Serge Gainsbourg IV (1977 – 1991). Últimos Éxitos, Decadencia y Autodestrucción

La fama me destruyó. Destruyó mi alma, mi conciencia y mi subconsciente. Éste es un oficio extremadamente cruel porque hay que liberar el alma. Si no lo haces, eres un hipócrita y no llegarás lejos. Y la sinceridad tiene un precio muy, muy alto”

El relato de los últimos años de Serge Gainsbourg, es el de una decadencia progresiva, tanto en lo artístico como en lo personal. Fueron años de experimentación, de buscar nuevos caminos, algunos más afortunados que otros. Pero también fueron años de sumergirse en una vorágine de excesos, de soledad y frustraciones, de buscar la provocación como única forma de mantenerse en el candelero y no caer en el olvido.

En 1977 se estrena la película “Madame Claude” de Just Jaeckin, para quién Serge había desestimado hacer la banda sonora de su primer Emmanuelle, algo que lamentaría, pues sería un bombazo mundial, haciéndola finalmente Francis Lai. Pero esta vez compone la banda sonora de la película. Como adelanto se publica el single “Yesterday Yes a Day”, cantado en inglés por Jane Birkin y escrito a medias con Jean Pierre Sabar. Es una de sus joyas ocultas. Una delicada pieza sustentada sobre un sonido cristalino, apenas esbozadas unas lineas de sintetizador y unos majestuosos y evocadores arreglos de cuerda.

Jane Birkin (Yesterday Yes a Day) 1977

Arrepentido por el dinero que perdió renunciando a “Emmanuelle”, acepta componer la banda sonora de “Goodbye Emmanuelle” tercera y última de la saga, al menos de las dirigidas por Jaeckin y protagonizadas por Sylvia Kristel.

En 1978 estará dedicado a componer el nuevo disco de Jane, “Ex Fan de Sixties”. A mitad de año publica un nuevo sencillo. “Sea, Sex and Sun” es su último éxito veraniego, una maravilla discotequera, La canción todo el mundo se la toma en serio menos el. En el fondo no es más que una pequeña venganza por el nulo éxito de los discos anteriores. La canción llega al número cuatro, no acaba de explotar del todo, pero en septiembre Patrice Leconte la incluye dentro de la banda sonora de su película “Les Bronzés”. Ambas, canción y film, pulverizan las taquillas.

Serge Gainsbourg (Sea, Sex and Sun) 1978

Decidido a emprender una nueva senda, escoge la del reggae. Animado por Lerichomme, bien situado en Polygram donde trabajaba desde hacía cinco años, contactan con Island records. Este sello, distribuido por Polygram, había sacado del gueto a la música jamaicana, popularizándola y consiguiendo estupendos réditos. Les sugieren músicos y proporcionan ideas

En enero de 1979, Gainsbourg y Lerichomme preparan los ensayos de grabación del álbum “Aux Armes et Caetera” en los estudios Dynamic sounds de Kingston.

Poco después conocen al bajista Robbie Shakespeare, quién cree que Serge es el productor, al ser más viejo que Philippe. Cuando llega el verdadero productor, los músicos pasan del disco y aplican el principio de toma el dinero y corre. Están completamente sobrepasados por sus hábitos de trabajo. Finalmente Serge se sienta al piano y toca algunas armonías que parecen gustarles. De repente, para animar la sesión, les pregunta si conocen algo de música francesa. Pitorreo general. De repente, uno de los músicos exclama: “Je t’aime”, los demás asienten. También la conocen. La tararean. Serge contesta riendo; “¡es mia!”. Todo cambia, han caído bajo la atracción de Serge.

Sorprendentemente “Aux Armes et Caetera” es un éxito. El primer LP suyo que llega a disco de oro en Francia, mas de 100.000 copias vendidas. Pero el escándalo y la controversia es algo inherente a Gainsbourg.

El disco contiene una versión del himno nacional, de “La Marsellesa”, precisamente la canción que da título al álbum. Esto desata una campaña feroz contra Serge. Michel Droit, un gaullista bastante reaccionario, publica un artículo en “Le Figaro” atacándolo; le acusa de parodiar el himno nacional, de sacar beneficio de algo casi sagrado.

Gainsbourg le contesta a la mañana siguiente en las páginas de “Le Matin dimanche”; “El cerumén y las cataratas del neo-gaullismo, están personificadas en este extremista llamado Droit. El puede juzgar y yo consentir que juzge mi Marsellesa, heroica tanto por sus pulsaciones rítmicas como por la dinámica de sus armonías, tan revolucionaria como la original en su llamada a las armas. Estoy pues desolado de saber que, por ese don de la ubicuidad que él ha desgraciadamente perdido, pero que yo aun poseo, la grabación en vinilo, la emisión en la radio y el éxito televisivo se podrá propagar. Que esta visión personal del himno nacional, que es también el mío, aun pueda ser difundida en Europa, Africa, en Japón, en América, incluso en la Jamaica donde fue creada.

