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VIII Jornadas de la Red Internacional de Universidades Lectoras sobre literatura actual

Del  25 de agosto al 1 de septiembre de 2022
e integradas en el Festival Palabra
se celebrarán las
VIII Jornadas de la Red Internacional de Universidades Lectoras
sobre literatura actual

Destinadas a  universitarios, especialistas e interesados en el ámbito de estudio de la literatura actual, pero también al público en general atraído por la temática abordada, estas jornadas se plantean con los objetivos de potenciar la lectura y escritura, tener un seguimiento de las  manifestaciones de la literatura actual y disfrutar de las letras con el conjunto de la sociedad leonesa y con quien nos quiera visitar en esos días o seguir a través de la modalidad asíncrona si se encuentran muy lejos.

Con el fin de ofrecer una enseñanza complementaria y directa al alumnado de la Universidad de León es posible formalizar la matrícula  en este curso de extensión universitaria. Pero aquellos que no necesiten certificado de créditos pueden asistir libre y gratuitamente a las sesiones

Puedes consultar  todos los datos en el
folleto informativo de las VIII Jornadas RIUl sobre literatura actual
pero nosotros te anticipamos la programación:

JUEVES 25 DE AGOSTO (Palacio del Conde Luna. 18:30 a 21:00 h.)
Palabra y pensamiento

  •  Nuria Barrios. La impostora
  •  Clara Obligado. Una casa lejos de casa  y Todo lo que crece

  

VIERNES 26 DE AGOSTO (Palacio del Conde Luna. 18:30 a 21:00 h.)
La palabra perturbadora

  • Valeria Correa Fiz. Hubo un jardín
  • Ángel Olgoso. Bestiario

 

MIÉRCOLES 31 DE AGOSTO (Palacio del Conde Luna. 18:30 a 21:00 h.)
Palabra real y palabra imaginada

  • Luis Artigue. Ficción para multitudes
  • Marta Robles. La chica a la que no  supiste amar

  

JUEVES 1 DE SEPTIEMBRE (Ayuntamiento de León, c/Alfonso V. 19:00 a 21:30 h.)
La palabra que incomoda

  • Isaac Rosa. Lugar seguro
  • Marta Sanz. Enciclopedia secreta. Lecturas en el espejo feminista

 

¿Se te ocurre una manera mejor de despedir el verano y comenzar el nuevo curso?

Coloquio: Poemas para ser leídos en un centro comercial. La ética del fragmento

Por Sara Ordás González

– Esta entrada del blog tiene fondo musical gracias a Biblioteca Digital Hispana.
Quien haya leído el libro de Luis Artigue, ya sabrá por qué… –

Las apariencias engañan, y esto es algo que hemos aprendido en la sesión de ayer. Un club de lectura, dos obras de poesía, y lo que parecía una forma complicada, hermética e inaccesible… Todas las señales nos decían que nuestra tarea no sería fácil. El respeto que ambos autores nos infundían y el temor con el que siempre nos enfrentamos a los versos podían inundar el ambiente pero, como dije al principio, no todo es lo que parece y en vez de encontrarnos ante un coloquio participativo disperso, tenso y pausado pudimos disfrutar de ricos debates, frenéticas lluvias de ideas y grandes conversaciones que hicieron que esos momentos que compartimos fueran de gran interés y atractivo.

Con la intención de organizarnos como es debido, decidimos comenzar nuestra discusión con Luis Artigue y su Ética del fragmento.

 

Las primeras impresiones afirmaban que las reflexiones sobre Safo les habían resultado un tanto lejanas o difíciles de comprender, pero reconocían que, conforme la obra avanzaba, todo parecía empezar a cobrar sentido y las tres partes en las que la obra se estructura se erguían como un todo completo e independiente.

Martin Munkácsi

Martin Munkácsi

Muy interesantes fueron todas las reflexiones que surgieron durante el comentario de la segunda parte del libro. Entre todos llegamos a la conclusión de que las mujeres a las que Luis Artigue canta vivieron en una época en la que la sociedad les permitió ser libres, esos años veinte donde la moral victoriana había quedado relegada a un segundo plano sin protagonismo alguno y en un lugar donde todos estos avances fueron aceptados y valorados como es debido: París. Una de nuestras compañeras apuntaba que para ella todas aquellas mujeres, que sabían que nadie las quería por su rebeldía, por su libertad y por su inconformismo, habían decidido quererse entre ellas. Por muy fuerte que sea, una sola es débil, pero todas juntas somos imparables (o eso nos gusta pensar). En aquel momento, nos dimos cuenta de que todas aquellas personalidades del mundo de la cultura y de la intelectualidad compartían algo más en común: todas ellas pagaron el alto precio de su libertad.

