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Guía a la lectura: Las madres negras

Por Raquel de la Varga Llamazares

SOBRE LA AUTORA

Patricia Esteban Erlés (Zaragoza, 1972) ha publicado tres libros de relatos —Manderley en venta (2008), Abierto para fantoches (2008) y Azul ruso (2010)— gracias a los que ya ha sido antologada en importantes ediciones sobre cuento español actual, como la publicada en Cátedra por Ángeles Encinar. En 2012 vio la luz su libro de microrrelatos Casa de muñecas, que como los anteriores títulos se editó en la editorial Páginas de Espuma. Al igual que sus cuentos, los microrrelatos de Casa de muñecas han suscitado el interés de muchos estudiosos de la hiperbrevedad y ya son indispensables cuando se habla del panorama del microrrelato en español actual.

En 2017 se anunciaba que Patricia Esteban Erlés era la ganadora del premio Dos Passos a la primera novela, lo que le valió su publicación de Las madres negras en Galaxia Gutenberg este mismo año. Pese a lo reciente de su publicación, ya ha visitado varios clubs de lectura. La autora ya ha confirmado que está escribiendo su segunda novela.

Además de a la creación literaria, Patricia Esteban Erlés es docente de Lengua Castellana y Literatura en Secundaria y Bachillerato e investiga lo sobrenatural y la magia en la ficción caballeresca del siglo XVI.

SOBRE LA OBRA

Antes de entrar de lleno en el resto de elementos narrativos, quizá resulte conveniente partir de dos cuestiones que vertebran y condicionan la lectura de la novela: el foco narrativo y el tiempo de la historia.

La novela dividida en tres secciones se divide a su vez en breves capítulos, cada uno de los cuales está centrado en un personaje. El narrador omnisciente (en tercera persona) de forma espacial va centrando el foco narrativo, como una cámara de cine, en los diferentes personajes que habitan en el universo de Santa Vela. Lo primero que sabemos es que una niña se ha escapado de este convento-casa encantada, a partir de lo que  Aproximadamente los ⅔ de la obra se convertirán en un recorrido analéptico por cada uno de estos seres, con continuos saltos en el tiempo que nos explican quiénes son y por qué están ahí. A partir de cierto punto la narración empieza a tomar un sentido temporalmente lineal hasta la última página, idéntica a la primera, culminando así también en un sentido circular, cargado ya de sentido lo que se nos cuenta en el inicio, que a la vez es el final del tiempo de la historia.

HIBRIDISMO GENÉRICO

Otra de las cuestiones que más destacan y que vertebran toda la significación de la obra es su increíble hibridación de motivos y géneros.

Lo más presente es sin duda la raigambre gótica, algo que ya era un elemento sobresaliente en su anterior obra, Casa de muñecas. Ya entonces los motivos clásicos se subvertían a través de la relación entre el espacio de la casa y la agencialidad de los personajes femeninos. En Las madres negras nos vamos a encontrar una ambientación plagada de imaginería gótica, pero a diferencia de los microrrelatos anteriores, no hay ni un atisbo de humor, ironía o elementos grotescos. 

El gótico ha pervivido y se ha adaptado a los tiempos y a espacios muy diversos desde sus orígenes más clásicos en la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX. Sin entrar en debates sobre su categorización genérica, es indudable que en una autora como Patricia Esteban Erlés se rastrean con mucha facilidad motivos y elementos de raigambre gótica, especialmente la eterna lucha entre el bien y el mal y el espacio narrativo por excelencia de este tipo de historias: la casa encantada.

Santa Vela es un orfanato de monjas que a la vez es una mansión encantada con tanta vigencia que se convierte en un personaje más, capaz de tomar la voz narrativa y de contar su historia. Como cualquier castillo, abadía o mansión gótica se convierte en un espacio cerrado, oscuro, claustrofóbico; está lleno de pasadizos, puertas que no llevan a ninguna parte, mazmorras y celdas oscuras, es todo ello un laberinto infernal y una cárcel para sus moradoras. En la novela, las madres negras son monjas auto ordenadas que siguen los dictados de un Dios personificado y cruel, un personaje más de la novela. Lideradas por la hermana Priscia, recogen a las huérfanas que van a parar allí y les despojan de todas sus pertenencias y hasta de su pelo y su nombre, les dan un saco como vestimenta y les obligan a trabajar en condiciones extremas.

La muerte, el dolor físico y moral, la tortura, todo ello está muy presente y todo ello cuenta con antecedentes preclaros y sigue siendo constante en el gótico contemporáneo a cualquier texto, sea cual sea su lugar de procedencia y su época.

