Pioneras del Rock Femenino (III): Shelly y Nueva Generación (1968-1969)

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Hoy el recorrido por aquellas aguerridas pioneras del rock llega a España. No estamos hablando de una banda enteramente femenina, sino de una solista y su banda de acompañamiento, formada en su totalidad por hombres.

Shelly (María de la Concepción Gutiérrez Lobo), era una venezolana de padres españoles que llevaba tiempo establecida en Madrid. Había estado pululando por varias formaciones. A los 19 años se convirtió en la vocalista de la banda madrileña Los Driblings, que posteriormente se convirtieron en Nosotros.

Tras unas cuantas actuaciones por las discotecas madrileñas con un repertorio que va desde el soul hasta los ritmos brasileños. En un momento dado, Maryní Callejo, extraordinaria productora, y una de las responsables del éxito de Los Brincos, se fija en Shelly y decide lanzar una formación bajo su liderazgo.

«I’m a Poor Girl (1968)

Su primer sencillo apareció en septiembre de 1968, con las canciones «Mr. Train, Hurry up!» / «I’m a Poor Girl», con la producción del líder de Los Pekenikes, Alfonso Sáinz. La original propuesta musical de la banda, una mezcla de soul, rock, y un punto psicodélico, todo ello unido a sus enérgicos y arrolladores directos y actuaciones en televisión, hacen que no pasen desapercibidos.

Pero sobretodo hay que destacar la figura de Shelly. Una voz potente, que a veces recuerda a Janis Joplin, pero a la vez dúctil y maleable. Todo unido a su hinóptica forma de bailar y de moverse en el escenario, la convirtieron en un fenómeno casi único en el mercado musical español. Donde las escasas figuras femeninas dedicadas a la canción, lo más que solían hacer era un almibarado pop que nada tenía que ver con el potente sonido de Shelly, en total concordancia con lo que se grababa fuera de nuestras fronteras.

Todo ello les llevó a publicar su segundo single en diciembre de ese mismo año 1968, con las canciones «La Mujer Diablo» / «I’m Just a Fool». Precisamente, esta última canción la interpretaron, en un desértico Estadio Santiago Bernabéu, en la película de Iván Zulueta «Un, dos, tres, al escondite inglés» junto a otros temas de otros grupos españoles del momento. Esta cinta es realmente una cápsula del tiempo del sonido de la época.

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La Mujer Diablo (1968)

I’m Just a Fool (1968)

En la primavera de 1969, y producido, como el anterior single, por Pepe Nieto. Aparece el que será su último sencillo. Traería como cara A, su canción más recordada, «Vestido Azul», versión de un tema a ritmo bossa nova compuesto por Nonato Buzar, y popularizado por Wilson Simonal; como Cara B «¡No puedo olvidarte, chico!», de un tono parecido, más pop, y que demuestra una vez más, que este grupo no tiene caras B, que todas se merecen ser A.

Esto es el principio del fin. Con alguna variación en su formación, se embarcan en una gira por México y EE.UU., que supone la disolución de la banda a su regreso. Se ha hablado de grandes discrepancias durante la gira, de los planes que tenía Maryní Callejo de disolver el grupo y convertir a Shelly en cantante melódica. Fue el final como grupo y el comienzo del mito.

Shelly y Nueva Generación, a pesar de lo breve de su carrera, y de su producción discográfica. dejaron un recuerdo imborrable que ha llegado hasta nuestros días, en especial en el mundo Mod, donde son venerados, y sus canciones no faltan en ninguna fiesta.

Shelly ha sido la auténtica pionera del rock femenino en España. Su voz, su enorme carisma y personalidad. Realizando una música en las antípodas de casi todo lo escuchado en España en aquella época. 50 años después, nos sigue sonando como parte de lo mejor de aquella década.

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Vestido Azul (1969)

No Puedo Olvidarte Chico (1969)

 

 

Mucho más que un poeta. La música en la obra de Juan Carlos Mestre

Juan Carlos Mestre 1

Hablar de Juan Carlos Mestre es hacerlo de un creador poliédrico. De un prisma que descompone en varios haces creativos la luz de su interior. Su faceta más conocida es la de poeta, pero todo en el es poesía, solo varía la forma y soporte de transmitirla.

Mestre, nacido en Villafranca del Bierzo, León, en 1957, atesora los más importantes premios y galardones, el Adonáis y los Premios Nacionales de Poesía y de la Crítica.

A todo esto hay que sumar, el Premio Castilla y León de las Letras en su edición correspondiente a 2017, en reconocimiento a «una obra desbordante en la que se mezclan con excelencia todos los géneros literarios» además de reconocer a este autor «como artista polifacético, poeta original, imaginativo y feliz», según se manifestó en la resolución del jurado. Asimismo, el jurado acordó por unanimidad conceder a Mestre este galardón como «heredero y renovador de la gran tradición literaria berciana».

Poeta, grabador, pintor, escultor, ensayista… De mil formas nos transmite Mestre sus versos, no solamente planeando sobre un papel. Sus acuarelas, sus aguafuertes, sus esculturas, son también esa poesía que emana de su arte fecundo y generoso. Pero, siendo este un espacio dedicado a la música, ¿donde queda esta en la obra de Juan Carlos Mestre?. O quizás llevados por la admiración nos hemos olvidado del objetivo de este blog. ¿Existe un Mestre músico?

No estamos hablando de un Mestre compositor, pero la importancia de la música en su labor creativa es indudable y omnipresente. La música acompaña muchos de sus recitales. Como una compañía sutil, que se siente y no estorba, que no mancilla las palabras, sino que las mece y las acuna.

Pero si hay una imagen, pudiéramos llamar «icónica» de Mestre y la música, es cuando recita «Cavalo Morto», poema recogido en su aclamadísimo poemario «La Casa Roja», acompañado por un viejo acordeón tocado por el. La magia que el autor berciano consigue en ese momento, es muy difícil de describir, como son difíciles de describir los sentimientos. Hay que vivir ese instante de emoción, dejarse acariciar por el verbo cálido de Mestre, por el suave susurro de su acordeón. «Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo».

