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Ampliamos el plazo de la V edición del concurso de microrrelatos “Unidos por generaciones”

Las circunstancias justifican sobradamente  esta modificación en las bases del concurso de microrrelatos  y a la vez ofrecen motivo (por desgracia) para expresar, de forma literaria, nuestro punto de vista  sobre el modo en el que se relacionan entre sí las personas de  distintas generaciones.

Pero éste, créanlo o no, ha sido siempre mucho más que un simple  concurso o una actividad de promoción de la lectura. Lo saben quienes han participado ya en él. Por eso me gustaría que esta convocatoria llegase al mayor número posible de participantes, para que todos puedan comprobar que la escritura, la lectura, la literatura, también es un punto de encuentro entre las generaciones y un modo de descubrir (y también de  mostrar)  el acercamiento solidario entre ellas.

Me gustaría recordar las palabras que acompañaron al fallo de los  relatos de la primera edición de este concurso en alusión a  fragmentos de los textos  participantes en la misma:

Al abordar la lectura de los escritos, hemos sido  muy conscientes de la cantidad de vivencias y emociones  que contenían. Con vuestros  relatos, nos habéis hecho partícipes de  momentos de una gran intimidad: el cordón umbilical que une a tres generaciones en un paritorio (querida M.F.F.) o ante una moribunda (E., siempre E.); el legado de sabiduría y resistencia que se transmite, de generación en generación, entre los eslabones de la cadena (Y.Q.M.); las historias que se vuelven a repetir y nadie aprende (R.G.F); el paso del tiempo, las oportunidades que vuelan (N.T.Z.), las lecciones que se enseñan con ejemplos o  consejos y solo se entienden… con coscorrones, porque estos guajes de ahora no saben nada (G.A.F.);  la consciencia de un fin inevitable, cercano y ¡tan cruel! (R.A.M.G. ; A.C.G.). Siempre grandes y pequeños héroes anónimos (A.M.L.) que se miran, se reconocen, se cuidan, se quieren: “Sonríe, hoy también estas preciosa”(J.I.A.)

Eso no se puede valorar desde un jurado…

Entre todos habéis escrito un cuento llamado vida (E.I.), con juegos arriesgados (A.G.L.) que hay que afrontar porque las olas no esperan (M.C.V) y el show debe continuar (H.B.C.). Menosmal que también hay ricas meriendas (A.A.N.), aunque sean de pan negro (M.C.M.M.); y pueblos; y pallozas;  y tierras con casetas (S.F.S.). Aunque en el fondo, todos sepamos que no estamos  hablamos de las casas  (S.C.P).

“Sonríe abuelita, ya es primavera y aún no quiero regalarte flores” (L.S.B.)

Por último, les dejo con el  microrrelato ganador de  aquella primera edición del concurso de  “Unidos por generaciones”, en la categoría de personas mayores. Ojalá dentro de poco, ustedes y yo nos veamos compartiendo nuestro tiempo y leyendo nuestras participaciones en la fiesta de entrega de premios. Pero entonces ya sabremos que la vida misma es el mayor premio ¿verdad?

Título: Pluscuamperfecto
Autor. José Antonio Vallejo Aller

Pinta una raya que sirva de horizonte.
Pinta una casa. Y ponle chimenea.
Y volutas de humo; está habitada.
Ponle puerta y ventanas. Y un camino
que salga de la casa hacia nosotros.
Sí, dos rayas onduladas,
primero casi juntas, que se van separando
hasta llegar al borde de la hoja.
Dibuja un árbol; y una mata de flores.
Y el sol: un redondel con rayas (son los rayos)
en la parte de arriba, que es el cielo.
Y ahora pinta un señor en el camino;
pon debajo: Papá.
Pinta una niña cogida de su mano.
Escribe: Ésta soy yo.

Perfecto.

Quedémonos aquí, así, en tu dibujo.
Para siempre queriéndonos.
Para siempre en tu mundo de papel y de sueños.

Tú, sin crecer. Yo, sin menguar.

Pluscuamperfectos.

Ahora más que nunca, UNIDOS POR LAS GENERACIONES

V EDICIÓN
CONCURSO INTERGENERACIONALDE MICRORRELATOS

“UNIDOS POR GENERACIONES”

AMPLIAMOS EL PLAZO HASTA EL 2 DE MAYO

 

#Abuelémonos es el  ‘hashtag’  lanzado por la Asociación Española de Pedriatría para para unir a nietos y abuelos en tiempos del coronavirus en 280  caracteres. Nosotros te proponemos  150 palabras .