Resulta muy interesante reflexionar sobre los rasgos inherentes a obras góticas fundacionales como El castillo de Otranto y su pervivencia y subversión en la novela, por ejemplo, los personajes tipo que se encuentran en este tipo de novelas. No puede faltar el villano, un hombre despiadado, mortal o sobrenatural, siempre en contacto y dependencia del mal que puede tener incluso origen satánico. Este varón cruel está íntimamente relacionado con otro de los personajes tipo, la heroína, a quien maltrata de todas las formas posibles. Esta dama es por supuesto cándida y virginal, al igual que su correlato masculino, el caballero, quien resulta un dechado de virtudes. Tampoco puede faltar la mujer fatal, cruel y ambiciosa, los criados, y hasta clérigos impíos y avaros.

Nunca hay que perder de vista que este tipo de producción literaria surgió en un contexto muy determinado con el fin de contraponer a la razón imperante todas las creencias sobrenaturales y paganas que no son más que el reflejo de uno de los miedos inherentes al ser humano: la muerte. La lectura social que se deslindaba se mantiene vigente, demostrando que el gótico allá donde se implante, mantiene su carácter subversivo y sus monstruos siguen desestabilizando también las normas morales y sociales. No obstante, casi siempre el equilibrio que se rompía durante la obra se restauraba al final, generalmente con una resolución de corte racionalista. Lo que subyace a la aparición de seres espectrales y de todo tipo de elementos terroríficos es la latencia de un secreto o un pasado que atormenta, que vuelve para buscar una reparación. El fantasma, motivo que ha pasado a ser también clave dentro de la literatura fantástica, continúa con una gran vigencia en la actualidad con claves comunes (y otras no tanto) a los fantasmas del gótico: buscar venganza o ayudar a imponer justicia.

LOS CUENTOS DE HADAS

De forma absolutamente compatible y solapada a la imaginería gótica, los mismos personajes y elementos que nos encontramos en la trama nos recordarán a los cuentos populares, especialmente a los cuentos de hadas.

Este tipo de narraciones, que se suelen enmarcar en una indeterminación temporal y espacial, también tienen sus personajes tipo y toda una serie de motivos folklóricos con una gran repercusión literaria. Los elementos sobrenaturales vistos de forma cotidiana natural como las brujas, los duendes o los animales parlantes. Pese a nuestra creencia distorsionada por el cine, sus historias no tenían en la mayor parte de los casos un final feliz.

Aunque en Las madres negras los personajes no están en absoluto polarizados, vamos a encontrar reflejos de ciertos arquetipos como la bruja, el príncipe azul, madrastras, hermanastras, un lobo y hasta un hada madrina.

EL MITO

Otro de los niveles de lectura nos puede traer a colación diversos mitos de la tradición occidental. Dos muy evidentes a tener en cuenta son el de Edipo y una parcela muy concreta de las aventuras amorosas de Zeus.

El padre de Edipo, rey de Tebas, recibió un vaticinio al nacer que anunciaba un futuro terrible para su familia: el recién nacido acabaría matando a su padre y casándose con su madre. Layo decide llevarlo muy lejos y lo deja con unos padres de origen humilde creyendo que así podría escapar de su destino.

De entre los “escarceos” extramaritales del rey de los dioses olímpicos destacan los raptos por la fuerza de sus presas. Leda, Europa y Ganímedes son las tres víctimas por excelencia a las que fue capaz de tomar a través de la transformación animal. Zeus se valía de convertirse en toro o cisne para llevarse a su grupa a su objeto de deseo. Una vez transportado lejos de donde pudiera escapar, recuperaba su forma original y lo tomaba por la fuerza.

EL REALISMO MÁGICO

A los lectores más avezados no se les escapará que hay un capítulo en el que se puede establecer un paralelismo con obras tan clásicas del Realismo mágico como Cien años de soledad o Como agua para chocolate. La clave está en uno de las estrategias de esta estética: la construcción hiperbólica.

LO FANTÁSTICO

Aunque la presencia de lo sobrenatural es constante en toda la novela, pero no se percibe siempre de la misma forma: frente a la naturalidad con la que los personajes asumen ciertos hechos que nos traslada a lo maravilloso, hay un pasaje en el que lo irracional se vuelve inquietante, desestabilizador, mucho más sutil.

LA MONSTRUOSIDAD

El monstruo es uno de los motivos más interesantes y con más pervivencia de la literatura universal. Cada época y cada sociedad tienen los suyos. El monstruo generalmente ha permanecido fuera de las ciudades y pueblos, lejos de lo moralmente aceptable. Porque el monstruo provoca terror ante quienes lo contemplan, y eso puede proceder de una monstruosidad física: los seres híbridos y las bestias eran los monstruos favoritos de la tradición occidental, hasta que en un determinado punto dejaron de ser físicamente infames, y su monstruosidad pasó a proceder también de sus actos. Poco a poco el monstruo se fue adentrando en nuestras casas, y cualquiera podía ser uno de ellos, o incluso nosotros mismos.

