Enlace a la Canción (Especial Nochevieja 1988)
(Imagen de Mark Menzies)
Jefferson Airplane (White Rabbit) 1967
Nitty Gritty Dirt Band (Will the Circle Be Unbroken) 1972
The Jimi Hendrix Experience (Purple Haze) 1967
The Doors (Light My Fire) 1967
Jethro Tull (Living in the Past) 1972
Dennis Wilson (Pacific Ocean Blues) 1977
Sex Pistols (God Save the Queen) 1977
Cream (Sunshine of your Love) 1967
Bee Gees (How Deep Is Your Love) 1977
Carly Simon (You’re So Vain) 1972
Deep Purple (Child in Time) 1972
Ludwig van Beethoven (Sonata para Piano nº 14 «Claro de Luna»)
Cuando miramos hacia atrás, y pensamos en los Moody Blues desde una perspectiva estrictamente histórica, una cosa queda inmediatamente clara: es sorprendente que la banda pudiera sobrevivir a su efímero éxito inicial, y por supuesto que llegara hasta nuestros días.
The Moody Blues son una banda, que en circunstancias normales, la historia debería haber dejado de lado, un grupo que sería relegado para siempre al simple, y a veces penoso estado del One Hit Wonder y dejado en los márgenes del gran libro de la historia del rock. Después de todo, fue en 1964 cuando este pequeño grupo de R & B obtuvo el número 1 en el Reino Unido con «Go Now», una versión de una canción de un oscuro cantante llamado Bessie Banks. En ese momento, los Moodys ni siquiera tenían su alineación más famosa. La banda estaba compuesta por Mike Pinder, Ray Thomas, Graeme Edge, Denny Laine y Clint Warwick, los últimos dos de los cuales ni siquiera estarían con el grupo dos años después de «Go Now» y su infructuosa búsqueda de un camino a seguir.
Formación original de The Moody Blues (Mike Pinder, Denny Lane,Clint Warwick, Graeme Edge, Ray Thomas)
Con la llegada de John Lodge y Justin Hayward en 1966, el grupo de repente encontró una dinámica que era cómoda, atrevida y ambiciosa, todo al mismo tiempo. Aunque Pinder y Thomas llevaban componiendo canciones durante años, fue Hayward quien demostró tener un toque especial: un compositor con un don para crear melodías radiables, que eran tan lujosas como accesibles. Los cinco miembros eran formidables compositores, pero en realidad a su sello no le importaba. Decca Records tuvo a la banda bajo control, ya que varios singles no cumplieron con las expectativas de ventas, dejando a la banda con una gran cantidad de deudas. Bajado de ser cabeza de cartel a ser músico de sesión, Decca sintió que podría usar a este grupo tan melódico para un pequeño experimento: traerían la innovación del sonido envolvente a Gran Bretaña.
Con el fin de promocionar un nuevo sistema de sonido, el Deramic Sound System (DSS), y bajo el paraguas de su filial Deram, les encargaron la grabación de una versión «rockera» estereofónica de la «Sinfonía del Nuevo Mundo» de Dvorak. La banda fue enconmedada a un productor de primer nivel (Tony Clarke), una orquesta completa y, lo más crítico, el director y arreglista Peter Knight. Aunque las sesiones iniciales fueron admirables, los Moodys simplemente no pudieron reunir el entusiasmo necesario para finalizar el proyecto. Aún así, con una orquesta a mano (y con el colorido talento de Knight para organizarla), la banda pudo convencer a Clarke de grabar algunas de las canciones del grupo. Aunque Decca inicialmente se horrorizó de que la banda fuera lo suficientemente atrevida para secuestrar su proyecto favorito, lo dejaron pasar, y el resultado fue «Days of Future Passed», uno de los éxitos más inverosímiles de toda la historia del rock.
