Siguiendo con la serie dedicada al genial Gainsbourg con motivo del 25º aniversario de su muerte, hoy entramos en la que fue su etapa puramente pop, la segunda mitad de los sesenta. El siempre minusvaloró las composiciones que hizo para los artistas del naciente ye-ye francés, y las que cantó el mismo. Se justificaba diciendo que eran ejercicios de estilo, obras menores, como avergonzándose de ellas.
Nada más lejos de la realidad, las piezas pop de Gainsbourg son auténticas joyas engarzadas en lo más granado de su época, de hecho, el fue de los que dignificó la música ligera de entonces, y consiguió ese difícil equilibrio entre calidad y comercialidad.
Docteur Jekyll et Monsieur Hyde (1966)
Gainsbourg, completamente desmoralizado por el escaso éxito de sus álbumes y su nula capacidad para las actuaciones en directo, recibe a principios de 1964 el encargo del editor de discos Phillips (su discográfica) Denis Burgeois, para componer temas destinados a la emergente figura del pop francés France Gall, cuya primera canción había sido un éxito total.
El primer tema que le compuso Gainsbourg, «N’écoute Pas les Idoles» (No escuches a los ídolos), fue todo un éxito en Francia llegando a permanecer dos semanas en el top de las listas en marzo de 1964.
La asociación de Gall y Gainsbourg produjo muchos sencillos populares, continuando en el verano de 1964 con su éxito «Laisse Tomber les Filles» (Deja tranquilas a las chicas).
Gall fue entonces seleccionada para representar a Luxemburgo en el Festival de la Canción de Eurovisión de 1965. De las 10 canciones propuestas para ella, eligió la de Gainsbourg, «Poupée de cire, poupée de son». El 20 de marzo de 1965 se celebró la final del concurso en Nápoles, donde su interpretación, empapada de ternura juvenil y femineidad, llamó la atención llegando a obtener el primer premio, a pesar del nulo apoyo de países de habla francesa como Francia y Bélgica. El sonado éxito obtenido en Eurovisión garantizó que llegara a ser conocida fuera de Francia y grabó el tema en varios idiomas. En el 50ª aniversario de Eurovisión fue elegida como una de las mejores actuaciones de la historia.
France Gall (Poupée de Cire, Poupée de Son) 1965
Otra composición de Gainsbourg, «Les Sucettes» (Las piruletas) de 1966, la envolvió en cierta polémica por el juego de palabras que Serge impuso, pasando la letra de tratar de la inocente situación de una niña (Annie), a la que le gustan las piruletas, a ser una pretendida alegoría de cierta práctica sexual. Cuando ella se enteró del doble sentido del tema, quedó afectada al momento y rompió su relación laboral con Gainsbourg, quien con esto quiso poner a prueba la imagen tierna e inocente de la cantante.
Realmente fue una maldad enorme por parte de Serge, que cuando se dio cuenta de la enorme magnitud del episodio, intentó pararlo sin conseguirlo. Después del daño causado, intento también que France le perdonara regalándole un brazalete de Hermés, pero nada se pudo hacer ante la enorme decepción que sufrió la cantante, que por cierto, adoraba a Gainsbourg.
France Gall & Serge Gainsbourg (Les Sucettes) 1966
Ese mismo año (1966) Michèle Arnaud, la primera que confió en Serge y le apoyó a finales de los cincuenta, decide volver a grabar ese año, y tuvo claro a quién recurrir. Gainsbourg le compuso varias canciones, y destacando entre todas «Les Papillons Noirs».
Es una auténtica maravilla, con unos arreglos prodigiosos a cargo de Michel Colombier; toda una pieza de la mejor orfebrería pop. Es con diferencia la mejor canción que le compuso a Michéle y una de las mejores del cancionero del propio Gainsbourg.