El arte en la actualidad no deja de darle vueltas a este tema y parece que invita a reflexionar constantemente para preguntarnos quién es en realidad el monstruo.

LAS GENEALOGÍAS FEMENINAS

Tradicionalmente en la historia de la literatura, las relaciones entre madres e hijas, o incluso entre hermanas, han sido por definición conflictivas. De hecho, hasta hace pocas décadas prácticamente no podíamos encontrar ejemplos de verdaderas y profundas relaciones positivas de hermanamiento entre personajes femeninos. Por el contrario, hemos oído y visto a lo largo de los siglos infinidad de ejemplos de camaradería, lealtad y todo tipo de sacrificios que tienen que ver con la amistad de los personajes masculinos. En las últimas décadas, al menos en la narrativa española, está habiendo una tendencia a reforzar las genealogías femeninas, mostrando clara conciencia de sororidad.

La obra de Patricia Esteban Erlés es un buen muestrario de odios y enemistades entre personajes femeninos, hasta el punto de ser uno de los temas con más presencia. Nos encontramos con frecuencia el mundo de la infancia con toda su crueldad, al igual que el de la maternidad, mostrando su cara menos idílica.

Preguntas de guía a la lectura

De todos estos motivos, personajes y subgéneros, ¿qué encuentras en la novela?, ¿te parece que hay algún personaje que pueda simbolizar muchas cosas a la vez?

¿Qué te parece la noción de maternidad que se transmite en la novela?, ¿hay algún caso que te llame la atención?

Hay muy pocos personajes masculinos, ¿hay alguno que te llame la atención?, ¿por qué?

Los valores y personajes positivos ligados a la transgresión aparecen de forma excepcional en la novela. ¿Te ha llamado la atención algún personaje por este motivo?, ¿qué crees que significa?

¿Qué crees que representan las muñecas?

¿Dónde ves monstruosidad en la novela?

 

Las madres negras, de Patricia Esteban Erlés (Raquel de la Varga Llamazares para  tULEctura )

Coloquio de los socios: La condición animal e Invasión

En la última cita de nuestro club de lectura hemos disfrutado desentrañando los relatos de Valeria Correa Fiz y David Roas, dos autores que manifiestan su proximidad hacia lo sobrenatural, aunque con premisas muy diferentes.

La autora argentina nos ha hecho reflexionar sobre la brutalidad y la animalidad inherente al ser humano a partir de su primer y único libro de relatos, género que hasta ahora no había publicado, siendo conocida especialmente por su obra poética. Desde el título –La condición animal– nos pone tras la pista de la maldad que subyace al ser humano y sus motivos.La hermosísima ilustración de la cubierta de Daria Petrilli, ha generado sensaciones muy diversas, todas ellas resumidas y canalizadas en cierta sensación de inquietud, aglutinando el efecto que genera cada uno de los cuentos.

A todos ha sorprendido y dejado sin aliento “Una casa en las afueras”, el texto que abre el volumen y que da buena cuenta de la brutalidad física de la que todos somos capaces cuando hemos perdido todo, así como “La vida interior de los probadores”, evidenciando hasta qué punto esa violencia puede estar relacionada con los impulsos sexuales.

Pero no toda violencia tiene por qué ser física, de ahí que un cuento como “Invasiones” haya suscitado tanta inquietud ante la trama aparentemente más superflua que entremezcla lo banal y preciosista que esconde tras de sí una lectura histórica mucho más profunda, y que debe leerse en clave fantástica. De ahí se deslinda otra de las claves a la hora de leer La condición animal: la presencia de lo insólito, a veces con tintes oníricos. Tampoco podía faltar la denuncia social, tanto en los textos más realistas como en los que aparece elemento insólito, especialmente en “Leviatán”.

Los socios del club no han dudado en señalar sus textos favoritos, cada uno conmovido por algún aspecto diferente. Por ejemplo, “Una casa en las afueras” por lo poco esperable y lo brutal de su argumento; “Aún a la intemperie” por su originalidad técnica, y especialmente “Nostalgia de la morgue”, conmoviendo a unos y otros por la honda psicología de su protagonista Aldo, dejando un poso de humanidad y esperanza en medio de la banalidad de la vida.

Roas nos ha dado un respiro gracias al humor que empapa todos sus textos y que hace las delicias de los amantes de la literatura fantástica y de terror. Su doble faceta de crítico y creador es palpable en todas sus historias hasta el día de hoy, algo que no se deja de ver en Invasión. Esta es uno de los rasgos que más se ha destacado de sus cuentos: el homenaje constante a otros autores, motivos, personajes y películas que permanecen en nuestro imaginario colectivo.

En el aniversario de la publicación de Frankenstein nos regala uno de los tantos homenajes a la creación de uno de los monstruos más célebres de la literatura universal, y que precisamente no deja de suscitar en los lectores la pregunta sobre esa supuesta monstruosidad.

