorífico y lo grotesco.
- El absurdo kafkiano y el escepticismo.
- La representación de lo monstruoso, con una gran riqueza de matices. Es frecuente que el núcleo familiar sea el lugar propicio para reflexionar sobre lo monstruoso.
- Una gran variedad de motivos fantásticos, entre los que destacan los siguientes: el doble, la autoficción fantástica, la metaliteratura y las reflexiones sobre el proceso creativo, las distorsiones espacio-temporales, los fantasmas o seres de otro mundo que asumen la voz narrativa de los escritos.
- El humorismo muy marcado.
- El manejo de artificios paródicos e irónicos que se combinan con lo fantástico y no suponen una devaluación del sentimiento de miedo metafísico.
- La presencia de innovadores entramados intertextuales y procesos de reescritura.
- Constantes referencias ya no solo a productos literarios, sino también musicales, cinematográficos y televisivos que discurren con naturalidad en sus composiciones, jugando con lo erudito y lo popular a un tiempo.
- Personajes que, envueltos en un marco donde prima la decepción y la apatía, revelan muchas veces el horror que puede esconder la rutina y la condición absurda de la existencia.
Conferencia del autor
David Roas ha visitado la Universidad de León en diversas ocasiones para reflexionar sobre las categorías de lo insólito y las vías por las que transcurre la nueva narrativa fantástica. No obstante, el año pasado, en el seno del II Congreso Internacional Figuraciones de lo Insólito en las Literaturas Española e Hispanoamericana (siglos XX-XXI), ofreció una conferencia en la que explicó de manera detallada su propia forma de concebir y cultivar lo fantástico: Puedes ver el vídeo de la conferencia «El camino hacia la distorsión. Una poética de lo fantástico«
Entrevista al autor en El Cultural.com (Martes, 9 de octubre de 2018):
Escribo fantasía para dar sentido a la realidad»
Invasión
En la consulta del doctor Schrödinger (Relato encontrado)
Por favor, espere a ser atendido y no abra la puerta.
Puede haber una persona dentro, y podría ser usted.
[Relato incluido en el libro «Invasión» / David Roas.- 1a ed.- Madrid : Editorial Páginas de Espuma, 2018. (Voces / Editorial Páginas de Espuma ; 257. Literatura) 978-84-8393-236-0]
Estructura y contenido de Invasión
Invasión es un volumen de cuentos que apuesta, siguiendo la trayectoria literaria del autor, por la distorsión y esos límites difusos entre la normalidad del día a día y la aparición de lo inquietante. No hay que olvidar que lo fantástico busca, desde sus inicios decimonónicos, quebrantar los códigos hermenéuticos y cognitivos del lector. Y en eso Roas es un auténtico maestro, con unos rasgos escriturales que lo convierten en uno de los representantes más genuinos de la ficción no mimética actual. El propio autor sostiene que «el relato fantástico sustituye la familiaridad por lo extraño […] destruye nuestra concepción de lo real y nos instala en la inestabilidad y, por ello, en la absoluta inquietud», pero en esta obra, si bien está muy presente la materia fantástica, es posible observar un mayor peso del terror y el horror en todas sus dimensiones.
“Invasión”, de David Roas
La obra presenta una estructura tripartita, que responde a distintas formas de invasión. Así, el acecho de lo ominoso, como sugiere la portada a través de la impactante imagen de un niño zombi en lo alto de un tobogán, afectará a «Objetos» y a «Cuerpos», persistiendo en la última sección del libro, «Cuentos contados», a través de la óptica paterna.
El libro comienza con un conjunto de citas de Elena Garro, Edward Gorey, Thomas Ligotti e Ignacio Padilla. El uso de paratextos es algo frecuente en la prosa de Roas y, en muchas ocasiones, supone un avance significativo de lo que el lector encontrará en las páginas del libro. Es lo que ocurre con el siguiente fragmento del mexicano Ignacio Padilla, que incide en cómo la cotidianeidad puede derivar en cualquier momento hacia lo desconcertante:
La mente nos protege de la realidad, pero el ángulo del horror se encuentra siempre a escasos grados de nuestra rutina, aguardando el momento en que algo o alguien nos empuje de golpe a verlo todo desde una dimensión distinta, desde ese punto secreto en el que de pronto ha ocurrido una inversión acaso mínima, acaso risible, que sin embargo termina por exhibir una verdad inquietante.
