Françoise Hardy. La reina del pop francés cumple 75 años (II): Preguntas, mensajes personales, evoluciones… (1971-1988)

El cambio de década supone para Hardy una evolución total, tanto estilística como musical. Françoise Hardy continuaría su carrera como cantante, reinventándose por completo en la década de 1970. Comenzó por desprenderse de la imagen de «mujer sofisticada» que su antiguo novio, Jean-Marie Périer, había creado para ella. Françoise Hardy, más madura, emergería de las cenizas y exigiría interpretar canciones que reflejaran su ser interior, en lugar de melodías pop que irían bien en las listas de éxitos.

A lo largo de su carrera, la mayoría de los arreglos de sus canciones han tendido hacia la exuberancia, aunque de una manera exquisita. «La Question» (1971) es uno de sus trabajos más escasamente producidos, por lo general, se encuentra su voz acompañada por poco más que una guitarra acústica, toques de bajo y una orquestación muy sutil. Gran parte del ambiente del disco se puede atribuir a la cantante, compositora y guitarrista brasileña Tuca, que tocó la guitarra, hizo arreglos y coescribió la mayoría de las canciones, aunque Hardy contribuyó a la composición de algunas pistas. Es uno de sus mejores trabajos posteriores a su producción de los sesenta, para muchos el mejor. Pocas veces su voz sonó más susurrante y seductora.

«La Question» se convertiría en un álbum de culto. A pesar del hecho de que no tuvo un gran impacto comercial, la prensa lo calificó como una obra maestra absoluta. Hardy parecía estar completamente impasible por las malas ventas de sus álbumes, prefiriendo encontrar una audiencia que respetara su verdadero ser, en lugar de millones de admiradores que fueran seducidos por una imagen superficial.

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Fotografía: Catherine Rotulo (1974)

Habiendo dejado el sello Sonopresse, Françoise Hardy firmó en 1973 con la discográfica WEA. La cantante regresó pronto al trabajo en el estudio, grabando un nuevo álbum, uno de los mejores de su carrera, «Message personnel» bajo la dirección de Michel Berger. A pesar de varias diferencias artísticas entre la pareja durante las sesiones de grabación, que fueron cada vez más difíciles, el álbum demostró ser un gran éxito comercial y crítico. De hecho, la canción principal del álbum, «Message personnel», se convirtió en una de las canciones más icónicas de Françoise Hardy. Fue su tabla de salvación a nivel personal y artístico.

Mientras tanto, la relación de Françoise Hardy con Jacques Dutronc era una especie de montaña rusa que desequilibraba profundamente a Hardy. Comenzaban a llevar vidas cada vez más separadas. Dutronc no solo estaba continuando una exitosa carrera como cantante, también había comenzado una carrera de actor y se estaba convirtiendo rápidamente en una importante estrella del cine francés. El hecho de que casi nunca tuvo tiempo para pasar con Françoise pronto comenzó a poner una tensión cada vez mayor en su peculiar relación. Sin embargo, la pareja logró sobrevivir y el 16 de junio de 1973, Françoise dio a luz a un hijo llamado Thomas. Después del nacimiento de su hijo, Jacques se mudaría a vivir con Françoise y la pareja comenzó a pasar más de tiempo juntos.

En 1974 regresó al estudio para comenzar a trabajar en su nuevo álbum titulado «Entracte». Este es el más introspectivo y retraído de todos los álbumes de Francoise Hardy. Con aires folk-rock, es una especie de catarsis personal, de registros en el diario de una mujer herida. Jean-Marie Périer también participó en los preparativos para el nuevo álbum, diseñando la portada tal como lo había hecho para todos los trabajos anteriores de Françoise Hardy. (Esta sería la última ocasión en la que Périer diseñó para su ex pareja). «Entracte» ha sido cruelmente ignorado a lo largo de los años y es un trabajo esencial en la discografía de Francoise Hardy. Fue un fracaso comercial y ella no regresó al estudio de grabación hasta tres años después.

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Francoise Hardy, Michel Berger y France Gall (1975). Fotografía: PICOT / Gamma-Rapho

Sin embargo, en 1977 Françoise Hardy iba a hacer una gran reaparición después de conocer al músico Gabriel Yared a través de un amigo editor. Yared, un gran fanático del trabajo de la cantante, se ofreció a trabajar en un nuevo álbum con Hardy, creando todos los arreglos musicales. A pesar de sus disputas en el estudio, Françoise y Gabriel Yared continuaron trabajando juntos hasta 1982, y su colaboración produjo otros cuatro álbumes.

