Archivo de la categoría: De todo un poco

¡ Felices fiestas
a todos los amigos y seguidores
 del Club de Lectura !

Cada año preparamos, con la mayor de las ilusiones, la selección de las cuatro obras que disfrutaremos a lo largo del cuatrimestre en el Club de Lectura de la Universidad de León.  Elegimos cuidadosamente los títulos, elaboramos  con mimo las guías de  lectura, preparamos con cuidado los calendarios de citas con los autores y convocamos a los socios a unos encuentros que se ido convertido, a lo largo del tiempo, en foros de reconocido valor en el ámbito autores, editores, lectores y estudiosos.

Agradecemos la presencia y disponibilidad que los escritores Samanta Schweblin, Luis Mateo Díez, Carlos Castán y Vicente Luis Mora han tenido para  contestar a las preguntas de los lectores y conversar con ellos. Agradecemos a los socios (los de siempre y los nuevos) la respuesta que siempre dan a nuestra llamada. Agradecemos a la  Universidad de León la confianza y la responsabilidad social con la que siempre apoya nuestra iniciativa lectora. Agradecemos al servicio de Biblioteca el respaldo que ofrece a la actividad.

Y no se nos ocurre mejor forma de dar las gracias que deseando a todos ¡Feliz Navidad!

 

“Poemas por palabras” de José Antonio Vallejo. 29 de octubre en el Ágora de la Poesía de León

INVITACIÓN

El 29 de octubre de 2021,
nuestro compañero lector José Antonio  Vallejo

presentará “bautizará” su último libro, Poemas por palabras,
en El Ágora de la Poesía de León

Este foro literario  viene celebrándose desde mayo de 2013 cada último viernes de mes, en el Anfiteatro de la Plaza de San Marcos, es un foro abierto a cuantos poetas quieran participar e invita a cuantos leyentes del género lírico quieran asistir.

Placa conmemorativa del encuentro número 100 del Ágora de la Poesía. Colocada en anfiteatro de la plaza de San Marcos (León) el 25 de septiembre de 2021

José Antonio Vallejo nació en León, ciudad en la que reside. No recuerda qué edad tendría cuando, aún muy niño, comenzó a escribir relatos que ilustraba él mismo, o poesías, algunas de las cuales le publicaron en periódicos escolares y en fancines y revistas de aquella época.

José Antonio Vallejo

José Antonio Vallejo

 

A pesar de haber sido calificado “poeta hodierno” (el poeta de hoy) en la Universidad donde pretendió estudiar Derecho, un comentario displicente de un escritor entonces muy conocido le desanimó hasta el punto de dejar, no de escribir (“porque eso hubiera sido arrancarme el alma”, ha dicho él mismo), pero sí de publicar y difundir su obra, que en adelante reservó a un reducido grupo de amigos (“Poeta del silencio” es otra de las definiciones que él mismo se ha concedido). Justo es reconocer que en tan radical decisión influyó también su agitada vida profesional, como ejecutivo y comunicador de una empresa multinacional.

Ahora jubilado, ha decidido consagrar su tiempo entero a la literatura, su gran pasión (“mi verdadero oficio”, dice).

Poemas por palabras

Poemas por palabras (Editorial Círculo Rojo. 2021)

Podría decirse que su poemario Poemas por palabras, publicado este año y que pretende presentar en el próximo mes de noviembre en el Instituto Leonés de Cultura, es, más que un libro, una mesa de operaciones en la que el poeta se autodisecciona sinceramente, con crudeza y hasta con crueldad en ocasiones, para llegar al tuétano de sus sentimientos, de su existencia.

Dividido en varias secciones, casi siempre introducidas por citas bíblicas, Vallejo juega tanto con formas clásicas de versificacación como con otras más vanguardistas y visuales. El catedrático Fernando Baños, prologuista del libro, nos dice que la voz poética de Vallejo conecta, sobre todo, con la Generación del 50, por su tono existencialista y confesional.

 

Como anticipo y muestra he aquí el poema más amable del libro y, probablemente, el más conocido de todos, que, además, conecta  de lleno con  tULEctura, porque fue premiado en el I Concurso “Unidos por generaciones”, en el año 2016:

pluscuamperfecto

Pluscuamperfecto

Pinta una raya que sirva de horizonte.
Pinta una casa. Y ponle chimenea.
Y volutas de humo; está habitada.
Ponle puerta y ventanas. Y un camino
que salga de la casa hacia nosotros.
Sí, dos rayas onduladas,
primero casi juntas, que se van separando
hasta llegar al borde de la hoja.
Dibuja un árbol; y una mata de flores.
Y el sol: un redondel con rayas (son los rayos)
en la parte de arriba, que es el cielo.
Y ahora pinta un señor en el camino;
pon debajo: Papá.
Pinta una niña cogida de su mano.
Escribe: Ésta soy yo.

Perfecto.

Quedémonos aquí, así, en tu dibujo.
Para siempre queriéndonos.
Para siempre en tu mundo de papel y de sueños.

Tú, sin crecer. Yo, sin menguar.

Pluscuamperfectos.

