El dieciséis de mayo de 1966 se editó uno de los discos fundamentales en la historia de la música popular moderna. Es más, para muchos críticos y aficionados es sencillamente el mejor álbum de la historia.
Con esta entrada no pretendo descubrir nada nuevo sobre un trabajo tan mítico como este, sería muy pretencioso por mi parte. Mi objetivo es dar a conocer este disco, absolutamente imprescindible, a quién no lo conozca previamente.
¿Pero que tiene este álbum para tener la consideración que tiene?, sencillamente marcó un antes y un después en la historia de la música popular. El líder del grupo, el genial Brian Wilson, impresionado por el trabajo de The Beatles con su disco «Rubber Soul», editado a finales de 1965, decidió seguir por ese camino marcado por los Fab Four, y no solo seguirlos, sino superarles.
Todo parecía tranquilo en la casa de Brian Wilson. El grupo estaba de gira en Japón y, por primera vez en tres años, Brian tenía tiempo para sí mismo. El 6 de diciembre de 1965, un amigo llegó a casa con un disco bajo el brazo. Brian estaba disfrutando de una relajada velada con algunos amigos más. «Tienes que escuchar esto, Brian… es genial», dijo. «Está bien, ponlo»,contestó relajado el líder de los Beach Boys. Se acomodó en un sofá y hecho un vistazo a la portada… Allí estaban… Desafiantes… Aquellos ingleses parecían siempre tan seguros de sí mismos…»Rubber Soul».
«Desde que escuché los primeros acordes, me enamoré de este disco», recuerda Brian en una entrevista reciente, ” la primera vez que escuché «Michelle» me quede flipado…¡qué maravilla!, y «Girl», ¡qué canción tan increíble!, me volvió loco la forma de cantar de Lennon, sonaba fantástico (…). Mi favorita es «Norwegian Wood» y su misteriosa letra, tampoco puedo olvidar el sonido del sitar, nadie lo había usado antes…, esta exótica instrumentación me inspiró mucho. ¡Cuántas canciones fantásticas!. Es increíble, nadie había hecho un disco en que todas las canciones fueran tan buenas, y esas letras tan increíbles… Es el mejor disco de todos los tiempos, no creo que “Pet Sounds” fuera mejor, es mi disco preferido”. Algunos modestamente no compartimos esa opinión.
”Voy a grabar el mejor disco de todos los tiempos” repetía Brian de forma obsesiva a su mujer. Tenía que hacerlo. Ese «Rubber Soul» era fantástico pero se veía con fuerzas para hacerlo. Un disco lleno de canciones buenas, sin relleno. Podía hacerlo. Lennon y, en especial, McCartney (por el que tenía predilección) eran buenos compositores de melodías. Los Beatles dejaban de ser estrellas del rock para convertirse en artesanos. Pero él podía igualarlos o, porque no, superarlos. Estaba convencido, aceptaba el reto.
No obstante, sabía que podía con la música. Ni la composición ni la producción le asustaban. El problema lo tenía con las letras. No se sentía capaz de igualar los textos de Los Beatles (muy influenciados en esa época por Dylan). Necesitaba a un letrista capaz de traducir en versos la música que tenía en la cabeza y recordó a un publicista y poeta que un amigo común le había presentado meses atrás. Se habían caído bien y a Brian le gustaban sus textos poéticos. Era Tony Asher.
Cuando Asher recibió la llamada, que en principio confundió con una broma, aceptó de inmediato y se trasladó a la vivienda de Brian. En enero de 1966, empezó a trabajar en las canciones que acabarían siendo «Pet Sounds». Trabajaron de forma muy espontánea, Brian tenía la melodía y alguna idea general sobre lo que quería expresar (en pocas ocasiones siquiera tenía una frase), Asher iba cogiendo notas mientras Brian tocaba el piano y cantaba. Al día siguiente, aparecía con un borrador de letra que, entre ambos, terminaban de pulir. Otras veces se sentaba y empezaba a buscar sus “feels”, fragmentos musicales que transmitían emociones y que iban formando, poco a poco, canciones.