The Moody Blues en 1967: Mike Pinder, Justin Hayward, Ray Thomas, Graeme Edge y John Lodge
Para muchos es el big bang del rock progresivo. La adición de una orquesta a sus composiciones, con un protagonismo a veces exclusivo de esta. Elevó las ambiciones y la creatividad de su música a niveles nunca alcanzados hasta ese momento. Hay que añadir dos elementos esenciales de este álbum: el impacto planetario que tuvo la composición de Hayward, «Nights in White Satin», auténtico clásico intemporal de la historia de la música. Y el uso del mellotron. Se trataba de un teclado capaz de reproducir en tres canales, cintas pregrabadas accionadas con ambas manos: con la izquierda se podían seleccionar 18 ritmos diferentes y con la derecha otros tantos instrumentos. Mike Pinder era prácticamente el maestro de este instrumento, el que más lo desarrolló. Con lo cual, el sonido de la banda tenía un sello inconfundible.
Mike Pinder en primer plano tocando el mellotron
Inicialmente, Deram estaba desconcertada por esta grabación y no estaba seguro de cómo comercializarla. El álbum fue lanzado en el Reino Unido en noviembre de 1967, y en Estados Unidos en abril de 1968. El concepto del álbum se centra en la narración de un día en la vida de un hombre común (presumiblemente un martes durante el verano) desde el amanecer hasta la noche. The Moody Blues y la London Festival Orchestra crearon una mezcla tan articulada de melodías rock y orquestaciones clásicas que es casi imposible determinar si se trata de un álbum de rock con inserciones clásicas, o viceversa. Sin embargo, los aspectos más importantes de esta increíble creación pueden haberse pasado por alto.
Además de la orquestación exuberante y unas melodías excepcionales, el álbum también introdujo una obertura y un epílogo poéticos declamados por Mike Pinder; un concepto estructurado; instrumentos de viento; arpa; varias formas de percusión, incluyendo xilófono, triángulo y gongs; una gran cantidad de otros instrumentos diversos; y por supuesto, la contribución imprescindible del ya citado Mellotron. Esta grabación también presenta las armonías vocales del grupo, que se convertiría en una marca registrada de su inconfundible sonido único durante toda su carrera.
La portada del álbum es una pintura tipo collage, que contiene muchas imágenes entremezcladas, que haciendo honor al título del disco, contienen referencias al pasado (caballeros medievales) y al futuro (naves espaciales). Tanto en términos musicales como visuales, este LP estaba adelantado a su tiempo.
A todos los efectos,»Days of Future Passed» es el primer álbum conceptual genuino en la historia del rock, ya que cada canción se relaciona con un tema central y la historia de principio a fin de una manera muy progresiva, Un logro increíble cuando se considera que este fue solo el segundo esfuerzo de estudio para Pinder, Edge y Thomas y el primero para Hayward y Lodge, anterior a la ópera rock «Tommy» de The Who en casi ¡dos años!.
Otro aspecto que a menudo se pasa por alto de «Days of Future Passed» es que fue el primer álbum de rock en incorporar una orquesta clásica en su totalidad, no solo en ciertos puntos.
Posiblemente debido a su lanzamiento al rebufo del monumental «Sgt. Pepper» o porque la audiencia en 1967 aún no estaba lista para el primer álbum de fusión clásica / rock, este brillante conjunto de música nunca ha recibido el reconocimiento que merece; sigue siendo para muchos sinónimo del éxito de «Nights in White Satin».
«Days of Future Passed» es un viaje ininterrumpido de 41 minutos y 47 segundos a través de uno. un solo día en la vida de un hombre. «Days of Future Passed» está lleno de emoción, está bien elaborado y aún suena tan rico y nítido como el día de su lanzamiento inicial.
Tal vez en un futuro cercano, esta maravillosa grabación será reconocida como el trampolín fundamental en el que el rock dobló la esquina de la canción pop de dos o tres minutos y se expandió al territorio conceptual. Con suerte, «Days of Future Passed» ya no se pasará por alto.
Enlace al Álbum (Sonido 5.1 + Extras)
Jueves, 21 diciembre, 2017 – 21:00 H.
Teatro el Albéitar ULE
Entradas (6 €): a partir de media hora antes del concierto en la taquilla del teatro.