Feliz día de San Valentín 2021

Modos de transporte

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Barry Kite. Collage

Es imprescindible que Y decida coger el automóvil para que su pelo se refleje en la ventanilla de Z, que va en autobús, ese día ha tomado el transporte público para desplazarse al trabajo. Un día después ocurrirá otro tanto, porque mientras Z está encabronado en el atasco, Y pasa debajo de él, a gran velocidad, apretada entre los viajeros anónimos del metro.

En este tipo de conexiones o desconexiones están los dos cuando llega el verano. Z planifica sus vacaciones en avión, por lo que sobrevuela el barco de Y, que miles de metros más abajo navega hacia una isla.

La isla resulta ser la misma para Y y Z, por lo que no es del todo extraño que casi se estrellen en un cruce, en el que la lentitud del burro de Z contrasta con la apresurada bicicleta de Y, que esquiva a Z con unos reflejos formidables. Ha bajado la cuesta sin tocar los frenos.

Tiempo más tarde, otra vez con el mismo país por destino, resulta que Z ruge en motocicleta por la costa, y cuando desvía la vista hacia el mar está mirando sin verla a Y, convertida en un punto, que se mece en una barca pesquera.

Así pasan los años hasta que un día, en el que la ausencia de horarios tolera coquetear con la pereza, los dos salen de paseo, a dar una vuelta. Entonces sí: se ven, se hablan, se tocan, se besan, se aman.

[“Modos de transporte” es un relato de F.M. incluido en la obra “Por favor, sea breve 2 : antología de relatos hiperbreves”. Páginas de Espuma: Madrid , 2009 (pág. 37)]

Y tú ¿qué haces en San Valentín?
Viajas, coqueteas, hablas, besas, amas, lees, buscas, juegas…

¿Quieres leer más historias de San Valentín?

 

El manuscrito de barro, de Luis García Jambrina

(Fuente principal para la elaboración de la entrada:
Dossier del gabinete de comunicación de Editorial  Planeta)

Luis García Jambrina y Natalia Álvarez Méndez

Luis García Jambrina y Natalia Álvarez Méndez

 

Los amigos de tULectura ya hemos tenido la suerte de conocer y disfrutar tanto de su obra como de su presencia cuando abordamos en nuestro club la lectura de su obra  “El manuscrito de aire.  Ahora,  Luis García Jambrina combina de nuevo la novela histórica y la novela negra y, coincidiendo con el nuevo Año Santo Jacobeo, publica  en Espasa “El manuscrito de barro”,  la quinta entrega de la serie protagonizada por Fernando de Rojas, autor de “La Celestina”.

En un guiño hacia los grandes clásicos del misterio, en esta novela Fernando de Rojas investiga unos asesinatos en serie cometidos en el Camino hacia Santiago de Compostela. La historia recrea con todo detalle la vida cotidiana de los peregrinos,  el ambiente en las tabernas, las posadas, los hospitales que jalonaban el Camino en  el año 1525 y el modo en que los peregrinos  debían hacer frente a peligros de todo tipo o eran víctimas de  intereses  bastardos en  los  que  se  mezclaban la avaricia, la política, la religión… y el  crimen.           

El manuscrito de barro, de Luis García Jambrina (Editorial Espasa, 2021)

El manuscrito de barro, de Luis García Jambrina (Editorial Espasa, 2021)

                                                       

29 de mayo de 1525. Un peregrino es asesinado poco antes de llegar a la ciudad de Burgos; se trata de una más de una serie de extrañas muertes que se vienen produciendo en las diferentes etapas del Camino Francés. El arzobispo de Santiago le pide a Fernando de Rojas que se haga cargo de la investigación del caso.

El célebre pesquisidor tendrá que hacer el Camino de Santiago en pos de las huellas de los criminales y para ello contará con la ayuda de Elías do Cebreiro, clérigo y archivero de la catedral compostelana. En su recorrido se encontrarán con toda clase de retos y peligros, se adentrarán en lugares recónditos y misteriosos y conocerán a numerosos viajeros, cada uno con su secreto a cuestas.

Gracias a su cuidada ambientación histórica, esta novela muestra una cara inédita de la ruta jacobea en una época de gran turbulencia en la que la peregrinación está en entredicho a causa de los airados ataques de Lutero, los falsos peregrinos que se aprovechan de ella y las rivalidades entre aquellos que tratan de controlarla y sacar beneficio. “El manuscrito de barro” no es solo una novela de intriga histórica llena de peripecias, conflictos y sorpresas. Es también un viaje en busca de la verdad y la transformación personal y una historia de amistad forjada en la dureza y las dificultades del Camino. 

Cómo empieza la novela

Juan Pardo de Tavera,  arzobispo de Santiago,  pide  al pesquisidor Fernando de Rojas  que indague en las misteriosas muertes de unos peregrinos cuyos cadáveres con los brazos en cruz están apareciendo en ciertos hitos del iter francorum, itinerario que une Roncesvalles con la tumba del  apóstol Sancti Yagüe. Bajo el costado de los muertos, escrita en barro, aparece una enigmática letra “Y”. Para ayudar a Rojas en este fatigoso trabajo, le acompaña Elías do Cebreiro, archivero de la catedral de Santiago y experto en el Camino. Pese a los mutuos recelos iniciales, pronto emprenden los dos el  viaje en amigable compañía.