Sin embargo, el álbum «Star», que contó con excelente material de prestigiosos compositores como Michel Jonasz, Serge Gainsbourg, William Sheller y Catherine Lara, fue un gran éxito. Lanzado en el sello Pathé-Marconi (con quien Françoise acababa de firmar un contrato de 3 años), «Star» reveló un lado completamente nuevo de la cantante. Y Françoise Hardy pronto se hizo extremadamente popular entre toda una generación que nunca habían oído hablar de su trabajo en los años sesenta. De hecho, «Star» catapultaría a Hardy de nuevo a los medios de comunicación y las ventas de discos pronto empezaron a despegar de una manera importante.

Françoise publicó en 1978 un nuevo álbum, titulado «J’écoute de la musique saoûle». Este álbum (en el que casi todos los arreglos musicales fueron compuestos por Gabriel Yared y las letras escritas por Michel Jonasz y Alain Goldstein) marcó otro cambio de dirección musical. Françoise Hardy continuaría su carrera a un ritmo de un nuevo álbum al año. El lanzamiento de 1980, titulado «Gin Tonic», contó con excelentes contribuciones, como las del reconocido compositor Jean Claude Vannier. De todas formas, muchos críticos franceses comenzaron a expresar dudas sobre la nueva dirección que tomaba la carrera de Hardy, e incluso algunos empezaron a insinuar que el trabajo de la cantante era mucho mejor cuando ella misma estaba a cargo de la composición.

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Françoise Hardy y Jacques Dutronc (1981). Fotografía: Benjamin Auger / Paris Match

En 1981, Françoise regresó al estudio para dar los toques finales a un nuevo álbum, «A suivre». Como sus compositores habituales, Jonasz y Goldstein, estaban ocupados trabajando en otros proyectos musicales, Françoise contrató los servicios de Pierre Groscolas, Jean Claude Vannier y Louis Chedid. Gabriel Yared compuso una vez más los arreglos musicales. De «A suivre», se publicaron dos exitosos singles, «Tamalou» y «Villégiature». A pesar de este nuevo éxito, Françoise Hardy continuó alejándose de la atención de los medios de comunicación, sus apariciones públicas fueron extremadamente raras.

Después de firmar con el sello Flarenash, Hardy volvió al estudio en 1982 para comenzar a trabajar en un nuevo álbum, titulado «Quelqu’un qui s’en va». El título del álbum está tomado de la 2ª canción del disco. Esta obra es la última colaboración de Françoise Hardy con Gabriel Yared. Tres de las diez canciones del álbum están escritas por ella. Destacar que hay también composiciones de Serge Gainsbourg, Alain Souchon y el propio Gabriel Yared.

Desde el principio de su carrera, Françoise Hardy siempre había prometido que dejaría de cantar antes de los 50 años. De hecho, la cantante comenzó a preparar su álbum de despedida «Décalages» a la edad de 44 años. Durante su grabación, Françoise Hardy anunció su intención de terminar su carrera de cantante al anunciar que «Décalages» sería el último: «Lo que más me interesa en el negocio discográfico es escribir. Creo que ha llegado el momento de dedicar más tiempo a lo que me gusta y renunciar a toda la seducción [relacionada con] la promoción de un disco. No sé cómo hacerlo, no está en mi personaje. Es una profesión paradójica que exige cualidades completamente opuestas. Tienes que ser introvertido y extrovertido a la vez».

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Fotografía: Benoit Gysembergh / Paris Match (1980)

Hardy fue la autora de todas las letras, musicadas en su mayoría por Jean-Noël Chaléat.  Su esposo Jacques Dutronc compuso la excelente «Partir quand même», una canción que originalmente iba a grabar el mismo. A pesar de la evidente calidad del álbum, los fanáticos de Hardy parecían decepcionados por este trabajo final, obviamente esperando un final más grandioso que «Décalages».

Afortunadamente, «Décalages» no fue el punto final de la carrera de Françoise Hardy, Hubo que esperar a mediados de los noventa para volver a disfrutar de su música. Esta última etapa mantiene la esencia de su estilo musical, pero adaptándose perfectamente a los nuevos sonidos imperantes, y siendo sorprendida por las incontables muestras de admiración por músicos ya consagrados, e incluso, por músicos mucho más jóvenes, con los que acabaría colaborando.