Para terminar con el comentario de las reflexiones que en torno a esta parte del libro surgieron, es necesario que apuntemos lo que una sección de nuestro club manifestó refiriéndose a ella. Se habló de femenino, no de feminista. Quizás nuestro autor, valiéndose de las mujeres a las que canta, no estuviese haciendo otra cosa más que perpetuar los estereotipos femeninos de esas mujeres que para ser fuertes tienen que estar siempre rotas. Puede que detrás de todas estas reflexiones (los comentarios a la parte del hombre de cristal escapaban a esta crítica) nos encontremos una vez más a un hombre explicándonos cómo son las mujeres.

El clímax de esta primera parte de nuestra sesión llegó cuando comenzamos a comentar todo aquello relacionado con el hombre de cristal. Numerosas preguntas volaban por nuestras mentes: ¿Quién es el hombre de cristal? ¿Cómo es? ¿Existe?… Pero tan pronto como venían se iban y llegaban las maravillosas respuestas de nuestros socios. Una de nuestras compañeras comentó que ella, que sabía de lo revolucionario del autor, decidió seguir sus mismos cauces y rebelarse ante él comenzando a leer el poemario por esta última parte. Al acabar la sesión muchos se lo plantearon también.

Todo partió del debate que la palabra “cristal” generaba. Las dudas estaban a flor de piel. ¿El hombre de cristal de Luis Artigue era así por su fragilidad, por su transparencia, por su dureza, por su capacidad de cortar…? Entre todos decidimos pensar que era por su transparencia, por su capacidad de reflejar. Con él defendimos que el autor buscaba lo humano, lo esencial de ambos géneros, lo que elimina cualquier tipo de lucha para vivir en su propia esencia, encontrando la armonía entre dos opuestos que lejos de superponerse entre sí, viven en complementariedad y paz. Nos gustó pensar que con cada poesía el escritor se desnuda y por ello fue gratificante poder conocer a Luis Artigue desde sus textos y reflexiones. Finalmente, y relacionando todo lo anterior, llegamos a la conclusión de que, lo que aquellas mujeres de Artigue y su hombre de cristal compartían era la búsqueda de lo andrógino, de lo neutral, una vez más, de lo humano.

Nos dimos cuenta de que lo político en Luis Artigue y su poemario era una constante, la gran base de su obra y como transición entre las dos fases de nuestra sesión, decidimos reflexionar acerca de lo político en Joaquín Pérez Azaústre y llegamos a la conclusión de que esta era la gran diferencia entre ambos. El autor de Poemas escritos para ser leídos en un centro comercial nos lleva de la mano por un paseo hacia sus recuerdos en el que la subjetividad es lo que aflora. No pretende con su poemario cambiar el mundo sino describirlo.

Programa de mano del Frontón Cinema de Logroño (1948)

Programa de mano del Frontón Cinema de Logroño (1948)

Compartiendo sus experiencias ante los fotogramas se propone que quizás lo que el autor pretende es hacernos ver que, todos ellos, con sus personajes y sus historias, conforman lo que hoy en día sería la mitología del «yo» posmoderno. Y esta, la palabra “mitología” fue la que más debate trajo consigo. Parece que este sustantivo tenía para nuestros lectores de todo menos connotaciones positivas. Decir que James Dean, o Paul Newman eran los Hércules de hoy en día les pareció de lo más arriesgado y no creían que bajo su esencia pudiésemos hablar de trasfondo filosófico o de contexto cultural como afirmaban que se debía hacer con un mito. Por otro lado, otros compañeros defendían todo lo contrario (qué maravillosa confrontación de ideas). Para ellos, los mitos siempre traían consigo su parte positiva y su parte negativa (una compañera nos recordó que Zeus  era  -además de otras cosas-  un violador) y que esto era algo necesario de aceptar. La mitología clásica no por ser más antigua es más válida que lo que podamos admirar en la actualidad. Los mitos son nuestros referentes, iconos en los que nos vemos reflejados. Al final, decidimos ceder entre todos y relajar la cuerda de la que tirábamos y, aceptando unos lo de los otros y viceversa, preferimos utilizar la palabra “icono” en vez de “mito”.