Ahora más que nunca necesitamos sentir la cercanía y el apoyo de nuestros seres queridos. Son nuestra fuerza para la resistencia ante un enemigo que nos sitia. El ejemplo de nuestros mayores,  su sabiduría,  su generosidad, nos muestra el modo de recorrer un camino que  ellos ya recorrieron . Ellos sobrevivieron a una guerra civil y a una posguerra de escasez, de pérdidas, de silencio.

Todos nos sentimos ahora tan vulnerables y tan asustados, incluso tan ridículamente sorprendidos. Somos incrédulos ante esta realidad ¿cómo es posible que esto nos esté pasando a “nosotros”? ¿cómo es posible que estemos viviendo “nosotros” las “batallitas“del abuelo? ¿como hicieron “ellos” para salir adelante?

Seguro que el confinamiento  en casa te ha hecho reflexionar, identificar sentimientos nuevos, recuperar recuerdos de vivencias familiares. Tal vez nunca te fijaste  en  tu vecino octogenario, el raro, y ahora  piensas en que  tal ven se le acaben  sus medicamentos; y ves a los odiosos niños gritones de arriba aplaudiendo en pijama en la terraza, cada día a las 8 de la tarde; o lees en el ascensor las notas de la comunidad pidiendo y ofreciendo ayuda.

Nunca te has visto en otra igual. Seguramente nunca has valorado a las personas y a sus hechos como en este momento. Es posible que lo que antes te resultase fastidioso, se convierta ahora en un  motivo de reflexión, en  una referencia.

Desde tULectura queremos que nos cuentes qué es lo que te hace sentirte unido a otras generaciones de tu familia o de tu entorno, cómo entiendes la convivencia entre las personas de distintas edades. Participa en nuestro concurso de microrrelatos “Unidos por generaciones”

¡PARTICIPA!

AMPLIAMOS EL PLAZO HASTA EL 2 DE MAYO

1. TEMA: El microrrelato del concurso “Unidos por generaciones” deberá tratar sobre el tema “las relaciones intergeneracionales”
2. CATEGORíAS: Se establecen cuatro categorías de participación:
I. Miembros de la COMUNIDAD UNIVERSITARIA de la Universidad de León.
II. PERSONAS MAYORES: Personas mayores de 60 años residentes en León y provincia.
III. PÚBLICO GENERAL.
IV. ALUMNADO DE LOS CENTROS DE EDUCACIÓN SECUNDARIA OBLIGATORIA: matriculados en los centros de León y provincia.

Consulta las bases completas del concurso de microrrelatos

 

#QuédateEnCasa y envíanos tu microrrelato

 

Quedarnos sin salir de casa, encerrados con nuestros padres, nuestros hijos, nuestros abuelos… Esas son las indicaciones para (de momento) quince días.

Nunca mejor que ahora para revisar nuestras relaciones con el núcleo familiar. A veces la prisa cotidiana no nos permite fijarnos en lo que damos por sentado, pero esta cuarentena nos obliga a cuestionarnos aspectos que damos por supuestos, a revisar muchas de nuestras seguridades y a reorganizar nuestras prioridades. Tal vez sea el momento de recuperar  cosas que dábamos  por perdidas.

Te invitamos a que aproveches esta época de aislamiento para enviarnos tu opinión, tu (con)vivencia, tu experiencia o tu historia sobre el modo en el que te relacionas  con otras generaciones de tu familia. Seguro que estos días has descubierto facetas nuevas en tus padres, en tus hijos, en tus abuelos… Cuéntanoslo. Tenemos un concurso que va que ni pintado. Tengas la edad que tengas y estés en el lugar que estés, hay una categoría específica para ti. Son solo 150 palabras  para participar en la V EDICIÓN DEL CONCURSO INTERGENERACIONAL DE MICRORRELATOS  “Unidos por generaciones”

¡Participa!