La Question (1971)

Rêve (1971)

Message Personnel (1973)

L’habitude (1973) Dueto con Georges Moustaki

Je Suis Moi (1974)

Comment Lui Dire Adieu (1976) Dueto con Jane Birkin

A Vannes (1977)

Star (1977)

J’écoute de la Musique Saoûle (1978)

Gin Tonic (1980)

Tamalou (1980)

Sentimentale (1981)

Villégiature (1981)

Tirez Pas Sur l’ Ambulance (1982)

Quelqu’un Qui S’en Va (1982)

Laisse Moi Rêver (1988)

Partir Quand Même (1988)

Jack Grelle (31/Enero/2019) Músico acompañante: Hendrik Roever de Los Deltonos

31-01-2019

 21 horas
 Teatro el Albéitar ULE

ENTRADAS (6 €): a partir de una hora antes del concierto en taquilla
50%  de descuento: miembros la Comunidad Universitaria, previa presentación del carné universitario y DNI

«Got Dressed Up to Be Down», el álbum publicado en octubre del 2016 por el cantante country de St. Louis Jack Grelle, dibuja una imagen de la verdadera Americana variada y profunda. Esculpido en gran parte por el honky-tonk de los años 70, el álbum, a través de diversas influencias tales como cajun, tejano, rock & roll y folk, interpreta apasionadamente estos sonidos clásicos. Las canciones están cuidadosamente elaboradas con colaboraciones de otros músicos, incluyendo al South City Three (Pokey LaFarge) y John Horton (The Bottle Rockets). Y se pueden disfrutar de arreglos de pedal Steel, piano, violín y armónica.

La capacidad de Jack para viajar por este género es un testimonio de la urgencia e inquietud de su arte. Este espíritu errante le ha llevado a más de 13 países y 3 continentes con itinerarios de gira que promedian 150 conciertos al año. Ha compartido escenario con Joe Ely, Billy Joe Shaver, Chris Stapleton y Pokey Lafarge. LaFarge, que personalmente invitó a Grelle a abrir sus conciertos muchas veces, se refirió a Jack como «poeta del medio oeste» y «un hombre renacentista atemporal». Jack también ha disfrutado de la oportunidad de juntarse con Dale Watson and his Lonestars.

El nuevo álbum de Grelle pasa del vals al two-steps y al rock, y el conocimiento y la inteligencia en sus letras siguen siendo coherentes. Las canciones de Jack van desde los tema celebrando la vida de su recientemente fallecida abuela hasta un romance en SurAmérica y muestra una integridad y valor que reflejan su educación punk rock abordando temas como la libertad en la feminidad y la tragedia de asesinatos policiales que asolan a la comunidad afroamericana.

Jack es un artista fuerte e idealista que no acepta limitaciones. Estas cualidades recientemente lo llevaron a salirse de su rol normal cuando montó una banda de acompañamiento para recorrer el Medio Oeste con los Lavender Country de Patrick Haggerty, un activista por los derechos de los homosexuales que hizo el primer álbum country gay del mundo. El impulso de Grelle lo conduce continuamente a nuevos desafíos, y él supera constantemente las expectativas. Con un nuevo álbum potente y unas cuantas fechas de su gira, Grelle está preparado para nuevos horizontes y más allá.

www.jackgrelle.com

www.facebook.com/jackgrelle

Videos:
https://www.youtube.com/watch?v=3IsAhnPXpNs

https://www.youtube.com/watch?v=OxLoSkaYSWc

Françoise Hardy. La reina del pop francés cumple 75 años (I): Los años Vogue y primeras rebeldías (1961-1970)

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El pasado 17 de enero, la reina indiscutible del pop francés cumplió 75 años. Françoise Hardy, con más de 55 años de carrera a sus espaldas, ha sido siempre el referente femenino de la canción popular francesa.

Sin lugar a dudas, Françoise fue la artista más talentosa del movimiento yé-yé. Un ícono de los años sesenta, que era, en muchos aspectos, lo opuesto a la época inquietante, desordenada y tumultuosa en la que floreció. Nunca ha estado muy segura de su voz, pero su forma de cantar, manteniendo siempre un estilo sobrio, nos conmueve con su suavidad, timidez, elegancia y romanticismo. Que sea mundialmente famosa no es una coincidencia: pocos artistas pueden presumir de haber podido escribir tantas melodías habitadas de una belleza tan pura, que a veces resulta casi inverosímil.

Françoise Hardy sigue siendo una especie de enigma, una cantante que aún no está convencida de su singular don y del efecto que ha tenido en aquellos que cayeron bajo su hechizo. «Siempre me ha sorprendido mucho que mi voz conmueva a la gente, incluso a muy buenos músicos», dice. «Sé cuales son mis limitaciones, siempre las he tenido. Pero he elegido con cuidado. Lo que una persona canta es una expresión de lo que es. Por suerte para mí, las canciones más hermosas no son canciones felices. Las canciones que recordamos son las canciones tristes y románticas».