Gracias a las reflexiones de Joaquín Pérez Azaústre y siguiendo con el debate sobre esa mitología, pensamos que pese a ser “nueva” ya no era la de los más jóvenes socios que en nuestro club participan también. En un mundo tan cambiante como el nuestro, tan rápido, hasta la mitología (los iconos) parecen cambiar a la vez.

Escaparate de los grandes almacenes Simpsons. Toronto, Canadá, 1937

Escaparate de los grandes almacenes Simpsons (Toronto, Canadá, 1937)

Pero en algo sí que nos pusimos fácilmente de acuerdo y es que no hay nada más icónico en nuestra sociedad que un centro comercial. Por ello, y por querer hablar de mitología, es lógico que el autor  decidiese escribirnos desde allí. Me gustaría terminar este pequeño resumen de nuestro coloquio dando las gracias a todos aquellos que participaron activamente y a los que no en la sesión de ayer, una sesión en la que el tiempo se paró. Una compañera dijo en medio de nuestro fervoroso debate: “Qué afortunados somos por poder estar aquí, participar en un club de lectura como este”. Y amén.

Nos vemos en la próxima sesión (el miércoles 3 de octubre), más interesante que ninguna puesto que en ella todas nuestras dudas y cavilaciones serán resueltas por los propios autores. Hasta pronto

Te puede interesar: (Nota de tULectura)
Cornejo Portugal, Inés. (2006). El centro comercial: ¿una nueva forma de «estar juntos»? Cultura y representaciones sociales1(1), 93-127. Recuperado en 28 de septiembre de 2018, http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-81102006000100004&  lng=es&tlng=es.

Guía a la lectura: Poemas para ser leídos en un centro comercial. La ética del fragmento

 

Por Sara Ordás González

Con  Poemas escritos para ser leídos en un centro comercial y  La ética del fragmento nos adentraremos en un universo nuevo lleno de reflexión y culturalismo en el que  aprenderemos multitud de cosas nuevas y en el que descubriremos que la forma de mirar el mundo más común, la hegemónica, no es siempre la más rica ni la más interesante.

Los autores 

La biografía y bibliografía de los autores puede en ocasiones ayudarnos a comprenderlos mejor. Por ello, y antes de ahondar en las creaciones que nos conciernen hoy, vamos a ver sus “currículums”.

Joaquín Pérez Azaústre 

Joaquín Pérez AzaústreJoaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976) es  un reconocido poeta de las letras hispánicas más actuales. Tras licenciarse en Derecho por la Universidad Complutense, obtuvo una beca de creación en la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid.

Al igual que Luis Artigue, en su trayectoria literaria encontramos tanto creaciones poéticas como narrativas.

Su labor poética es cuanto menos vasta y se compone de los siguientes poemarios: Una interpretación (2001, Premio Adonáis), Delta (2004), El jersey rojo (2006, Premio Internacional Fundación Loewe Joven), El precio de una cena en chez Maurice (2007), Las ollerías (2011, Premio Internacional Fundación Loewe) y Vida y Leyenda del jinete eléctrico (2013, Premio Internacional Jaime Gil de Biedma).

Es importante decir que el nombre y la obra de Joaquín Pérez Azaústre aparece en antologías como «Anatomía poética» (2011) y «Ella está detrás del laberinto» (2016).

Como narrador, podemos resaltar sus novelas La suite de Manolete (2008, Premio Fundación Unicaja Fernando Quiñones) o Corazones en la oscuridad (2016).

Luis Artigue

Luis Artigue

Luis Artigue es un escritor leonés nacido en 1974. Tras licenciarse en Filología Hispánica en España, pudo ampliar sus estudios y conocimientos en Canadá gracias a una beca J&B en la universidad de Toronto.

Su andadura literaria comenzó como poeta pero a lo largo de su trayectoria, la narrativa también ha jugado un papel determinante. Su trabajo ha sido premiado en numerosas ocasiones con importantes distinciones en el ámbito nacional.

Entre sus poemarios destacan las obras Tres, dos, uno… jazz (2006, Premio Ojo Crítico de RNE), Los lugares intactos (2008, Premio Arcipreste de Hita) y La noche del eclipse tú (2010, Premio Fray Luis de León). Es importante decir también que su obra lírica está traducida y recogida en varias antologías.

