Shelley Fabares (Johnny Angel) 1962

Los primeros años de la década de los sesenta supusieron una especie de paréntesis en la música popular norteamericana. Habían pasado los tiempos desenfrenados del primigenio Rock and Roll de la segunda mitad de los cincuenta, hasta habían podido «domesticar» al otrora indómito Elvis, que tras su regreso del servicio militar en Alemania, dejó de mover la pelvis y se reconvirtió en actor de infumables películas (la inmensa mayoría), cantando almibaradas canciones aptas para todos los públicos.

A comienzos de 1964 llegaron The Beatles al mando de las tropas británicas, la conocida como «British Invasion», para conquistar los gustos y el hit parade estadounidense, ¿pero que pasó entremedias?.

Entre estos dos acontecimientos, aparte de fenómenos más o menos pasajeros como el Twist o el comienzo de la música surf con The Beach Boys o Jan & Dean. En aquellos iniciales años sesenta surgió un pop absolutamente luminoso, que a muchos les puede parecer cursi y ñoño, pero nada más lejos de la realidad.

Quizás fue la vuelta al redil de una juventud dislocada por la efervescencia del rock, los cambios generacionales, el optimismo por los nuevos tiempos que anunciaba el inicio de la presidencia de John Kennedy. Sea por lo que fuera, empezaron a aparecer y copar las listas una serie de grupos y solistas que elaboraban un pop sin aristas, destinado a un público muy joven, sobretodo femenino, cantando sobre amores imposibles, las decepciones de los primeros años o la felicidad de estar con el/la chico/a de sus sueños.

Cantantes como Pat Boone o Paul Anka construían lo que el extraordinario productor Phil Spector definió como «pequeñas sinfonías para adolescentes», el mismo realizó las joyas de la corona de aquella época. Eran temas con una producción muy cuidada, excelentes arreglos orquestales, un gusto exquisito por la armonías vocales. Un pop de orfebre que pasados los años se empieza a valorar en su justa medida. El tema que presento es buena prueba de ello.

«Johnny Angel» es el debut musical de la actriz y cantante Shelley Fabares a la tierna edad de 18 años. Fue lanzado en 1962 en el sello Colpix. Este tema fue el primer single extraído del álbum debut como solista  de Shelley, que fue producido y arreglado por Stu Phillips.

El single se estrenó en un episodio de la comedia de enredo «The Donna Reed Show», durante la cuarta temporada (episodio Nº 20), donde Shelley interpretaba el papel de la hija del Donna Reed. Además, cuenta con una canción secuela titulada «Johnny Loves Me «, que cuenta la historia de cómo la niña ganó el corazón de Johnny. La canción ya había sido grabada por Georgia Lee en el sello Decca.

La canción es una expresión del anhelo romántico de una adolescente por un chico que no sabe que existe, hasta el punto que ella hace oídos sordos a las proposiciones de otros muchachos, porque prefiere concentrarse en el chico al que ama. Un argumento de libro para las canciones de aquella época.

«Johnny Angel» fue número uno en Estados Unidos y permaneció durante 15 semanas en las listas de éxitos.

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