50% de descuento: miembros de la Comunidad Universitaria previa presentación del Carnet Universitario y DNI
Tarna:
Rodrigo Martínez: Whistles, gaitas, bouzuki y voz.
Diego Gutiérrez: Guitarras, armónica y voz.
Tarna nace en el año 2007 con el objetivo de elaborar un repertorio basado en la música de la tradición leonesa más desconocida para el gran público, revitalizando dicho repertorio y dotándolo de un carácter más contemporáneo. Fruto de esta iniciativa aparece su primer trabajo «Si esperaran las liebres…» (2010), un disco grabado en directo con el que alcanzan excelentes críticas en la escena folk nacional. En el 2011 el trabajo de Tarna es reconocido con el primer premio en la 22 edición del Certamen Internacional de música folk Cuartu Los Valles (Asturias).
En su segundo trabajo, «El hombre que tenía una vaca» (2014), la naturaleza tímbrica del grupo sufre un profundo cambio y se percibe con claridad una gran madurez en el minucioso trabajo de arreglos y composición. La virtuosa violinista norteamericana Brittany Hass (integrante entre otras de la banda Crooked Still), el mítico mandolinista australiano Luke Plumb (del grupo escocés Shooglenifty), el músico, presentador y etnógrafo asturiano Xosé Antón Ambás (presentador de Camín de Cantares y cantante de Tuenda), o la cantante y nickelharpista Toledana Ana Alcaide , son algunos de los músicos que acompañan a Tarna en este segundo disco, junto con el genial poeta berciano Juan Carlos Mestre (Premio Nacional de Poesía 2009).
En los años siguientes Rodrigo y Diego compaginan la producción y realización de 3 trilogías videográficas publicadas en el canal de la plataforma Música con Tsume en Youtube, con conciertos en diversos escenarios de toda la geografía nacional: El Festival Arcu Atlánticu (Gijón), el Festival Intercéltico Marina de Cudeyo (Cantabria), Poborina Folk (Teruel), XXV Muestra de Folklore (Zamora), Festival Itinerante da cultura tradicional l burro i l gueiteiro (Miranda do Douro, Portugal), Festival de Folclore de Ciudad Rodrigo (Salamanca), Los viernes de la Tradición (Museo Etnográfico de San Sebastián de los Reyes), Aitzina Folk (Vitoria-Gasteiz), Teatro LaTorre (Toro), Teatro Reina Sofía (Benavente), Museo Etnográfico de Castilla y León (Zamora), Teatro El Albéitar (León),Cantadera (TPA),Con la Música a todas partes (RTVCYL)…
La música de Tarna ha aparecido como telón de fondo en algunos documentales como son «El Secreto del Bosque, memorias del urogallo cantábrico», o en el reciente documental «Folk! una mirada a la música tradicional». De igual modo el grupo ha participado en diversos proyectos poético-musicales como son los poemarios del poeta burgalés Juan Carlos García Hoyuelos («Se lo dije a la noche» y «Aire, fuego y deseo») poniéndole música a las versiones en asturleonés de los poemas Creciénonnos tantu las alas y Avéirate , así como en el poemario Tintero de Tierra del poeta leonés Abel Aparicio poniendo música al poema Tinteiru de Tierra.
En este concierto conmemorativo de los «10 años de Tarna» , el grupo hará un recorrido por algunos de los temas que les han acompañado durante todo este tiempo aunque también habrá un espacio para presentar nuevos cantares del que será su tercer disco que verá la luz durante el otoño del 2018.
Página web
Vídeos:
https://www.youtube.com/watch?v=OoKfm-vrWiw (Titos del Torío)
https://www.youtube.com/watch?v=gEgtz23cyRc (Bailes del País)
https://www.youtube.com/watch?v=oBMSa4jo6tk (Titos de Cuadros)
En 1997, a la edad de 67 años, desapareció repentinamente Barbara. Era un 24 de noviembre, mes que ella odiaba. Veinte años después de su muerte, la dama de negro es sin duda la cantante francesa más respetada, incluso entre las generaciones más jóvenes. Con una obra tan densa como apasionada, es una de las pocas mujeres, tal vez la única, que aparece en el círculo muy limitado de maestros de la canción clásica francesa junto a monumentos como Brel, Brassens o Ferré. Con todos ellos, Barbara simbolizaba la “nouvelle chanson” dejando atrás la generación del cabaret.