Elementos narrativos destacados

Luis García Jambrina mezcla en esta obra,  como en el resto de la serie protagonizada por Fernando de Rojas, diversos géneros literarios al combinar la novela histórica con la novela negra.

  • Como novela histórica, “El manuscrito de barro” recrea con detalle unos escenarios y unos hechos excepcionales, consiguiendo dotar al conjunto de una profunda verosimilitud. El carácter histórico de la novela se sustenta sobre una documentación exhaustiva que ha permitido una recreación muy realista  de la vida alrededor del Camino de Santiago en una época en la que la ruta jacobea se encontraba inmersa en una decadencia provocada por circunstancias tan diversas como el auge del protestantismo y el aumento de la inseguridad, presentes ambos en el texto. 
  • En cuanto a novela negra, el autor recoge el legado de los clásicos del género, planteando cuestiones de calado social y político: el poder de la Iglesia frente al Estado, el maltrato a la mujer, los abusos de las clases dominantes, los intereses económicos que se ocultan tras la fachada de lo espiritual y las dificultades para que la Justicia —con mayúsculas y con minúsculas—sea igual para todos.

Tanto en esta como en las anteriores novelas protagonizadas por Fernando de Rojas encontramos   una notable carga crítica  a través de elementos que  invitan a la reflexión a partir de las peripecias de unos personajes muy bien dibujados: la ambición, el ansia de riqueza, el fanatismo, el miedo, el heroísmo… y el poder redentor del amor y de la amistad.


Para comprender  mejor la  novela, podemos fijarnos en algunas circunstancias de la época y el entorno en que se desarrolla la historia:


Escenario: el Camino Francés

Como si de un peregrinaje a Santiago se tratara, la novela se estructura a partir de dos tipos de capítulos: los que transcurren en el camino propiamente dicho —o sea, en ruta hacia…— y los que se desarrollan en los lugares en los que se acaban e inician las etapas más importantes.

El escenario principal es el llamado Camino Francés, que entra en España por los Pirineos a través de Roncesvalles. La excepción la hallamos en el primer capítulo, situado en Toledo, durante el transcurso de las Cortes Generales, en junio de 1525. Luis García Jambrina describe la capital repleta de procuradores y forasteros venidos de todos los lugares de Castilla y de otros reinos, ya que a ellas asisten  también  embajadores  y  representantes  de  las  principales  monarquías europeas y del papado.

Tras el encargo de averiguar quién está asesinando a los peregrinos, Rojas y Elías viajan hacia León, ciudad en la que inician sus pesquisas tras un nuevo asesinato.

Las siguientes etapas pasan por Puente de Órbigo, Astorga, Foncebadón, Ponferrada, Villafranca del Bierzo y Herrerías de Valcarce, en la actual provincia de León. Ya en Galicia, por Pedrafita do Cebreiro, As Nogais, Santa María de Penamaior, Lugo, San Romao da Retorta, Palas de Rei y el castillo de Pambre, en la provincia de Lugo; en La Coruña, por Melide, Castañeda, Arzúa y, por fin, Santiago de Compostela.

El autor describe el camino con detalle. Los paisajes y las poblaciones desfilan ante el lector y lo sumergen en el ambiente a través de todos los sentidos. En un magnífico ejercicio de recreación, retrata los lugares con los ojos de los peregrinos y los viajeros del siglo XVI.

La decadencia del Camino en el siglo XVI

En El manuscrito de barro, Luis García Jambrina nos guía por un Camino de Santiago que vivía una evidente decadencia desde finales del siglo anterior. No era una situación atribuible a una sola causa y, en su génesis, se mezclaban factores internos y  externos.

  • Por  un  lado,  una  vez  completada  la  Reconquista,  la  Monarquía Hispánica y la Iglesia española habían centrado sus esfuerzos en una nueva epopeya, la conquista del Nuevo Mundo, disminuyendo, por tanto, el valor emocional y político de Santiago de Compostela.
  • Por otro, los valores del Renacimiento se oponían a muchas de las tradiciones religiosas vigentes, mientras surgían voces, aquí y allá, partidarias de la separación de la Cruz y la Espada, de la Iglesia y el Estado, uno de cuyos símbolos evidentes era la archidiócesis gallega.
  • El auge del protestantismo en Europa influyó no solo en el número de  peregrinos  procedentes  del  continente  a  través  del  Camino Francés, sino también en la actitud de intelectuales españoles que, como Fernando de Rojas en la novela, se cuestionaron el culto a las reliquias o la autenticidad de la tumba del apóstol.
  • Por último, y no menos importante, hubo una crisis de seguridad a la que se sumaron los abusos de parte de los responsables de los servicios a los peregrinos, desde tabernas a hospitales. Se multiplicaron las bandas de delincuentes que asaltaban a los peregrinos, de la misma forma que aumentó la criminalidad entre esos mismos peregrinos. Pag. 27 de la obra: 

«El Camino se ha vuelto muy peligroso por culpa de los pícaros, maleantes, bandoleros, prostitutas, mendigos, vagamundos y toda clase de individuos de mal vivir, que ahora lo invaden dispuestos a aprovecharse de los verdaderos peregrinos y de la hospitalidad de los albergues y conventos»

Además, Francia y España mantuvieron una guerra desde 1521 que afectó a la ruta Jacobea y que acabó unos meses antes de los hechos narrados en El manuscrito de barro, en la batalla de Pavía.