Michéle Arnaud & Serge Gainsbourg (Les Papillons Noirs) 1966
En la parte final de 1966, Serge estuvo involucrado en un proyecto muy especial para el, un musical que sería emitido en la televisión francesa, pero nada mejor que su director Pierre Koralnik para explicarnos el argumento: «Anna es la historia de un joven exitoso que dirige una agencia de publicidad, y que por azar, ve la fotografía de una chica que no puede borrar de su cabeza. Desde ese momento solo tiene una obsesión, encontrarla. La busca por todo París. Lo gracioso de la historia, es que la tiene frente a él, es su asistenta. Para él es invisible, tras sus ropas de trabajo y las gafas de culo de vaso que la camuflan. Es todo bastante extravagante. La música, toda de Serge Gainsbourg, está pensada como un script de cine. Es muy rock & roll y también muy pop. Se muestra toda la modernidad de su música y sus textos son, como en él es norma, magníficos”.
Para el papel protagonista, Gainsbourg pensó en la actriz danesa afincada en Francia Anna Karina, recién separada del cineasta Jean Luc Godard, para quién se convirtió en su musa y compañera. Ella acogió con ilusión el proyecto, porque le permitía cantar y salir de los films que acostumbraba a hacer, inmersos en la intelectualidad, a veces asfixiante, de la Nouvelle Vague francesa.
Para la grabación de “Anna”, Gainsbourg recluta a Michel Colombier como arreglista y director musical, siguiendo los consejos de su amigo, el productor Alain Goraguer. Colombier hace un trabajo formidable, habituado y cómodo con los sonidos «sixties» como estaba. Esta toma de contacto es tan solo la primera de una serie de fructíferas asociaciones.
Aunque no tuvo el éxito que Gainsbourg esperaba, hoy podemos decir que es una obra sorprendente y que simboliza un estado de gracia creativo extremadamente pop, por lo demás muy atípico en la acartonada televisión de la Francia de De Gaulle.
Anna Karina & Serge Gainsbourg (Ne Dis Rien) 1967
Gainsbourg está instalado en el Olimpo musical, es famoso, rico, trabaja para quien quiere, y en esas circunstancias, aparece alguien que le vuelve la vida del revés, y que tendría como consecuencia uno de los periodos más fértiles en su creación artística. Nos referimos, como no, a Brigitte Bardot.
En el otoño de 1967, Brigitte estaba preparando un especial para la televisión que se iba a emitir el día de año nuevo de 1968. Empezaba a estar preocupada porque el proyecto estaba paralizado por la falta de ideas del equipo de realización. En estas circunstancias, decide recurrir a Gainsbourg para que le componga alguna canción para incorporar al programa.
El ya le había compuesto algún tema en el pasado. Ante su petición le presentó dos temas extraordinarios, la icónica «Harley Davidson» y la más experimental y no menos fascinante «Contact».
Durante el tiempo que pasaban juntos ensayando las canciones surgió un romance entre ambos. Ella estaba hastiada de su matrimonio con el millonario Gunter Sachs, y el quedó fascinado por la figura de quién era el mayor mito erótico del momento. Fue una relación corta, pero muy intensa por las dos partes.
Bardot grabó tres canciones con Gainsbourg. «Comic Strip», incluida en su especial televisivo, se desarrolla en un escenario lleno de globos hinchables y decorados con letras psicodélicas diseñados por Topin. Allí vemos a B.B. desgarrar una tela y avanzar insolente, ceñida de la cabeza a los pies dentro de un maillot, una pequeña capa de heroína de cómic y una peluca morena, como un negativo de Barbarella. Todo un delirio pop de principio a fin.
Brigitte Bardot & Serge Gainsbourg (Comic Strip) 1967
Serge recuerda: “Tenía una fijación con B.B. Cenamos juntos una noche y me burlé de ella. Me llamó a la mañana siguiente y me preguntó porque hacia eso. Le dije que porque estaba aterrorizado por su belleza. Me contestó “Escribeme la más bella canción de amor que puedas imaginar”. Esa noche compuse “Je t’aime, moi non plus ” y “Bonnie & Clyde”.