Además de satisfacción en el reconocimiento y el enriquecimiento de las lecturas gracias a la intertextualidad, el lector no puede evitar asentir con la cabeza y sorprenderse ante cuentos como “La casa vacía”, algo que solo los más fehacientes lectores sienten al finalizar el texto. Esta satisfacción ha sido mayúscula tras la lectura de “Amor de madre”, ya que tras la visita de Cristina Fernández Cubas a nuestro club de lectura en una de las pasadas ediciones tras la publicación de La habitación de Nona, no dejamos de preguntarnos por los personajes de “Hablar con viejas”, cuento que fue muy comentado. Gracias a Roas, ahora sabemos la respuesta.

Las historias a veces terroríficas a veces más cotidianas nos pueden hacer reír a carcajadas como en “Hambre” o “Cerezo rosa”, pero siempre con una lectura que va más allá de lo sobrenatural y que no deja de sembrar una sensación de inquietud que permanece según pasan las horas. Porque no hay nada más inquietante que seres diminutos en la alfombra, pero nunca tanto como una relación tóxica al extremo entre madre e hija, capaz de eclipsar y anular cualquier posibilidad de salvación. O como en “Invasión”, ¿quién no ha sentido escalofríos al imaginar insectos entrando y corriendo por placer dentro de nuestro organismo? Pues siempre se puede ir un paso más allá.

Pero de entre todo destaca la paternidad que condiciona la óptica de David Roas ya en obras anteriores, y que en un cuento como “Altruismo” le da una vuelta de tuerca a la eterna relación entre humano perseguido y asediado por los zombies a la que nos tiene acostumbrado el cine y las series de televisión. Después de todo, y cuando ya no queda nada, el sentido del humor puede ser nuestra vía de escape.

 

 

 

 

 

Los atacantes: coloquio participativo de los socios (II)

Es innegable que, dejando a un lado lo metaliterario, hay en Chimal una gran preocupación social y personal que -bien en primer plano o como complemento de algo más- siempre acaba eclipsando al supuesto referente clásico para darle otra vuelta de tuerca y provocar terror, aunque diferente y la vez cotidiano.

El mejor ejemplo lo hallamos en el último relato, donde la inmortalidad y sexualidad de las vampiresas clásicas deja paso a otro otro tipo de peligros. La representación del vampiro unida a unas breves alusiones espaciales al norte de México producen en la cabeza del lector asociaciones inequívocas que nada tienen ya que ver con la vida eterna sino con el sufrimiento eterno, con el sometimiento sin fin que el sistema -el gran vampiro chupasangre de nuestro tiempo- produce en sus víctimas. Aunque hay por el mundo alante toda una estirpe de vampiros emparentados, la crudeza de la la realidad que circunscribe a determinadas zonas de México como Ciudad Juárez no deja de ser la alegoría vampírica del mal que devora y mata sin piedad.f9720e92f0ef8f87858a76e6984029dd

¿Nos planteamos alguna vez hasta qué punto estamos sujetos a un modo de vida que, en los peores casos oprime, explota y deja indefensos a los más vulnerables, a “la gente buena”? ¿Hasta dónde llega nuestra alienación para que no nos quite el sueño saber que el vampiro está ahí, en su castillo, mientras nosotros (silenciados) nos sabemos con la posibilidad de luchar contra él con una estaca en cada mano? La continuidad del espacio y del tiempo, la atemporalidad del vampiro, la pérdida de la memoria de sus súbditos, memoria de la dominación, facilita que un personaje como el vampiro provoque el miedo a las injusticias que nunca tendrán fin.

Un clásico como la versión literaria de El exorcista ya dejaba claro hace tiempo que el demonio no tiene nada que hacer contra el poder de la mente humana, capaz de hacer levitar un cuerpo y de hablar lenguas muertas fingiendo una posesión ultraterrenal. No son pocos los thrillers psicológicos basados en los juegos de identidades que nos engañan y que evidencian que los trastornos de identidad son un mal que no solo es propio de la gran pantalla. De lo uno y de lo otro hay en el primer relato de Los atacantes “Tú sabes quién eres”,  pero con una novedad en cuanto al verdadero trasfondo de este tema omnipresente en nuestros días como es la identidad. Destaca especialmente el juego de narradores y el lenguaje, que acaba siendo la vía que evidencia el trastorno identitario que sufre el personaje-narrador, pues del tú al yo hay a veces una distancia ínfima, y la perspectiva de hechos y vivencias se precipita hasta que la protagonista se acaba fagocitando a sí misma.