Su primera novela fue El viajero se ha ido, como es lógico (2002) y tras ella ha escrito obras como La mujer de nadie (2007), Las perlas del loco ventura (2008) y Club La Sorbona (2013, Premio Miguel Delibes). Por si además, queréis saber más sobre el autor y todas estas novelas no os son suficiente, Luis Artigue publica ahora una distopía “repleta de humor neurótico” titulada Donde siempre es medianoche.

Para  estar al corriente de los pasos que da este escritor y  saber más de él, nada mejor que visitar su página web.

Aproximación a la poética de Luis Artigue y Joaquín Pérez Azaustre

Es verdad que la poesía es una diosa que da miedo. Cuando nos acercamos a ella siempre lo hacemos con la cautela y precaución necesarias para que no fallemos a la hora de comprenderla o sentirla. Leer poesía, y más en un Club de Lectura donde todos queremos opinar, siempre es más arriesgado que leer novela. Pero en esta ocasión contamos con la gran ventaja de poder leer y conocer a dos autores que no son solo colegas sino que a la vez son buenos amigos. Esto, como lectores, nos permite establecer conexiones entre ambos y ver si sendas formas de escribir comparten rasgos en común, o no.

Para comprender mejor la forma de escribir y sentir de estos autores es necesario que nos remontemos un tiempo atrás en la historia.

Tras la guerra civil, la poesía social inundaba el panorama poético español. Esta era una poesía profundamente ideológica y realista. De este movimiento participan autores como Jaime Gil de Biedma o Ángel Valente. Para ellos, la poesía era un instrumento cargado de poder para cambiar el mundo, con la poesía se podía denunciar la realidad que nos rodea y concienciar a todos aquellos que la leen de las injusticias sociales para así entre todos poder mejorar defendiendo a los más desamparados de la sociedad.

Al acabar la dictadura, ya en el periodo de la transición, llega lo que conocemos hoy en día como la poesía de la experiencia y tras ella la poesía de la nueva sensibilidad. La poesía de la nueva sensibilidad es, a la vez, una poesía realista y figurativa, característica que le ha permitido ser en la actualidad una de las corrientes poéticas más seguidas. Otra de las corrientes literarias que surgieron en aquella época y que en la actualidad cada día inspira a más autores es la poesía de autores como Gamoneda o José Ángel Valente, una poesía hermética y oscura. A esta nueva senda podemos adscribir en nuestros días a escritores como Blanca Andreu o Juan Carlos Mestre.

Por lo tanto, en la actualidad poética de España podemos decir que encontramos dos grupos: el de los seguidores de aquella poesía derivada de la poesía de la experiencia y el de los seguidores de la poesía más hermética. Pero como en todos los ámbitos de la vida, encontramos personas que no se quieren unir a ningún grupo y que prefieren disfrutar de las ventajas (y de los inconvenientes) de los dos a la vez. Este es el caso de escritores como José Luis Rey, Adolfo Cueto, Luis Artigue y Joaquín Pérez Azaústre.

Todas estas rara avis que no se han posicionado usan un lenguaje hermético, alejado de la realidad y cargado de metáforas de alta resolución pero al mismo tiempo se apropian del más puro realismo porque saben que también es suyo. Además, en sus obras podemos encontrar un gran culturalismo que, lejos de sobrecargar, enriquece todas las piezas.

La ética del fragmento
– Luis Artigue –

“La ética del fragmento”, de Luis Artigue

Si queremos llegar a comprender todos los límites de esta obra es necesario que conozcamos a Safo. Safo de Lesbos o de Mitilene fue una poeta griega cuyo gran atractivo en la actualidad reside en, por un lado, el hecho de que su obra ha llegado a nosotros de manera fragmentada, y por otro, en lo revolucionario de su personalidad. En la que se conoce como “Casa de las servidoras de las Musas”, un conjunto de mujeres, sus discípulas, aprendían a recitar poesía y a cantarla, entre otras muchas cosas más. Safo ayudó en su tiempo a que las mujeres tuvieran su propia voz.