El poeta Juan Carlos Mestre con el cantante Amancio Prada, quien puso música a los versos de su paisano del Bierzo. - raquel p. vieco

Juan Carlos Mestre con Amancio Prada

Ha colaborado y hecho grabaciones discográficas con músicos como Amancio Prada, Luis Delgado, Cuco Pérez, José Zárate o Hugo Westerdahl con quienes ha realizado conciertos, performances y lecturas ante diversos auditorios  de España, Italia, Francia, Noruega, Finlandia, Suecia, Irlanda, Bélgica, Rusia, Lituania, Portugal, Grecia, Israel, Costa Rica, Yugoslavia, Bosnia-Herzegovina, Polonia, Reino Unido, Serbia, Ecuador, Cuba, Marruecos, China, Túnez, Argentina, Perú, Chile, Líbano, Colombia, Honduras, México y los EE.UU.

Destacar en especial dentro de su colaboración con Amancio Prada, el bellísimo disco-libro basado en las «Coplas a la muerte de su padre» de Jorge Manrique, publicado en 2010.

En 2012 Mestre estrena “La Música de las Bicicletas”, un concierto recital junto con la compositora María José Cordero. Juntos nos proponen un recorrido por un espacio armónico, donde la música y la poesía se unen en un espectáculo que reúne los elementos de un concierto, sumados a un planteamiento de puesta en escena de carácter teatral.

Fotografía: Juan Luis García

La obra de Juan Carlos Mestre, en cualquiera de sus facetas, prescinde de modas y tendencias. Es una colección de imaginarios, de ensoñaciones que se empeñan en ser reales. Una especie de hoja de reclamaciones al gran gestor de esta sociedad, donde Mestre reclama que nos devuelvan la felicidad robada. Descubran la obra de este autor imprescindible. Descubran donde germina la vida en el reseco páramo de nuestros días.

Antífona de Otoño en el Valle del Bierzo (Una Vídeocreación de Carmen Isasi sobre poemas de Juan Carlos Mestre para las VII Jornadas de Poesía de Bilbao) 2015

Juan Carlos Mestre y Amancio Prada (Al Alba) 2004

Juan Carlos Mestre y María José Cordero (La Música de las Bicicletas) 2012

Cavalo Morto (Poema de Juan Carlos Mestre de su libro La Casa Roja) Acompañado por Manu Clavijo y Juan Fernández Fernández

Jesús Gluck (1941-2018): Una Vida Llena de Música, Una Música Llena de Vida

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Fotografía: Ignacio Evangelista (SGAE)

El pasado miercoles 24 falleció el arreglista, productor, compositor y pianista Jesús Gluck a los 76 años de edad. Desconocido para la mayor parte del público. Este músico valenciano tuvo una larga y fértil carrera donde se podría destacar su paso como teclista y compositor en Los Bravos y sus composiciones para las primeras pélículas de José Luis Garci.

Gluck contaba con una sólida y completa formación musical. A los 15 años concluyó su carrera en el Conservatorio de Música de Valencia, obteniendo la máxima calificación en todos los cursos. A los 17 años se doctoró en virtuosismo de piano en el Real Conservatorio de Música de Madrid, donde obtiene el Primer premio, Premio extraordinario y Premio matrimonio Luque, dándose la circusntancia de ser la primera vez que estos tres galardones recaen en la misma persona. Poco después, amplió sus estudios en Alemania.

Coomienza su carrera profesional  como pianista. Su llegada a Los Bravos fue casi por casualidad. Tras la trágica muerte del teclista original de la banda, Manolo Fernández. Se contrata al músico inglés Pete Shelley, que solo dura dos meses en el grupo. Es entonces cuando el productor del grupo, Alain Milhaud, recurrió a él tras el fiasco de su antecesor en el grupo.

Los Bravos a principios de los setenta, ya sin Mike kennedy. Jesús Gluck es el segundo por la izquierda

Gluck vivió en primera persona la transición del grupo. En 1969 Mike Kennedy abandona Los Bravos para iniciar su carrera en solitario, que fue bastante discreta. Tras el efímero paso como vocalista de Robert Wright, la banda inicia una segunda edad de oro con la llegada de su nuevo cantante Andy Anderson.

En un futuro publicaremos una entrada analizando esta etapa del grupo. La llegada de Anderson supuso una maduraración absoluta de su sonido. y en esa evolución tuvo mucho que ver Jesús Gluck, que contribuyó de una manera decisiva tanto en su labor de instrumentista como de compositor.

Prueba de ello es el tema «People Talking Around». La mejor canción sin duda de la banda en toda su historia. Canción que fue el trampolín del renacimiento del grupo, ayudado al ganar con ese tema el afamado Festival Barbarella de Conjuntos en 1970, organizado en Palma de Mallorca por la discoteca del mismo nombre.

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Los Bravos (People talking Around) 1970

Y como muestra de la aportación de Jesús Gluck a la banda, esta trepidante versión del tema «Looking Around» del grupo Yes, auténticos reyes del progresivo, cuyo cantante Jon era hermano de Andy Anderson. La actuación es en directo, y el sonido del organo de Jesús marca toda la canción. Espectacular.

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Los Bravos (Looking Around) 1970 ? (Nunca Registrado en Disco)

Abandonó el grupo a finales de 1971, y a partir de aquí desarrolló un exitosa carrera como compositor, y sobretodo arreglista, para artistas como: Raphael, Isabel Pantoja, Emilio Aragón, Alfredo Kraus, Rocío Jurado, Lola Flores, Manolo Escobar, Cantores de Híspalis, Luis Miguel, Marisol, Concha Velasco, Paloma San Basilio y Rosa León.

También trabajó en el mundo del cine, donde se le recuerda en especial por las bandas sonoras de las primeras películas de José Luis Garci. Aquellas que fueron casi la crónica documental de la Transición. Títulos como: «Solos en la Madrugada», las dos partes de «El Crack», la oscarizada «Volver a Empezar», «Sesión Continua» o «Asignatura Aprobada».

En todas ellas le supo dar ese tono meláncolico y nostálgico tan propio del cine de Garci. El sonido de su piano, acompañando aquellos planos generales de Madrid o Gijón, son ya patrimonio colectivo de aquellas generaciones que vieron esas películas, y que tan identificados se vieron en ellas.

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Solos en la Madrugada B.S.O. (1978)

El Crack B.S.O. (1981)

Como director musical, compositor o arreglista, participó en programas de televisión como Gente Joven, Historias del otro Lado, Telecupón, Trato Hecho, Super Nanny, Furor, Tío Willy o Popstars.