Como la protagonista, tú, obviamente, sabes quién eres. Tienes un nombre, apellidos, DNI, memoria. Pero también es muy posible que poseas una red social, un correo electrónico, una serie de gustos que has hecho públicos así como puede que también tus opiniones políticas. Tus amigos están más cerca de ti que nunca, y gracias a sus fotos y comentarios puedes saber de ellos más allá de la distancia, y ellos también de ti. Queramos o no todos somos partícipes, 960c3dc301d9d2bb70bf87a325eac118responsables en la mascarada virtual de la que o formas parte, o de lo contrario no existes (de ahí que a nuestra protagonista tenga que reabrirse la cuenta que se había borrado para anunciar que va a dejar de ser alguien).

¿Dónde está el límite de nuestra privacidad? El texto nos pone tras el peligro más evidente que acucia a la protagonista del relato, ya que el acoso nunca ha sido tan fácil como lo es ahora. Sin embargo, exhibimos lo que somos, nos vendemos como producto de mercado a empresas que utilizan nuestros datos para sus estudios de márketing. Toda nuestra vida está en la red, de donde nunca podremos borrar lo que ya está escrito. Por otro lado, ¿de verdad tiene algo que ver con nosotros el individuo sonriente de nuestra foto de perfil, o es como nos gustaría que los demás creyeran que fuésemos?, ¿cómo es posible que nunca haya habido unas herramientas de comunicación tales como las que hay en nuestros días, y que sin embargo nunca hayan existido tantos problemas de aislamiento, comunicación, personalidad y soledad como los que está habiendo?,  ¿no son todas nuestras demostraciones públicas una forma de llamar la atención, de paliar una verdadera indefensión, de esconder un sentimiento de soledad?, ¿hasta qué punto no llega la obsesión por mostrar una imagen diferente de uno mismo a parecerse a una posesión y a un ataque contra uno mismo que termina por hacernos dudar sobre quien de verdad somos?

De entre las denuncias sociales que pueden apreciarse de forma más o menos sutil a lo largo de la obra destacan aspectos como la discriminación de género. La exhibición del cuerpo y su importancia en la configuración de la identidad es especialmente relevante desde una perspectiva de género, algo que se refleja en los cambios de imagen constantes que realiza la protagonista tratando de cambiar. Por otra parte, cuando hablamos de acoso a través de internet es inevitable pensar en un primer momento en el acoso a menores, pero sobre todo el acoso sexual a mujeres. La juego narrativo del primer relato se sostiene sobre una confusión entre narradores unida al acoso sexual virtual que sufre la protagonista. Más allá de la ambigüedad en la posible interpretación del lector con la que juega Chimal las alusiones sexuales son explícitas, y el miedo que se refleja es el que proviene del acoso contra la 4427d37e616754e7f84928aeafcc8b23intimidad y contra la integridad física. Los referentes nos resultan cotidianos: la mujer que es ignorada por la policía ante la ausencia de pruebas (situación que se repite y se agrava en  “Connie Mulligan”), la indefensión ante el violador, la protección de otras mujeres, etc.  Tampoco la violencia de la que se habla en “Él escribe su nombre” tiene carices neutrales, ni mucho menos el tratamiento que el protagonista hace de los personajes femeninos.

En un tono cargado de ironía, aunque igualmente desasosegante  “Connie Mulligan” nos presenta una situación delirante con seres extraterrestres que trasluce una realidad aún más delirante sin necesidad de amenazas alienígenas, la desesperación cotidiana del tráfico de influencias que están alojadas a cualquier nivel de nuestra sociedad, una sociedad llena de corrupción, amiguismos en la que que definitivamente “los locos tienen el poder”. En una galería del terror no pueden faltar los fantasmas, tanto en su dimensión más clásica (“Él escribe su nombre”) como en una más contemporánea a través de un personaje con referente real como el carablanca. La violencia se convierte en protagonista en “Aquí se entiende todo”, una violencia tan cotidiana que, deglutamos a diario mientras vemos el telediario acompañando nuestras lentejas. El motivo del monstruo resulta ineludible para hablar de la violencia, de lo que somos, de que la apariencia terrorífica que nos ayudaba a identificar a estos seres se ha diluido hasta el punto de vivir rodeados de ellos, solamente reconocibles por sus actos. 

 

Los atacantes: coloquio participativo de los socios (I)

Los fantasmas, vampiros, muertos vivientes y toda la galería de monstruos clásicos que se nos puedan ocurrir ya no nos dan miedo, como tampoco nos da miedo lo que lleva Mia Farrow en el vientre en “La semilla del diablo” ni Jack Nicholson con cara de loco en “El resplandor”. Las historias de fantasmas siempre tuvieron un trasfondo que ahora no somos capaces de leerab59b3996a307788a33738ea04269238 entre líneas y que escondía lecturas sociales. Alberto Chimal recupera esa función del miedo, y a través de los siete relatos que componen Los atacantes nos hace reflexionar sobre los monstruos cotidianos que a veces encontramos dentro de nosotros mismos.

