Por Natalia Álvarez Méndez
Clara Obligado
Nació en Buenos Aires. Exiliada política de la dictadura militar, desde 1976 vive en España. Es Licenciada en Literatura, y ha dirigido los primeros talleres de Escritura Creativa que se organizaron en España, actividad que ha llevado a cabo para numerosas universidades y diversas instituciones y que realiza de forma independiente. En 1996 recibió el premio femenino Lumen por su novela La hija de Marx (1996). A ella se añaden otras novelas como Si un hombre vivo te hace llorar (1998), No le digas que lo quieres (2002), Salsa (2002). Destacan sus libros de relatos Una mujer en la cama y otros cuentos (1990), Las otras vidas (2006), El libro de los viajes equivocados (2011) y La muerte juega a los dados (2015). Y las antologías Por favor sea breve 1 (2001) y 2 (2009), señeras en la implantación del género en España. Ha recibido el Premio Juan March Cencillo de Novela Breve con Petrarca para viajeros (2015). Tiene numerosos libros de ensayo en los que aborda temas relacionados con la mujer y la cultura, y es colaboradora en medios periodísticos. Su obra ha sido traducida a diferentes idiomas.
Su comprometida poética narrativa, que nos obliga a reflexionar acerca de la desigualdad, de los abusos de poder, de las guerras y de los vaivenes de la historia, parte del hecho de su propia identidad de exiliada, que hace que se incline hacia una escritura desterritorializada, escrita desde un espacio intermedio que nos ofrece grandes propuestas creativas en el marco de la reflexión generado por las tensiones provocadas por el desplazamiento. No solo trata en su obra de abordar motivos desde la posición del intelectual que ha sufrido el desarraigo sino que se aleja del centro empleando, a su vez, la experimentación con técnicas narrativas novedosas, no sometidas al discurso establecido, fuera de sus límites.
Palabras de la escritora:
Nos situamos ante una escritora que ejerce el compromiso vital, político y artístico, así como la responsabilidad social desde la literatura. Así lo demuestra con su obra y lo ha manifestado también en unas reflexiones solicitadas por la Revista Puentes de Crítica Literaria y Cultural que ella misma ha recogido en su blog de escritura creativa:
En este sentido, el deseo de excluirse de algo tan humano como la problemática social, da lugar a una creación vacía o banal. No hay grandes obras sin compromiso, aunque la palabra compromiso, ya se sabe, quiere decir algo muy diferente según quien la pronuncie. […]
En fin, el escritor crea desde la inserción en una sociedad, es fruto de una época y no un ente aislado y genial, como quieren hacernos ver a veces. No habría Cervantes sin su época y sin la reflexión sobre la crisis que le tocó vivir, y sin postura ante ese mundo que se derrumbaba. No habría Borges sin enfrentamiento entre las posturas estéticas y políticas de su momento. […]
En síntesis, parece evidente que el escritor tiene una situación análoga a la de los intelectuales en general. Como ciudadano, se ve en la obligación de participar en la construcción de su mundo y excluirse de este compromiso da a su obra una perspectiva sin interés. Por otro lado, como escritor, tiene la necesidad de aislarse, distanciarse y de contar con un margen amplio de libertad para crear una obra honesta y con cierta proyección. Creo que en la aceptación de este dilema, en los matices que existen entre la torre de marfil y las barricadas, en el corazón de esta dificultad, es donde se gestan las mejores obras.