Entre la fe y el negocio

Durante siglos, la posesión de unas reliquias religiosas objeto de peregrinaje significaba una fuente segura de ingresos económicos para la localidad que las custodiase, además de aumentar la influencia política de sus autoridades civiles y eclesiásticas. De ahí la dura competencia entre ciudades e, incluso, entre países.

El arzobispo Pardo de Tavera resume aquel conflicto en el diálogo con el pesquisidor, cuando rechaza las acusaciones y las dudas sobre la  autenticidad  de  la  tumba  de  Santiago:

«Solo son  embustes  y rumores, fruto de la envidia que nos tienen los franceses, sobre todo  desde que estamos en guerra con ellos, y más ahora que acabamos de vencerlos en Pavía y de apresar a su rey Francisco I».

Para  poder  atender  a  miles  de  peregrinos  anuales  surgieron hospitales,  alberguerías, albergues,  ventas,  mesones  y  posadas  y también ciertos monasterios, conventos, iglesias, catedrales, castillos y casas particulares que se volcaron en su cuidado y manutención. Los  hospitales  solían ser caritativos  o gratuitos. Casi  todos  ellos habían sido fundados por reyes, autoridades locales, nobles, obispos, y órdenes religiosas y militares. Algunos se encontraban extramuros de las ciudades, para que pudieran refugiarse los que llegaban por la noche, cuando las puertas de las murallas ya se habían cerrado.

Los hospedajes y albergues de pago eran un negocio muy floreciente, aunque, por lo general, dejaban mucho que desear.

Era habitual que posaderos y mesoneros se disputasen a los peregrinos; incluso enviaban a sus sirvientes para que los captasen como clientes. Elías le explica a  Fernando de Rojas que la mala calidad de las viandas y de los alojamientos provocaba que muchos peregrinos enfermasen o muriesen, o se quedasen sin blanca. Era, también, una práctica común engañarles con el precio, con las medidas y con el valor de las monedas, y más cuando eran extranjeros.

Están documentados casos de posaderos que emborrachaban a sus huéspedes para robarles mientras dormían o que llegaban a envenenarlos para quedarse con sus cosas.

Tipos de peregrinación

La novela nos muestra la gran variedad de razones que impulsaba a hombres y mujeres a tomar el Camino hacia Santiago. Destacan seis grandes grupos de peregrinos, presentes en distintos momentos de la obra.

Peregrina en la portada oeste de la iglesia románica de San Lorenzo de Vallejo de Mena (Burgos)

  1. Peregrinación como penitencia. Su objetivo era obtener el perdón de los pecados y ganar el cielo; no en vano a cada peregrino que completaba el Camino se le condonaba de entrada una tercera parte de esos pecados y, si era año jubilar o de perdonanza, la indulgencia era plenaria.
  2. Peregrinación por devoción religiosa o para cumplir un voto o una promesa por algún bien recibido. Muchos de los que recorrían el Camino por una promesa, volvían a casa con una especie de aureola de santidad. El mero hecho de haber viajado a Compostela aumentaba también su prestigio dentro de la comunidad.
  3. Peregrinación obligatoria o forzada. Era de carácter expiatorio y penitencial, impuesta por algún tribunal eclesiástico o civil, como castigo por haber cometido un delito o un pecado de especial gravedad, sobre todo si el autor era un clérigo: homicidio, sodomía, robo de iglesia, sacrilegio, simonía, adulterio, etc. Estos peregrinos a veces iban con cadenas o casi desnudos y, en el caso de las mujeres, con vestiduras blancas.
  4. Peregrinación delegada o por encargo. Se llevaba a cabo en nombre o representación de otra persona, de un grupo o de toda una población con el fin de implorar el cese de algún mal o cumplir con una obligación o promesa. Había una variedad testamentaria, por la que se designaba a alguien para que hiciera el Camino por el sufragio del alma del testador. Podía estar remunerado y hubo profesionales en la materia.
  5. Peregrinaje en busca de aventuras, para conocer mundo, para hacer negocios o para llevar una vida de cierta libertad. El peregrino que había optado por estar vía trataba de romper la rutina y estar libre de ataduras familiares o laborales durante un tiempo.
  6. Falsos peregrinos, que se disfrazan para mendigar o delinquir.