Diferentes Actuaciones de Jesús Gluck Interpretando sus Composiciones

 

Tony Luz (1943-2017): Adiós al Rockero Fiel

Se nos ha ido Tony Luz. Para el gran público era casi un desconocido, pero con el se marcha una parte importante de la música española en multitud de facetas. Auténtico pionero del rock en este país, Tony pertenecía a aquella generación a la que aquel rock & roll primigenio cambió sus vidas para siempre.

Lo más destacable de su trayectoria fueron los 10 años como miembro de Los Pekenikes. Pero hubo mucho más. Tony fue de los pocos músicos que se mantuvo fiel al rock & roll clásico toda su vida. Bandas como Zapatón, Bulldog, o su última aventura, Los Silver Tones, son buena prueba de ello. También ejerció labores de productor, y fue el autor de cientos de portadas de discos, como diseñador gráfico de Hispavox. En un plano más personal, estuvo casado con la cantante Karina, para la cual compuso varios de sus éxitos.

Tras escuchar a Gene Vincent en Radio Intercontinental, comienza a aprender a tocar la guitarra con una clásica de su padre. Estudiando arquitectura conoce a otros jóvenes devotos del rock & roll y forman su primer grupo, Los Tigres, entre ellos está Luis Eduardo Aute como voz y batería. Duran un año escaso con actuaciones en varios colegios.

Los Pekenikes (Tony Luz el el Centro de la Foto)

Después de pasar una prueba, entra a formar parte de Los Pekenikes en 1961, donde permanecería una década como guitarrista. Los Pekenikes, junto con Los Estudiantes, fueron el punto de partida del rock patrio. Primero con versiones de éxitos foráneos, y ya más tarde, cansados del peregrinaje de vocalistas, Juan Pardo y Junior entre ellos, reconvertidos en grupo instrumental, logrando un éxito enorme en la segunda mitad de los sesenta.

Durante la última época de su permanencia en el grupo entabló una relación sentimental y artística con la cantante Karina, para la que compuso varios éxitos. Entre ellos, «El baúl de los recuerdos» y «En un mundo nuevo», que alcanzó el segundo puesto en el Festival de Eurovisión de 1971. Para Karina realizó lo que sería la primera de muchas producciones discográficas, el álbum «Lady Elizabeth», una de las joyas ocultas del pop español, y sin duda, el mejor álbum de la artista.

Después de abandonar Los Pekenikes realiza el servicio militar y, al salir, comienza a trabajar en el departamento de diseño gráfico del Hispavox. Gracias a sus estudios de arquitectura tenía un gran nivel como dibujante. Tras un período de inactividad como músico forma el grupo Zapatón, con el que vuelve a sus orígenes rockeros. Editan un disco en el que cabe destacar que la mitad de los temas son instrumentales.

Bulldog (Tony Luz 1º por la Izquierda)

Tras otro parón musical, aunque seguía trabajando en el diseño gráfico de discos, comienza a asistir a los ensayos de un grupo que interpreta rock & roll clásico, Cocodrilo, a los que acabará uniéndose como guitarrista y productor. El nombre del grupo se cambiaría por Bulldog, el cual está tomado de la canción de The Beatles «Hey Bulldog».

Bulldog fue uno de los grupos que despuntaron a principios de los ochenta, pero mostrando su clara influencia del rock & roll clásico y el rockabilly. Canciones como «El Ingeniero Rockero», «El Rock del 600» podían oírse con asiduidad en la radio. Además, coincidió con una época de revival del rockabilly gracias a grupos como Stray Cats o Matchbox.

En esta época también ejercerá labores de producción para grupos como Los Rebeldes, en los discos «Rebelde con causa» (1985) y «Preferiblemente vivos»(1987), y Loquillo y los Trogloditas en el disco «Mis problemas con las mujeres» (1987), además de una larga lista de grupos: Más Birras, Los Hurones, General Lee, Peter King Band, etc.

Los Silver Tones (Tony Luz último por la Derecha)

Después formaría diversas bandas a lo largo de los años. Su última aventura musical fueron Los Silver Tones. El nombre proviene de la primera guitarra eléctrica que tuvo, una Silvertone, comprada a través de sus contactos con la  base de Torrejón de Ardoz.

Los Silver Tones editan el disco «Amigo Chet» (2010), en claro homenaje a uno de sus  ídolos, el guitarrista Chet Atkins, siendo la mayor parte de las composiciones de Tony Luz y en el que mezclaron tanto temas instrumentales como canciones cantadas en castellano. 

Los Pekenikes (Hilo de Seda) 1966

Los Pekenikes (Huellas) 1967

Los Pekenikes (Cerca de las Estrellas) 1968

Karina (En un Mundo Nuevo) 1971

Bulldog (El Ingeniero Rockero) 1983

Bulldog (Rock del 600) 1983

Los Silver Tones (Olivia) 2010

Los Silver Tones (Down the Line) 2010

Rodrigo García: El Gran Trovador del Pop Español Cumple 70 Años (2ª Parte)

En 1975, Rodrigo García inicia el intento de abrirse hueco como solista en el cambiante mundillo musical de la época. Firma con CBS, y edita su primer álbum en solitario: «Canciones de Amor y Sátira», que el mismo produce.

En este trabajo encontramos todas las señas de identidad de Rodrigo. Continua con su maestría en las letras, una temática muy variada en sus composiciones, y una cierta liberación por el hecho de no compartir sus creaciones con los miembros de una banda. El lo recuerda así: «Al estar solo, ya no existía la tensión de hacer voces, que es un capricho muy exigente. En ese disco, hay letras extensas, muy protagonistas… Letras de cantautor. Y estas canciones hubieran tenido más difícil encaje en el grupo. Mi repertorio, en fin, ya no estaba sujeto al compromiso de ser aprobado ni de ser tratado en equipo».

No es el mejor disco de Rodrigo, pero temas como «Quiero que seas mi Dama» o «El Gato», no están al alcance de cualquiera.

Pero este magnífico álbum pasa casi desapercibido. Esa época fue propicia para los cantautores. Pero las composiciones de Rodrigo carecen de ese matiz político y militante que consagraron a otros músicos. Se abre un periodo de silencio de cinco años, que pudo haberse roto con una fallida reunión de CRAG. De todas formas, la espera mereció la pena, el mejor trabajo de Rodrigo estaba por llegar.