Para ser honestos con la verdad reconocemos que esta lectura (si no ha sido la que más) ha suscitado una gran participación en el coloquio, de ahí que por la calidad y variedad de voces e ideas que pudieron oírse se van a publicar dos post al respecto. Aunque lo metaliterario fue lo último de lo que se habló, empezamos por los dos cuentos que giran en torno a la creación literaria y que son además de gran valor literario.

La sombra de Bolaño es muy alargada

En el ámbito de las letras hispanas se ha hablado mucho de la paradoja que encarnó Cervantes lamentándose por su mala suerte para componer verso y siendo a la vez el “inventor” de la novela moderna. Salvando las distancias, seguramente el pobre Bolaño nunca pensó mientras cometía las excentricidades que nos cuenta en “Los detectives salvajes que los escritores 21751669aea3a3493d11d65409f9eed8actuales -sus casi contemporáneos- pasarían a formar parte del eterno retorno literario y a luchar contra el mordisco de su gran influencia como él lo hizo con la de Octavio Paz, y otras grandes Celebridades.

El narrador de Chimal se convierte en el Juan García Madero del siglo XXI, en un salvaje de facto que quiere vivir la vida literaria como la Celebridad. Una paradoja dentro de otra paradoja. El viaje trasatlántico que realiza lo que queda del cuerpo de Bolaño en la bodega de un barco (como Drácula en su día) acaba volviendo a la vida y devorando entrañas sin mirar a quién. Por su inmortalidad podría haber sido un vampiro, pero por lo peligroso del mordisco de su influencia tenía que ser un zombi. Quién sabe si en algún lugar del cosmos, en un  círculo del infierno de Dante estarán Bolaño y Octavio Paz de alguna forma, quién sabe si  no nos miran y ríen.

El fin del mundo es un lugar poético

Por unanimidad tULEctura declara “Arte” como el mejor cuento de la obra, o al menos el que más ha gustado. Destacan sobre todo la estructura, el tratamiento del tiempo y del espacio y el tono poético con el que el apocalipsis puede llegar a parecer un baile perfectamente coordinado al que cada uno pone su banda sonora. “Arte” es la evidencia de que la historia del48764ed21a75e2848a5c196c075b25d3 mundo puede resumirse en los dos últimos habitantes de la tierra.

A las sugerente imágenes evocadas y a todo el plano formal hay que añadirle la fuerza de la alteridad, de las perspectiva, reina del relato. La función del arte se sublima por tanto en el hecho de completar nuestra visión del mundo, de comprender el todo en cada cosa y el que el mundo pueda acabarse a las 7 de la tarde y a todas horas. Cada texto bien construido es un mundo dentro del mundo, y el poeta verdaderamente un demiurgo que nos hace comprender un poco mejor el aleph borgiano.

Puesto que esto es un espacio dedicado a la literatura es de justicia que hagamos una concesión al sentimentalismo que nos ha transmitido el cuento. Sin exageraciones, “Arte” es un cuento leeríamos mil veces deseando que fuera la primera vez. Es un cuento que da sentido a cada minuto que dedicamos al arte, ganando así un minuto de vida.

Clara Obligado y la escritura excéntrica

Con el mismo compromiso literario que expresaron el resto de los ponentes, Clara Obligado quiso sumarse a la concepción de la literatura como arma para para cambiar el mundo. Precisamente esto es lo que da sentido a la concepción formal de su propia escritura a la que hace alusión el título de la ponencia (además de a un artículo escrito por Carmen Valcárcel sobre su obra), y es que escoger un idioma (en su caso un castellano) o dejar de lado el realismo para adoptar una escritura fragmentaria son decisiones que tienen que ver con el lugar que ocupa el escritor en el mundo.c1726f6876effa7d8023b8e8a275f7c5

Clara Obligado -quien acostumbra a desviar la mirada a los márgenes en cuanto a la situación de la mujer- se centra en escritores que de alguna manera tienen que ver con el exilio y con la escritura fronteriza. Así, no es cuestionable que hay textos cuya ubicación es difícil de determinar y que suponen una visión incómoda, descentralizada y poco habitual dentro de una determinada tradición que no es originariamente la suya. Dos de los nombres más conocidos en la actualidad que podrían ejemplificar esta situación del tercer espacio literario en términos de Bhaba son Coetzee y Bolaño. Aunque partiendo de su propia escritura como ejemplo Clara obligado en realidad ha utilizado ese pretexto para hacer en realidad una reflexión (que también esta presente en sus ensayos) sobre la circunstancia que ha condicionado y que condiciona a todos los escritores que por diversos motivos abandonan su lengua materna y su nacionalidad geográfica o literaria, y de cómo ello supone un gran costo a todos los niveles pero como también (basta recordar los ejemplos) “la falta de territorio puede suponer una conquista”.