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Fotografía: George Harris

Tanto por sus canciones nostálgicas, impregnadas de esa melancolía tan bella como casi enfermiza, su voz suave y su físico angulosamente hermoso, el público siempre quedó fascinado por lo que escondía su interior, misterioso y aparentemente fuera de lo común. Hardy, con todas sus evoluciones, ha sido una artista única e irrepetible.

Françoise Madeleine Hardy nació el 17 de enero de 1944 en París. Ella creció con su hermana Michèle, dieciocho meses más joven en un apartamento en el noveno distrito. Su madre las cría sola, con su sueldo de contable. Su padre no vive con ellas. Los visita dos o tres veces al año y paga la manutención de los hijos muy raramente. Las únicas personas con las que se relaciona la joven Françoise, son sus abuelos maternos que tienen una casa en Aulnay-sous-Bois.

Vive en un mundo agobiante y represivo. Encuentra en la música su válvula de escape. Lo único que le interesa en la vida es escuchar música. Desde las operetas con Georges Guétary, que adora desde una edad temprana, hasta el pop de Paul Anka o el ídolo de la chanson Charles Trenet. Ella retoma y canta en su habitación los éxitos de sus ídolos.

Sacha Distel y Françoise Hardy (1963). Fotografía: Albert Courand / INA

Después de haber completado con éxito el bachillerato, su padre le regala una guitarra. Comenzó a hacer canciones y se inscribió en el Petit Conservatoire de la chanson de Mireille Hartuch, una escuela de canto muy conocida en los años sesenta.

A pesar de su gran timidez y falta de confianza, se atrevió a asistir a una audición abierta organizada por Pathé Marconi, el primer sello discográfico de Francia. «Es difícil de explicar, pero aunque no creía que fuera muy buena, de alguna manera necesitaba que eso se confirmara. Necesitaba que me dijeran que debía rendirme. Además, sabía que si no aprovechaba esta oportunidad, por muy humillante que fuera el resultado, lo lamentaría por el resto de mi vida. Así es como encontré el coraje para ir».

La audición no fue un éxito, pero tampoco fue el fracaso que ella anticipó: «Me fui tan contenta de no haber sido expulsada rápidamente». Perseveró, asistió a otras audiciones y poco después, en 1961, le ofrecieron un contrato con el sello discográfico Vogue. Su sesión inicial de estudio duró menos de cuatro horas y produjo cinco canciones terminadas. Para su horror, el sello eligió una composición pop, «Oh oh chéri», compuesta por el equipo de composición de Johnny Hallyday, como la cara A de su single debut.

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Paco Rabanne, Françoise Hardy (con el mítico vestido del diseñador), Salvador Dalí y Amanda Lear (19/Mayo/1968). Fotografía: REPORTERS ASSOCIES / Gamma-Rapho

Pero el verdadero reconocimiento del público llegará la noche de la elección presidencial de octubre de 1962. Durante la espera de los resultados, Françoise interpreta «Tous les garçons et les filles». El tema impacta enormemente, vendiendo más de dos millones de copias, convirtiéndola en la estrella del pop más grande de Francia de la noche a la mañana.

En 1963, su frustración con la naturaleza impuesta del pop francés fue tal, que insistió en grabar en Londres. Allí, encontró a un productor, Charles Blackwell, y un grupo de músicos de sesión que escucharon lo que tenía que decir. «Fui feliz desde ese momento», dice ella. «Tenía la libertad de hacer otro tipo de música, no esta música mecánica en la que había quedado atrapada».

Françoise Hardy jugaba, posiblemente, en una liga propia. Hardy se separó de sus contemporáneos, tanto musical como visualmente. Las canciones de sus compañeros «yé-yés» tenían una exultante alegría de vivir y una exuberancia única. Por el contrario, incluso los números más optimistas de Hardy, tenían una calidad más madura y serena, que coincidía con su imagen más equilibrada.

Françoise Hardy y Serge Gainsbourg (1969). Fotografía: AKG-Images / Hugues Vassal

Pero ella era más que un fenómeno adolescente: sus fans incluían a los Beatles, el trompetista de jazz Miles Davis y Mick Jagger, quien la declaró su «mujer ideal». Mientras que Bob Dylan le dedicó un poema en la cubierta de su álbum de 1964 «Another Side of Bob Dylan».

En 1963, durante una sesión de fotos, Hardy conoció y se enamoró de Jean-Marie Perier, un fotógrafo que decidió cambiar su imagen tímida por algo más mundano, elegante y sofisticado. William Klein y Richard Avedon también la fotografiaron para Vogue y muchas otras publicaciones. Su rostro apareció en el Paris Match tan regularmente que se convirtió en la chica de portada francesa de los años sesenta. Françoise recientemente le dijo al New York Times, que era muy consciente de que la prensa extranjera en ese momento estaba más interesada en la forma en que se vestía que en sus canciones. André Courrèges y Paco Rabanne estaban entre los modistos que la vestían. Pero ella siempre tuvo una preferencia por el traje «Le Smoking» de Yves Saint Laurent.