En la conferencia impartida en las II Jornadas de la RIUL, celebradas en mayo de 2015 en León, Clara Obligado defendió que si la literatura tiene algún sentido sería reflexionar sobre un mundo en crisis, contestar a esa situación provocada por un mundo en crisis tanto económica como cultural. No trata de ofrecer la crónica de tragedias personales como el periodismo sino que pretende, mediante determinadas técnicas formales y estructurales, obligar al lector a pensar y a construir la historia. Reivindica la literatura que llama transterrada o excéntrica, es decir, situada fuera del centro, de lo visible. Escrita por exiliados que se ven obligados a emigrar y pierden la familia, la lengua materna, la pertenencia a un pueblo. Se convierten de pronto en extranjeros, en muchos casos marginados. Problematiza de tal modo el tema de la extranjería, de la elección del idioma, sin olvidarse de la problemática de la mujer en esos contextos del exilio. Le preocupan los siguientes interrogantes:
¿Cómo se cuenta este desplazamiento? ¿Desde dónde? ¿Qué pasa cuando el idioma del país receptor y el del extranjero son el mismo? ¿Existe conflicto? […] ¿Y qué historias se cuentan? ¿cuál es el marco nacional que señalan, si es que señalan alguno? ¿De qué hablan, pues, estas historias desterradas, estas historias a la intemperie, quién las comprenderá? Tal vez exijan, para ser verdaderamente desentrañadas, de un lector marcado con el mismo desarraigo con el que fueron plasmadas. Así como quien lee un texto con estas características se queda con un secreto a medias, también quien escribe nota, desconcertado, que debe incluir claves dobles para su entendimiento.
Dichos escritores crean una literatura que va más allá de los nacionalismos, que tienen referencias culturales más amplias, en diálogo constante con otros libros. En esa línea, ha denominado al lugar mental desde donde se producen ese tipo de obras, como “literatura desde la verja”:
Desde esta perspectiva incómoda podríamos pensar en una literatura que habla tanto de los desplazamientos como de los desplazados por las diferentes formas de la violencia. Escribir desde la verja es una imagen que me gusta, que me resulta convincente. Desde allí, desde ese lugar incierto, desde ese “no lugar” se generan espacios que cuestionan tanto la identidad del país en el que se vive como la propia identidad del que se ve obligado a atravesar fronteras.
El tema no es nuevo, aunque sí lo es en la magnitud actual de la diáspora, en la historia de la literatura otros autores se han situado en este lugar incómodo, en esta especie de atalaya que no está en tierra de nadie pero que mira, insistentemente, y no sin desazón, hacia la fantasía imposible de anidar.
El libro de los viajes equivocados
Información contenida en la contraportada:
Todo viaje puede desarrollarse en tres ámbitos: el interior, el que transcurre en el tiempo y el que transita por el espacio. El que tiene como dimensión el espacio colma los sentidos, el temporal alimenta la experiencia, aunque es el viaje interior el que puede cambiar al ser humano. Pero ¿puede un ser humano modificar el sentido del universo?
En El libro de los viajes equivocados los personajes comienzan una aventura en la que el azar orienta sus pequeñas historias hasta sumarlas en un devenir general. A través de una inquietante espiral narrativa, estos cuentos nos llevan a interrogarnos sobre el complejo mundo en el que nos toca vivir.
Estructura del libro:
Galardonado con el Premio Setenil 2012, el volumen nos ofrece once relatos introducidos por una cita de Rainer Maria Rilke, de El libro de las horas, que se inicia así: Vivo mi vida encírculos concéntricos círculos concéntricos sobre las cosas extendidas. En la misma línea, la advertencia de la autora que precede a los cuentos nos proporciona nuevas pistas acerca no solo de la temática sino de la estructura con la que va a trabajar y con la que va a sorprender al lector:
Comencé a escribir este libro en mi libro anterior, cuando me preguntaba por el sentido del destierro. Años más tarde, me encontré pensando en las proyecciones de la diáspora en la vida de quienes la emprenden. En este momento de crisis, el viaje vuelve a sugerirme el retorno de otras épocas y de ciertas ideas que imaginaba, por fin, extinguidas. Este ir y venir, esta espiral, es la historia de mis cuentos. Solo me gustaría proponer a quienes los lean que lo hagan en el orden en el que aparecen, ya que esconden un texto más amplio, que necesita de este recorrido.