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Ana María Shua. Ser escritor, técnica y misterios

Sin papel por delante Ana María Shua nos cuenta con pelos y señales cómo empezó a escribir poesía siendo niña hasta convertirse en la narradora afamada que es hoy. Con dos años actuaba como oyente de las prácticas declamatorias de su hermana, -quien al elegir los poemas clásicos de la literatura castellana condicionó su conocimiento bien temprano de la tradición literaria -conocimiento que ha declarado imprescindible para la escritura, bien sea para nutrirse de ella como para superarla. Durante muchos años escribió poesía ya que su facilidad verbal hizo que en el colegio le encargaran constantemente poemas para cada festividad, hasta que ganó un importante premio de poesía que le hizo conocer desde bien joven la realidad del mundo editorial: nadie aceptaría vender su libro de poesía y asumir los costes porque apenas hay lectores de poesía. De esa y otras anécdotas más nos habló de las que aprendimos que en la carrera del escritor es necesaria la 576dbca925739467351470edfc7c5aa4tenacidad, la paciencia, y sobre todo la técnica que se aprende a lo largo de los años con la práctica. Así, una vez asumido que sus primeros cuentos no podrían tener la hondura de los de Chéjov aceptó escribir relatos amorosos en una revista de fotonovelas, lo que hizo que al rebajar las expectativas comenzara de verdad a practicar y a pulir poco a poco la escritura.

Aunque no estaba previsto, por la importancia del género tanto en la actualidad como dentro de su producción nos habló del microrrelato. En Argentina todos los grandes autores del siglo pasado lo practicaron, por lo que se trata de un género con mucha aceptación y tradición en Argentina, motivo por el que durante una temporada se propuso escribir uno al día hasta tener tal cantidad que le permitiera poder descartar siempre un tercio. En la actualidad puede presumir de tener más de mil micros publicados y varios libros de cuentos además de alguna novela.

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Pablo Andrés Escapa: Certezas de un inventor de fábulas

Pablo Andrés Escapa, uno de los nombres más sonados actualmente en la narrativa española nos ha contado con elegante retórica sus “certezas” como narrador. Para abrir boca nos ha recordado los que concibe principios a la hora de escribir que no son otros que los clásicos: la mímesis que ya no busca reproducir con exactitud, sino crear una realidad paralela con sus propias leyes,  el pacto de ficción o la verosimilitud entre otros.

Respecto a su concepción particular, la literatura supone la “conversión del acontecimiento en lenguaje”, algo que tiene su origen en la memoria, en los cuentos de la infancia contados por su barojapadre y de los leídos en la escuela. Recuerda Escapa la primera lectura en la infancia de Platero y yo, o el primer libro comprado con su dinero por el aspecto del autor, Zalacaín el aventurero. O cómo ha sentido predilección por autores en los que el paisaje funciona como expresión del alma, como Conrad, Faulkner, Rulfo o Delibes. De cómo la lucha cervantina entre las armas y las letras se materializaba en que cuanto más leía, más le parecía que los libros lo leían a él, de que la vida a veces se parece mucho a la ficción, ya que en sus propias palabras no conozco mejor medio de comprender la vida en todas sus posibilidades ni disciplina más valiosa para ejercitar el juicio crítico y el cultivo de la razón que adentrarse en un libro.

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Juan Bonilla: Pedro y el lobo

Juan Bonilla -a quien hace bien poco tuvimos el honor de tener con nosotros en el club de lectura- vuelve de nuevo teorizando sobre la ficción. Como ocurrió mientras contestaba a las preguntas de los socios del club (y como de hecho suele dejarse ver en las reflexiones metaliterarias presentes en su obra), Juan Bonilla hace apología constante del proceso de ficcionalización en cualquiera de sus formas. Partiendo de la afirmación de Nabokov de que el origen de la misma podría explicarse a través del cuento popular “Pedro y el lobo”, desvía la8ef3ca1bdae16f19112d20db0eeb7095 atención de la tan comentada finalidad del arte para centrarse esta vez en el papel del receptor. Es decir, siempre hablamos de dónde y quién hace la literatura, ya que estamos bien servidos de ficción suficiente hasta el fin del mundo y, sin embargo, sin lectores no habría literatura.

Consciente de los problemas actuales de la literatura, Juan Bonilla resalta también el compromiso, pero no el del autor con la literatura o con el mundo como se habló en las charlas anteriores sino el compromiso que tenemos los lectores en el proceso de creación de la obra literaria. Como ejemplo, el del propio Nabokov a quien solamente leían durante sus primeras publicaciones intelectuales en el exilio y lectores de otras nacionalidades, gracias a los que ganó visibilidad hasta convertirse en uno de los mejores narradores del siglo XX. Más allá del caso de Nabokov, hemos perdido la conciencia del papel del lector tanto en la creación como en la vida de la obra. ¿Cuántos de los clásicos son en realidad leídos y cuáles no hubieran desaparecido de nuestra memoria de no ser por los cánones filológicos?, ¿por qué hay obras que se convierten en atemporales y que superan los condicionantes del contexto en el que fueron creadas?. En definitiva, ¿no es el lector responsable de la calidad de lo que se escribe?. Si la literatura es reflejo de la sociedad en la que surge y los lectores permitimos que esta se llene de “corruptos”, ¿no tenemos nada que decir ante el desprestigio de las humanidades, ante la necesidad de educar a lectores competentes? Bonilla termina su llamada de atención con un un exordio final (que bien podría considerarse un poema) defendiendo la importancia de lo “inútil”, de “lo que se lee y nos pasa” que arrancó los aplausos bien merecidos de un auditorio conmovido.