Su hipnótica y misteriosa imagen, a menudo la hacen parecer una mujer oscura y seria. Es cierto que Barbara era extremadamente estricta con su trabajo y tan exigente que podía ser feroz con sus colaboradores. Pero a la vez, sus amigos recuerdan su peculiar sentido del humor, las horas que pasaba tejiendo bufandas o cocinando en su casa de Precy-sur-Marne .
Un carácter directamente derivado de las ansiedades que amasaban a esta mujer, cuya infancia fue una pesadilla. Nacida como Monique Serf en 1930, en París, en una familia judía, debe abandonar la capital muy rápidamente para peregrinar por las cuatro esquinas de Francia entre 1940 y 1945, con el fin de escapar del horror nazi. En este momento apocalíptico, ella también debe enfrentarse a un padre incestuoso … Sus tormentos, que vienen de la infancia o el resultado de su problema cardíaco, de los cuales Barbara nunca se atrevió a expresarlos en público. O muy poco. Sus canciones, por otro lado, dicen mucho sobre sus miedos y dolores. En ellas encontró la fuerza para exorcizar sus demonios.
Nacida Monique Serf en 1930 en París, llega Barbara, como Serge Gainsbourg, Michel Polnareff y otros artistas de la misma generación, procedente de una familia judía de Europa Central. Su infancia está marcada por numerosas mudanzas. Después de la Segunda Guerra Mundial, la familia se mudó a Vésinet en la región de París. La niña comienza a tomar clases de canto y teoría musical. En 1947, la familia se trasladó al distrito 20 de París y Barbara se matriculó en el Conservatorio. Aprende algunas piezas clásicas, estudiando a Fauré, Debussy y Shumann. Rápidamente, abandona el conservatorio porque quiere actuar en el escenario. Ella lo intenta en los cabarets de París, pero no logró abrirse paso.
A principios de los años cincuenta, viajó a Bélgica para probar suerte. Elige un nombre artístico, Barbara Brodi, derivación del nombre de uno de sus lejanos ancestros eslavos (Varavara Brodsky) y repite el repertorio de Edith Piaf. Pero después de dos años sin éxito, regresa a París. Actuó en varios cabarets. En 1958 logró una audición en el Ecluse, el cabaret del momento. Ella comienza a darse a conocer, y en julio del mismo año, es invitada a cantar en el espectáculo nocturno del cabaret. Descubierta por Pathé Marconi, grabó su primer sencillo, y lanzó su primer álbum en la primavera de 1959, «Barbara at the Ecluse».
Durante estos años se mezcló con una multitud de artistas en ciernes entre los que se incluyen Georges Moustaki, Serge Gainsbourg, Serge Lama y Brigitte Fontaine. Su repertorio se expande: a la canción realista de antes de la guerra, agrega textos de Brassens, Jacques Brel y Léo Ferré, luego tímidamente prueba ante esta audiencia sus primeras creaciones.
En 1960, Barbara lanzó un álbum, «Barbara Chante Brassens», que tuvo un gran éxito. En marzo de 1965, publicó su primer álbum como autora, «Barbara Chante Barbara». El álbum recibe el premio de la Academia Charles-Cros y definitivamente lanza la carrera de la cantante. Unos meses más tarde, escribe «Ma plus histoire d’amour», una canción que dedica a su audiencia. Continúa conciertos y giras con éxito. En 1970, publicó «L’Aigle Noir», su undécimo álbum, que da título también a la canción homónima incluida en el mismo, auténtico icono de su carrera musical. En este álbum rompe con el minimalismo habitual en la producción de sus trabajos, gracias a los esplendororos y ajustados arreglos del genial Michel Colombier.