Todo lo que sabemos de su vida se conoce gracias a los pocos fragmentos de sus poemas que nos han llegado hasta la actualidad, la mayor parte por tradición indirecta. El contenido de sus poemas era en gran parte amoroso y de ellos se deduce que el amor del que habla es un amor lésbico (La etimología del sustantivo «lesbianismo» nos lleva de la mano al topónimo Lesbos, ciudad de la que procedía Safo). Todo esto hace que sobre nuestra brillante intelectual vuele un velo de misticismo que atrae a cada vez más lectores y curiosos.

Luis Artigue en La ética del fragmento parte de la figura de Safo para crear un nuevo mundo poético en el que la reflexión sobre nuestra sociedad es su último objetivo.

 El libro se estructura en tres partes diferenciadas:

  1. Música de Lira en la isla de Lesbos
  2. Música Jazz-Swing en el París de los locos años veinte
  3. El hombre de cristal y otros poemas sin partitura para que evolucione el modelo de masculinidad hegemónica.

En el primer bloque todo gira en torno a la poeta de Lesbos, su vida, su complejidad, su sensualidad… mientras que en el segundo, el autor, con poemas dedicados a mujeres siempre relacionadas con el París de los años veinte, canta a la profundidad, al coraje, a la valentía y a los demonios de todas ellas. Todo ello, para terminar con una serie de poemas en los que se reflexiona sobre el tipo de hombre que debe vivir con el tipo de mujer al que antes ha enmarcado.

Características formales de la obra:

  • Ritmo roto, ajeno a las pautas métricas convencionales
  • Adjetivación brillante
  • Moderado culturalismo
  • Títulos muy largos, siempre sorpresivos

Preguntas sobre las que reflexionar:

  •  ¿Por qué el París de los años 20?
  • ¿Puede existir (o existe) el hombre de cristal? ¿Cómo es?
  • ¿Podemos hablar de feminismo con este poemario?
  •  ¿Qué relación existe entre Safo y el resto de las intelectuales? ¿Qué es lo que todas ellas buscan, persiguen?
  • ¿Podemos escuchar Jazz en esta obra? ¿Dónde?
  • ¿A qué tipo de mujer canta Luis Artigue? ¿Es ese un modelo nuevo, radical y posible o no es otra cosa que otro ideal más?
  • ¿Qué tienen en común Safo y el autor?
  • ¿Por qué la ética del fragmento? ¿Qué tiene lo fragmentado de moderno? ¿Es lo incompleto lo actual, nuestra ética?

Poemas para ser leídos en un centro comercial
–  Joaquín Pérez Azaústre –

“Poemas para ser leídos en un centro comercial”, de Joaquín Pérez AzaústreEsta obra de Joaquín Pérez Azaústre entronca directamente con un poemario anterior del autor: Vida y leyenda del jinete eléctrico, obra sobre las películas de Robert Reford con la que creaba una mitología contemporánea y lírica según el modo de hacer poesía de los novísimos. Con esta obra, Poemas para ser leídos en un centro comercial, retoma el legado de la anterior.

Para nuestro escritor, la mitología de nuestro tiempo es el cine. Por ello, a partir del canto a películas y actores icónicos, revisa la vida social e individual de nuestro tiempo, la vida del yo posmoderno, desde la atalaya de un centro comercial.

Uno de los rasgos más significativos de esta obra, y quizás el más importante, es la mirada del autor. Todo lo que leemos es a través de sus ojos, y por ello, hay que prestarle mucha más atención. Joaquín observa los grandes mitos de nuestro tiempo desde una perspectiva distinta a la habitual, desde Fredo a Gilda, pasando por Saint-Exupéry y Superman. Por ello, nos hace leer en un centro comercial, porque allí no se lee poesía, porque Pérez Azaústre ve de distinta forma hasta un centro comercial.

La obra se divide en varias partes diferenciadas en las que podemos observar distintos tipos de poemas, todos ellos construidos siempre con el mismo objetivo:

  1.  La edad de oro
  2.  Salas abandonadas
  3.  Cine épico
  4. Sesión de tarde
  5. Edición para coleccionistas
  6. Agencia de viajes
  7. Liquidación por cierre.

Características formales de la obra:

  • Al igual que sus maestros, como es el caso de Pere Gimferrer, el culturalismo es una de las constantes de la obra, pero es un culturalismo cinematográfico, no “libresco”.
  • A partir de la metáfora crea un mundo propio.
  • Lo realista y lo metafórico se funden para crear un todo, un universo completo.
  • Pese a ser una poesía repleta de imágenes, es una poesía perfectamente comprensible.

Preguntas sobre las que reflexionar:

  • ¿Puede haber profundidad o belleza en un centro comercial?
  • ¿Es la cultura que describe el autor nuestra? Si lo es, ¿cómo nos convence el autor de ello?
  • ¿Dónde están todos estos mitos hoy en día? ¿Son los verdaderos mitos de la sociedad actual?
  • ¿Cuál crees que es el tono del poemario? ¿hay en él esperanza?
  • ¿Cuál crees que es el objetivo del autor?
  • ¿Quiere el autor decirnos algo con los títulos de cada bloque de poemas? ¿El qué?
  • ¿Es un libro de poesía al uso? ¿Qué puede distinguirlo del resto?

Dado que en esta ocasión tenemos el placer de poder analizar dos obras a la vez, como lectores avispados y curiosos que somos, debemos plantearnos una última pregunta:

¿Por qué? ¿Qué tienen en común ambos poemarios?
¿Qué es lo que les diferencia?


Otros enlaces

Sin ruido. Coloquio participativo de guía a la lectura

«Sin ruido»,  de José Corredor-Matheos

Por Luis Artigue

Introducción

poetryprose

Dentro de las tergiversaciones de nuestra época se cuenta la de que hablar de conocimiento en la Universidad de hoy debe ser hablar de emplear el método científico, pero, para los antiguos, al conocimiento se accedía tanto por la vía de la razón, como por la vía espiritual poético-teológica…

De hecho, cuenta la historia que los dioses griegos se aburrían, y por eso inventaron a los seres humanos. Pero seguían aburriéndose, e inventaron el amor. Vieron que ya no se aburrían, de modo tal que decidieron probar el amor ellos mismos, y tuvieron que inventar la risa para poder soportarlo….

Y cuenta también la historia que para los griegos en principio los hombres y las mujeres éramos uno, pero un dios cicatero nos separó y por eso ahora los seres humanos vivimos así, buscando nuestra otra mitad, tratando de recomponer el sentido existencial (un sentido que acaso no sea apenas nada, pero sin el cual nos derretiríamos en la inesencialidad).

Igual que los seres humanos fuimos separados hace mucho, entonces, en las nieblas del tiempo antiguo, así también el discurso espiritual y la poesía, que fueron uno, han venido separándose desde la antigüedad.

Sí, la realidad es sólo una parte de lo que hay dentro y fuera de nosotros, y esto lo saben desde antiguo tanto las religiones como ese otro discurso espiritual que es la poesía. Por eso en la descripción, desentrañamiento y comprensión de lo que es la realidad, en la eterna antigüedad estaban juntas tanto la poesía como las religiones, pero lamentablemente estas dos, la poesía y la espiritualidad, se fueron separando hasta tomar la gran distancia que en apariencia hay ahora entre ambas en esta época en la que el racionalista y la erudición desprecian a la docta ignorancia.

Sin embargo en todas las épocas y tradiciones ha habido individuos iluminados, o buscadores de la esencia, que han tratado de volver a juntar lo que había sido separado, la teología y la poesía: en estos parámetros se circunscribe la obra y el legado casi astral de Zoroastro, el legado metafísico de Plotino, el cabalístico de Maimónides y Moisés de León, el sufí de Ibn’ Arabi, el de los compiladores de koans del budismo zen y todo el legado de los ascetas y místicos europeos, tanto los de vía purgativa, como los de vía iluminativa y unitiva, entre los que se cuenta la brillante obra de, por ejemplo, Hildegarda de Bingen, el Maestro Eckhart, San Francisco de Asis, San Benito de Nussia, Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, y también la mística heterodoxa de Miguel de Molinos y Juan de Valdés, y el legado de la mística oriental de Buda, Confucio, los Lamas tibetanos, el Vendanta Sutra de los hinduístas…

La mística cristiana se fundamenta en el silencio y la oración y busca la experiencia unitiva mediante un estado final de conciencia que teológicamente se denomina kenosis.

De otro modo la mística oriental se fundamenta en la meditación y la concentración profunda, y busca un estado de renunciación del ser y desapego de los sentidos que llaman nirvana.

De gran influencia para tres poetas de la generación del 50, José Ángel Valente, José Caballero Bonald y Antonio Gamoneda, han sido los escritos de toda la tradición mística, y en especial de la mística española de lenguaje exuberante.

De gran influencia para otro poeta no adscrito de la generación del 50, José Corredor Maheos, han sido no tanto los escritos en sí como los descritos procesos espirituales y las vías de conocimiento iluminativo tanto de los místicos orientales como los de los occidentales.

El autor: José Corredor Matheos

9788490662519En sus memorias tituladas Corredor de fondo, que abarcan su nacimiento (1929) y primeros años en Alcázar de San Juan, pasando por sus estudios, su inmersión en la vida catalana, su desarrollo profesional, su relación con el mundo del arte, con los grandes artistas españoles del siglo XX (Miró, Dalí, etc.), sus reflexiones sobre las relaciones entre Cataluña y el resto de España, y las numerosas personas y personajes que ha conocido a lo largo de su dilatada existencia hasta su actualidad, se nos presenta con exquisita ponderación como poeta, crítico de arte y estudioso de mundos tan dispares como el budismo zen o la historia del juguete. Y es que José Corredor-Matheos ha ejercido a lo largo de su vida una discreta, pero constante, labor de engarce entre geografías, figuras y ámbitos literarios y artísticos muy diversos, desde la pintura al diseño, desde la arquitectura a la cerámica, o desde la poesía a las numerosas exposiciones de las que ha sido comisario. En estas memorias el autor dibuja una extraordinaria imagen de la sombría Barcelona de posguerra, poblada de personajes favorecidos o maltratados por el régimen, a los que el autor pone ante nuestra mirada con singular viveza. A partir de los años sesenta, el autor recrea una cultura viva, mestiza y nada compartimentada, en la que aparecen creadores de la talla de Rafael Alberti, Antonio Buero Vallejo, Camilo José Cela, Salvador Espriu, Carles Riba, J.V. Foix, Antonio Saura, Eduardo Chillida, Antonio López, Salvador Dalí, Joan Miró o Antoni Tàpies.

Pero tan elocuente como lo que nos dice son sus silencios, ese no nombrar a una parte del panorama poético catalán, pues le basta el silencio y jamás cae en lo que Luis Cernuda llamó “la forma amarga del elogio” que es la descalificación, tan propia del género memorialístico.

Su obra

Su primer poemario fue Ocasión donde amarte (1953). Luego le siguieron, por citar los más importantes, Ahora mismo (1960), Poemas para un nuevo libro (1962), por el obtuvo el Premio Boscán de Poesía, Libro provisional (1967), Carta a Li Po (1975), Y tu poema empieza (1987), Jardín de arena (1994) y El don de la ignorancia (2004). En ese trayecto su poesía se ha ido concretizando en un estilo personal riguroso y austero en palabras, donde la emoción y el sentido se exponen despojados de cualquier vestimenta retórica. Estética y ética en leve comunión.

Su poemario «Sin ruido»

Se trata de un libro casi místico que comienza con el sin-ruido_9788483834961silencio y termina con el silencio, como aconsejó en su regla monástica San Benito de Nursia, y que describe un proceso espiritual sincrético sin Dios y sin ligazón unitiva (de hecho, eso le aleja de la mística cristiana y le acerca a la oriental).

Está escrito con un lenguaje contenido, cristalino y machadiano en la forma (la difícil sencillez), y así impregnado de la apuesta espiritual franciscana por la austeridad y de la apuesta espiritual benedictina por el silencio (de ahí el título de Sin ruido).

Partiendo del silencio y pasando por la renunciación, el desapego, el hacerse uno con el mundo, con el paisaje y con los muertos amados y regresando al final de nuevo al silencio, el libro describe un proceso espiritual: va recorriendo lo que el místico sincrético catalán Raimon Llul denominó escalas del ascenso y descenso del entendimiento espiritual, y va concentrando el ser al modo en que enseña la tradición taoísta, y desarrollando a la vez un panteísmo lírico que entronca con Angelus Silesius, y con la disolución de la razón lógica que pretenden los koans del budismo zen, para acabar presentándose como iluminado con sentido de misión y describiendo los llamados de misión del encomendado, llegando a su vez a entonar también un canto por la pérdida de valores de esta época, y hasta llegando a hacer una admonición en la que casi el poeta se convierte en profeta…

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Gervasio Troche

He aquí un libro de espiritualidad lírica, sincrética, audaz y excéntrica de quien repasa sin alardes las distintas escuelas místicas plurirreligiosas para proceder líricamente por decantación hasta destilar un misticismo desapegado, desnudo, personal, panteísta, ecologista, trascendente, y quizás, por momentos, evanescente…

Sí, son poemas que no terminan donde terminan las palabras; poemas en los que cada verso es un punto de partida para la meditación trascendental.