Serge Gainsbourg (Aux Armes et Caetera) 1979

Tras un segundo disco reggae (“Mauvaises Nouvelles des Étoiles), innecesario y repetitivo, y que seguramente Gainsbourg acometió por la ilusión de volver a Jamaica, otros proyectos fallidos, aunque no carentes de interés, se suceden. El disco con Catherine Deneuve, el compuesto a Isabelle Adjani, canciones e incluso discos para otros artristas, etc. Serge necesita reinventarse una vez más. Improvisador genial, necesita un hilo conductor, madurar sus arrebatos de genialidad antes de llevarlos a cabo. Y por encima de todo, no perder nunca el protagonismo y la notoriedad pública que siempre buscó.

Su siguiente álbum, “Love on the Beat”, se publica a principios de octubre de 1984, acompañado de una enorme campaña promocional. Gainsbourg está en todas partes. Había viajado en 1984 con Philippe Lerichomme a Nueva York tras su aventura reggae. Allí contactan con Jean Pierre Weiller, un francés emigrado que conoce las últimas tendencias de la gran manzana. Este le hace escuchar algunos discos, entre los que está “Trash it Up” de Southside Johnny & the Ashbury Dukes. Este último entusiasma a Serge y contactan con los productores, Nile Rodgers y Billy Rush. El primero, miembro de Chic, acaba de producir el bombazo de David Bowie, “Let’s Dance”, y se halla enfrascado en la grabación de  “Like a Virgin” de Madonna, por lo que desiste. El segundo acepta el reto.

Billy Rush recuerda: “Cuando Jean Pierre Weiller me habló de Serge yo no conocía absolutamente nada de él, ni tan siquiera el “Je t’aime”. Concertamos una cita en New Jersey, en mi garaje convertido en estudio. Vi llegar a un tipo muy tímido, que no hablaba más que una pocas palabras en inglés. Me puso una de sus casettes, en las cuales se hallaban las bases melódicas de sus canciones. La atmósfera era un tanto extraña, nunca habría imaginado que era una estrella en Francia. Delante de él me puse a trabajar, elegí un ritmo, pegué una base, programé algunos teclados y guitarras. No me hablaba, le veía inseguro, ahora creo que me estaba examinando. Al final del día había podido terminar dos o tres maquetas. Se la pusieron bajo el brazo y se marcharon. Yo pensé que había sido divertido, aunque también que no los volvería a ver. Pero a la mañana siguiente volvieron y me dijo: Genial!, continuemos”.

Una vez más, Gainsbourg ha encontrado un nuevo mundo musical en mitad de una etapa personal, cuanto menos, delicada. La música disco como vehículo y la homosexualidad como leit motiv, el elemento provocador que le sirve de motor. En un momento de duda y lucidez confiesa a Lerichomme: ”¿Pero que coño estamos haciendo aquí?, mi música es Chopin, nada que ver con esto”. Philippe le calma; “Es justamente por eso por lo que estamos aquí, para intentar cosas nuevas”.

Para la portada, fotografiado por el cineasta William Klein, se maquilla y pinta como un maduro y ajado travesti. Los labios rojo carmesí, uñas y pestañas postizas y un fino cigarrillo humeante. Deja de beber durante quince días para ocultar las ojeras y se hace pegar las orejas con el fin de disimularlas.

El disco, más que un tratado acerca del ideal homosexual, es un canto a la decrepitud, al paso del tiempo. Nuevos caminos para los viejos deseos. Desde luego lo que se espera de él. Se imagina atrapado en un limbo etéreo entre el bien y el mal, entre la pasión promiscua y la pureza platónica homosexual.

Para cerrar, otro más de esos episodios malévolos de los que tanto gustaba; “Lemon Incest”, La necesidad vital, una vez más, de la provocación. En realidad una declaración del amor incondicional paterno-filial, bajo la melodía del estudio nº 3 en mi mayor de su amado Chopin, con su pequeña Charlotte. Las palabras aceradas como balas, los juegos semánticos para escándalo de los biempensantes y los hipócritas. La pureza, el candor incluso, de los sentimientos. La honestidad de un tipo tan peculiar que de tan honesto, escandalizaba.

Serge Gainsbourg & Charlotte Gainsbourg (Lemon Incest )

Serge Gainsbourg publicó su decimoséptimo y último álbum de estudio el año 1987. Tras el escandaloso éxito de su anterior disco,“Love on the Beat”, decidió regresar a Nueva York, inspirarse en el funk y lanzarse en los brazos del rap, un movimiento musical que comenzaba su andadura por entonces. Serge tenía 58 años. Los escándalos se acumulaban. Sus textos cada vez eran más provocativos y él seguía obsesionado en bucear en los sonidos de los años ochenta.

“You’re Under Arrest” es un álbum que evoca las pasiones de un hombre maduro por las jovencitas, él las “llamapisseusses”, especialmente por una de nombre Samantha. Recuerda en ese sentido a los álbumes protagonizados por otras mujeres (Melody y Marilou). Como en sus últimos discos, las letras tienen un contenido altamente sexual, con multitud de juegos de palabras marca de la casa. El sonido enlaza con el electro-funk ochentero, con una poderosísima línea de bajo. Todo el disco se presenta como un especial paseo por el Bronx, con música muy negra, funky, bastante cercana al rap, y como colofón una versión funk de “Mon Legionnaire”, el clásico de Edith Piaf. Tal vez este trabajo no sea uno de sus mejores discos, pero resulta fascinante. sobretodo por su afán de experimentación y el no quedarse descolgado ante las nuevas tendencias que imperaban entonces.

Serge Gainsbourg (You’re Under Arrest) 1987

La promoción del disco será en tono de despedida, con un Gainsbourg paseando su evidente alcoholismo por los platós de televisión. La conmemoración de sus 30 años de carrera (1958-1988) le sorprendieron en el hospital, luchando por sobrevivir a una operación que le extirpó dos terceras partes de su hígado carcomido por la cirrosis. Serán tiempos duros, él en una espiral de autodestrucción imparable en el hospital, y su compañera de entones, Bambou, en la comisaría por tráfico de drogas.

Una última ronda de conciertos en toda Francia le servirá como adiós, ya consciente de que su salud no le va a permitir aguantar mucho más. Con la misma actitud de siempre, con un cigarrillo permanente encendido entre los dedos, Gainsbourg pasó revista a todo su repertorio. Por entonces, su figura ya era transgeneracional y su influencia entre el público, inaudita. Había por fin conseguido aquello que había perseguido durante tres décadas: domar a un público que le era hostil.

La actuación más memorable de esa gira fue en el Zénith parisino, en donde le acompañó su banda de siempre, incluidos sus músicos americanos, y al que acudieron muchas de sus amistades para despedirse. El éxito fue total, las entradas se agotaron, hecho no muy frecuente para Gainsbourg, y los críticos se rindieron a la evidencia de que estaban delante del músico más importante que había dado Francia en el último medio siglo.

Y después del Zénith, el ocaso.

Se sucedieron tres años entre hospitales, alguna aparición en la tele y pequeñas colaboraciones con otras artistas. Conforme su furia se iba apagando, un Gainsbourg plácido y sereno emergía para despedirse.

El dos de Marzo de 1991 se apagaba la vida del compositor que quiso “no tener que esperar a estar muerto para ser inmortal”. La vida que el pequeño Lucien empezó a fumarse frenéticamente desde su adolescencia se acabó de consumir una fría tarde de invierno en la que olvidó tomarse la pastilla para su galopante cardiopatía, tal y como ya le había sucedido a su mentor y amigo Boris Vian 33 años antes.

“Serge Gainsbourg supo elevar la canción al rango de obra de arte; su obra es el testigo de la sensibilidad de toda una generación francesa”.
François Miterrand

Tumba de Serge Gainsbourg en el Cementerio de Montparnasse (París)

Initials BB (B.S.O. Gainsbourg, Vie Héroïque) 2010

Serge Gainsbourg III (1969 – 1976). Jane Birkin, Melody Nelson y el Hombre de la Cabeza de Col

Si hay un año clave en la vida y en la carrera musical de Gainsbourg ese es 1969. Ese año consolida su relación con la que sería su musa y el amor de su vida, Jane Birkin, y publica, esta vez sí, la canción con la quedará identificado para siempre, “Je t’Aime… Moi Non Plus”.

El primer encuentro entre ellos fue para protagonizar la película “Slogan”. Jane apenas sabía hablar una palabra de francés, por lo que  Serge  no la tiene en cuenta, hasta que en una parte particularmente complicada del guión, una escena en la que Jane necesitaba llorar,  Serge se detuvo y se dio cuenta  que las lágrimas que corrían  por el rostro de Jane no eran un acto fingido, sino que eran lágrimas auténticas ocasionadas por su reciente ruptura con el compositor John Barry, y la presión que sentía ante el horrible comportamiento que Gainsbourg tenía con ella.

Durante una cena con equipo de la película, Serge y Jane,se quedan solos por casualidad en la mesa. Jane saca a Serge a la pista de baile a pesar de sus gritos de protesta. Después de ese  baile a ella le pareció encantador. Escaparon a un club nocturno ruso donde Serge convenció a los músicos que tocaran para Jane en la acera. Muchos clubes nocturnos más tarde, la pareja se tumbó en  la habitación de Serge en el Hilton, donde inmediatamente se quedó dormido mientras Jane usaba el baño. En sus propias palabras, “fue el momento más romántico de la noche”. 

Gainsbourg piensa en Jane para grabar por fin “Je t’Aime… Moi Non Plus” y le muestra la primera versión grabada con Brigitte Bardot. Este tema se había convertido en una obsesión para Serge. Al principio Jane no quiso cantarla, porque siempre decía que no era una buena cantante. Pero Jane siempre cedía. Así que el 14 de diciembre de 1968, justo un año después de la primera versión con la Bardot, en el mismo estudio Barclay de París, Serge y Jane graban la nueva versión.

Cuando presentaron el tema a los directivos de su discográfica, estos palidecieron. Sabían que tenían entremanos un tema extraordinario, pero temían el escándalo que supondría su publicación. El single apareció en la segunda semana del mes de febrero de 1969, se publicó con un sello en que se decía que el disco estaba prohibido para los menores de 21 años y, además, el disco no llevaba el logo de Philips, sino el de Fontana.