En medio de la explosión yé-yé, Barbara no cede. Sus canciones son un monólogo interno de melancólica poesía negra, que representa heridas personales que a menudo se pueden identificar, o que hablan sobre el amor en bocetos que intentar sonar románticos. El resultado es una relación con su audiencia que ha sido descrita como un concierto de diván psicoanalítico donde se revela a sí misma en momentos que rayan en la catarsis.
En la década de los setenta, después de una despedida de la escena que no podrá respetar, emprende colaboraciones más o menos fructíferas que la llevan al teatro con «Madame» de Remo Forlani, donde interpreta el papel de una mujer gobernando sola un burdel abandonado en África, y en el cine con «Franz», bajo la dirección de Jacques Brel. Estas aventuras conducen a fiascos críticos y financieros, pero sus fanáticos la siguen. También colabora con escritores y arreglistas talentosos, incluido François Wertheimer, quien escribió en 1973 el álbum «La Louve», misterioso y poético. Pero el éxito solo ha agravado la fragilidad de esta compleja personalidad. Asustada por la opresiva adoración de sus admiradores, atormentada por las heridas de su infancia, propensa al insomnio, Barbara intenta suicidarse en 1974 tragando siete tubos de barbitúricos.
Sentimentalmente, Barbara multiplica historias de amor apasionadas y violentas, con hombres de todas las edades. Nunca se casó, tampoco tendrá hijos.
Durante los años ochenta, publicó el álbum «Seule» (1981) y luego coescribió el espectáculo musical «Lily Passion» (1985). Después de dos giras por Francia y el extranjero en 1988 y 1991, regresa a la escena en el Châtelet de París y graba el álbum «Châtelet 93» que le permite ganar el premio de la música a la artista femenina del año en 1994 .
En 1996, lanzó su último álbum donde la voz está más que rota, evoca en particular un trágico episodio de su infancia durante la ocupación nazi. Cada vez más enferma, finalmente sucumbió a la neumonía el 24 de noviembre de 1997.
Barbara (Recopilatorio de sus Mejores Canciones) Vídeos Archivo INA
Sábado, 16 diciembre, 2017 – 20:30 H.
Auditorio Ciudad de León
Invitaciones: desde el lunes 4 de diciembre en las taquillas del Auditorio, de lunes a viernes de 16:00 a 20:30 h.
Estreno de obras de David Rivas Domínguez
Jueves, 14 diciembre, 2017 – 21:00 H.
Teatro el Albéitar ULE
Invitaciones: a partir de media hora antes del concierto en la taquilla del Teatro
CONCIERTOS A.I.E. JAZZ
LOS MÚSICOS
ALBERT BELLO, guitarra solista
ORIOL SAÑA, violín
CLAUDI LÀZARO, guitarra rítmica
QUERALT CAMPS, contrabajo
Habiendo compartido toda una década juntos, ahora de lo que tienen ganas es de disfrutar y hacer disfrutar, de tocar aquello que más les apetece y hacerlo en un formato que les permita estar cómodos para dejarse ir mostrando arriba del escenario todo lo que han aprendido hasta ahora. Trabajan con temas propios y versiones, pero siempre han rehuido de la copia. El respeto al estilo existe en todo momento y, precisamente por esto, no hay espacio para la mera imitación. La influencia más básica es la del jazz manouche y, en este sentido, no se puede olvidar el referente en mayúsculas, el Quintette du Hot Club de France, liderado por Django Reinhardt.
Este nuevo proyecto musical no es un proyecto cerrado si no que se basa en la libertad musical de estos dos músicos y de aquí tengamos que esperar una evolución abierta y sorprendente. El virtuosismo que se ve en el escenario hace que el público viva una experiencia musical difícil de encontrar en el panorama del jazz hecho en España. Albert y Oriol son sinónimos de improvisación en estado puro, energía positiva, alegría y diversión. Todo con una puesta en escena muy mimada y una conexión con el público que hace vibrar a la audiencia desde el primer minuto hasta la última nota.
