Las circunstancias justifican sobradamente esta modificación en las bases del concurso de microrrelatos y a la vez ofrecen motivo (por desgracia) para expresar, de forma literaria, nuestro punto de vista sobre el modo en el que se relacionan entre sí las personas de distintas generaciones.
Pero éste, créanlo o no, ha sido siempre mucho más que un simple concurso o una actividad de promoción de la lectura. Lo saben quienes han participado ya en él. Por eso me gustaría que esta convocatoria llegase al mayor número posible de participantes, para que todos puedan comprobar que la escritura, la lectura, la literatura, también es un punto de encuentro entre las generaciones y un modo de descubrir (y también de mostrar) el acercamiento solidario entre ellas.
Me gustaría recordar las palabras que acompañaron al fallo de los relatos de la primera edición de este concurso en alusión a fragmentos de los textos participantes en la misma:
Al abordar la lectura de los escritos, hemos sido muy conscientes de la cantidad de vivencias y emociones que contenían. Con vuestros relatos, nos habéis hecho partícipes de momentos de una gran intimidad: el cordón umbilical que une a tres generaciones en un paritorio (querida M.F.F.) o ante una moribunda (E., siempre E.); el legado de sabiduría y resistencia que se transmite, de generación en generación, entre los eslabones de la cadena (Y.Q.M.); las historias que se vuelven a repetir y nadie aprende (R.G.F); el paso del tiempo, las oportunidades que vuelan (N.T.Z.), las lecciones que se enseñan con ejemplos o consejos y solo se entienden… con coscorrones, porque estos guajes de ahora no saben nada (G.A.F.); la consciencia de un fin inevitable, cercano y ¡tan cruel! (R.A.M.G. ; A.C.G.). Siempre grandes y pequeños héroes anónimos (A.M.L.) que se miran, se reconocen, se cuidan, se quieren: “Sonríe, hoy también estas preciosa”(J.I.A.)
Eso no se puede valorar desde un jurado…
Entre todos habéis escrito un cuento llamado vida (E.I.), con juegos arriesgados (A.G.L.) que hay que afrontar porque las olas no esperan (M.C.V) y el show debe continuar (H.B.C.). Menosmal que también hay ricas meriendas (A.A.N.), aunque sean de pan negro (M.C.M.M.); y pueblos; y pallozas; y tierras con casetas (S.F.S.). Aunque en el fondo, todos sepamos que no estamos hablamos de las casas (S.C.P).
“Sonríe abuelita, ya es primavera y aún no quiero regalarte flores” (L.S.B.)
Por último, les dejo con el microrrelato ganador de aquella primera edición del concurso de «Unidos por generaciones», en la categoría de personas mayores. Ojalá dentro de poco, ustedes y yo nos veamos compartiendo nuestro tiempo y leyendo nuestras participaciones en la fiesta de entrega de premios. Pero entonces ya sabremos que la vida misma es el mayor premio ¿verdad?
Título: Pluscuamperfecto
Autor. José Antonio Vallejo Aller
Pinta una raya que sirva de horizonte.
Pinta una casa. Y ponle chimenea.
Y volutas de humo; está habitada.
Ponle puerta y ventanas. Y un camino
que salga de la casa hacia nosotros.
Sí, dos rayas onduladas,
primero casi juntas, que se van separando
hasta llegar al borde de la hoja.
Dibuja un árbol; y una mata de flores.
Y el sol: un redondel con rayas (son los rayos)
en la parte de arriba, que es el cielo.
Y ahora pinta un señor en el camino;
pon debajo: Papá.
Pinta una niña cogida de su mano.
Escribe: Ésta soy yo.
Perfecto.
Quedémonos aquí, así, en tu dibujo.
Para siempre queriéndonos.
Para siempre en tu mundo de papel y de sueños.
Tú, sin crecer. Yo, sin menguar.
Pluscuamperfectos.