Brigitte Bardot & Serge Gainsbourg (Bonnie & Clyde) 1967
Brigitte recuerda aquella relación: “Fue un amor loco, un amor como en sueños, un amor que quedará en nuestros recuerdos y en la memoria. Todavía hoy, cuando se habla de Gainsbourg, se le asocia siempre a Bardot, pese a todas las mujeres que jalonaron su vida y todos los hombres que compartieron la mía. Desde ese día, desde esa noche, desde ese instante, ningún otro hombre cuenta más para mi. El era mi amor, el me abrió los ojos, me hizo hermosa, fui su musa”
Tres semanas antes de la difusión del “Show Bardot” en televisión, registran la primera y mítica versión de “Je t’aime, moi non plus”.
”Grabamos “Je t’aime, moi non plus” bien entrada la tarde, casi de noche, en los estudios Barclay. Cada uno tenía su micro. A un metro escaso el uno del otro, nos cogíamos de la mano. Yo estaba un poco avergonzada de imitar lo que hacia Serge, suspirando y gimiendo delante de los técnicos del estudio. Hizo que se marcharan. Pero después de todo, yo no hacia más que interpretar un papel, como en las películas que rodaba. Y después Serge me daba confianza con un apretón en la mano, un guiño, una sonrisa, un beso”
Brigitte Bardot & Serge Gainsbourg (Je T’aime Moi Non Plus) 1967
Si, estamos hablado del buque insignia de la producción musical de Gainsbourg, su tema más conocido, muchas veces maltratado y parodiado. Es una autentica maravilla, que para mi gusto, supera a la versión conocida por todos, la realizada con Jane Birkin. Ese órgano que es como el río donde va fluyendo la canción, la voz de Brigitte más intensa y con más matices que la Birkin. En fin, una obra maestra fruto de la genialidad de Gainsbourg, y no nos olvidemos, de la maestría de Michel Colombier en el estudio y como supo envolver la canción con una producción exquisita, donde nada sobra y nada falta.
¿Qué pasó después?, presionada por su marido, que escandalizado y muy ofendido tras escuchar la grabación, y después de una discusión terrible, éste le da a elegir entre Gainsbourg o él. B.B. se asusta, prefiere la seguridad y envía un telegrama a Philips pidiendo cancelar la salida del disco. Serge Gainsbourg, consciente que el drama comienza a tomar proporciones imprevisibles, acepta suprimir en el último momento la canción en un álbum que salia pocas semanas más tarde. Serge Gainsbourg jamás volvería a hablar de ello.
Finalmente, la canción se publicaría en 1986, con fines benéficos destinados a la fundación que la actriz constituyó para la defensa de los animales.
Fruto de su desesperación, surgió una canción, toda una declaración de amor de Serge a Brigitte. «Initials B.B.» está en la cumbre creativa del autor, ello realzado casi hasta lo sublime por la producción de Arthur Greenslade.
Gainsbourg le manda una carta por medio de un amigo periodista de France soir, quién le sirve de correo en esas circunstancias. Esa misiva, larga y triste, en la que le explica que acaba de componer “Initials B.B.”, un himno nostálgico, que ensalza como nunca su imagen de diosa venerada. Ella al conocer la canción comentará: «Es la mayor declaración de amor que se haya hecho nunca».
Cortometraje que recoge los procesos de creación y grabación de la canción
Antes de que termine el año, Gainsbourg, a petición de Françoise Hardy, pondrá letra y hará nuevos arreglos a una canción de unos autores británicos editada dos años antes, «It Hurts to Say Goodbye», que quedará convertida en «Comment te Dire Adieu?», pieza básica del repertorio de Françoise y un éxito sideral de aquel año.
Françoise Hardy (Comment te Dire Adieu?) 1968
Después llegaría el amor de su vida, Jane Birkin, y algunas de sus obras maestras y también, de algún disco más que olvidable, pero esa etapa será objeto de la próxima entrada dedicada a este artista único e irrepetible.