 

Rodrigo (Quiero que seas mi Dama) 1975

Rodrigo, tras la publicación de su primer disco, continua como músico de estudio y de directos, y ejerce labores de producción. Finalmente, en 1979 recibe la oferta de Movieplay para grabar su segundo disco en solitario que se publicará al año siguiente.

Titulado sencillamente «Rodrigo», es para muchos el disco más bello que haya hecho nunca este artista único. Mil sentimientos produce su escucha. De evocación del pasado, de galanteos, de amores trabajados y exhaustos. Nuevamente el autor escala cotas inalcanzables en el uso del idioma. Textos descriptivos y audaces. Todo ello acompañado con una producción impecable, un sonido limpio y cálido. Con Joaquín Torres y Eduardo Leiva a los mandos la nave. Y esa pureza casi cristalina del sonido de sus guitarras.

Muchos denominan a este disco como «el de las mujeres», por el indudable protagonismo del universo femenino. El propio Rodrigo coincide casi completamente con esta apreciación: «Desde luego que es un homenaje al universo femenino. Pero hay una canción que habla sobre un chico homosexual (Alberto del Rosario) y que, sin embargo, se titula “Charo”. Lo cual indujo a pensar, a la gente que no se fija mucho en los detalles, que el álbum estaba dedicado completamente a las mujeres. De esas canciones yo recuerdo con especial satisfacción “Laura” y “Déjame deshacerte la cama”. Hay en el álbum un tema nostálgico, “La abuelita Berta”. En la atmósfera de ese cuento inventado, aparece la condición ultramarina de finales del siglo XIX y principios del XX. Berta podría ser un personaje de Valle-Inclán.

De este álbum se extrajo un single, «Laura», sin duda una de las canciones más bellas de la trayectoria de Rodrigo. Pero a pesar de las buenas críticas, nuevamente el disco paso desapercibido. Rodrigo recuerda: “Laura” fue el single, pero en ese disco no hubo nada exitoso. El trabajo pasó, desafortunadamente, con más pena que gloria. Las pocas críticas, en general, fueron positivas, pero yo en los medios despertaba menos curiosidad o menos morbo que los iniciales CRAG. Encima, el apoyo de Movieplay fue muy tímido».

Se abre un paréntesis aún mayor con el siguiente álbum en solitario de Rodrigo, concretamente siete años. Entre medias, se produjo la añorada reunión de CRAG a mediados de los ochenta. Dos discos fueron el resultado de este reencuentro, con expectativas superiores a los resultados. Son trabajos muy dignos, pero palidecen al compararlos con «Señora Azul». El exceso de sonido «ochentero», con uso y abuso de sintetizadores, distorsiona unas canciones, que sin tanta producción hubieran sido mucho más adecuadas al sonido tradicional de la banda.

La negativa a actuar en directo, eterno conflicto en CRAG, «si no había buenos resultados» por parte de Rodrigo, fue vista por él mismo, con el paso de los años, como un error.

Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán (De Piel Trigueña) 1984

En 1986, Fonomusic propone la grabación de un nuevo trabajo en solitario, que se materializa el año siguiente bajo el título de «Solera Reservada». Este disco imprescindible se ve afectado por los constantes avatares de álbumes anteriores de Rodrigo, dando idéntico resultado: Nula repercusión y distribución.

Rodrigo comenta al respecto: «En ese disco, se notan los sonidos que entonces estaban de moda y que ahora mucha gente podrá calificar de modestos, de añejos… Tuvimos un presupuesto corto, es cierto, pero lo supimos emplear muy bien. El álbum se grabó en 120 horas de estudio: una cifra récord. Hubo buenos músicos participantes, y yo imprimí el sello de la casa a las guitarras y a los teclados… José Antonio Álvarez Alija, por su parte, consiguió un sonido brillante y claro.  Además, en Solera reservada hay varias canciones que me parecen de primera división: “Cuarto menguante”, “Fiona”, “Sortilegio de muerte”, “Amor primero”… Reivindico, una vez más, la importancia del repertorio en cada álbum».

Repleto de momentos poéticos y musicales de altísimo nivel, como en «Cuarto menguante». Evocadores de los primeros años, como la bellísima «Amor primero». El disco es una soberbia colección de canciones que dejan buen sabor de boca no solo a los seguidores del artista, sino a cualquiera que las oiga.

A principios de los años noventa, Rodrigo se muda a Cádiz, a Chiclana de la Frontera, buscando ese atlántico que le desintoxique del asfalto de Madrid.

En esa época los miembros de CRAG vuelven a tener contacto con la idea de resucitar el grupo. Pero nuevamente las desavenencias vuelven a surgir, y Juan Cánovas abandona el proyecto. Los tres restantes editan en 1994 el disco «Rodrigo, Adolfo y Guzmán», reactivando sus actuaciones en directo.

El álbum tiene un sonido un tanto desfasado, con abundancia de bases secuenciadas. Es un trabajo agradable y digno, con momentos de gran nivel, pero no se puede comparar a sus discos anteriores. Para no ser menos, se distribuyó poco y se descatalogó pronto, siendo la difusión mínima.

En el periodo 2005-2006, hay una reivindicación de la obra de Rodrigo. Primero Emi edita un recopilatorio de CRAG, titulado «Gran Reserva», con la excusa del treinta aniversario de «Señora Azul». En 2006, Rama Lama publica un doble CD con los tres álbumes en solitario de Rodrigo. Permitiendo acceder a todo la obra en solitario hasta ese momento.

Y decimos bien «hasta ese momento» pues Rodrigo sorprende ese año con un nuevo trabajo en solitario, «El Jefe», autoeditado por el. El autor recuerda las circunstancias de la grabación del álbum: «El presupuesto faltaba, desde luego, así que, en vez de embarcar a amigos músicos en mi proyecto —tocar gratis puede incordiar—, preferí resolver con teclados la mayor parte del disco. Pero para entender tal decisión también hay que tener en cuenta lo siguiente: a mediados de los ochenta, yo empecé a componer mucho más con el piano que con la guitarra. Y a la hora de vestir las canciones, el teclado tiene un carácter de inmediatez casi indiscutible».