Es preciso leer en orden los cuentos no porque sean episodios cortos de una misma historia sino porque su disposición se aleja de las estructuras lineales y, a pesar de ser relatos independientes, existen elementos que los entrelazan o interconectan de modo perfecto hasta el punto de conformar imágenes desordenadas, imágenes rotas de una misma realidad. Al recomponer el lector las diversas piezas de esa escritura fragmentaria, uniendo el sentido último de la multiplicidad de temas y motivos, de personajes, de espacios, de tiempos, de símbolos, de narradores y de puntos de vista, obtiene una visión más rica que la resultante de una novela o libro de cuentos tradicionales. Con esta
técnica Clara Obligado logra manifestar la problemática de la identidad, del desarraigo, de la soledad y la barbarie en este mundo en crisis que es necesario repensar y recomponer.
A lo largo de El libro de los viajes equivocados, los citados círculos concéntricos del epígrafe inicial se concretan en la simbólica espiral de las caracolas, espirales logarítmicas que simbolizan lo “mensurable e infinito a la vez” (p. 138). “No es una espiral constante, como la que postula Arquímedes, aburrida y previsible, sino que encierra un diminuto cosmos que se abre como un torbellino, en progresión geométrica, girando en una curva cada vez más abierta” (p. 136).
Nos acerca así al tiempo concebido desde su circularidad, desde la idea del eterno retorno, de los vaivenes de la historia. No extraña que en un momento concreto se afirme: “Nada se sueña en vano, ni son gratuitos los oráculos: nada que esté en el futuro ha evitado su huella en el presente” (p. 40).
Entrevista a la autora:
Lectura:
Para acercarnos a El libro de los viajes equivocados y compartir nuestras lecturas de dicha obra podríamos responder, entre otras muchas, a preguntas como las siguientes:
- ¿Hacia dónde nos llevan los viajes equivocados del libro? ¿Sobre qué reflexiona el conjunto del volumen?
- ¿Qué tienen en común los personajes del libro?
- ¿Te ha llamado la atención la estructura, la forma en que se organizan los contenidos del primer relato, “El azar”? ¿Qué intención tiene?
- Clara Obligado incide en la circularidad del tiempo. ¿Has hallado algún símbolo de que esto sea así y que se manifieste en el primer y último relato del libro trasladando dicha circularidad a la estructura del volumen? ¿Aparece dicho símbolo en algún relato más?
- ¿Te han llamado la atención algunos otros símbolos, imágenes o elementos recurrentes que se compartan en varios relatos?
- ¿Qué relatos abordan el motivo de la emigración? ¿Cuál te ha impactado más?
- ¿Qué relatos abordan el motivo de las guerras? ¿Cuál te ha impactado más?
- ¿Qué relatos abordan el motivo del exilio? ¿Has entendido lo que acontece en “Agujeros negros”, y el significado del globo y de la batidora del tiempo?
- ¿Percibes la fuerza de los personajes femeninos? ¿Qué ocurre con la recurrente figura de Lyuba? ¿Cuál es el sentido último de los relatos en los que aparece?
- ¿Has localizado metaficción y autoficción?
- ¿Has localizado intertextualidad?







entre líneas y que escondía lecturas sociales. Alberto Chimal recupera esa función del miedo, y a través de los
actuales -sus casi contemporáneos- pasarían a formar parte del eterno retorno literario y a luchar contra el mordisco de su gran influencia como él lo hizo con la de Octavio Paz, y otras grandes
mundo puede resumirse en los dos últimos habitantes de la tierra.












Sonia Griñán: mujeres a quien se ha juzgado moral y jurídicamente sin derecho y sin tener respeto ninguno por sus circunstancias. Nuestro compromiso para con esas mujeres es simbólicamente como la relación entre madre e hija, que en un momento se vuelve incómoda porque no es capaz de comprender. El silencio que rodea a ese personaje es el mismo que imponemos a quienes hemos juzgado.