Éste es el libro de un autor cuya obra posee el regusto de lo clásico porque es en verdad un buscador de esencias que trata de reunir lo que artificialmente fue separado, la poesía y la espiritualidad, para ayudarnos a transitar nuestro propio camino interior continuo en pos del sentido de nuestra existencia.

Su legado

Es notoria la influencia de su poesía y de su concepción de la poesía en poetas de lenguaje cristalino y finura espiritual como por ejemplo Vicente Valero, el último Vicente Gallego, Agustín López Leal y Sandro Luna.

Gervasio Troche

Gervasio Troche

Luis Artigue recomienda leer…

Recientemente hemos disfrutado de la compañía, sus relatos, sus comentarios, ¡incluso sus exorcismos! en el Congreso Internacional Figuraciones  de lo insólito.  Aquí está de nuevo.

luis artigue

Luis Artigue (León, 1974) es licenciado en Filología Hispánica  y amplió estudios en la Universidad de Toronto. Ha dado a imprenta la novela iniciática El viajero se ha ido, como es lógico (2002, Linteo, Alianza bolsillo 2014 )en la cual redibujó el mundo de la bohemia femenina del París de los años 20. Sus poemarios ya agotados han sido reeditados en el volumen Empezar por el número tres : Poesía 1995-2005, al que se suman   Tres, dos, uno… jazz (2006, Fundación Jorge Guillén, Premio Ojo Crítico), Los lugares intactos (2008, Pre-textos) y La noche del eclipse tú(2010, Visor).  En la novela fantástica  Las perlas del loco Ventura (2007, Edaf) abordó en clave de humor el delirio mesiánico,  y La mujer de nadie (2008, Linteo) era una historia sobre el donjuanismo femenino en el México de los pintores muralistas. Ahora acaba de obtener el Premio Miguel Delibes novela del año en Castilla y León por Club la Sorbona (2013, Alianza Editorial).

Su obra ha sido traducida y editada en Italia y Portugal. Se le puede encontrar fácilmente en:

Estas son sus recomendaciones de lectura:

1. El bosque de la noche, de Djuna Barnes. Novela lírica y casi plástica repleta de frases con vocación  de cita literaria y ambientada en el París de los años 20. Describe de modo profundo y nada convencional el amor masoquista entre dos mujeres singulares y rodeadas de vanguardia: una perdurable novela de época que fascinó a T. S. Elliot, autor del prólogo.

2. La mujer de púrpura, de Jeanette Winterson. Novela iconoclasta sobre el juicio a unas mujeres acusadas de brujería en la Inglaterra de Jacobo I la cual, además de dibujar con maestría una época y una atmósfera, construye un personaje, Alice Nutter, adelantado a su tiempo que se nos parece un poco a todos y todas. La prosa es matizada y magnética. La historia también lo es: se trata a mi juicio de una de las narradoras más interesantes de nuestro tiempo en lengua inglesa, la cual ha puesto esta vez su talento al servicio de la novela gótica.

3. Hijos de la medianoche, de Salman Rushdie. Como bien nos ha enseñado la Teoría Literaria Poscolonial la ficción es una mirada, y la mirada más interesante de la contemporaneidad, tras tantos años de canon eurocéntrico, metropolitano, normalizador y normativo, está en los márgenes, las lejanías y las ex-centricidades. Esta novela, ejemplo insigne de la novela poscolonial y que además incluye toques de realismo mágico, es una novela histórica a su modo sobre la independencia de La India y su fragmentación posterior: una novela que deja huella.

4. Hacedor de estrellas, de Olaf Stapledon. Esta novela es El Quijote de la ciencia ficción, una obra que describe una visión universal de epatante dimensión escrita con una prosa filosófica repleta de rigor léxico y conceptual. Una obra maestra.

5. Los nadadores, de Joaquín Pérez Azaustre. Hay una nueva generación de narradores en España con mucho que decir y mucho que aportar. Uno de los que más me interesa es este autor de prosa detenida, minuciosa, hiperrealista y líricamente preciosista.  Su última novela  rebosa madurez y aplomo: no os la perdáis.