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Tomás Sánchez Santiago: poética de lo inmediato

Continuando con la preocupación ya expresada por Isaac Rosa , Tomás Sánchez Santiago ha incidido en su charla en el compromiso que el escritor debe tener para con el mundo, en este caso el poeta para con las cosas cercanas donde a veces cabe un mundo. Como intentando dar respuesta a lo planteado por Rosa, toma postura y plantea que el escrito no solamente está por definición en “crisis”, sino que debe transmitir ese desasosiego por las cosas al lector, desordenar sus creencias empezando por lo que le rodea. 2346afbb65488c18c4ec84f89746283cTomás Sánchez Santiago, a quien perfectamente podríamos calificar como el poeta de las cosas y con la especial profundidad en la expresión a la que nos tiene  acostumbrados, hace un repaso por diferentes estadios de lo cotidiano como el cuerpo o el concepto de lo inmediato, recordándonos y haciéndonos disfrutar tras una mirada especial de la poesía que se puede encontrar en cualquier parte,

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Isaac Rosa: Un escritor en crisis

Tras casi dos meses desde las jornadas hemos hecho bien la digestión de las innumerables aportaciones literarias y por fin podemos echar la vista atrás valorando estas visitas con la distancia necesaria. Sin buscarlo, los posos de todo lo que se habló son ahora el cimiento que condiciona el camino a seguir, y es que las lecturas y los nombres de autores que se escucharon seguramente ahora formen parte de las actuales o futuras lecturas de quienes estuvimos. La gran mayoría de los autores que nos visitaron -de forma consciente o no- se hicieron eco de la sensación actual de que no solamente la economía está en crisis.

isaac-rosaIsaac Rosa abrió las jornadas con una charla que desde el mismo título trataba de suponer una reflexión sobre la función de la literatura y del escritor aludiendo a la crisis en un sentido polivalente: ¿qué papel tiene la literatura en nuestra sociedad?, ¿importa a alguien lo que se escribe?, ¿podemos hablar de una crisis editorial, en los lectores o en la calidad de lo que se escribe? ¿para qué escribir entonces? La respuesta del autor es clara: además de por necesidad, búsqueda de la belleza, contar una historia, etc. la literatura debe ser una forma de intervenir en el mundo, un acto político. Como creación humana el arte siempre es político, y cabe preguntarse en estos momentos convulsos si lo que se lee supone una forma de cuestionar la realidad.

Las obras de Isaac Rosa son un ejemplo de los puntos clave que él mismo postula a la hora de establecer unos principios de los que debe partir la novela y que recomendamos encarecidamente. Así, la relación de la obra con el lector debe ser por excelencia incómoda en tanto que el reconocimiento mutuo sea lo menos condescendiente, y la relación con la realidad debe huir de la superficialidad (no en la forma) en tanto que reflexione sobre la esencia. Y por supuesto, que la obra parta de una idea que contar y no de lo anecdótico, que contenga una tesis, unas determinadas ideas además de una historia.

Tras reflexionar sobre ello, Isaac Rosa no dudó en emitir una imagen de la narrativa actual no demasiado complaciente comenzando la crítica por sí mismo, y es que tras los parámetros anteriores la novela no parece estar a la altura del momento. Sin embargo debemos preguntarnos ¿lo ha estado alguna vez?, ¿en algún momento la literatura ha tenido un papel relevante a la hora de crear conciencia, de promover el civismo?, ¿es verdad que no se escriben buenas novelas en la actualidad o pese  su supuesta limitación a la hora de generar conciencia sí que se está publicando obras nada desdeñables? Ante petición de recomendaciones de autores y novelas imprescindibles Isaac Rosa señaló alguna ya publicada durante el Franquismo como Jugadores de billar  o La mina. La visita de Isaac Rosa y sus palabras fueron necesarias en un sentido parecido a lo que se escuchó poco después durante la visita de Marta Sanz. La palabra más repetida en estos días ha sido sin duda compromiso, de ahí que Rafael Chirbes o Rafel Reig han sido los nombres más repetidos en ponencias como esta, abriendo el camino a las demás conferencias que han continuado sin quererlo haciéndonos pensar en otros tipos de compromiso como el de la realidad inmediata o el de la propia literatura consigo misma.

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