Por qué recomendamos este libro

La sede física de tULectura está en León (España),  una de los hitos más importantes dentro del Camino Francés. Siempre nos hemos sentido vinculados a este sentimiento jacobeo y a él hemos dedicado algunas de nuestras entradas (Santiago, el Codex Calixtinus y el juego de la oca), lecturas (Guía a la lectura de “Bueno, me largo”, de Hape Kerkeling) y actividades (Cruce de caminos: se hace camino al leer).  Peregrinos somos en este mundo y, a estas alturas de la historia,  peregrinas son también algunas de  nuestras ideas 😳 .  Tanta implicación en el tema no puede por menos de llevarnos a la recomendación de “El manuscrito de barro”:

  • Porque nos gusta la escritura de Luis García Jambrina: Maneja su conocimiento de las claves de la literatura académica con tal  destreza que nos hace disfrutar del texto de forma natural.
  • Porque la mezcla de novela histórica, itinerante, de intriga, de transformación… resulta hábilmente  equilibrada.
  • Porque la documentación de la obra es completa y  rigurosa, pero amena. Las referencias de la misma se ofrecen al lector al final del volumen para que aquel que lo desee pueda comprobar o ampliar  datos.
  • Porque nos gusta  ver cómo nace, avanza y se estrecha una relación de amistad entre dos personajes tan diferentes como Fernando de Rojas y Elías do Cebreiro. Y porque nos  evocan otras parejas literarias que se acompañan o se dan la réplica a lo largo de su andanzas  (ahí lo dejamos…)
  • Porque el Camino de Santiago, como referente cultural, ejerce sobre nosotros una fascinación mucho más que religiosa: espiritual, simbólica, iniciática, casi esotérica.
  • Porque el barro del título nos hace reflexionar sobre la simbología del término (debilidad, pecado, capacidad de transformación, origen del hombre, origen de la escritura….). «Sabed que el barro es el pergamino en el que cada romero va escribiendo su  camino.»  dice Elías do Cebreiro.
  • Porque  hemos conocido a Hermann Künig, el monje alemán autor de la primera guía práctica sobre el camino de Santiago ¡publicada en 1495! con consejos e información útil y concreta sobre lugares y variantes del itinerario para evitar peligros o facilitar la ruta.
  • Porque el personaje Elías do Cebreiro está inspirado en Elías Valiña, o cura do Cebreiro, uno de los mayores  impulsores  de esta  segunda edad de oro del Camino de Santiago. 
  • Porque nos rendimos siempre ante la búsqueda de la verdad que Fernando de Rojas persigue, ante su escepticismo humanista.
  • Porque no hay como un buen crimen para pasar un buen rato.

Estas son solo algunas razones para empezar. Puedes enviarnos las tuyas a través de los comentarios o las redes sociales.  Y sobre todo,  haz caso al pesquisidor Fernando de Rojas y no retrases más la lectura de la nueva novela de esta saga. Pag. 32:

“Pongámonos ya en camino, que el tiempo apremia”

Una noche entre monstruos

UNA NOCHE ENTRE MONSTRUOS

Aunque no es necesario que sea la Noche de Difuntos para leer o para ver textos o películas que nos inquietan o aterrorizan (porque, siendo sinceros, esas sensaciones y esa inquietud nos fascinan en cualquier momento del año), hace unos días pudimos disfrutar de la lectura de Halloween organizada por Natalia Álvarez Méndez como parte del Proyecto I+D Estrategias y figuraciones de lo insólito. Manifestaciones del monstruo en la narrativa en lengua española (de 1980 a la actualidad), y desde las actividades de transferencia del conocimiento del Grupo de Estudios literarios y comparados de lo Insólito y perspectivas de Género (GEIG) y del Instituto de Humanismo y Tradición Clásica de la Universidad de León.

Nos acompañan en esta velada virtual los escritores David Roas, Ana Martínez Castillo, Julio Ángel Olivares Merino y Valeria Correa Fiz:

David Roas: “Amor de madre”, Invasión (Páginas de Espuma) min. 4:30
Ana Martínez Castillo: “Elvira”, Reliquias (Eolas Ediciones) min. 13:36
Julio Ángel Olivares Merino: fragmento de La piel leve (Eolas Ediciones) min. 28:35
Valeria Correa Fiz: “Una casa en las afueras”, La condición animal (Páginas de Espuma) min. 40:30

Son introducidos por Natalia Álvarez Méndez, quien nos recuerda que las “cuatro lecturas que nos ofrece el siguiente vídeo, con registros muy variados, demuestran que la monstruosidad nos sigue acompañando en un intento de explicarnos y de explicar lo que nos rodea, a través de personajes con inquietantes trastornos, mediante ánimas que vuelven a este mundo, con seres sobrenaturales e inexplicables o con el retrato de la naturaleza del mal que se cuela por las grietas de la parte más oscura del ser humano en el ámbito social pero también en el familiar y doméstico”.

¡Que los disfrutéis!

Gil y Carrasco: un romántico en la construcción de Europa

Exposición
Casa Botines

23 de junio -19 de julio de 2020
Entrada libre

El escritor y diplomático Enrique Gil  y Carrasco (1815-1846) es conocido como escritor  romántico, periodista y «el mejor crítico teatral de Madrid», pero apenas se conoce su actividad como político progresista

Una nueva imagen y una nueva lectura de Enrique Gil ―en clave europea y contemporánea― recorrerá pronto nuestra  geografía, desde las raíces hasta el Parlamento Europeo: la exposición “Enrique Gil: un romántico en la construcción de Europa”, organizada por la Progressive Alliance of Socialists and Democrats, la Biblioteca de la Universidad de León y la Biblioteca Enrique Gil, con la colaboración de Acción Cultural Española.