En 1962 aparece su primer larga duración. «Tout le Garçons et les filles» es un álbum muy completo que rápidamente se convirtió en un clásico. Incluía temas como «Ton Meilleur Ami», «Oh Oh Chéri» o «Le temps de L’Amour», maravillosas melodías inteligentemente arregladas. Esta misma línea musical continuó con «Le premier bonheur du jour» (1963), «Mon amie la rose» (1964), «L ‘Amitié» (1965) y «La maison ou j’ ai grandi» (1966).

Françoise Hardy et Jacques Dutronc en 1967.

Françoise Hardy y Jacques Dutronc (1967). Fotografía: BESTIMAGE

La participación de Hardy en sus discos no solo se ha limitado a componer la mayoría de sus canciones, sino que siempre ha tomado parte activa en la producción y los arreglos, a pesar de haber trabajado con nombres tan importantes en la música francesa y europea como Serge Gainsbourg, Jean-Pierre Sabar, Charles Blackwell, John Paul Jones, Arthur Greenslade o el guitarrista Mickey Baker, su estilo personal siempre prevaleció en su trabajo.

Con el lanzamiento del LP «Ma Jeneusse fout le camp» en 1967 cambiaron muchas cosas en la vida de Hardy. Aunque este álbum figura en el sello Vogue, (el distribuidor del álbum), fue el primer lanzamiento de Productions Asparagus, la productora de Françoise. Asparagus fue un movimiento de Françoise para tomar un papel más activo en las decisiones de su carrera y en la producción de su material. Pero fundamentalmente, fue bien titulada, «Ma jeunesse fout le camp» («mi juventud se ha ido») era una despedida del sonido de su etapa anterior.

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Yves Montand y Françoise Hardy fotografiados durante el rodaje de la película «Grand Prix» en Londres (1966). Fotografía: KEYSTONE-FRANCE / Gamma-Rapho

En lo personal, ella rompió su relación con Perier y comenzó un romance con el cantante Jacques Dutronc. La pareja terminó formalizando su relación y tuvo un hijo, Thomas. Mientras Hardy publicó uno de los mejores álbumes franceses de la década de los sesenta, «Comment te dire adieu», que salió a la luz en 1968.

En 1970, cambiaría de sello discográfico, fichando por Sonopresse. Con él editó «Soleil», que logró un gran éxito en su época. Un álbum hermoso, inmaculadamente orquestado, con un aporte considerable del guitarrista Micky Jones y el batería Tommy Baker, quien ayudó a organizar y producir el álbum. Hardy escribió solo la mitad de las canciones, pero toda la música está en consonancia con su estilo personal. 

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Tous les garçons et les filles (1962)

Le premier bonheur du jour (1963)

Mon amie la rose (1964)

Le temps des souvenirs (1965)

L’ Amitié (1965)

Peut etre que je t’aime (1966)

Je changerais d’avis (1966)

Voilá (1967)

Des ronds dans l’eau (1967)

Comment Te Dire Adieu (1968)

A quoi ça sert (1968)

Soleil (1970)

Junior Mackenzie Band (25/Enero/2019)

25-01-2019

21 horas

 Teatro el Albéitar ULE

ENTRADAS  (6 €):  a partir de una hora antes del concierto en taquilla
50%  de descuento: miembros la Comunidad Universitaria, previa presentación del carné universitario y DNI

Hablar de la música de Junior Mackenzie no es tarea fácil, es un proyecto que fluye desde la actividad creativa de un único individuo hasta alcanzar la globalidad de un colectivo. Un arquitecto sónico que construye castillos con ladrillos de folk, rock, blues o jazz bebiendo de las aguas de la música de raíces norteamericana. No importa quién es el creador, la realidad última es la materialización de la canción. Porque eso es la esencia de Junior Mackenzie, las canciones.

Tras las buenas críticas cosechadas con sus anteriores trabajos y sus mini giras acústicas por Estados Unidos, “Files of Life” (2017) supone un paso más y una reinvención para un músico difícilmente encasillable estilísticamente que puede sentirse orgulloso de haber girado con The Kills y haber teloneado a grandes artistas internacionales como Frank Black, Richard Hawley o Zucchero entre otros, así como haber entrado a formar parte del cartel del prestigioso Festival Internacional de Benicassim su pasada edición.