Y ante la falta de relevancia de la guitarra, anterior santo y seña de su obra, Rodrigo se sincera: «La guitarra casi ya no la puedo tocar, porque tengo artritis o artrosis (o lo que sea) en los dedos. Esa enfermedad, en los últimos años, me ha ido alejando del instrumento. Y es que cuando empiezas a tocar con dificultad, te desanimas. El abandono de la guitarra condiciona, evidentemente, el enfoque de mi interpretación. Asumo que en el disco faltan unas cuantas guitarras. Estaría encantado de poder seguir tocando la guitarra con la misma tranquilidad y con los mismos resultados de hace unos cuantos años…»

Rodrigo (El Jefe) 2006

Continúan las reuniones de CRAG, ofreciendo actuaciones en directo. Pero nuevamente esa plaga bíblica que afecta al grupo, las desavenencias constantes, impiden la realización de su cuarto trabajo continuo, del que creo quedará en el baúl de las quimeras imposibles.

Después de este enésimo tropiezo del grupo, se temía que efectivamente Rodrigo hubiese dicho su última palabra. Pero en 2012 comienza a grabar un álbum autoeditado y autodistribuido que se publica en junio de 2013 con el curioso título de «V: Curiosas Fijaciones en la Vocación Irremediable y otros Conflictos» que causa grata impresión a los aficionados que lo pueden disfrutar. En esta ocasión sí parece que llegamos a su disco final pues él se declara retirado.

En 2012 el lo anunciaba así: «Tengo listo el repertorio de un nuevo disco que probablemente será doble y que significará mi despedida involuntaria pero forzosa. Las canciones también estarán tratadas con escasos medios económicos. Ese repertorio es veterano, pero, a mi juicio, conserva la vigencia, dada su personalidad y su eficacia. En el nuevo álbum, volverá a cobrar relevancia el teclado. De todas formas, aun contando con las limitaciones de las que hemos hablado, intentaré que el álbum quede digno, como creo que quedó digno El jefe». 

Rodrigo (La Miel en los Labios)

Rodrigo ha editado tres libros a lo largo de los años: «Verde veronés» (1995), «El sello de la casa» (2001) y «Armis et Litteris» (2004).

La obra de Rodrigo ha estado ajena a modas y tendencias. Alérgico a convencionalismos, ha navegado como un pirata con su parche de romanticismo, atacando todas la variantes de la estupidez humana. Un artista irrepetible, cuyo desconocimiento solo nos puede producir sonrojo en este país infectado tantas veces de mediocridad.

Entrevista realizada a Rodrigo en 1985, donde repasa su obra hasta entonces

Las declaraciones de Rodrigo citadas en esta entrada, están extraídas de una entrevista realizada en 2012 en La Huella Digital

 

Rodrigo García: El Gran Trovador del Pop Español Cumple 70 Años (1ª Parte)

El pasado 10 de noviembre, cumplió 70 años un personaje imprescindible de la música popular española de los últimos cincuenta años. Rodrigo García, quizás el más excelso letrista de todo este periodo, vive en el más absoluto de los olvidos, cuando la calidad y profundidad de su obra harían palidecer a compositores mucho más afamados.

Pintor de la palabra, escultor de la melodía. Sus composiciones son auténticas filigranas, donde se desliza la pulsión amorosa, la sátira descarnada, la desolación de los paisajes humanos, la ventana abierta al sol de nuestras ensoñaciones. Nadie queda indiferente, cuando este trovador de nuestros días doma la palabra y se enseñorea del verso. Su dominio del lenguaje deja a casi todos como efímeros párvulos, balbuceado las primeras letras.

Todo ello acompañado de su voz, breve y rota, la más «Dylaniana» del pop español. Aquella que fue mascarón de proa de la saga más fértil y lúcida del pop patrio: Solera, y posteriormente, Cánovas, Rodrigo, Adolfo & Guzmán (CRAG). Auténtico Santo Grial de la música popular española.

The Speakers (Rodrigo es el 3º por la Izquierda)

Rodrigo García Blanca nace en Sevilla el 10 de noviembre de 1947. A los seis años inicia sus estudios de violín, estudios que finaliza en 1963. En esta época ya domina otros instrumentos como el piano, la guitarra, empieza a cantar y a realizar sus primeras composiciones.

Entre tanto, su familia se traslada a Colombia, donde entra en contacto con la efervescente escena musical del momento. Rodrigo forma el grupo The Speakers, que serán pronto un referente de la música criolla. Evolucionan del sonido beat de sus comienzos hasta una psicodelia fronteriza ya con el rock progresivo, cuyo mayor exponente será el álbum «En el Maravilloso Mundo de Ingeson» de 1968. Disco fundamental de la psicodelia iberoamericana, de buenas críticas y pocas ventas, que el paso del tiempo no ha hecho más que reivindicar. En este trabajo, Rodrigo toca una cantidad enorme de instrumentos, lo que demuestra su capacidad casi extraterrestre para la música: Guitarras, clavecín, maracas, tiple, piano, armónica, carillón, pandereta, gorgorita, marimba y bajo.

The Speakers (En el Maravilloso Mundo de Ingeson) 1968

Rodrigo retorna a España en 1969, donde realiza el servicio militar, y se va abriendo un hueco dentro del panorama musical como músico de estudio y de directo. Colabora con Juan Pardo, y se integra en 1971 en una de las dos formaciones de Los Pekenikes, que en ese momento sufrían un conflicto fraticida entre los miembros de la banda original.

Participa en el álbum «Ss.Ss.Ss.Q.E.S.M.», abreviatura de un formulismo de cortesía ya anticuado en la época usado en las cartas, que significa «Su seguro servidor que estrecha su mano». Dentro de este último trabajo, que cerró la época clásica del grupo, Rodrigo aporta una composición realmente sublime. «Trío» es un tema instrumental, de corte casi barroco, con dos partes muy definidas que culminan en un crescendo apoteósico.

Los Pekenikes (Trío) 1971

Ese mismo año, Rodrigo conoce a un dúo llamado José y Manuel formado por los hermanos José Antonio y Manolo Martín. Con ellos graba, como guitarrista de sesión, dos discos con una orientación folk pop. En el último coincide con el prestigioso bajista de  sesión José María Guzmán, y entre los cuatro deciden echar a andar un nuevo proyecto conjunto. Ese proyecto será Solera, primer capítulo de una saga musical irrepetible.

Y así surge Solera, y su disco homónimo, un álbum variado, con unas armonías perfectas, trufado de muchas influencias, con un sonido cercano al de la Costa Oeste de Estados Unidos. La calidad de las canciones es enorme y con esa materia prima, Rafael Trabucchelli, productor del disco, dota de una orquestación a los temas que  los envuelve, pero no quedan nunca ahogados en ella.

El disco tuvo muy buenas críticas, pero escasas ventas, falta de promoción sobretodo. Dentro del grupo, empezaron las diferencias creativas que llevaron a su disolución. Posteriormente Rodrigo y Guzmán se integrarían en CRAG, pero ese fue el siguiente capítulo de esta historia.

Solera (1973)

Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, son el grupo de culto por excelencia, junto a Vainica Doble, del pop español. Su unión en 1974 nos legó un álbum, «Señora Azul», que está esculpido en el mármol patrio con letras de oro. Disco grabado a contracorriente de las tendencias musicales de entonces.  Consiguen aunar de una manera magnífica unas composiciones brillantes con unas letras inteligentes, y por si fuera poco, contaron nuevamente con la ayuda en tareas de producción de Rafael Trabucchelli, el creador del sonido Torrelaguna. Santo y seña de la discográfica Hispavox.

Nuevamente,  a pesar del unánime reconocimiento de su trabajo, el éxito les es, de nuevo, esquivo, y tras realizar una gira acompañando a Karina (para la cuál Rodrigo también componía y producía canciones en esa época), se disuelven para seguir caminos separados.

Sin quitar mérito a nadie, la piedra angular del álbum fueron las contribuciónes de Rodrigo. Suyas son «Solo Pienso en Ti», «Señora Azul» y «María y Amaranta». Canción que narra un amor homosexual, que siempre dejó perplejo al autor que superara la férrea censura de la época.

Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán (Señora Azul) 1974

En la segunda parte de esta entrada, nos centraremos en la que fue su carrera en solitario, con fugaces nuevas aventuras con CRAG. Quizás sea la etapa del Rodrigo más personal, más sutil y emocional, pero sin perder nunca la riqueza de sus textos, donde las palabras bailan al ritmo de la batuta de este creador sin par.

Ricardo Cantalapiedra (1944-2017): De León al Mundo Pasando por Malasaña

Cantautor protesta, a veces de corte cristiano (el, que bordeaba el ateísmo), seminarista, militante comunista, escritor, periodista, guionista, cantante de boleros, gran jugador de billar… Todas estas facetas o fragmentos del puzzle vital de Ricardo Cantalapiedra, nos ayudan a entender a tan peculiar personaje. Rara avis de la música española, su obra no deja indiferente a nadie. Y aunque fue corta, en el tiempo, su peculiaridad ha hecho que se recuerde hasta el día de hoy.

Fallecido a finales del mes pasado. Ricardo Cantalapiedra nació en 1944, y pudo presumir de amistades tan dispares como Julio Iglesias o Marcelino Camacho. Esto resume a la perfección la evolución constante que supuso su vida.

De monaguillo pasó a entrar en el seminario, que posteriormente abandonó. Estudió Filosofía y Periodismo. De su militancia en organizaciones cristianas de base paso a entrar en el entonces clandestino Partido Comunista de España.

Primer single de Cantalapiedra, Editado en 1968

A partir de 1967, con su traslado a Madrid, Ricardo empieza a componer canciones religiosas. Muchas de ellas fueron cantadas insistentemente a lo largo de los siguientes años en la celebraciones litúrgicas. Esas canciones no pasan desapercibidas. Por esos años se funda el sello discográfico Pax, dependiente de la Iglesia Católica, que le ficha.

En 1968 realiza sus primeras grabaciones con tres singles de corte más social que religioso. Posteriormente grabaría dos LPs que se pueden considerar como lo mejor dentro de la canción cristiana realizada en nuestro país: “Salmos de Muerte y Gloria” (1971) y “El Profeta» al año siguiente (1972). Antes había publicado su disco menos conocido: Once Canciones” (1969), producido por Manolo Díaz. Esta obra sufrió el azote de la censura, a pesar de venir avalada por el sello episcopal.

La acción de la censura, esta es una de las constantes en la carrera de Cantalapiedra de aquellos años. Canciones que se cantaban en las iglesias y luego eran censuradas al publicarse en disco. Momentos tan esperpénticos, como censurarle todas las canciones menos una en un recital en Astorga, y cumplir con lo acordado de cantar durante una hora repitiendo constantemente la única canción autorizada con la complicidad y el regocijo del respetable.

El Profeta (1972)

En 1973 deja a un lado la canción religiosa. Graba con Phillips, y edita: “De Oca a Oca y Canto Porque me Toca”. Álbum producido por  Patxi Andión, en el que disecciona sin piedad la sociedad tardofranquista. En 1975 publica “En Casa de la Maruja”. Es un intento casi imposible de convertirse en un cantautor costumbrista, con letras muchos menos comprometidas.

A partir de aquí, Cantalapiedra inicia una lenta despedida de la canción para volcarse a tiempo completo en su vocación de escritor y guionista. Tendrá un postrero acercamiento a la música a mediados de los noventa, transmutado en Rocky Bolero. Actuando en los garitos de Malasaña, cantando canciones tristes para seducir a mujeres alegres, bajo el manto del humo del tabaco y el tintineo del hielo de los combinados.

Queda el recuerdo de este leones universal. Exegeta de un Dios en el que casi no creía. Cronista de un tiempo pasado, cuyo recuerdo es más lejano de lo que testifica el calendario.

Ricardo Cantalapiedra (Recopilatorio de sus Mejores Temas)

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Los Secretos: 10 Canciones, 10 Emociones para Recordarlos

El próximo viernes 16 de mayo actúan en León Los Secretos. Son una auténtica leyenda de la música española. Casi cuarenta años de carrera definida con una sola palabra: coherencia.

Ellos han pasado de modas fugaces, siempre han sido fieles a una idea musical, que con muy pocas variaciones, ha sido santo y seña de su trayectoria musical. Un pop emocional, pleno de contenido. Letras que hablaban de las penas y las esperanzas que jalonan la vida, de los errores, pero sin renunciar a la redención, el volver a empezar.

Ha sido una banda castigada por la fatalidad. Sus dos primeros baterías fallecieron en sendos accidentes. Pero la pérdida mayor fue la de Enrique Urquijo. Alma máter del grupo, suyas fueron las composiciones que encumbraron a esta banda. Pero la pérdida fue para todos. Con el se marcharon algunas de las mejores letras y melodías del pop español. Junto con Manolo Tena y Antonio Vega, el mejor letrista de las últimas décadas.

Más que realizar una biografía al uso de la banda, me parece más adecuado recordar esas canciones que han pavimentado los recuerdos de tantos españoles. Un homenaje a unos músicos discretos y auténticos, que consiguieron que sintiéramos cada canción que compusieron. Que levante la mano quien no se ha sentido identificado con alguna de ellas.

Joaquín Sabina los definió perfectamente: «No es ningún secreto que siempre me han gustado Los Secretos. Pero es que además me parecen ejemplares. Porque han sabido ser cada vez más ellos mismos en un país donde todo se trivializa, se maquilla, se disfraza; donde la mayoría de las canciones sirven para usar y tirar, donde la música popular de los últimos 15 años (ya lo dijo Groucho) ha ido pasando de la nada a la más absoluta de las miserias. Qué más puedo decir, que es un orgullo ser su amigo, que ha sido un honor compartir con ellos escenarios y risas y canciones a lo largo de tantos años, qué ojalá que tantos grupos que empiezan ahora, aprendieran de ellos el único secreto que atesoran los hermanos (mis hermanos) Urquijo: que la música, para ser de verdad, hay que hacerla con el corazón y no con la calculadora. Salud y larga vida, compañeros.»

Nº 10: Ojos de Perdida (1981)

Nº 9: Buena Chica (1987)

Nº 8: Sobre un Vidrio Mojado (1981)

Nº 7: La Calle del Olvido (1989)

Nº 6: Y No Amanece (1991)

Nº 5: Agárrate a mi María (1996)

Nº 4: Quiero Beber Hasta Perder el Control (1986)

Nº 3: Ojos de Gata (1992)

Nº 2: Déjame (1980)

Nº 1: Pero a tu Lado (1995)

Eduardo Rodrigo (1943-2017): Hilando Versos, Haciendo Canciones

La muerte nos rescata del olvido, aunque sea solo un momento. Esta máxima es perfectamente aplicable al recientemente fallecido Eduardo Rodrigo. La obra de este cantautor y compositor argentino, de padre español, ha quedado sumida en la nebulosa del tiempo, siendo conocido por el gran público, básicamente, por su matrimonio con Teresa Rabal, que le llevó a centrar su carrera en el mundo de la composición de temas destinados al público infantil. Suyas son las célebres composiciones «Veo, veo», «De oca a oca», «Me pongo de pie», «Palmitas con palmitas» o «El avión de Teresa».

Yo soy el primero en entonar el mea culpa. Seguramente sin la noticia de su muerte, nunca le hubiera dedicado una entrada. Hora es de reparar tamaña injusticia, y hacer una semblanza de una carrera, cuya enorme calidad es inversamente proporcional al poco conocimiento de la misma. De ese joven inmerso en su labor de folklorista, reivindicando la música autóctona de su país, hasta su evolución hacia la canción melódica.

Luis Eduardo Rodrigo nació en la ciudad argentina  de San Juan, el 15 de junio de 1943. Eduardo comenzó a escribir canciones y poemas a los 14 años. Estudió guitarra, armonía y composición, y se tituló como experto en folklore. La primera etapa de su carrera artística se desarrolló en Latinoamérica, donde publicó una veintena de discos con canciones como «Collar de Caracolas» y «Luna Playera».

En 1959, a los 16 años de edad, obtiene el Primer Premio en el Encuentro de Poetas Noveles de San Miguel de Tucumán. En 1963 es la revelación del Festival de Cosquín, Córdoba, (Argentina). En esta fecha, cursando segundo de derecho, comienza a definir su vida profesional encauzando sus objetivos hacia la música tradicional con textos nuevos y frescos en el panorama nacional argentino y comienza su carrera en Buenos Aires. Luego, Debuta en la televisión argentina. Actúa en Series, Fotonovelas y en dos películas: «Ritmo, amor y juventud» y «Cosquín, amor y Folclore».

Collar de Caracolas (1963)

De 1964 a 1969, graba 20 LPs, editando en Argentina, Chile, España, Uruguay, Venezuela, Paraguay, Japón, etc…, colocándose en los primeros puestos de las listas de venta. En esta etapa también obtiene premios en Festivales: Piriapolis, Viña del Mar y otros. Actúa en estadios tales como: Velez, San Lorenzo etc… Otros grandes éxitos son «Pedrito», “Nuestra Noche”, “Zamba de Ud”.

En 1970 realiza su primera gira europea: Italia, Francia y España. En España graba su poema premiado por Instituto de Cultura Hispánica «Los ojos de Charlie», basando el tema argumental en el suceso trágico de Charlie Manson y Sharon Tate, acompañándole una gran orquesta dirigida por el maestro Torregrosa.  En 1971 obtiene el primer premio y el de la Crítica del Festival de Almería.  En 1972 obtiene también el primer premio del Festival de Benidorm con su canción «A María yo Encontré».

En 1973 se afinca definitivamente en España, grabando para la RCA. Compone bandas sonoras para el cine y TVE, acompañándole un gran éxito con sus canciones, como: «Indio», «Por eso te quiero», «Uds. Mujeres», etc… Sus éxitos ocupan los primeros puestos en las listas españolas durante varios años. Escribe «Se necesita Presidente», una obra que critica el desarrollo político los discursos y acciones en la gestión de los países al sur de Norteamérica. Esta obra sufre la prohibición de su representación por el tinte político de la misma.

A María yo Encontré (1972)

En 1974. Codirige, produce y transforma en musical la obra teatral «Gigí» de Colette. En Madrid estuvo dos años en cartel, luego de una gira de extraordinario éxito. Obra por la cual Teresa Rabal , logra el “Margarita Xirgu”, premio a la Mejor Actriz.  En 1977, el 1º de Mayo, se casa con ella. Actriz y cantante, hija de los actores Asunción Balaguer y Francisco Rabal. La boda se realiza en una pequeña aldea murciana “La Cuesta de Gos”, campamento minero donde nació Paco Rabal. A esta boda asisten más de 6.000 invitados.

Actúa en TV y por toda España. Compone canciones para otros intérpretes, (Nino Bravo, Gloria, Antonio, los Machucambos, Teresa Rabal, etc….). Realiza las adaptaciones al mundo musical hispano de muchos temas ingleses. Compone las bandas sonoras de películas: «Ambiciosa». “La fierecilla domada” “loca por el circo”.  En 1979. Comienza a incursionar en el mundo de la cancón infantil y compone una obra musical para niños que titula «Una cigarra llamada Teresa». La estrena Teresa Rabal en el teatro de la Villa, obteniendo un gran éxito, que motiva la permanencia por varias semanas más.

Gloria (Por eso te Quiero) 1971 (Compuesta por Eduardo Rodrigo)

En 1980 el gran éxito de Teresa Rabal con los temas infantiles obliga al matrimonio a organizar sus conciertos en recintos de mayor aforo (plazas de toros, polideportivos) y deciden este año, hacerse con una gigantesca carpa para 4.600 localidades, para recorrer toda España con su espectáculo. Nace “El Circo Infantil de Teresa Rabal“ que viaja continuamente actuando por toda España, alternando con apariciones televisivas y grabaciones de discos. La gira dura diez años.

En 1984 produjo el exitoso largometraje, “Loca por el Circo”, con guión y música de él mismo, y protagonizado por su mujer.

Por estas fechas, logra colocarse entre los cuatro autores de lengua hispana más cantados en el mundo con más de mil obras musicales grabadas por diferentes artistas de diferentes nacionalidades. Entre éstas se incluyen obras musicales de teatro, televisión y 240 temas infantiles con más de 2.000.000 de copias vendidas.

El último gran éxito de Eduardo Rodrigo fue la obra de su autoría “Emmanuel”. Musical de corte religioso basado en la vida de Jesucristo, que grabó junto a su mujer Teresa Rabal, acompañados por la orquesta y coros de Televisión Española con 112 músicos, 90 voces y ballet.

Eduardo Rodrigo falleció en Madrid, el lunes 17 de abril de 2017 a la edad de 73 años.

Zamba de Usted (1964)

Indio (1972)

Teresa Rabal & Eduardo Rodrigo (Ustedes los Hombres) 1977

Emmanuel (Extracto de la Obra) 1996

 

75º Aniversario de la Muerte de Miguel Hernández: Serrat Canta al Poeta

En 1972, en el apogeo de su talento, Joan Manuel Serrat publicó «Miguel Hernández», un álbum de referencia que pone música a las palabras de uno de los más grandes poetas españoles. Serrat había conseguido una popularidad y un éxito increíbles gracias a «Dedicado a Antonio Machado» y «Mediterráneo». Fue entonces cuando decidió grabar uno de sus discos más pesimistas. No podía ser de otra manera si pretendía musicar a Miguel Hernández. Los textos elegidos cobraban mucho significado con Franco todavía en el poder. Le salió un trabajo impecable, sobrio y enérgico, en el que los versos del poeta se adaptan con una naturalidad pasmosa a los registros y las melodías de Serrat. Josefina Manresa, viuda de Hernández, agradeció tantas y tantas veces que se hubiera hecho este disco, que el propio Serrat llegó a sentir vergüenza, porque no quería restarle protagonismo a las letras.

Treinta y ocho años más tarde, con ocasión del centenario del nacimiento de Hernández, Serrat volvió a visitar la obra del poeta oriolano en «Hijo de la Luz y de la Sombra».

Joan Manuel Serrat (Miguel Hernández) 1972

Las situaciones en las que se grabaron los dos álbumes son completamente distintas. Serrat ya ha dejado de ser el huracán que volvió al mundo de habla hispana al revés entre 1965 y 1974, una influencia comparable sólo a lo que hizo Georges Brassens para la lengua francesa o Bob Dylan para el inglés. Además, la reputación de Hernández ha sufrido un cambio radical, desde ser un poeta prohibido y, por tanto, casi olvidado durante el régimen franquista, a uno de las principales figuras de la literatura española del siglo XX.

El álbum de Serrat en 1972 – Franco todavía estaba vivo y en el poder – era un gesto desafiante y revolucionario. Su álbum de 2010 es simplemente un anhelo, un tributo lleno de ternura. Sin embargo, es imposible no comparar ambos álbumes, no sólo porque su fuente y el artista son los mismos, sino también porque sus diferencias pueden ser más iluminadoras que sus similitudes. En lugar de ser «Miguel Hernández», Pt. 2, «Hijo de la Luz y de la Sombra» parece considerar la obra de Hernández desde otra perspectiva. Si el resultado final del álbum de 1972 fue contribuir en gran medida a la construcción de Miguel Hernández como símbolo de resistencia política. En su lugar, el disco de 2010 pide al oyente que preste atención a su poesía.

Joan Manuel Serrat (Hijo de la Luz y de la Sombra ) 2010

El álbum de 1972 era tan negro como su portada, su uniformidad de tono enviaba escalofríos por la columna vertebral, una historia angustiosa de sufrimiento, ira y desesperación tras otra, todo ello con austeros y elegíacos arreglos. Por el contrario, el álbum de 2010 elige en su lugar mirar la obra entera de Hernández, desde sus obras juveniles románticas hasta sus poemas sombríos tardíos, enriqueciendo esta colección con una mayor variedad de temas.

Los arreglos de Joan Albert Amargós, completamente distintos a la soberbia orquestación de Francesc Burrull en 1972, son sorprendentemente más ligeros, incluso para los textos más oscuros como «El Hambre». La comparación con una temática similar como «Nanas de la Cebolla» del álbum de 1972 es sorprendente. En particular, el uso de voces de fondo, que hubieran estado completamente fuera de lugar en la primera colección.

«Hijo de la Luz y de la Sombra» no llega a la altura de la primera aproximación de Serrat a la obra del poeta. Pero, sin embargo, esto no hace que sea un mal álbum. Lejos de ahí, es uno de los lanzamientos de Serrat más interesantes de los últimos tiempos. La voz de Serrat puede haber perdido la fuerza que tenía en 1972, pero puede moverse adecuadamente, sobre todo cuando se trata de textos que obviamente significan mucho para él, como la canción que da nombre al álbum. Huelga decir que las palabras hipnotizantes de Hernández son base suficiente para una garantía de calidad y emoción en cualquier álbum.

Las Tres Heridas de Miguel Hernández

(Documental de la Asociación Cultural Orihuela 2010)