(Ignacio Padilla, «Of Mice and Girls», en El androide y las quimeras)
Las diecinueve historias breves que componen Invasión van trazando universos absurdos y delirantes que emanan del espacio doméstico, del entorno que rodea a los personajes o del propio individuo. Algunas guardan concomitancias con relatos recogidos en Distorsiones, como el que inicia el volumen, que recuerda a «La casa ciega» por retomar el motivo del espacio como fuente de desasosiego. Otras se inspiran en experiencias vividas por el propio autor o parten de su peculiar visión de la realidad, como «La casa vacía», ambientada en Providence, «Agua oscura», homenaje al personaje de Frankenstein, o los cuatro microrrelatos finales.
Trophy hunter (Tilo Uischner)
Por las páginas del libro transitan niños aficionados a construir féretros, dentaduras postizas parlantes, editores destinados a comerse sus propios libros, dobles, muñecas animadas que revelan toda su perversión sexual, alfombras que albergan misteriosas entidades, habitaciones de hotel malditas, resucitados personajes decimonónicos o plagas de hormigas que, a través de la masificación, se acaban convirtiendo en una parte más de nosotros mismos. A ello se añaden distorsiones en la órbita temporal, paisajes apocalípticos repletos de criaturas sin conciencia y niños que descubren el poder multiplicador de los espejos.
Asimismo, la poética roasiana se inscribe en una tradición no realista que remite a las propuestas estéticas de Howard Phillips Lovecraft, Edgar Allan Poe, Mary Shelly, Stephen King, Rod Serling o Georges A. Romero, sin olvidar a Cristina Fernández Cubas, Eduardo Berti o su coetánea Patricia Esteban Erlés.
Con esta publicación, David Roas vuelve a hacer gala de su talento creativo para explorar y experimentar las nuevas vías de lo fantástico, al tiempo que demuestra que las manifestaciones de lo monstruoso no están tan lejos como queremos creer
Lectura:
Con el fin de acercarnos a Invasión y poner en común las distintas impresiones que nos han suscitado los relatos de David Roas, trataremos de responder a las siguientes cuestiones. Estas, a modo de orientación para guiar el coloquio, nos permitirán profundizar en los particulares mundos ficcionales del autor, incidiendo en sus aspectos más relevantes y enriqueciendo la lectura individual que cada uno ha realizado.
- ¿Qué pesadillas, traumas o miedos inconfesables laten tras las historias a las que da forma David Roas? Si bien todos los relatos se desenvuelven en el territorio del terror fantástico, hay alguno que destaca, quizás, por su tendencia hacia lo desagradable ¿Qué invasión te suscita más miedo, más malestar? ¿Te ha recordado a alguna otra ficción?
- ¿Qué te parece la utilización de la ironía y el humor en la representación de acontecimientos anclados en el territorio del terror? ¿Esta combinación te resulta efectiva?
- En Invasión, Roas establece continuos guiños y rinde tributo a grandes creadores de lo insólito, de los que se siente, en cierta medida, deudor y un profundo admirador. ¿A qué autores homenajea y cómo se establece el diálogo intertextual?
- En diversos relatos, el autor recurre a las relaciones familiares y a la figura del niño como eje central o protagonista de la acción. ¿Qué connotaciones predominan en ese retrato de la infancia?
- ¿Qué peculiaridades tiene el niño-zombi que protagoniza el relato «Altruismo»? ¿Transgrede algún rasgo prototípico de la ficción de zombis? ¿Por qué?
- ¿Cómo calificarías la actitud de los personajes ante la irrupción de los acontecimientos inexplicables o sorprendentes que viven? ¿Cuál es su visión del mundo? ¿Ese comportamiento nos genera algún efecto como receptores del texto? ¿Nos dice esto algo de la concepción de lo fantástico que defiende el autor?