WEB SITE
http://experiment.es
VIDEOS
Fleche d’Or (studio recording): https://www.youtube.com/watch?v=g3JxF4Rl6_k
Samois-Sur-Seine Experience: https://www.youtube.com/watch?v=zXSbSX8kQpk
Place de Brouckere (Live): https://www.youtube.com/watch?v=7sEqHiQouPc
Live at TV: https://www.youtube.com/watch?v=PZSk_pU3aTk
ALBERT BELLO WEB SITE
http://albertbello.com/
ORIOL SAÑA WEB SITE
http://oriolsana.com/
Nunca tanto odio generó tanta belleza. Podría ser el resumen del contenido de este álbum imprescindible. De los muchos clásicos perdidos producidos durante la explosión creativa del apogeo psicodélico de finales de los sesenta, el más grande puede ser este trabajo, el tercer álbum del grupo Love, con sede en Los Ángeles.
La portada de «Forever Changes», es un mosaico caleidoscópico de las caras del grupo en forma de corazón. «Forever Changes» se grabó en el epicentro del sueño hippie californiano, pero la atmósfera alrededor de su creación ofreció una prueba temprana de cómo el verano del amor pronto se agriaría. El amor ya estaba desesperadamente agotado cuando comenzaron a grabar, pero de alguna manera enterraron sus problemas (más una contundente enemistad personal) para cumplir la visión apocalíptica de su líder Arthur Lee.
Arthur Lee estaba seguro de que estaba a punto de morir. El líder negro de Love, de 26 años, el grupo de rock más cool de la escena underground blanca de Los Ángeles, tenía la premonición de que el verano del 67 iba a ser el último. Entonces, cuando se dedicó a grabar «Forever Changes» determinó que debería ser su testamento final.
El resultado es un álbum de increíble intensidad y ternura. En una época en la que el rock evolucionaba semanalmente, «Forever Changes» aún logró establecer un nuevo ritmo. Love usó su mentalidad psicodélica para producir un folk-rock barroco y hermoso, como nunca antes se había escuchado, ni nadie lo superaría después.
John Echols, Bryan MacLean, Ken Forssi, Arthur Lee, and Alban Pfisterer. (Fotografía: Ronnie Haran)
Desde el principio, Love prosperó con la combinación de dos compositores mal avenidos. Nacido en Memphis, Lee creció en el duro ghetto de Crenshaw en Los Ángeles. Fuertemente influenciado por Mick Jagger, presentó lo que la crítica de rock Lillian Roxon llamó «una paradoja divertida», un afroamericano cantando como un inglés blanco cantando como un viejo afroamericano.
En contraste, el compañero de Lee, Bryan MacLean, era hijo de un arquitecto de Hollywood que creció nadando en la piscina de su vecina Elizabeth Taylor. Su primera novia fue Liza Minnelli, y se crió con la música clásica y los estándares de Broadway. «Se escucha más de mi influencia sobre Arthur que su influencia sobre mí», le dijo al periodista Alan Vorda en el libro «Psychedelic Psounds».
Todo ello da como resultado, que en lugar de basar sus escritos en la floreciente escena hippie de Los Ángeles, el material de Lee para «Forever Changes» se extrajo de su estilo de vida y su entorno. Las canciones reflejaban toda la tristeza y el escepticismo de Lee con el movimiento surgido del verano del amor. El escritor Andrew Hultkrans explicó el estado de ánimo de Lee en ese momento: «Arthur Lee fue un miembro de la contracultura de los sesenta que no compró flower power al por mayor, que intuitivamente entendió que había que dejar que la luz del sol no vaporizara instantáneamente las cosas oscuras del mundo».
Love comenzó a grabar «Forever Changes» en junio de 1967. Sin embargo, a partir de las primeras sesiones de grabación, la banda, excepto Lee, estuvo plagada de conflictos internos y falta de preparación para los intrincados arreglos de su líder. Bruce Botnick, coproductor del álbum junto con Lee, Tuvo una idea para obligar a la banda a participar, Botnick reclutó a los mejores músicos de sesión de la escena de Los Angeles: Billy Strange (guitarra), Don Randi (piano), