Genesis (Trespass) 50º Aniversario

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La mayoría de los críticos ven «Nursery Cryme» de 1971 como el primer álbum clásico de Genesis, el punto de inflexión progresivo de la banda. Es una visión lógica: su tercer LP trajo al batería, el entonces desconocido, Phil Collins y al guitarrista Steve Hackett al grupo, conformando la formación clásica de la banda, y quizás, la más dinámica en la historia del rock progresivo.Pero todo esto eclipsa injustamente lo que vino antes: «Trespass», el punto de inflexión crucial en la discografía de la banda.

En ese momento, el grupo estaba formado por Peter Gabriel como vocalista, Tony Banks al teclado, Anthony Phillips en la guitarra principal, Mike Rutherford en el bajo y John Mayhew en la batería.

Los dieciocho meses transcurridos entre el debut discográfico de Genesis en marzo de 1969 y su sucesor «Trespass» en octubre del año siguiente, son probablemente el período decisivo en la historia de Genesis. Todos los que conocen ambos discos no pueden dejar de notar cuán impresionantemente la banda había empezado a desarrollar su estilo. Muchas experiencias cruciales de este período sentaron las bases de lo que estaba por venir.

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Anthony Phillips, Tony Banks, Peter Gabriel, John Mayhew y Mike Rutherford. Fotografía: GenesisFan

Una vez que superaron la frustración a raíz de su primer disco, las cosas volvieron a la normalidad. Todos ellos continuaron con sus estudios, pero la música y las experiencias de los meses anteriores se quedarían con ellos. Aunque se reunían con menos frecuencia, usaban cada encuentro para practicar juntos. Esto renovó su entusiasmo por la música, fue lo que los impulsó a abandonar la universidad y convertirse en músicos profesionales. A partir de ese momento, su afán fue superar las debilidades que habían surgido cuando estaban grabando su álbum debut. Genesis había renacido.

El productor John Anthony, quedó fascinado con una actuación de la banda, y los conectó con el responsable de Charisma Records, Tony Stratton-Smith. No fue difícil entusiasmarlo por este proyecto, y pronto, Genesis grabaría un nuevo álbum. Esta fase intensiva en la que la banda escribió canciones (y también grabó un par de demos) y los conciertos en vivo más o menos regulares tuvieron efectos secundarios positivos, recuerda Tony Banks: “Todo fue diferente en este álbum. Habíamos ganado un poco de experiencia en vivo, y cada canción del álbum se había tocado en el escenario antes. Teníamos al menos el doble de canciones para elegir de las que terminaron en el álbum».

Genesis (Febrero 1970) / Fotografía: Official Twitter page for the  fan site

El álbum, lanzado el 23 de octubre de 1970, abandonó las preciosistas experimentaciones de su álbum debut, «From Genesis to Revelation», publicado el año anterior. En este trabajo, la banda se sumergió en imágenes fantasiosas y arreglos exuberantes y prolongados, ayudando a cimentar, sin pretenderlo, el subgénero folk-progresivo.

No es el mejor álbum de la etapa clásica de Genesis, pero ese periodo no se entiende sin este disco. Allí comenzó esa exploración constante del romanticismo de las cosas, los lugares o los sueños. Este trabajo también supuso la despedida del guitarrista Anthony Phillips, que casi supuso el fin de la banda. Descontento por la evolución musical del grupo, y cada vez más agobiado en las actuaciones en vivo, no dudó en abandonarla. Afortunadamente ese fin no se materializó, y lo que se construyó posteriormente, tuvo los sólidos cimientos de esta maravilla llamada «Trespass».

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REO Speedwagon (Hi Infidelity) 40º Aniversario

La historia de «Hi Infidelity» es la de la persistencia. REO Speedwagon había lanzado ocho álbumes anteriores, con cambio de cantantes entre medias, hasta la llegada de Kevin Cronin, convertido en vocalista definitivo de la banda. También tuvo dificultades para definir su identidad musical. En un disco sonaban como una banda de hard rock, mientras que en el siguiente, como unos Eagles con un sonido más contundente. A pesar de sus problemas, el único lugar donde la banda no desfallecía era en el escenario; giraron sin descanso durante años. Un comentario sobre su compañía discográfica, Epic, por permitir que la banda continuara lanzando discos con un éxito moderado (ocho álbumes y ningún éxito masivo) algo que parece inimaginable hoy.

REO Speedwagon se formó en el campus de la Universidad de Illinois por el batería  Alan Gratzer y el teclista Neal Doughty en 1968, quienes en su mayor parte seguirían siendo el núcleo de la banda durante los suguientes años. Completada por el bajista Greg Philbin, la guitarra de Gary Richrath y el vocalista Terry Luttrell, la banda se había convertido en un elemento fijo en la escena musical local, donde fueron descubiertos por Irving Azoff. Después de que Azoff fuera capaz de colocar al grupo como teloneros en varias giras por el Medio Oeste, especialmente con Bob Seger, REO había ganado suficiente estatura para afrontar su álbum debut homónimo para Epic. Aunque el disco capturó en cierta forma la potencia de su música en directo, el álbum no produjo éxitos y voló por debajo del radar de la mayoría de los críticos.

Hasta finales de la década de 1970, había algo que distinguía cada álbum de REO del siguiente, era el reemplazo ocasional de algún miembro de la banda. El más importante de ellos fue Kevin Cronin, quien asumió como vocalista principal de «REO / TWO», el segundo trabajo del grupo lanzado en 1972. Cronin se fue después de ese álbum pero regresó en 1975 para relevar al sustituto Michael Murphy. Aunque el estilo de canto de Cronin no es reconocido por sus innovaciones, su habilidad para escribir baladas más tarde se convirtió en una parte esencial del sonido de la banda.

REO SPEEDWAGON ROLLS OUT 2020 DATES

REO Speedwagon a finales de los setenta. Fotografía: Aaron Rapoport / Corbis

REO finalmente logró su primer álbum de oro con un disco grabado en vivo, «You Get What You Play For»lanzado en 1977. Con Cronin y Richrath asumiendo el control al frente de la producción, el grupo aprovechó el impulso de «Play For» con el álbum de estudio titulado de forma peculiar «You Can Tune a Piano, But You Can’t Tuna Fish» en 1978. El disco fue el primero de REO en producir un sencillo de éxito, «Roll With the Changes», y moderaron sus inclinaciones hard rock con canciones más orientadas al pop. Con el lanzamiento posterior de «Nine Lives» en 1979, quedó claro que esta fusión era la nueva dirección del grupo.

Cuando REO Speedwagon comenzó a trabajar en el álbum que se convertiría en «Hi Infidelity», no tenían ni idea de que estaban al borde de un éxito comercial monstruoso.

Todo ese arduo trabajo previo, finalmente dio sus frutos en «Hi Infidelity», que se convirtió en el álbum más vendido de 1981, con un total de 10 millones de copias vendidas. Lo que distingue a este disco de los anteriores es, cómo logra capturar parte de esa magia de sus actuaciones en vivo en el entorno de un estudio. Todo el LP está inundado de un eco que lo hace sonar como si lo estuvieras escuchando desde el escenario. También suavizaron algunos de los bordes más duros de sus álbumes anteriores, lo que resultó en un sonido más comercial. Aún más importante es la composición de canciones; esta es su colección de canciones más enfocada hasta la fecha. «Hi Infidelity»· es sólido de arriba a abajo con canciones memorables y algunas de las voces más apasionadas de Kevin Cronin jamás grabadas.

Gary Richrath in memoriam (1949-2015). Fotografía: Bill Parsons

Pero este álbum también supuso la entrada de los REO en la cúspide de las listas de singles, terreno que habían tenido vedado hasta entonces.

La maravillosa «Keep on Loving You» fue el primero en la historia de sus singles publicados en llegar al nº 1. Fue escrito por Kevin Cronin y fue disco de platino. La guitarra principal de Rickrath se eleva sobre el piano, y la voz de Cronin, que expresa todo el sentimiento que destila la canción. Una combinación de factores que fueron ejecutados magistralmente. «Take It on the Run» escrita por el guitarrista de la banda, el fallecido Gary Rickrath, fue la continuación del éxito de «Keep on Loving You». Llegó al nº 5.

REO Speedwagon tuvo que soportar las típicas críticas de evolucionar a una música presuntamente más facilona y comercial. Es cierto que hubo esa evolución, pero «Hi Infidelity» es un álbum extraordinario de principio a fin, aquí no hay rellenos. De un sonido más crudo de los setenta, aterrizaron sin complejos en un rock más suavizado, pero nunca perdieron su identidad rockera por completo. Además, se les puede considerar los creadores de las «Power Ballads» con «Keep on Loving You», que después cultivaron entusiásticamente bandas de reconocido pedigrí rockero como Whitesnake o Scorpions, y nadie se rasgó las vestiduras por ello.

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Simon & Garfunkel (Bridge Over Troubled Water) 50º Aniversario

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Cuando Neil Young escribió: «es mejor quemarse que desvanecerse», bien podría haber estado hablando de Simon & Garfunkel. El dúo llegaba en su máximo apogeo crítico y comercial cuando terminaron los años sesenta, con un par de álbumes rompedores, «Parsley, Sage, Rosemary y Thyme» de 1966 y «Bookends» de 1968 y la banda sonora de la exitosa película de 1968 de Mike Nichols «El Graduado». Su quinto LP, «Bridge Over Troubled Water», ofrecería su trabajo más ambicioso y más concienzudamente realizado. También significaría el final de su asociación.

Para aquellos que conocían a Paul Simon y Art Garfunkel, la idea de una separación probablemente no hubiera sido difícil de comprender, incluso en la cima de su éxito. Durante su larga asociación personal y artística, se habían separado en más de una ocasión. Pero comercialmente hablando, eran casi infalibles cuando entraron al estudio para grabar «Bridge», y en términos musicales, parecían tener el entusiasmo de unos principiantes, más que el de unos artistas plenamente asentados.

Pero, aquello no dejaba de ser una apariencia que escondía una serie de desencuentros, cada vez más frecuentes, por la dirección musical del dúo. Paul Simon era el compositor de todas las canciones, y había cedido el protagonismo vocal a Art Garfunkel, más veces de lo que él hubiera deseado. Además, había una seria discrepancia, acentuada en este álbum, por incorporar nuevos sonidos, pretensión clara de Simón, frente a un Garfunkel empeñado en desarrollar armonías vocales, adornadas de elaborados arreglos orquestales.

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Simon & Garfunkel en la época que se grabó el álbum. Fotografía: Michael Ochs Archives / Getty Images

En cierta forma, hubo un empate entre los dos en el resultado final del álbum. Simon incorporó ritmos que más tarde desarrollaría en su carrera en solitario. La música andina en «El Cóndor Pasa». La deslumbrante percusión de «Cecilia» o el cálido sonido cercano a la Bossa Nova en «So Long, Frank Lloyd Wright». Garfunkel cumplió sus objetivos con la grandiosa canción que da título al álbum, donde su voz se eleva a alturas bíblicas durante el clímax final, y con la épica «The Boxer», una metáfora de la experiencia de los inmigrantes en Estados Unidos.

Tampoco ayudó la decisión de Garfunkel de aceptar un papel en la película de Mike Nichols, «Catch-22». Aunque se suponía que era breve, su compromiso de filmación se extendió gradualmente durante semanas y meses, ralentizando la grabación del álbum y frustrando a Simon, quien canalizó su impaciencia e inseguridad en las canciones «So Long, Frank Lloyd Wright «y» The Only Living Boy in New York «.

En retrospectiva, sin embargo, Garfunkel admitió que su disputa con Simon sobre la película, fue realmente sólo un síntoma de un problema mucho mayor. «No lo estábamos pasando bien. No nos estábamos divirtiendo. Estábamos cansados ​​de trabajar juntos. Queríamos un descanso el uno del otro», manifestó a SongTalk. «No nos estábamos llevando particularmente bien, y hubo muchos conflictos que fueron desagradables. Recuerdo haber pensado: Cuando termine este disco, quiero descansar de Paul Simon. Y juraría que él sentía lo mismo».

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Simon & Garfumkel con los cinco premios obtenidos en la edición de los Grammy de 1971. Fotografía: Bettmann / Getty Images

Simon admitió, en una entrevista con la revista Rolling Stone, que «fue un trabajo muy duro y complejo. Creo que Artie dijo que sentía que no quería grabar, y sé que dije que sentía que si tenía que pasar por este tipo de abrasiones de la personalidad, no quería seguir haciéndolo. No dijimos: «Ese es el final». No sabíamos si lo era o no. Pero se hizo evidente cuando se estrenó la película y cuando salió el álbum, que había terminado».

«Bridge Over Troubled Water» supuso, en cierta manera, una ruptura con la línea musical que habían mantenido en sus trabajos anteriores, muy cercana al folk. También en aquellos álbumes, daba la sensación de una cierta unidad en el mensaje que se quería transmitir. Aquí las canciones son independientes unas de otras, asemejando el concepto del «Álbum Blanco» de Los Beatles, de ser la suma de las partes, más que un todo en conjunto.

Siempre ha habido opiniones dispares, y muy contrapuestas, sobre su importancia en el global de la carrera de Simon & Garfunkel. Para muchos es su mejor trabajo, para otros el peor, básicamente por abandonar, en cierta forma, su sonido tradicional.

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Simon & Garfunkel se presentan en vivo en el escenario del K.B. Hall, el 28 de abril de 1970 en Copenhague, Dinamarca. Fotografía: Jan Persson / Redferns

Si hemos de fiarnos de su carrera comercial, poco o nada se puede objetar a este álbum. Fue enormemente exitoso. Ganó los Premios Grammy de Álbum del año y Canción del año en 1971, alcanzó el número uno en las listas de la revista Billboard y vendió más de 25 millones de copias en todo el mundo, llegando a vender 1.700.000 unidades en Estados Unidos, en las tres semanas siguientes a su lanzamiento. Fue durante años el disco más vendido de la historia. En 2003, la revista Rolling Stone clasificó el disco como en nº 51 en su lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos.

La carrera de Simon & Garfunkel fue el resumen emocional y vital de los sesenta. Este álbum sería su coda final, de su unión artística y de la década. Los años setenta fueron años de frustraciones y conflictos (Vietnam, Watergate), donde hubiera sido más necesaria que nunca la esperanza, a pesar de todo, que destilaban sus canciones. O quizás, en esa sociedad tan convulsa y dividida, su música nunca hubiera encontrado un hueco donde acomodarse. Su deteriorada relación personal fue lo que acabó con el dúo por excelencia de la música popular moderna, pero puede que fuera un proyecto con fecha de caducidad. La que marcó el final de la denominada «década prodigiosa».

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Ultravox (Vienna) 40º Aniversario

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Ultravox  fue un grupo británico en la formaron parte una generación de músicos que adoptaron diversos géneros musicales. En sus comienzos su estilo era una mezcla de «Punk» y «Glam Rock», influenciados por grupos como Roxy Music y The New York Dolls, o solistas como David Bowie y Brian Eno. Más tarde harían su incursión más a fondo en la música electrónica, influenciados por la música de sintetizadores como la de Kraftwerk, consiguiendo sacar lo mejor de este sonido, así Ultravox fue uno de los primeros exponentes del pop electrónico británico de comienzos de los ochenta.

Los orígenes de Ultravox! (inicialmente con exclamación, como homenaje a la banda alemana Neu!), se remontan a los mediados de los años setenta, cuando John Foxx, Chris Cross, Billie Currie, Steve Shears y Warren Cann fichan por Island y toman este nombre definitivo con el que funcionar. En los meses anteriores habían dado forma a un proyecto musical (sin un nombre definitivo) fuertemente influido por el Glam de Bowie y Roxy Music, además de mostrar interés por sonidos provenientes de Alemania como el Kraut Rock y el Tecno, así como el naciente punk que recorría las calles de Gran Bretaña.

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Ultravox en su primera etapa, liderado por John Foxx, en el centro de la imagen. Fotografía: Keith Morris / Redferns

Después de publicar su tercer trabajo, que como los anteriores tuvo una más que discreta acogida, en 1978, y una vez que ya habían roto con su sello, las tensiones dentro del grupo estallan por completo. El vocalista John Foxx lleva ya un tiempo pensando en iniciar una carrera por su cuenta y anuncia que deja definitivamente el grupo, dejando al resto en tierra de nadie. Mientras Foxx comienza a trabajar en el que será su disco debut en solitario, «Metamati, el resto de la banda ocupa el tiempo colaborando con otras bandas.

Fue en una de aquellas colaboraciones, trabajando con Visage, donde Billie Currie, teclista del grupo, encuentra a Midge Ure, cantante y guitarrista escocés. Como la intención de Currie y el resto es continuar con el proyecto le proponen a este entrar en la banda para que les ayude a acabar de perfilar las canciones en las que ya estaban trabajando, el germen de «Vienna», que vería la luz unos meses después, en 1980.

Midge Ure, un músico completo y con experiencia, que ya había conseguido un modesto éxito con la banda de glam-rock Slik en 1975-76; y en 1977 con otra banda Punk, The Rich Kids , con Glen Matlock recién salido de los Sex Pistols y con Rusty Egan. Con éste último y Steve Strange formó la banda Visage, al que más tarde se uniría Billy Currie.

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Ultravox con la formación que grabó «Vienna»: Warren Cann, Midge Ure, Chris Cross y Billy Currie. Fotografía: Hulton Archive / Getty Images

Bajo está formación, el 16 de Junio de 1980 editan el single «Sleepwalk» con la intención principal de conseguir un contrato con Chrysalis Records con los que publicaron su cuarto álbum, «Vienna» en noviembre de 1980. Producido en Alemania por Conny Plank, con un sonido «synthpop» muy pronunciado y que se convertiría en su mayor éxito. Muchos los incluyeron en el movimiento que en aquel entonces estaba surgiendo, el «New Romantic» con grupos como Visage, Depeche Mode o Spandau Ballet. El LP consiguió el nº 14 en las listas británicas. Otros éxitos del álbum fueron ”Passing strangers” y “All stood still”.

Realmente este álbum tuvo un arranque algo discreto, con poca relevancia de sus primeros singles, hasta que la canción que daba nombre al disco arrasó en todo el Reino Unido, convirtiéndose en una canción icónica del sonido de los primeros ochenta, alcanzando el nº 2 en las listas y que además les abrió definitivamente las puertas de Estados Unidos.

Encontramos en Vienna canciones como “New Europeans” o “Private Lives” en los que las guitarras mantienen su importancia, para compartir espacio con temas básicamente «synthpop» como ”Sleepwalk” o “Mr.X”. Pero si me tuviera que decantar por una, sería por la grandiosa “Astradyne” en la que Billie Currie combina con maestría los teclados y el violín, creando una atmósfera que nos evoca a Neu!, al Bowie de la época de «Heroes» o a sus amados Kraftwerk.

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Imagen del videoclip de la canción principal

En definitiva, un álbum extraordinario de una gran banda, hoy bastante menospreciada y olvidada, quizás por la deriva comercial de sus siguientes trabajos. Pero eso no puede obviar la enorme calidad de este trabajo, los nuevos caminos sonoros que exploró y el hecho de aportar una de las canciones fundamentales de la música de los ochenta.

ASTRADYNE (ENLACE A LA CANCIÓN)

VIENNA (ENLACE A LA CANCIÓN)

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Pink Floyd (The Wall) 40º Aniversario

«The Wall» fue el álbum más ambicioso de la carrera, llena de proyectos igualmente ambiciosos, de Pink Floyd. Este álbum conceptual doble, fue compuesto, casi en su totalidad, por el vocalista y bajista Roger Waters, y dio lugar a una gira desmesurada, una película y un legado, que no ha hecho más que crecer en los cuatro decenios transcurridos desde su lanzamiento en 1979.

El concepto del álbum fue desarrollado por Waters después de la gira de 1977, que siguió a su anterior álbum de estudio, «Animals». Con Pink Floyd en la cima de su popularidad, Waters se sintió cada vez más frustrado por el público, cada vez más ruidoso y comenzó a imaginar construir un muro gigante entre ellos y el escenario. Waters desarrolló aún más la idea del «Muro» para incluir el aislamiento, los problemas de autoridad y la pérdida en la vida real de su padre, cuando era un bebé, durante la Segunda Guerra Mundial.

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Pink Floyd (The Wall Tour) 1980. Fotografía: Chris Walter / WireImage

«The Wall» realmente es una semi-autobiografía de Roger Waters. El concepto del álbum es suyo, al igual que las letras y la gran mayoría de la música. Esto provocó una actitud dictatorial durante la grabación del álbum, con Waters, implacablemente impidiendo que nada y ni nadie se interpusiera en su camino, lo que finalmente llevaría al teclista, y co-fundador de la banda, Richard Wright, a ser expulsado y ser contratado posteriormente como músico de sesión y para la posterior gira. Con abundantes rumores de que el batería Nick Mason sería el siguiente en la línea de salida. En estas circunstancias, ¿es realmente sorprendente que el álbum haya salido como lo hizo?

Solo para proporcionar más antecedentes sobre el concepto detrás de este álbum. Este gira en torno a un personaje central ficticio llamado Pink, y tiene lugar con una serie de flashbacks a lo largo de su vida. Que comienza en Inglaterra, durante un tiempo de guerra, y continúa hasta su época como una estrella de rock desilusionada. Somos testigos de diferentes episodios como la muerte de su padre, una madre excesivamente protectora, la forma en que fue tratado en la escuela, abuso de drogas, un matrimonio fallido y la fama se combinan para hacer que se encierre detrás de un muro, que Pink construye para esconderse, aunque es puramente mental, en un intento de autoprotección, antes de descender a una especie de locura totalitaria después de que el muro se complete. El álbum concluye con el derribo de la pared, aunque es muy ambiguo en cuanto al destino final de Pink.

De todos modos, es hora de entrar en la música, que debido a la naturaleza del álbum,  las canciones acaban fluyendo entre sí.

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Earls Court (Reino Unido). Actuación de Pink Floyd durante la gira de «The Wall». Fotografía: Rob Verhorst / Redferns

«The Wall» tiene 26 canciones que, en comparación, son el mismo número de pistas que los cuatro álbumes de estudio anteriores de Pink Floyd juntos. Para ayudar a refinar y producir este proyecto monumental, Waters trajo a Bob Ezrin, que había trabajado previamente con Alice Cooper, Lou Reed y Peter Gabriel. Ezrin, Waters y el guitarrista David Gilmour fueron los principales refinadores del material.

Canciones como «Another Brick in the Wall (I-III)», «Mother», «Goodbye Blue Sky», «Hey You», «Comfortably Numb», «Run Like Hell»… son los «ladrillos» que nos describen el recorrido emocional de Pink. Muchas veces la épica aplastante de este álbum, desdibuja las propias canciones que lo integran. La mayoría son creaciones soberbias, con unas melodías insuperables.

No dejemos que los árboles nos impidan ver el bosque. Dejemos a un lado su carga ideológica y de catarsis vital, y disfrutemos de la maravillosa música del último gran álbum de Pink Floyd.

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The Clash (London Calling) 40º Aniversario

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Continuamos este repaso a los grandes álbumes que cerraron la década de los setenta. Hoy nos detenemos en uno de los pilares fundamentales, no solo de aquel año 1979, sino de toda la década. Con un impacto e influencia que llega hasta nuestros días.

The Clash cerró los años 70 con uno de los considerados mejores álbumes de la historia. Después de formar parte de la columna vertebral del movimiento punk con su álbum debut. Posteriormente transitaron a terrenos más pop con su segundo trabajo. Con su tercer LP, entran por la puerta grande en la historia del rock & roll. «London Calling» incluye canciones punk, pop, reggae, rockabilly, soul, jazz y casi todo lo que la música popular produjo en los 25 años previos. Fue cuando a The Clash se le denominó  «la única banda que importa». Con «London Calling» se ganaron ese título.

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The Clash en 1979: Joe Strummer, Paul Simonon, Mick Jones y Nicky «Topper» Headon. Fotografía: Michael Putland / Getty Images

The Clash estaban cansados ​​de su reputación como banda punk en 1979. Con solo dos álbumes en su carrera, estaban comenzando a ver los límites de estar asociados a ese género. Y mientras docenas de grupos seguían saliendo de las alcantarillas con el cuchillo entre los dientes, la mejor banda punk quería salir de ese círculo vicioso.

Durante el verano de 1979, comenzaron a trabajar en su tercer álbum. Las canciones  de este disco doble huyen de la uniformidad temática; en cambio, las pistas se dirigieron a los más diversos territorios musicales, aunque con muchos desvíos en el camino. Desde el principio, «London Calling» se perfilaba como un LP épico y revolucionario.

The Clash originalmente querían llamar al álbum «The Last Testament». La idea es que este doble LP cerraría un capítulo en la historia de la música que había comenzado con el debut de Elvis Presley en RCA. La banda desechó el título, pero mantuvo el concepto general. Se inspiraron en la portada del álbum debut del Rey, y crearon un disco que hacía referencia a todos los mejores sonidos creados desde 1956. Era una estrategia revolucionaria para un grupo que había surgido de la escena punk del Reino Unido, que precisamente trataba de rechazar el pasado, y en la medida de lo posible, dinamitarlo.

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Fotografía:  Richard McCaffrey / Michael Ochs Archives / Getty Images

«London Calling» alcanzó el número 27 en los EE.UU. y llegó al Top 10 en el Reino Unido. Esto animó a a la banda a ser aún más ambiciosos en su próximo álbum, «Sandinista» de 1980. Un álbum triple que, en cierto modo, es tan esencial como «London Calling», pero no es tan bueno, aunque se acerca.

40 años después de su lanzamiento, «London Calling» sigue siendo una obra maestra que no suena nada anticuada. Un álbum donde la perfección fue lograda, precisamente, por no buscarla.

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Jethro Tull (Stormwatch) 40º Aniversario

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Dentro de este repaso improvisado a los grandes álbumes que cerraron la gloriosa década de los setenta. Hoy nos detenemos en este trabajo de una banda fundamental de la década que se estaba despidiendo.

«Stormwatch» fue el duodécimo álbum de estudio de Jethro Tull en doce años, por lo tanto, lanzaron exactamente un álbum por año desde el comienzo de su carrera en 1968. Al igual que todos los álbumes de Jethro Tull, Ian Anderson es el compositor principal y visionario de la trayectoria musical de la banda. Este álbum está muy centrado en los problemas de orden global de finales de la década de los setenta. Este es el último álbum de Tull que presenta la formación clásica que había sido la columna vertebral de la banda en esa década. «Stormwatch» se convirtió en el álbum final para el teclista John Evan y el batería Barriemore Barlow, quienes habían estado con Anderson durante casi diez años. Esta fue también la aparición final del bajista John Glascock, quien murió después de una cirugía cardíaca unas semanas después del lanzamiento del álbum.

En 1977, el grupo evolucionó a un enfoque más cercano al folk con el álbum «Songs From the Wood». Esto fue seguido por el álbum «Heavy Horses» en 1978, que dio lugar a una extensa gira, donde surgieron por primera vez los problemas de salud de Glascock.

Ian Anderson with Jethro Tull in concert at the Hammersmith Odeon, London, Feb. 11, 1977.

Jethro Tull durante un concierto a finales de los setenta. Fotografía: Ian Dickson / Shutterstock

Muchos consideran que «Stormwatch» cerraría una «trilogía de folk-rock» con los dos anteriores. Podemos considerarlo así, sin embargo, este álbum es mucho más oscuro y mucho más variado musicalmente que los dos álbumes anteriores. La confluencia de diversos factores musicales, hace de este un álbum único en la trayectoria de Jethro Tull. De una forma u otra, es el último álbum esencial en la historia de la banda. Es el último recuerdo de su período más fructífero.

«Stormwatch» es posiblemente el álbum más sombrío de la banda. Canciones tristes de nostalgia, anhelo y lamentaciones. De todas formas, el sonido de la banda permanece aparentemente sin cambios. La flauta animada y juguetona, aunque más discreta en su presencia. Arreglos de cuerda, guitarras acústicas relajadas y el fondo melódico habitual de la banda, todavía están aquí, y la banda sigue fusionando elementos de la música tradicional inglesa con el rock progresivo, pero todo parece increíblemente diferente de lo que hecho antes.

«Stormwatch», se cierra con «Elegy», un maravilloso instrumental, donde la flauta de Anderson nunca sonó tan dulce, melancólica y evocadora. El título es más que apropiado. Compuesta por el arreglista, y posterior teclista de la banda, David Palmer, en honor a su difunto padre. La pieza sirve como un suave canto de cisne para el tristemente desaparecido bajista John Glascock. Pero también es, una elegía en un sentido más amplio, un luto silencioso por la era clásica de Jethro Tull: los años setenta.

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Supertramp (Breakfast in America) 40º Aniversario

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«Breakfast in America» cumple 40 años. Este álbum de Supertramp fue compuesto y grabado después de que el grupo británico se mudara a Los Ángeles. Al igual que sus álbumes anteriores, las labores de composición se dividieron entre los miembros fundadores Rick Davies y Roger Hodgson, que tienen estilos musicales y vocales contrapuestos, pero tienen la habilidad de combinar estos estilos de una forma cohesiva. Aquí, la química y el talento alcanzan un punto culminante, y el resultado es el álbum más vendido, el más aclamado por la crítica y el que llegó más alto en las listas de éxitos de Supertramp.

Las raíces de Supertramp se encuentran en el rock progresivo. La banda británica absorbió influencias de sus contemporáneos progresivos de la época y, como no, de Los Beatles. Sus primeros álbumes a principios de los 70 fueron álbumes estrictamente progresivos, pero a medida que continuaron encontrando más y más éxito comercial, se movieron a un sonido mucho más pop. Sin embargo, los teclados progresivos permanecieron, mantuvieron sus instrumentos de viento como una parte inmensa y vital para la identidad musical de la banda, y las duraciones de las canciones excedieron los estándares normales del pop, la mayoría terminando en más de 5 minutos.

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Supertramp en 1979: Dougie Thomson, Bob Siebenberg, John A. Helliwell, Roger Hodgson y Rick Davies. Fotografía: Michael Ochs Archives / Getty Images.

Después del lanzamiento en 1977 de «Even in the Quietest Moments», que contenía el primer éxito mundial del grupo: «Give a Little Bit», la banda decidió mudarse permanentemente a la costa oeste de Estados Unidos, y allí encontraron nuevas influencias en la prolífica escena pop que estaba en auge a finales de los años setenta en Los Ángeles.

los singles son generalmente las canciones más difundidas de un álbum, ya que son, teóricamente, las únicas canciones que pueden tener el gancho necesario para el gran público. Los 4 singles: «The Logical Song», «Goodbye Stranger», «Breakfast in America» y «Take the Long Way Home» son grandísimas canciones y son reconocibles al instante. Pero el resto del  álbum está repleto de gemas ocultas, como «Child in Vision».

Antes de las sesiones de grabación definitivas, el grupo grabó un par de sesiones de prueba para definir el mejor material. Originalmente, Davies y Hodgson estaban planeando hacer un álbum conceptual, que examinaría sus personalidades en conflicto y sus visiones del mundo divergentes, llamado «Hello Stranger». Sin embargo, el grupo finalmente decidió abandonar este concepto y centrarse más en las canciones que consideraban más divertidas de interpretar. Junto con el productor Peter Henderson, el grupo forjó un sonido fantástico para el álbum al centrarse más en la grabación en si, que en las técnicas de mezcla y masterización. Este proceso llevó meses, y solo se completó cuando llegó la fecha límite de diciembre de 1978.

Fotografía: Michael Putland / Getty Images

«Breakfast in America» ganó dos premios Grammy en 1980, y encabezó las listas de álbumes en varios países, incluida Francia, donde se convirtió en el álbum en inglés más vendido de todos los tiempos. El grupo promocionó el álbum con una gira mundial de 120 fechas que batió récords de asistencia a conciertos en Europa y Canadá. En 1980, la banda lanzó el álbum doble en vivo «París», otro gran éxito en todo el mundo. El grupo no siguió a «Breakfast in America» con otro lanzamiento de estudio hasta que «Famous Last Words» fue lanzado a fines de 1982, casi cuatro años después. Aunque ese álbum fue un éxito comercial, la gira posterior condujo a la salida de Hodgson del grupo, rompiendo la formación clásica de Supertramp.

Hay álbumes en los que todo se une, lo mejor de la composición de canciones, lo mejor de los arreglos, lo mejor de la interpretación, la esencia de lo que un artista o una banda quiere contar. «Breakfast in America», simplemente estaba destinado a tener éxito debido a su calidad. Lo único que era necesario para hacerlo era confianza, melodías memorables, letras sorprendentes y mucha personalidad.

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Joy Division (Unknown Pleasures) 40º Aniversario

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La icónica cubierta de Peter Saville para «Unknown Pleasures», basada en la frecuencia de radio en zig-zag de una estrella moribunda.

La recta final de la década de los setenta fue una época extraña, pero muy enriquecedora para la música. Muchos de los artistas y de las bandas que triunfaron y revolucionaron la industria musical en los años sesenta y principios de los setenta, comenzaron a desaparecer o a quedar relegados poco a poco en el olvido.

Sin embargo, así como se fueron apagando estas estrellas, empezaron a surgir un sinfín de géneros musicales que renovaron para siempre la escena musical. Uno de estos nuevos movimientos fue el punk, encabezado por bandas como The Clash, Ramones y, por supuesto, los Sex Pistols. Y aunque el punk tuvo una vida bastante breve, su energía, su pasión y su rebeldía contagió a toda una generación de jóvenes británicos, que después tomaron y perfeccionaron estas influencias para crear un sonido más complejo y experimental: El post-punk.

En este caldo de cultivo, el guitarrista Bernard Sumner y el bajista Peter Hook decidieron formar su propia banda llamada Warsaw, a la que poco después se sumó el batería Stephen Morris y un joven y melancólico vocalista, llamado Ian Curtis. Tan solo un año después, el cuarteto cambiaría su nombre a Joy Division y a principios de 1978 la banda firmó un contrato con RCA Records.

Joy Division en 1979: (desde la izquierda) Stephen Morris, Ian Curtis, Peter Hook y Bernard Sumner. Fotografía © Paul Slattery / Retna

Joy Division en 1979: (de izquierda a derecha) Stephen Morris, Ian Curtis, Peter Hook y Bernard Sumner. Fotografía: Paul Slattery / Retna

La música de Joy Division es muy difícil de describir. Puede sonar extraña, aburrida y deprimente al principio, pero te acaba seduciendo. Es como una niebla helada y desoladora, que acaba siendo adictiva.

En 1979, la mayoría de las bandas de punk hicieron música muy agresiva para poner de manifiesto su ira. Joy Division hizo una variedad más lenta y emocional, donde el bajo y la batería eran más importantes que la guitarra: era el comienzo del post-punk.

A principios de 1979, el desconocido productor Martin Hannett se unió a la ecuación para producir el disco debut de Joy Division. El proceso de grabación fue bastante sencillo y se realizó durante tres fines de semana en el mes de abril. A pesar de ello, el lanzamiento de «Unknown Pleasures» se retrasó bastante tiempo debido al complejo y sofisticado proceso de producción y postproducción que realizó el inexperto, pero ambicioso, Hannett.

Bernard Sumner, Ian Curtis y Peter Hook de Joy Division actuando en vivo en Bowdon Vale Youth Club. Fotografía: Martin O'Neill / Redferns

Joy Division actuando en vivo en el Bowdon Vale Youth Club. Fotografía: Martin O’Neill / Redferns.

El impacto en las listas del álbum fue mínimo (nº 71 en las listas del Reino Unido, y no hubo publicación en el extranjero), no tanto porque la discográfica tuviera recelo del sonido, como por la falta total de promoción: la banda ni siquiera lanzó algún single para promocionar el disco.

Pero la historia del rock está repleta de finales absurdos, estúpidos y trágicos para comienzos prometedores (accidentes aéreos, sobredosis, disparos). En algún momento de la mañana del 18 de mayo de 1980, Ian Curtis, a la edad de 23 años, se ahorcó en la cocina de su casa.

Es fácil decir, mirando hacia atrás, que la gente más cercana a él deberían haberlo visto venir. Su matrimonio se estaba desmoronando, su epilepsia empeoraba y, en su mejor momento como banda, las letras de su segundo álbum, «Closer», mostraban suficientes pistas del diabólico cóctel que se estaba agitando en su interior. De la paranoia y la depresión que se estaba creando.

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Joy Division en Manchester. Enero 1979. Fotografía: Kevin Cummins / Getty Images

Sin embargo, «Closer», sería mucho más afortunado, pero su popularidad fue indudablemente impulsada por el destino de Ian. Siendo cínicos, nada como un buen suicidio para vender tus canciones.

Con los años, la fascinación macabra con el suicidio de Curtis ha disminuido un poco, aunque probablemente nunca desaparecerá por completo. A medida que se fue desvaneciendo, «Unknown Pleasures» ocupó su lugar entre los grandes álbumes de la historia del rock. Un disco atemporal, fuera de los patrones del tiempo y el espacio y que introduce al oyente en una realidad única, ajena a todo lo exterior.

Algún crítico lo definió como: «el álbum más deprimente de la historia». En todo caso, lo correcto sería decir: el «más deprimido». No obstante, a lo largo de la historia de las artes, hay multitud de ejemplos de infinidad de obras maestras, surgidas de las brumas que atenazaban las mentes de muchos creadores.

Enlace a la lista de reproducción del álbum

50º aniversario de la llegada a la luna. 10 canciones «lunáticas» para celebrarlo

Musica lunar

Imagen: Anya Wilkening

El 21 de julio de 1969 a las 2:56 (hora internacional UTC) al sur del Mar de la Tranquilidad, fue cuando Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano que pisó la superficie del satélite terrestre. Se cumplen por tanto, 50 años de aquella gesta, la más importante de la historia de la humanidad.

Pero la luna ha sido vital para la humanidad desde las primeras referencias del mundo conocido, sin tener que esperar al hecho histórico de la misión Apolo XI. La luna siempre ha estado presente en todas las civilizaciones que han poblado el planeta, en muchos casos con un carácter profundamente religioso.

Pero también en las artes ha tenido un protagonismo enorme, siendo fuente de inspiración, y motivo principal de sus obras para cantidad de artistas de las más variadas creaciones artísticas.

La música lógicamente no ha sido una excepción, y desde el principio del desarrollo del arte musical ha tenido una presencia perenne a lo largo de la historia. En esta entrada nos proponemos recordar 10 piezas musicales con la luna como protagonista. Del clásico a la música popular moderna. Todos pendientes de ese satélite que marca nuestras vidas más de lo que nos imaginamos.

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Ludwig van Beethoven (Sonata para Piano nº 14, «Claro de Luna») 1801

La Sonata para piano nº 14 en do sostenido menor, de Ludwig van Beethoven, popularmente conocida como «Claro de Luna», es una de las obras más famosas del autor, junto con el primer movimiento de la Quinta Sinfonía y su bagatela para piano «Para Elisa». Fue compuesta en 1801 y estuvo dedicada a su alumna, la condesa Giulietta Guicciardi, de 17 años, y de quien se decía que estaba enamorado. El apodo Claro de luna se haría popular después de la muerte de Beethoven, surgiendo a raíz de una comparación que el poeta y crítico musical alemán Ludwig Rellstab realizó entre el primer movimiento de la pieza y el claro de luna del Lago de Lucerna.

Fotografía de la cabeza y los hombros de un hombre de mediana edad, blanco, moreno y barbudo.

Claude Debussy (Suite Bergamasque, Tercer Movimiento «Clair de Lune») 1890

La «Suite bergamasque» de Claude Debussy es una suite para piano en varios movimientos. Aunque fue escrita en 1890, la obra no se publicó hasta 1905, y eso pese a que su autor intentó que no viese la luz, pues creía que esta obra de juventud estaba muy por debajo del nivel de sus composiciones más modernas. La Suite toma su nombre de las máscaras de la Commedia dell’Arte de Bérgamo (Comedia del arte de Bérgamo) y está inspirada en las Fêtes galantes (Fiestas galantes) de Verlaine. Está dividida en cuatro piezas: un Preludio, un Minueto, el Claro de luna (la pieza más popular de Debussy) y un dinámico y contrastante Pasapiés.

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Andy Williams (Moon River) 1962

«Moon River» es una canción compuesta por Henry Mancini con letras de Johnny Mercer. Fue interpretada originalmente por Audrey Hepburn en la película «Desayuno con Diamantes» de 1961, ganando un Oscar a la Mejor Canción Original. La canción también ganó en los premios Grammy de 1962 por  mejor Grabación del Año y mejor Canción del Año. La canción ha sido versionada por muchos otros artistas. Se convirtió en la canción principal de Andy Williams , quien la grabó por primera vez en 1962 (y la interpretó en la ceremonia de los premios de la Academia ese año). La versión de Williams nunca fue lanzada como single, pero apareció como una pista del LP que grabó para Columbia, un exitoso álbum de 1962, «Moon River y Other Great Movie Themes»,

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Frank Sinatra (Fly Me To The Moon) 1964

«Fly Me to the Moon«, originalmente titulada «In Other Words», es una canción escrita en 1954 por Bart Howard. Kaye Ballard hizo la primera grabación de la canción el año en que fue escrita. La versión de 1964 de Frank Sinatra esta estrechamente relacionada con las misiones Apolo a la Luna. Bart Howard estimó que para cuando Sinatra grabó la canción en 1964, se habían grabado más de 100 versiones. Frank Sinatra incluyó la canción en su álbum, «It Might as Well Be Swing», acompañado por Count Basie. La música de este álbum fue arreglada por Quincy Jones, quien había trabajado con Count Basie un año antes en el álbum «This Time by Basie», que también incluía una versión de esta canción.

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Creedence Clearwater Revival (Bad Moon Rising) 1969

«Bad Moon Rising» es una canción escrita por John Fogerty e interpretada por la Creedence Clearwater Revival. Fue el primer sencillo de su álbum «Green River» y se lanzó en abril de 1969, cuatro meses antes del álbum. La canción alcanzó el número 2 en el Hot 100 el 28 de junio de 1969 y el número 1 en el UK Singles Chart durante tres semanas en septiembre de 1969. Fue el segundo single en alcanzar el disco de oro de la CCR.

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Fleetwood Mac (Sisters Of The Moon) 1979

«Sisters of the Moon» es una canción de  Fleetwood Mac, que fue escrita e interpretada por la vocalista principal de la banda Stevie Nicks, y fue lanzada en Estados Unidos como el cuarto single del álbum «Tusk» de 1979.

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The Police (Walking on the Moon) 1979

«Walking on the Moon» es una canción de The Police, lanzada como el segundo sencillo de su segundo álbum de estudio, «Reggatta de Blanc» (1979). La canción fue escrita por Sting. Se convirtió en el segundo nº 1 de la banda en el Reino Unido. Sting ha relatado que escribió la canción cuando estaba borracho una noche después de un concierto en Munich. A la mañana siguiente, recordó la canción y la remató. Es una de las canciones más influidas por el reggae de The Police.

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Víctor Manuel (Luna) 1980

Tras su éxito de 1978 con el álbum «Soy un Corazón Tendido al Sol» y el single «Solo Pienso en ti», que abrieron una segunda etapa en la carrera del cantautor asturiano. En 1980, Víctor Manuel continua en esa linea con este álbum «Luna» y en sencillo del mismo título.

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Echo and the Bunnymen (The Killing Moon) 1984

Melancólica, atmosférica, nocturna, apasionada… Así hasta el infinito para definir una de las mejores canciones de los ochenta. Publicada en 1984 dentro del álbum «Ocean Rain», esta icónica pieza de los Echo and the Bunnymen, no ha hecho más que aumentar su mito con el paso de los años. Pero no debe ocultar los maravillosos trabajos de esta banda señera del postpunk ochentero, que sin duda hubiera merecido más reconocimiento del que consiguieron.

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R.E.M. (Man on the Moon) 1992

La canción es un homenaje al comediante y actor Andy Kaufman, con numerosas referencias a su carrera, incluida su recordada imitación de Elvis. La canción dio su nombre a «Man on the Moon» (1999), la película de Miloš Forman basada en la vida de Kaufman, y se destacó en la banda sonora de la película. 2º single del extraordinario «Automatic for the People» de 1992. Es una de las canciones más recordadas de R.E.M:, seguramente su obra maestra. Una canción casi perfecta.