“Je t’aime moi non plus” se edita, rodeada del escándalo, y es calificada de pornográfica. Una campaña mediática, impulsada por el periódico Osservatore Romano, órgano oficial del Vaticano, alimenta más si cabe aún sus ventas, que serán de mas de dos millones de copias. En muchos países, las voces católicas claman al cielo. En Inglaterra, Fontana, subsello de Philips, del cual la reina Juliana de Holanda tiene parte del accionariado, tiene que dejar de fabricarlo debido a las presiones, pasándole la licencia a Major Minor, un pequeño sello Norirlandés, que lo fabrica en Belfast. En Francia prácticamente no se radia, salvo en contados programas y a horas avanzadas de la noche.

Jane Birkin & Serge Gainsbourg (Je t’Aime… Moi Non Plus) 1969

La compañía discográfica había exigido la grabación de un LP que acompañara a la canción, como comentaron: “de ir a la cárcel que sea por Lp, no por un single”.

A este disco algunos le acusan de ser un trabajo hecho a toda prisa para aprovechar el éxito de la canción, que junto a temas originales cantados a dúo o individualmente, abundaban muchos de relleno. El “relleno” en cuestión, eran versiones de Gainsbourg de temas que había compuesto para Françoise Hardy o France Gall, así como temas de bandas sonoras compuestas por el.

Hay dos canciones que destacan para mi gusto en el álbum: “69 année érotique”, sensual dúo entre la pareja manteniendo el tono erótico de “Je t’aime moi non plus”, y una canción que puede y debe estar en el Olimpo de las creaciones de Gainsbourg.

“Le Canari Est Sur le Balcon” es una canción, que tratando un tema tan dramático como es el suicidio, lo hace con una delicadeza y sensibilidad exquisitas, todo ello acompañado de la frágil voz de Jane y el extraordinario arreglo que acompaña al tema.

Jane Birkin & Serge Gainsbourg (69 année érotique) 1969

Jane Birkin (Le Canari Est Sur le Balcon) 1969

En todos los aspectos 1970 es un año de transición. Tras la sobrexposición mediática Serge se hace raro de ver. Su ritmo de trabajo se ralentiza. Como pretende pasar el mayor tiempo posible con Jane, se contenta con intervenir en las mismas películas que ella o acompañarla en los rodajes. Se dedica a la familia, a la pequeña Kate, la hija que Jane tuvo con John Barry, a quien acaba adoptando y ante la que ejerce el papel de padre.

Pero tras ese paréntesis llegó el que es considerado por muchos el mejor disco de rock editado en Francia. “Histoire de Melody Nelson” llevaba en mente de Gainsbourg años, surgiendo tras el sueño frustrado de hacer un musical sobre Lolita, la conocida novela de Nabokov. Con la ayuda de Jean Claude Vannier como arreglista y co-autor de algunos títulos, decidió sacar adelante este álbum conceptual. Es conceptual pues responde a un concepto, en este caso, contar una historia, como otros grupos ya habían empezado a hacer (véase “Tommy”, de The Who). Melody Nelson surge así en un momento de cambio en la música.

En tan solo 27 minutos Gainsbourg, pegado al micrófono, narra y canta, aborda la pasión más que con palabras, con música. En términos musicales, al francés gutural de Gainsbourg le acompañan intervenciones de Jane Birkin, y los arreglos de Jean Claude Vannier, magistrales, que determinan por completo el espíritu del disco: a la presencia constante del bajo en primer término, se le suman batería, guitarras eléctricas, algo totalmente inusual en la discografía de Gainsbourg, sección de cuerda (una de las claves del sonido tan particular del disco. Todo ello arrastra al mundo de los sentidos y pasiones que propone el autor, entre otros elementos, como el memorable coro final de 70 componentes.

Serge Gainsbourg (Historie de Melody Nelson) 1971

A pesar de la intensa campaña publicitaria que acompaño a su lanzamiento, y de la extraordinaria calidad del disco, fue un fracaso en ventas. Gainsbourg quedó muy contrariado y defraudado por ello. Sería con el paso del tiempo cuando el disco sería redescubierto, y hoy en día es un álbum de referencia por su calidad y su enorme influencia en los trabajos de otros músicos.

A principios de 1972 se publica el single “La Decadanse”. Resulta un completo fracaso comercial. En el fondo fue un intento de repetir el éxito de “Je t’Aime… Moi Non Plus”, con un tema de alto contenido erótico acompañado de un baile no menos sensual.

Jane Birkin & Serge Gainsbourg (La Decadanse) 1972

Minado, en su orgullo y también financieramente, por los pobres resultados de sus últimos discos, empieza a desarrollar trabajos “alimenticios”, como bandas sonoras y anuncios publicitarios.

En marzo del 1973 comienza a registrar las partes instrumentales de lo que sería su siguiente LP, “Vu de L’extérieur”. Dedica seis semanas a escribir los textos. Desaparece del mundo público, no aparece en los medios, salvo en el primer número de Liberation. Su director, en una carta a los lectores, da las gracias a los que han aportado dinero para empezar a funcionar. Junto a Jean Paul Sartre o Jeanne Moreau aparece Serge.

El primer y único sencillo de “Vu de l’extérieur” lleva la canción homónima y la maravillosa y lacerante “Je Suis Venu te Dire que je m’en Vais”. Todo el mundo quiere darle un significado. Murmuran que Serge va a dejar a Jane. En realidad está asustado ante la enfermedad y la muerte. Compone una especie de testamento musical, en el que sospechando su próxima muerte, intenta preparar a Jane para su próxima desaparición. No obstante, incapaz de desnudarse completamente, nos obsequiará con una serie de canciones escatológicas que en el fondo dejan traslucir una inseguridad que cabalga entre el humor y la provocación. Hipocondría aparte, su vida excesiva le pasará factura diez meses después; una crisis cardiaca vendrá acompañada por un principio de cirrosis.

Serge Gainsbourg (Je Suis Venu te Dire que je m’en Vais) 1973

La grabación de su nuevo álbum, “Rock Around the Bunker”, le llevará tan solo una semana, a finales de 1974, y de nuevo en los estudios Phonogram de Londres.

Con la salida de este nuevo y polémico trabajo, en febrero de 1975, el público está, completamente sobrepasado por este disco arisco, tormentoso y provocador. Gainsbourg con su sempiterna provocación no sólo ha querido tocar algo  muy sensible, sino que ha querido reabrir una herida no del todo cerrada para muchos franceses. Ya había precedentes, otros que habían osado jugar con la imaginería nazi con una voluntad evidente de provocación. ¿Hasta donde quería llegar?. Ni el mismo llegaría a saberlo.

Es un disco que abandona muchas de las señas de identidad de sus creaciones anteriores, como es la ausencia de los suntuosos arreglos orquestales que acompañaban a sus temas. El sonido del álbum es áspero, plenamente rockero, sin concesiones. Un álbum completamente prescindible, indigno de su talento, que cosechó un sonoro fracaso en ventas.

Primavera de 1976. Unos años atrás Serge había adquirido, en una galería de la calle Lille, una escultura de Claude Lalanne. Se titulaba “L’Homme à Tête de Chou” y representaba a un hombre desnudo que tenía por cabeza una planta carnosa, una coliflor. Esta obra y la presunta historia que hay detrás de ella, inspirará uno de los trabajos indispensables de Gainsbourg, el único que podría disputarse el título de su obra maestra a  “Histoire de Melody Nelson”.

En tan solo seis días graban la música en Londres. La mezcla se hará a finales de septiembre, en el Estudio Des Dames de París. Los arreglos son encargados al fiel Alan Hawkshaw. La dirección artística al ya indispensable Philippe Lerichomme. Serge aborda la realización de este nuevo disco de una manera radicalmente diferente.

Philippe Lerichomme: “L’Homme à Tête de Chou” es un disco conceptual. Muy personal, sin concesiones, con sorprendentes ejercicios de estilo, un trabajo casi artesanal. Tiene hallazgos como la introducción del Talk over, la voz hablada, por encima del ritmo y la melodía, algo que se convertirá en habitual en su obra a partir de entonces. Serge sabía como nadie encajar las palabras. Tenía un sentido del ritmo que aún hoy me maravilla. Para este disco había ajustado los textos al máximo. Los había escrito antes de ponerles la música, contrariamente a lo habitual”.

El álbum sale a la venta a finales de 1976. Inmediatamente es aclamado por la crítica como una obra maestra. Comercialmente, en cambio, deja claro que la época triunfal de Gainsbourg ya ha pasado. Otro fracaso y otro álbum que el paso del tiempo reivindicará como se merece.

Serge Gainsbourg (L’Homme à Tête de Chou) 1976

Actuación de Serge Gainsbourg en 1988 interpretando el tema principal del álbum

Serge Gainsbourg II (1964 – 1968). Viviendo en la Era Pop

Siguiendo con la serie dedicada al genial Gainsbourg con motivo del 25º aniversario de su muerte, hoy entramos en la que fue su etapa puramente pop, la segunda mitad de los sesenta. El siempre minusvaloró las composiciones que hizo para los artistas del naciente ye-ye francés, y las que cantó el mismo. Se justificaba diciendo que eran ejercicios de estilo, obras menores, como avergonzándose de ellas.

Nada más lejos de la realidad, las piezas pop de Gainsbourg son auténticas joyas engarzadas en lo más granado de su época, de hecho, el fue de los que dignificó la música ligera de entonces, y consiguió ese difícil equilibrio entre calidad y comercialidad.

Marilu) (1966)

Docteur Jekyll et Monsieur Hyde (1966)

Gainsbourg, completamente desmoralizado por el escaso éxito de sus álbumes y su nula capacidad para las actuaciones en directo, recibe a principios de 1964 el encargo del editor de discos Phillips (su discográfica) Denis Burgeois, para componer temas destinados a la emergente figura del pop francés France Gall, cuya primera canción había sido un éxito total.

El primer tema que le compuso Gainsbourg, “N’écoute Pas les Idoles” (No escuches a los ídolos), fue todo un éxito en Francia llegando a permanecer dos semanas en el top de las listas en marzo de 1964.

La asociación de Gall y Gainsbourg produjo muchos sencillos populares, continuando en el verano de 1964 con su éxito “Laisse Tomber les Filles” (Deja tranquilas a las chicas).

Gall fue entonces seleccionada para representar a Luxemburgo en el Festival de la Canción de Eurovisión de 1965. De las 10 canciones propuestas para ella, eligió la de Gainsbourg, “Poupée de cire, poupée de son”. El 20 de marzo de 1965 se celebró la final del concurso en Nápoles, donde su interpretación, empapada de ternura juvenil y femineidad, llamó la atención llegando a obtener el primer premio, a pesar del nulo apoyo de países de habla francesa como Francia y Bélgica. El sonado éxito obtenido en Eurovisión garantizó que llegara a ser conocida fuera de Francia y grabó el tema en varios idiomas. En el 50ª aniversario de Eurovisión fue elegida como una de las mejores actuaciones de la historia.

France Gall (Poupée de Cire, Poupée de Son) 1965

Otra composición de Gainsbourg, “Les Sucettes” (Las piruletas) de 1966, la envolvió en cierta polémica por el juego de palabras que Serge impuso, pasando la letra de tratar de la inocente situación de una niña (Annie), a la que le gustan las piruletas, a ser una pretendida alegoría de cierta práctica sexual. Cuando ella se enteró del doble sentido del tema, quedó afectada al momento y rompió su relación laboral con Gainsbourg, quien con esto quiso poner a prueba la imagen tierna e inocente de la cantante.

Realmente fue una maldad enorme por parte de Serge, que cuando se dio cuenta de la enorme magnitud del episodio, intentó pararlo sin conseguirlo. Después del daño causado, intento también que France le perdonara regalándole un brazalete de Hermés, pero nada se pudo hacer ante la enorme decepción que sufrió la cantante, que por cierto, adoraba a Gainsbourg.

France Gall & Serge Gainsbourg (Les Sucettes) 1966

Ese mismo año (1966) Michèle Arnaud, la primera que confió en Serge y le apoyó a finales de los cincuenta, decide volver a grabar ese año, y tuvo claro a quién recurrir. Gainsbourg le compuso varias canciones, y destacando entre todas “Les Papillons Noirs”.

Es una auténtica maravilla, con unos arreglos prodigiosos a cargo de Michel Colombier; toda una pieza de la mejor orfebrería pop. Es con diferencia la mejor canción que le compuso a Michéle y una de las mejores del cancionero del propio Gainsbourg.

Michéle Arnaud & Serge Gainsbourg (Les Papillons Noirs) 1966

En la parte final de 1966, Serge estuvo involucrado en un proyecto muy especial para el, un musical que sería emitido en la televisión francesa, pero nada mejor que su director Pierre Koralnik para explicarnos el argumento: “Anna es la historia de un joven exitoso que dirige una agencia de publicidad,  y que por azar, ve la fotografía de una chica que no puede borrar de su cabeza. Desde ese momento solo tiene una obsesión, encontrarla. La busca por todo París. Lo gracioso de la historia, es que la tiene frente a él, es su asistenta. Para él es invisible, tras sus ropas de trabajo y las gafas de culo de vaso que la camuflan. Es todo bastante extravagante. La música, toda de Serge Gainsbourg, está pensada como un script de cine. Es muy rock & roll y también muy pop. Se muestra toda la modernidad de su música  y sus textos son, como en él es norma, magníficos”.

Para el papel protagonista, Gainsbourg pensó en la actriz danesa afincada en Francia Anna Karina, recién separada del cineasta Jean Luc Godard, para quién se convirtió en su musa y compañera. Ella acogió con ilusión el proyecto, porque le permitía cantar y salir de los films que acostumbraba a hacer, inmersos en la intelectualidad, a veces asfixiante, de la Nouvelle Vague francesa.

Para la grabación de “Anna”, Gainsbourg recluta a Michel Colombier como arreglista y director musical, siguiendo los consejos de su amigo, el productor Alain Goraguer. Colombier hace un trabajo formidable, habituado y cómodo con los sonidos “sixties” como estaba. Esta toma de contacto es tan solo la primera de una serie de fructíferas asociaciones.

Aunque no tuvo el éxito que Gainsbourg esperaba, hoy podemos decir que es una obra sorprendente y que simboliza un estado de gracia creativo extremadamente pop, por lo demás muy atípico en la acartonada televisión de la Francia de De Gaulle.

Anna Karina & Serge Gainsbourg (Ne Dis Rien) 1967

Gainsbourg está instalado en el Olimpo musical, es famoso, rico, trabaja para quien quiere,  y en esas circunstancias, aparece alguien que le vuelve la vida del revés, y que tendría como consecuencia uno de los periodos más fértiles en su creación artística. Nos referimos, como no, a Brigitte Bardot.

En el otoño de 1967, Brigitte estaba preparando un especial para la televisión que se iba a emitir el día de año nuevo de 1968. Empezaba a estar preocupada porque el proyecto estaba paralizado por la falta de ideas del equipo de realización. En estas circunstancias, decide recurrir a Gainsbourg para que le componga alguna canción para incorporar al programa.

El ya le había compuesto algún tema en el pasado. Ante su petición le presentó dos temas extraordinarios, la icónica “Harley Davidson” y la más experimental y no menos fascinante “Contact”.

Durante el tiempo que pasaban juntos ensayando las canciones surgió un romance entre ambos. Ella estaba hastiada de su matrimonio con el millonario Gunter Sachs, y el quedó fascinado por la figura de quién era el mayor mito erótico del momento. Fue una relación corta, pero muy intensa por las dos partes.