En este nuevo Lp, Junior Mackenzie ha dado con dos buenas piedras de toque para seguir ampliando el ancho de banda de su música. Por un lado, ha contado con la coproducción de Dani Castelar, ingeniero de sonido conocido por sus trabajos con REM, Editors o Snow Patrol. Y, por si fuera poco, ha fichado por la agencia de contratación norteamericana Atomic Music Group, compartiendo roster con artistas como The Bellrays, Nashville Pussy, Scott H. Birman, Supersuckers y Luke Winslow-King.

Con una instrumentación suntuosa, que combina con elegancia cuerdas y teclados con guitarras, y un marcado aire cinematográfico, estas nuevas composiciones llevan a Junior Mackenzie a espacios más abiertos y evocadores. Sin desprenderse de su forma doliente de masticar las letras, ni abandonar los terrenos pantanosos y polvorientos, pero imponiéndose cada vez más las luces a las sombras. No es de extrañar que haya sido seleccionado como uno de los mejores álbumes del 2017/2018 por la prensa especializada.

Junior Mackenzie ha encontrado definitivamente su voz y su sonido en «Files Of Life». En plena madurez, con un buen puñado de canciones, cosas que decir y un sonido cuajado y pletórico de matices.

PÀGINA WEB JUNIOR MACKENZIE

Stan Getz & Joao Gilberto (Getz / Gilberto) 1964

Hace 55 años, el saxofonista Stan Getz colaboró ​​con el cantante y guitarrista brasileño Joao Gilberto, su esposa Astrud Gilberto y el pianista y compositor Antonio Carlos Jobim, para producir lo que yo llamaría el «álbum definitivo» del jazz brasileño.

Para aquellos que quieran familiarizarse con la belleza de esta fascinante fusión de sonidos, «Getz / Gilberto» es imprescindible, simplemente porque es una música atemporal interpretada por músicos atemporales en la cima de sus carreras. Este es también un álbum importante que definió una época y una cultura en la década de los sesenta, que exploraba y probaba cosas nuevas y emocionantes, como la fusión del Cool Jazz con melodías y ritmos brasileños.

La música en «Getz / Gilberto» también mostró que el jazz podría ser innovador y popular sin volverse demasiado abstracto. Era una música tranquila y fácil, con Stan Getz improvisando líneas geniales con su saxo y las voces de Joao y Astrud añadiendo una sutileza romántica a la música. Jobim puede parecer haber jugado un papel secundario en el álbum, pero este no se concibe si sus composiciones, como «So Danco Samba», «Corcovado» y el gran éxito «The Girl From Ipanema».

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João Gilberto, Tom Jobim y Stan Getz. Fotografía: David Drew Zingg

Pero no fue el primer éxito de la bossa nova pasada por el filtro del jazz. El propio Getz y el guitarrista Charlie Byrd lanzaron «Jazz Samba» dos años antes, siendo el punto de partida del boom de la música brasileña en Estados Unidos.

Lo que es sorprendente es, cómo este remanente de una era, tan aparentemente identificado como un sonido plenamente sesentero, se siente completamente actual. No es solo que los músicos de jazz sigan tocando bossa nova hoy, cincuenta y cinco años después; es que esta música todavía suena moderna, hermosa, y sencillamente perfecta.

Stan Getz y Astrud Gilberto interpretando «The Girl From Ipanema»

Tiao, Jobim, Getz, Joao, Milton

Los músicos que grabaron el álbum: Tião Neto, Tom Jobim, Stan Getz, João Gilberto y Milton Banana. Fotografía: David Drew Zingg

Enlace a la Lista de Reproducción del Álbum

José Manuel Tejedor Banda (18/Enero/2019)

18-01-2019

 21 horas

 Teatro el Albéitar ULE

ENTRADAS  (8 €):   a partir de una hora antes del concierto en taquilla
50%  de descuento: miembros la Comunidad Universitaria, previa presentación del carné universitario y DNI

En 1995, los tres hermanos José Manuel, Javier y Eva Tejedor comienzan una nueva etapa en su carrera musical, tras más de una década dedicados plenamente a la música tradicional de Asturias y tras haber conseguido más de una veintena de galardones en concursos tanto nacionales como internacionales. Tejedor comienza a componer su propio repertorio, parte básica ésta ya que sus discos se nutren prácticamente en su totalidad de sus nuevas composiciones.

En un primer momento forman un cuarteto como preámbulo a lo que sería su primer disco, Texedores de Suaños, grabado en 1999 y producido por el excepcional músico escocés Phil Cunningahm. Éste fue un debut discográfico lleno de talentos como Kepa Junkera, Michael McGoldrick, Chus Pedro, James MacKintosh (Shooglenifty), Duncan Chisholm (Wolfstone), Igor Medio…

En el año 2003 graban su segundo álbum, Llunáticos, coproducido por Tejedor y César Ibarretxe, contando con algunas colaboraciones como Kepa Junkera, Oreka TX, Igor Medio, Ibón Coterón, Lisardo Lombardía, James MacKintosh (Shooglenifty)…

En diciembre de 2006 se publica su tercer álbum, Música na Maleta, nuevo, fresco y ambicioso proyecto producido de nuevo por Tejedor y César Ibarretxe, contando en este caso con la presencia de Michael McGoldrick, John Joe Kelly (Flook), Faltriqueira, Niall Vallely, Ion Garmendia & Iñaki Plaza (Txalaparta), Igor Medio, James MacKintosh (Shooglenifty)…

En 2003 Tejedor recibe el Urogallo de Bronce que concede el Centro Asturiano de Madrid. Resulta finalista de los Premios de la Música 2004 en la categoría de Mejor Canción en Asturiano de 2003, con el tema “Andolina”. El 25 de mayo de 2004 el tema “Andolina” recibió el Premiu CPN al Meyor Cantar n’Asturianu de 2003, concedido por el Conceyu por la Normalización de la LLingua Asturiana. En 2006 reciben dos premios AMAS (premios de la música asturiana) por mejor canción y mejor álbum de música folk.

En los últimos años, Tejedor ha participado en los más prestigiosos Festivales Europeos (Festival Intercéltico de Lorient en 1999, 2003 y 2007, William Kennedy Piping Festival 2003 y 2005, Festival Celtic Connections 2001 y 2007, etc…), y ha realizado conciertos en Estados Unidos, Canadá, México, Venezuela, Francia, Italia, Portugal, Holanda, Bélgica, Escocia, Irlanda… Han teloneado a Van Morrison en Valencia y Gijón y a Sinead O’Connor en Lorient, además de haber colaborado en conciertos o grabaciones con infinidad de artistas como Phil Cunningahm, Kepa Junkera, Oskorri, Davy Spillane, Luar na Lubre, Michael McGoldrick, Carlos Núñez, Chus Pedro, Niall Vallely, Alasdair Fraser, Ella Baila Sola, Revolver, Víctor Manuel, El Sueño de Morfeo. Además, buen número de sus composiciones han sido versionadas y grabadas de nuevo por algunos de los grupos y músicos más prestigiosos del folk internacional como Sharon Shannon y Michael McGoldrick, The Tannahill Weavers, Gordon Duncan, Lunasa, Duncan Chisholm (Wolfstone), etc…

José Manuel y Javier, realizan su primera gran incursión en el mundo del cine, creando y grabando la banda sonora para la película La Torre de Suso estrenada en diciembre de 2007.

En junio de 2011 se publica Positivu, el cuarto disco de estudio Tejedor, siendo éste el primer trabajo de la andadura en solitario de los hermanos José Manuel y Javier Tejedor. Un disco que cuenta con 7 temas instrumentales donde colaboran músicos del panorama musical nacional e internacional como Rubén Bada, Iñaki Plaza & Ion Garmendia, James MacKintosh, Niall Vallely, Fraser Fifield, Horacio García, Ramón G. Morán, Miguel Herrero, Rubén Álvarez, Alberto Ablanedo, Jesús Castro; y 5 cantares interpretados por algunas de las voces más importantes del Folk nacional como Guadi Galego, Chus Pedro o Silvia Quesada. A este elenco de artistas hay que sumar la voz de la cantante irlandesa Karan Casey.

José Manuel Tejedor es el gaitero más laureado y solicitado del Principado de Asturias. Sus trabajos y colaboraciones traspasan fronteras y estilos, así como sus composiciones, versionadas por los mejores intérpretes del universo del folk.

Esta es una forma rápida de definir a un músico con un Premio de la Música Nacional y triple ganador del Trofeo Macallan, además de liderar el grupo con más proyección del Principado durante los últimos 20 años y cuatro exitosos discos, esparciendo un estilo inconfundible con giras por todo el mundo.

Grabaciones y giras con bandas como El sueño de Morfeo, Melendi, Revolver, Ella baila sola y Celtas Cortos, además de más de una veintena de colaboraciones en discos y directos con artistas como Kepa Junquera, Skye Dance, Dave Spillane, Buille, Duncan Chisholm, Donald Show, Michael Mcgoldrick,… son una muestra de su trabajo. Compone la banda sonora de la película La torre de Suso (2007) de Tom Fernández, con Javier Cámara, Gonzalo de Castro y Emilio Gutiérrez Caba, entre otros.

Ahora llega para presentarnos su último trabajo «Miraes», donde nos deja ver su lado más personal a través de nuevas composiciones. Gaitas, wistles, violín, piano, bouzuki, guitarras y percusiones. Todo ello aderezado con un toque actual definiendo este nuevo sonido

La gran pasión de Enrique VIII. Su faceta como músico y compositor

Retrato de Enrique VIII (1540) por Hans Holbein el Joven

Enrique VIII fue un verdadero príncipe renacentista. Fue educado en los clásicos, y habló y escribió en varios idiomas con fluidez, incluido el latín. Estudió filosofía y religión, y con frecuencia tuvo debates acalorados con los pensadores de la época. En su juventud fue un auténtico atleta y era experto en las artes de la guerra. Escribió prosa y poesía. Pero su verdadera pasión siempre fue la música.

Enrique VIII es uno de los personajes históricos más conocido, incluso para un público poco conocedor de los entresijos de la historia. Su peculiar vida, en especial su agitada vida amorosa, con seis matrimonios a sus espaldas, ha sido ampliamente difundida en la literatura, en el cine y en la televisión. Pero probablemente un aspecto menos conocido de este colorido personaje, fue su habilidad como músico y compositor.

Nacido en 1491, Enrique recibió una excelente educación por parte de los tutores más destacados de la época. Sagudino, el embajador de Venecia, le describe así: “Habla francés, inglés y latín, y un poco de italiano, toca bien el laúd y el clavicordio, canta leyendo de libro, tensa el arco con más fuerza que cualquier hombre de Inglaterra y justa de maravilla”.

Pronto desarrolló un amor, que sería de por vida, por escuchar, interpretar y componer música. Era muy respetado como músico y era un cantante muy competente. Consiguió reunir en torno a él a muchos de los mejores músicos y compositores, que se sintieron atraídos por este centro de cultura musical, algunos provenientes de otras partes de Europa. En el apogeo de esta comunidad musical, Enrique tenía casi cien músicos y compositores a su entera disposición. Estaban muy organizados, turnándose para proporcionarle al Rey una banda sonora casi constante en su día a día. Todo este despliegue entretendría su apetito aparentemente insaciable por la música.

Lo más fascinante era su capacidad compositiva. Escribió muchas piezas musicales, aunque lamentablemente parte de ellas se han perdido, incluyendo muchas de sus misas y canciones. Un testimonio de su capacidad como compositor es la popularidad con que disfrutaron algunas de sus piezas, que se extendió desde su corte, a través del reino hasta llegar al continente. Y no solo en vida. Algunas de sus canciones han pasado de generación en generación y aún hoy son conocidas e interpretadas frecuentemente.

Una extraordinaria colección de su música se conserva hoy en la British Library de Londres; El llamado «Cancionero de Enrique VIII». Este libro contiene más de 100 composiciones, 33 de las cuales fueron escritas por el propio Rey. Este manuscrito nos brinda una visión sorprendente del compositor en su progresión como tal, y nos lleva desde sus primeros trabajos de juventud, a sus composiciones extremadamente maduras y complejas de adulto.

Partitura original de «Pastime with Good Company», ubicada en la British Library (Londres)

En esta colección se encuentra el mayor “éxito” de Enrique, una canción escrita en 1509 poco después de su coronación, titulada «Pastime with Good Company». Tan popular fue esta melodía tan pegadiza, que se popularizó fuera de la corte y se difundió rápidamente, convirtiéndose en un éxito nacional. La gente lo cantaba en las calles y en las tabernas y en poco tiempo viajó al resto de Europa. También soportó el paso del tiempo, transmitiéndose oralmente a las generaciones posteriores.

La canción también ha sido objeto de numerosas versiones contemporáneas en los últimos tiempos. Renombrada como “Past Times with Good Company”, se incluyó en el segundo álbum del grupo Blackmore´s Night. Esta banda fue creada a finales de los años noventa por el guitarrista Ritchie Blackmore, miembro que fue de Deep Purple y Rainbow. Dicho grupo practica un folk rock de inspiración renacentista y medieval.

La canción también fue interpretada por la banda Jethro Tull, fruto sin duda del enorme interés que siempre demostró su líder Ian Anderson en el folk inglés. Esta canción aparece en la remasterización realizada en 2004 del álbum de 1979 “Stormwatch”. En este caso, la canción se conoce como “King Henry’s Madrigal”.

SELECCIÓN DE COMPOSICIONES DE ENRIQUE VIII

THE KING’S SINGERS (PASTIME WITH GOOD COMPANY)

BLACKMORE´S NIGHT (PAST TIMES WITH GOOD COMPANY) 2002

JETHRO TULL ( KING´S HENRY MADRIGAL) 1979