La muestra iniciará su recorrido el próximo 23 de junio en la Casa Botines de León, y viajará luego a Astorga, Villafranca del Bierzo, Madrid y Ponferrada, para finalizar en octubre próximo en el Parlamento Europeo de Bruselas. Se trata de una iniciativa presentada por el eurodiputado leonés Ibán García del Blanco, con apoyo de los ayuntamientos de Astorga, León, Ponferrada y Villafranca del Bierzo, Fundación Antonio Pereira, Fundación Monteleón, Fundación Fundos y el Archivo Histórico Nacional. La exposición ha sido comisariada por el escritor Valentín Carrera, director de Biblioteca Enrique Gil y editor de las Obras Completas del romántico leonés, con producción gráfica de Campus na nube. La nueva imagen de Enrique Gil es una generosa aportación de Juan Carlos Suñén.

Itinerario de Enrique Gil por Europa

Itinerario de Enrique Gil por Europa

Las fake news sobre Gil

“Enrique Gil: un romántico en la construcción de Europa” rescata del olvido una figura política y literaria de talla internacional y pone en valor una ejemplar trayectoria europeísta, la del poeta, periodista y diplomático berciano y leonés Enrique Gil (1815-1846), bien conocido por la novela templaria El Señor de Bembibre. Gil fue un destacado diplomático español en Europa: el primero en estudiar a fondo la unión aduanera prusiana  ― la Zollverein―, antecedente directo del mercado común y de la actual Unión Europea.

A través de 27 paneles y una decena de manuscritos, la exposición desmonta las fake news sobre Gil ―que nunca firmó ni fue conocido en su tiempo como «Gil y Carrasco»―, revelando su ideología progresista, su relación con la masonería o su homosexualidad. Frente a la imagen falsa de un rostro envejecido (Gil murió con 30 años), Carrera y Suñén proponen una nueva lectura icónica: la de un joven de 28 años, elegante, atractivo y dulce de carácter, camino de Berlín, donde trabó amistad con Alexander von Humboldt.

En 1843, Enrique Gil fue enviado a Berlín por el Gobierno de España para estudiar el Zollverein, la unión aduanera de Prusia, antecedente de la Unión Europea. Esta exposición presenta por primera vez  ―­también en las redes sociales― la deconstrucción de la vida y obra de Gil, y sugiere una relectura contemporánea de su aportación a las vanguardias y a la construcción de Europa.

Los manuscritos originales

Además de los paneles, la muestra se completa con diez manuscritos originales de Enrique Gil, que serán exhibidos en público por primera vez en Madrid, el próximo mes de septiembre, en el propio Archivo Histórico Nacional, donde se conserva el Expediente Gil. En las demás salas se exhibirán reproducciones facsímiles de alta calidad, por razones de seguridad.

“La exposición abarca una época apasionante, de la que Gil fue testigo y protagonista , la Europa posterior al Congreso de Viena y el fin del absolutismo en España, hundida por la Guerra de la Independencia. Desde un origen humilde, Enrique llega a la corte de Federico Guillermo IV de Prusia en apenas diez años de vida pública. Culto, políglota, humanista, afectuoso, dotado de una prodigiosa inteligencia y memoria, el Enrique Gil admirador de Lord Byron forma parte de las vanguardias románticas y del movimiento europeísta. Y en esto radica la importancia de que el Parlamento Europeo, junto con las ciudades donde vivió y escribió, acojan y pongan en valor la figura del padre de las letras leonesas, un berciano universal”.

(Valentín Carrera, comisario de Enrique Gil: un romántico en la construcción de Europa)

 

La exposición inicia su recorrido el próximo 23 de junio en la Casa Botines de León, desde donde viajará a Astorga, Villafranca del Bierzo, Madrid, Ponferrada, y finalizará en octubre próximo en el Parlamento Europeo de Bruselas

 Para que vayas documentado a la exposición: 

Enrique Gil y Carrasco es uno de los  escritores románticos más interesantes del siglo XIX. Su creación abarca  artículos de costumbres, de viajes o crítica literaria,  ademas de misceláneas, poemas y su conocida novela histórica  El señor de Bembibre.  Tras su muerte, su obra  quedó en el olvido. No obstante, la figura de Enrique Gil y Carrasco es bien conocida en tierras leonesas y bien valorada en el ámbito académico, cuyo interés por el escritor villafranquino quedó reflejado en la celebración del  Congreso internacional  Enrique Gil y Carrasco y el Romanticismo  al que asistieron ponentes, investigadores  y especialistas de reconocido prestigio procedentes de  universidades de España, Francia, Reino Unido, Bélgica, Suiza, Italia, Puerto Rico y Estados Unidos

Enrique Gil y Carrasco y el Romanticismo: actas del Congreso Internacional, El Bierzo, 14-18 de julio de 2015
Valentín Carrera(ed. lit.)
Andavira : Universidad de León, 2015.
ISBN 978-84-8408-903-2

Por suerte,  hoy en día, cualquier lector que desee acercarse a la obra completa de este autor  tiene a su disposición, a través del en el portal de la Biblioteca de la Universidad de León, la Biblioteca Gil y Carrasco que comparte en abierto la obra completa del escritor así  como todos los contenidos significativos sobre él compilados y elaborados como parte del proceso de edición de las Obras Completas de Enrique Gil, al cuidado de Valentín Carrera. Esta wiki ofrece materiales propios y ajenos, en dominio público o por cortesía de sus autores, que los han cedido desinteresadamente.biblioteca gil y carrasco

 

Toca ser madres de nuestras madres

La conversación (SANDAS04)

La conversación (SANDAS04)

Toca ser madres de nuestras madres, para que no pierdan pie

por Alejandro Palomas

(Fuente: El Asombrario 13-04-20)
¡Muchas gracias a ambos por su generosidad!

En cada madre mayor hay una mujer y en esa mujer habita una niña que tiene un miedo creciente porque la partida está cada vez más cerca. Hoy, en estos días de alarma, todo les recuerda esa amenaza y tienen miedo. Así que toca ser madres de quienes nos quieren demasiado para no fallarnos. Toca tranquilizar, hacer un curso acelerado de cuidados y cariño intensivo para que no se nos vayan. Ni se rindan, ni pierdan pie. Para no perderlas.

Llevo semanas de confinamiento con mi madre. Es mayor y convive consigo misma como puede. También tiene miedo, miedo del peligro que amenaza fuera, porque oye en esa radio que la acompaña por donde va que los mayores mueren por serlo, sin ninguna explicación demasiado elaborada que la tranquilice. A veces, cuando la asalta la ansiedad, tira de sentido del humor. Nos reímos. Otras, mientras tendemos la ropa o leemos, se detiene de repente y dice: “¿Qué diría tu abuela si nos viera así?”. Y luego, casi enseguida, añade: “Seguro que habría llenado la despensa de latas de melocotón en almíbar y de aceite”. Después vuelve a lo que estaba haciendo y el tiempo, esta eterna espera, se reanuda.

Observo a mi madre a sus 78 años, declarada de repente “población oficialmente vulnerable” desde todas las fuentes oficiales de información y la veo cada vez más empequeñecida. Es una madre mayor, pero es también una mujer huérfana que cada vez más a menudo se acuerda de la suya porque la echa de menos. Pocas veces reparamos en que nuestras madres son además hijas de madres ya ausentes y que ahora, a pesar de que han sacado familias enteras adelante, de que son en un porcentaje altísimo el pilar emocional de muchos y muchas de nosotros/as, de que si nos faltaran nos sacudiría una orfandad que nos aterra, han pasado a ser una “población vulnerable” que es también población huérfana. A ellas les gustaría tener a sus madres cerca y preguntarles cosas, obtener respuestas, sentirse hijas para que todo esto pese menos, aunque sea unas horas.

No es fácil vivir lo que estamos viviendo, cierto, pero nadie dijo que la vida fuera a serlo siempre. Quizá el confinamiento nos sirva a muchos/as para mirar a nuestras madres con ojos renovados y reconocer ese tanto por ciento de niña huérfana que ahora -en voz baja- reclaman también a sus madres para que las tranquilicen y les digan que esto es pasajero y que a su niña no le va a pasar nada porque para eso están ellas. A lo mejor ha llegado el momento de ser madres de nuestras madres, aunque no se dejen, aunque no sepamos cómo hacerlo porque nadie nos ha preparado para esto en una sociedad que descarta a sus mayores en cuanto dejan de ser abuelos para todo. En cada madre mayor hay una mujer y en esa mujer habita una niña que tiene un miedo creciente porque la partida está cada vez más cerca. Hoy, en estos días de alarma, todo les recuerda esa amenaza y tienen miedo, pero muchas no saben a qué. No saben que tienen derecho a pedir ayuda porque les enseñaron que “madre” es “dejar de ser” para “dar”.

Hoy, muchas de esas madres necesitan a sus madres y los únicos que podemos ponernos el mono de trabajo e intentar suplir esa falta y ese vacío somos los hijos y las hijas que les quedan. No es cómodo, bien que lo sé. Revertir un rol que ha estado instalado en nosotros desde que abrimos los ojos y vimos en primer plano la piel sudada de nuestra madre es, seguramente, una de las aventuras más extrañas e incómodas que nos va a tocar vivir, pero la necesidad es ahora y es urgente. Toca ser madres de quienes nos quieren demasiado para no fallarnos, toca tranquilizar, hacer un curso acelerado de cuidados y cariño maternal intensivo para que no se nos vayan, ni se rindan, ni pierdan pie. Para no perderlas.

Es un momento histórico el que vivimos y eso, esa sensación, es energía pura, una corriente eléctrica que, bien vehiculada puede generar cosas muy hermosas. Si, como ha quedado demostrado, esta crisis es capaz de sacar lo mejor de cada uno/a, elijamos bien como lo hemos hecho con muchas otras cosas y volquemos la mirada hacia quienes, como tantas veces hemos oído estos días, están obligadas a cargar con una vulnerabilidad silenciada cuyo alivio depende de nosotros/as, los hijos/as.