Bardot grabó tres canciones con Gainsbourg. “Comic Strip”, incluida en su especial televisivo, se desarrolla en un escenario lleno de globos hinchables y decorados con letras psicodélicas diseñados por Topin. Allí vemos a B.B. desgarrar una tela y avanzar insolente, ceñida de la cabeza a los pies dentro de un maillot, una pequeña capa de heroína de cómic y una peluca morena, como un negativo de Barbarella. Todo un delirio pop de principio a fin.

Brigitte Bardot & Serge Gainsbourg (Comic Strip) 1967

Serge recuerda: “Tenía una fijación con B.B. Cenamos juntos una noche y me burlé de ella. Me llamó a la mañana siguiente y me preguntó porque hacia eso. Le dije que porque estaba aterrorizado por su belleza. Me contestó “Escribeme la más bella canción de amor que puedas imaginar”. Esa noche compuse “Je t’aime, moi non plus ” y “Bonnie & Clyde”.

Brigitte Bardot & Serge Gainsbourg (Bonnie & Clyde) 1967

Brigitte recuerda aquella relación: “Fue un amor loco, un amor como en sueños, un amor que quedará en nuestros recuerdos y en la memoria. Todavía hoy, cuando se habla de Gainsbourg, se le asocia siempre a Bardot, pese a todas las mujeres que jalonaron su vida y todos los hombres que compartieron la mía. Desde ese día, desde esa noche, desde ese instante, ningún otro hombre cuenta más para mi. El era mi amor, el me abrió los ojos, me hizo hermosa, fui su musa”

Tres semanas antes de la difusión del “Show Bardot” en televisión, registran la primera y mítica versión de “Je t’aime, moi non plus”.

”Grabamos “Je t’aime, moi non plus” bien entrada la tarde, casi de noche, en los estudios Barclay. Cada uno tenía su micro. A un metro escaso el uno del otro, nos cogíamos de la mano. Yo estaba un poco avergonzada de imitar lo que hacia Serge, suspirando y gimiendo delante de los técnicos del estudio. Hizo que se marcharan. Pero después de todo, yo no hacia más que interpretar un papel, como en las películas que rodaba. Y después Serge me daba confianza con un apretón en la mano, un guiño, una sonrisa, un beso”

Brigitte Bardot & Serge Gainsbourg (Je T’aime Moi Non Plus) 1967

Si, estamos hablado del buque insignia de la producción musical de Gainsbourg, su tema más conocido, muchas veces maltratado y parodiado. Es una autentica maravilla, que para mi gusto, supera a la versión conocida por todos, la realizada con Jane Birkin. Ese órgano que es como el río donde va fluyendo la canción, la voz de Brigitte más intensa y con más matices que la Birkin. En fin, una obra maestra fruto de la genialidad de Gainsbourg, y no nos olvidemos, de la maestría de Michel Colombier en el estudio y como supo envolver la canción con una producción exquisita, donde nada sobra y nada falta.

¿Qué pasó después?, presionada por su marido, que escandalizado y muy ofendido tras escuchar la grabación, y después de una discusión terrible, éste le da a elegir entre Gainsbourg o él. B.B. se asusta, prefiere la seguridad y envía un telegrama a Philips pidiendo cancelar la salida del disco. Serge Gainsbourg, consciente que el drama comienza a tomar proporciones imprevisibles, acepta suprimir en el último momento la canción en un álbum que salia pocas semanas más tarde. Serge Gainsbourg jamás volvería a hablar de ello.

Finalmente, la canción se publicaría en 1986, con fines benéficos destinados a la fundación que la actriz constituyó para la defensa de los animales.

Fruto de su desesperación, surgió una canción, toda una declaración de amor de Serge a Brigitte. “Initials B.B.” está en la cumbre creativa del autor, ello realzado casi hasta lo sublime por la producción de Arthur Greenslade.

Gainsbourg le manda una carta por medio de un amigo periodista de France soir, quién le sirve de correo en esas circunstancias. Esa misiva, larga y triste, en la que le explica que acaba de componer “Initials B.B.”, un himno nostálgico, que ensalza como nunca su imagen de diosa venerada. Ella al conocer la canción comentará: “Es la mayor declaración de amor que se haya hecho nunca”.

Initials B.B. (1968)

Cortometraje que recoge los procesos de creación y grabación de la canción

Antes de que termine el año, Gainsbourg, a petición de Françoise Hardy, pondrá letra y hará nuevos arreglos a una canción de unos autores británicos editada dos años antes, “It Hurts to Say Goodbye”, que quedará convertida en “Comment te Dire Adieu?”, pieza básica del repertorio de Françoise y un éxito sideral de aquel año.

Françoise Hardy (Comment te Dire Adieu?) 1968

Después llegaría el amor de su vida, Jane Birkin, y algunas de sus obras maestras y también, de algún disco más que olvidable, pero esa etapa será objeto de la próxima entrada dedicada a este artista único e irrepetible.

 

Serge Gainsbourg I (1957 – 1963). De la Chanson al Jazz por las Orillas del Sena

El próximo 2 de marzo se cumplen 25 años de la desaparición de Serge Gainsbourg, un personaje fundamental en la historia de la música, no solo francesa, sino internacional, Gainsbourg es una especie de “patrimonio musical de la humanidad”. Un artista total, inconformista, que nunca dejó de experimentar, que nunca se conformó con lo hecho hasta el momento; su mente bullía continuamente nuevos retos y proyectos. Muchas veces el término “genio” se ha otorgado con mucha ligereza, todo lo contrario que en este caso, pocos se lo merecen tanto como el.

Pretendo hacer un modesto repaso por la carrera de este artista único, que logicamente no puedo resumir en una sola entrada. Su obra es de tal magnitud y variedad, que lo dividiré entre sus diversas etapas musicales, muy diferenciadas entre si, pero con la misma calidad, grado de perfección y una influencia que llega hasta nuestros días.

Nacido como Lucien Ginsburg, el tímido y nervioso hijo de unos inmigrantes judios ucranianos, es un claro ejemplo de hombre hecho a sí mismo, que escogió un nombre poco francés (Serge, que recuerda su procedencia del Este, y Gainsbourg, en referencia al paisajista inglés Thomas Gainsborough) para lograr, a través de la música, una identidad que su propio carácter y la sociedad de su época no le dejaba perfilar.

Durante su infancia, el pequeño Lucien vive en París en los barrios más populares. Su padre se encarga de su aprendizaje musical, enseñándole a tocar el piano y animándole a adentrarse en el mundo de la pintura.

Los años de la guerra son duros para Lucien, que se refugia en las provincias del interior y se ve obligado a llevar la estrella de David (“una estrella de sheriff”, dirá más tarde con sorna). Incluso se vio forzado a esconderse tres días en un bosque mientras las SS buscaban a judíos como el.

Ya de vuelta en París, la familia se instala en el distrito 16. Su fracaso escolar le impide acabar el instituto. Se inscribe entonces en la Escuela de Bellas Artes, pero el alto nivel exigido en matemáticas le desalienta y abandona.

Hasta la edad de treinta años, Serge subsiste a base de pequeños trabajos. A veces hace de profesor de dibujo, de canto, vigilante escolar, etc., pero su actividad principal es la pintura. Le hubiese gustado ser un genio de la misma como Francis Bacon o Fernand Léger, de quien fue alumno, pero abandona rápidamente la bohemia para convertirse en un “crooner” de piano-bar en los cabarets parisinos como el Madame Arthur.

En 1957, y fruto de una casualidad, Michèle Arnaud, cantante a la que acompaña a la guitarra en sus actuaciones en el cabaret Milord l’Arsouille (donde el resto del tiempo es pianista de ambiente) descubre con estupefacción las composiciones de Gainsbourg y lo anima a interpretar su propio repertorio en el mismo cabaret. Michèle fue su primera intérprete, grabando desde 1958 los títulos: “La Recette de l’amour fou”, “Douze belles dans la peau”, “Jeunes femmes et vieux messieurs” y “La Femme des uns sous le corps des autres”. Fue entonces cuando comenzó su carrera, componiendo numerosas canciones e incluso editando una revista.

Su primer álbum, “Du chant à la une !”, en el que aparece la canción “Le Poinçonneur des Lilas”, el primero de sus ícónicos clásicos, desconcierta, pero es bien acogido por la crítica. Un sector de la misma se fija en él y dice que sus canciones “tienen la dureza de un atestado”. Su amigo y protector Boris Vian, antes de morir en 1959, lo compara con Cole Porter.

Le Poinçonneur des Lilas (1959)

Creador sin límites, Gainsbourg acabaría ensanchando las fronteras de la Chanson a los más diversos géneros y expresiones. Tomando un clásico como “Las hojas muertas” de Jacques Prévert y Joseph Kosma, Gainsbourg reflexiona sobre el amor y la huella del tiempo, y de paso, sobre la propia magia de la canción para guardar la memoria de los sentimientos.

La Chanson de Prévert (1961)

Iniciada la década de los sesenta, con la llegada de la época ye-ye, Gainsbourg es practicamente un  desconocido. Actúa como telonero en algunos conciertos de Jacques Brel o Juliette Grecó, pero la crítica lo agrede burlándose de su prominente nariz y sus grandes orejas.

Precisamente para Juliette Grecó, la gran diva de la canción francesa de entonces, compone el que sería otro de sus grandes clásicos, “La Javanaise”. El título es un juego de palabras entre el “javanais”, un argot francés, y un estilo de danza. Fue interpretada tanto por ella como por Serge en 1963. Las primeras grabaciones de ambos artistas constituyeron las caras B de cada uno de los dos singles .

La Javanaise (1963)

Fue entonces cuando conoció a Elek Bacsik y Michel Gaudry y les propuso colaborar en un disco. Este proyecto se convertirá en “Gainsbourg Confidentiel”, impregnado de un jazz contemporaneo y minimalista que Gainsbourg adoraba, pero que no le llevaría al éxito. Este disco (según algunos su mejor obra) sólo vendió 1.500 copias. Serge, ante semejante fracaso y el de su posterior disco de 1964, “Gainsbourg Percussions”, tomó una decisión radical: “Voy a lanzarme al mercado comercial y a comprarme un Rolls”. Su paso al naciente pop de entonces, será el objeto de la siguiente entrada dedicada a su figura.

All the Things you Are (1964)