”Todo era un poco caótico”, recuerda Asher, ”el comportamiento de Brian era extraño, era capaz de interrumpir una sesión de trabajo para ver un episodio de una serie de televisión». Las rarezas de Brian se multiplicaban por aquel entonces. Normalmente era muy divertido y sus locuras resultaban muy cómicas pero, en ocasiones, empezaba a ser preocupante. Era habitual que se emocionara tanto con su música que acabara acurrucado en una esquina de la habitación llorando a lágrima viva. Como bien le definiría el propio Asher ”Brian es un músico genial, pero sólo es un aprendiz de ser humano”.
En la grabación del álbum es obligado destacar la fantástica labor de “La Cuadrilla de Demoliciones”, o como se les conocía en la Costa Oeste, la «Wrecking Crew». Suele olvidarse que todo un equipo de músicos de sesión de primer nivel ejecutó magistralmente las ideas locas y casi imposibles de Brian, encontrando el ansiado “tono” que el buscaba. A principios de los sesenta, la escena musical de California estaba repleta de instrumentistas sobresalientes que trabajaban en los estudios de cine, televisión y discográficos de Hollywood. Muchos tenían formación clásica mientras que otros podían estar especializados en acompañar a cantantes de country, pop, rock o jazz. De esta reserva era de donde Phil Spector escogía a los miembros de su banda para cada sesión. Brian haría lo mismo.
«Pet Sounds» es la cima de una mente creativa en ebullición que, más allá de guitarras y teclados, quería usar violines, vientos, percusión de todo tipo, un «theremin» y hasta ladridos de perros y timbres de bicicletas.
El resultado fue una joya de pop sofisticado, una maravilla melódica que combinaba una orquestación multicolor, con la psicodelia llamando a la puerta, y por supuesto. con las siempre pluscuamperfectas armonías vocales de The Beach Boys.
Frente a las radiantes canciones características del grupo desde sus comienzos, «Pet Sounds» era un disco melancólico, adulto, agridulce. También las letras crecieron. La espléndida «Wouldn’t It Be Nice», que daba comienzo al disco, dibujaba a una pareja suspirando por casarse y vivir juntos; «I’m Waiting For The Day», cuya música podía ser la más alegre del mundo, contaba la desoladora historia de una chica que acaba de romper con su pareja y de otro chico dispuesto a esperarla hasta «el día que pudiera volver a amar».
La calidad de «Pet Sounds» no bajaba ni un segundo y cada tema superaba al anterior. Todas eran auténticas cumbres del pop, pero fue la romántica y lírica «God Only Knows», una obra maestra para la posteridad, la que resumió todos los logros de un disco insuperable.
Los críticos aplaudieron a «Pet Sounds», pero el disco no se vendió bien en Estados Unidos. Tuvo más éxito en Reino Unido y The Beatles reconocieron sin excusas su influencia en «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band» de 1967. Paul McCartney, cuya canción favorita es «God Only Knows», declaró que nadie está formado musicalmente si no conoce «Pet Sounds»
Brian Wilson y Paul McCartney
Wilson sabía cuál era el camino a seguir y poco después compuso «Good Vibrations», un single impresionante y que iba a preceder al disco definitivo de The Beach Boys, «Smile».
Entonces Wilson se sumió en el abismo. Problemas mentales y depresiones, adicciones a las drogas y una grabación interminable provocaron la cancelación de «Smile», que se convirtió en un disco maldito, y el comienzo del declive de The Beach Boys, justo cuando la música entraba en una etapa de total experimentación.
Cincuenta años después, Brian Wilson se encuentra de gira por todo el mundo tocando «Pet Sounds» de principio a fin «por última vez», la mejor despedida para la más preciada obra de un genio único e inigualable.
The Beach Boys (God Only Knows) 1966
Brian Wilson (Pet Sounds Live in London) 2002