Hoy, mañana, pasado… Esto no tiene plazo, como no lo tiene la maternidad. Nuestras madres necesitan el consuelo de unas madres que ya no están. Quizá recordarlas juntos ayude, quién sabe. Las madres se conforman con tan poco… Lo que sí sé es que en este momento veo a la mía sentada en el sofá leyendo un diario en el que apenas se concentra, esperando a que acabe de escribir para que me siente a su lado y la integre en este episodio de mi vida no como alguien que molesta, sino como alguien que es y que se ha ganado a pulso estar.

Lo que sé es que tengo que darme prisa, porque en breve fijará la mirada en la ventana, se quedará unos segundos en silencio y dirá: “¿Te imaginas que la abuela estuviera aquí, viviendo esto?”. Y yo responderé: “¿Te apetece que merendemos?”.

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Alejandro Palomas en la Universidad de León

En  “La ficción habitada: el tiempo circular y la creación de personajes”, ponencia impartida  el 17 de marzo de 2016 en las III Jornadas de la red Internacional de Universidades Lectoras sobre Literatura Actual, Alejandro Palomas nos habló de su manera de escribir, de esa escritura de los sentimientos que concentra todas sus fuerzas en reflejar el mundo de lo pequeño, de lo cotidiano, de aquello que no somos capaces de ver a simple vista. Pero de aquello que, en el fondo, conforma la vida de sus personajes, que no es otra que su misma vida, para ayudarnos a los lectores a encontrar el verdadero sentido de la nuestra.

Ni a ti ni a mí nos ha pasado nunca nada

 Patricia Esteban Erlés

Ni a ti ni a mí nos ha pasado nunca nada.
Lo entendemos ahora, en estos días, en que parece que está cumpliéndose el sueño de alguien muy perturbado de rodar una película apocalíptica, reduciendo las calles a escenarios vacíos y muy tristes, con doscientos gramos de lluvia y un cielo convenientemente gris. No nos ha pasado nada, nunca, me digo, cuando un chico se cruza de acera para no acercarse mucho. Cuando guardo la fila a dos metros del cliente anterior en el súper, cuando espero a que el vigilante nos deje entrar y entonces encuentro que no hay naranjas en la frutería, ni tarrinas para mis gatos, ni espirales de pasta. Siempre hemos llenado los carros sin pensar, siempre hemos caminado junto a los otros desconocidos sin temer un contagio, sin estigmatizar una tos seca.

 Old man (James Coates)

———- Old man (James Coates)

Hoy no tenía dinero en casa y me ha dado reparo ir al cajero. He visto a la policía parando gente, he pensado de pronto en todas las películas en las que alguien inocente de todo se convierte en culpable y es detenido por incumplir una norma, por cruzar una calle a deshoras. He pasado a la tienda del árabe que queda cerca y le he explicado que llevaba tres euros, que me pesara las naranjas y sumara lo que valía el cuscús para ver si me llegaba. No importa, me ha dicho con una sonrisa franca que se agradece en estos días de risitas nerviosas y desconcierto. Ya pagarás si no te alcanza. Y pienso en la chica china que vive enfrente y en la familia africana, todos salieron ayer al balcón a las ocho de la tarde para aplaudir a los sanitarios que siguen al pie del cañón, igual que las reponedoras agotadas, que las cajeras del súper, donde tú y yo compramos con el susto en el cuerpo porque nunca nos ha pasado nada. Aplaudían desde las ventanas y yo también, por eso no hice fotos. Había que reconocer a los que sí están mirando a la muerte de frente, a los que caminan por los mismos pasillos que ella. Nunca nos había pasado nada. Los bares cerrados, las tiendas de ropa, los bazares chinos, las escuelas, las librerías. El Coliseo desierto en Roma, asombrado de su propio silencio. El metro viajando para transportar fantasmas. Un perro se ha convertido en el mejor salvoconducto, en la única excusa que te permite salir, fingir que no estás recluida del todo. El mundo que la semana pasada era fácil de transitar hoy tiene las persianas bajadas y ellas, tantas ellas, aun así se levantan a la hora de siempre, sin saber si ya enfermaron, si caerán hoy, y se ponen su uniforme y cobran tus naranjas, ellas y ellos limpian como sísifos condenados la manija de una puerta que tocan tantos, una vez y otra más, ellas y ellos atienden el teléfono o ayudan a un enfermo a incorporarse en su cama sin dejar de sonreír como cada día.
Es verdad. Nunca nos había pasado nada. Apretamos un interruptor y se hace la luz. Hemos podido coger un vuelo por lo que cuesta una chaqueta de Zara, hemos desayunado la mejor tarta de zanahoria del mundo en Nueva York, hemos comprado por internet primeras ediciones de libros amados, zapatos japoneses. Es hora de aceptarlo y de admirar a los ancianos que se hicieron expertos en colas de racionamiento, en disimular el miedo, en atesorar el aceite como oro líquido, en besar el pan, en comer a oscuras, a escondidas, muchos años después, solo porque nunca se les pasó del todo el hambre acumulada. Hoy hay que cuidarlos, que quedarse en casa y no gimotear en vano, porque a ellos sí, a ellos les ha pasado todo.

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Agradecemos a la autora del texto, la escritora Patricia Esteban Erlés, la generosidad de permitirnos compartirlo públicamente en nuestro blog. ¡Gracias, Patricia!  ¡Hasta pronto!

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