1. TEMA: El microrrelato del concurso “Unidos por generaciones” deberá tratar sobre el tema “las relaciones intergeneracionales”
2. CATEGORíAS: Se establecen cuatro categorías de participación:
I. Miembros de la COMUNIDAD UNIVERSITARIA de la Universidad de León.
II. PERSONAS MAYORES: Personas mayores de 60 años residentes en León y provincia.
III. PÚBLICO GENERAL.
IV. ALUMNADO DE LOS CENTROS DE EDUCACIÓN SECUNDARIA OBLIGATORIA: matriculados en los centros de León y provincia.

Consulta las bases completas del concurso

Ni a ti ni a mí nos ha pasado nunca nada

 Patricia Esteban Erlés

Ni a ti ni a mí nos ha pasado nunca nada.
Lo entendemos ahora, en estos días, en que parece que está cumpliéndose el sueño de alguien muy perturbado de rodar una película apocalíptica, reduciendo las calles a escenarios vacíos y muy tristes, con doscientos gramos de lluvia y un cielo convenientemente gris. No nos ha pasado nada, nunca, me digo, cuando un chico se cruza de acera para no acercarse mucho. Cuando guardo la fila a dos metros del cliente anterior en el súper, cuando espero a que el vigilante nos deje entrar y entonces encuentro que no hay naranjas en la frutería, ni tarrinas para mis gatos, ni espirales de pasta. Siempre hemos llenado los carros sin pensar, siempre hemos caminado junto a los otros desconocidos sin temer un contagio, sin estigmatizar una tos seca.

 Old man (James Coates)

———- Old man (James Coates)

Hoy no tenía dinero en casa y me ha dado reparo ir al cajero. He visto a la policía parando gente, he pensado de pronto en todas las películas en las que alguien inocente de todo se convierte en culpable y es detenido por incumplir una norma, por cruzar una calle a deshoras. He pasado a la tienda del árabe que queda cerca y le he explicado que llevaba tres euros, que me pesara las naranjas y sumara lo que valía el cuscús para ver si me llegaba. No importa, me ha dicho con una sonrisa franca que se agradece en estos días de risitas nerviosas y desconcierto. Ya pagarás si no te alcanza. Y pienso en la chica china que vive enfrente y en la familia africana, todos salieron ayer al balcón a las ocho de la tarde para aplaudir a los sanitarios que siguen al pie del cañón, igual que las reponedoras agotadas, que las cajeras del súper, donde tú y yo compramos con el susto en el cuerpo porque nunca nos ha pasado nada. Aplaudían desde las ventanas y yo también, por eso no hice fotos. Había que reconocer a los que sí están mirando a la muerte de frente, a los que caminan por los mismos pasillos que ella. Nunca nos había pasado nada. Los bares cerrados, las tiendas de ropa, los bazares chinos, las escuelas, las librerías. El Coliseo desierto en Roma, asombrado de su propio silencio. El metro viajando para transportar fantasmas. Un perro se ha convertido en el mejor salvoconducto, en la única excusa que te permite salir, fingir que no estás recluida del todo. El mundo que la semana pasada era fácil de transitar hoy tiene las persianas bajadas y ellas, tantas ellas, aun así se levantan a la hora de siempre, sin saber si ya enfermaron, si caerán hoy, y se ponen su uniforme y cobran tus naranjas, ellas y ellos limpian como sísifos condenados la manija de una puerta que tocan tantos, una vez y otra más, ellas y ellos atienden el teléfono o ayudan a un enfermo a incorporarse en su cama sin dejar de sonreír como cada día.
Es verdad. Nunca nos había pasado nada. Apretamos un interruptor y se hace la luz. Hemos podido coger un vuelo por lo que cuesta una chaqueta de Zara, hemos desayunado la mejor tarta de zanahoria del mundo en Nueva York, hemos comprado por internet primeras ediciones de libros amados, zapatos japoneses. Es hora de aceptarlo y de admirar a los ancianos que se hicieron expertos en colas de racionamiento, en disimular el miedo, en atesorar el aceite como oro líquido, en besar el pan, en comer a oscuras, a escondidas, muchos años después, solo porque nunca se les pasó del todo el hambre acumulada. Hoy hay que cuidarlos, que quedarse en casa y no gimotear en vano, porque a ellos sí, a ellos les ha pasado todo.

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Agradecemos a la autora del texto, la escritora Patricia Esteban Erlés, la generosidad de permitirnos compartirlo públicamente en nuestro blog. ¡Gracias, Patricia!  ¡Hasta pronto!

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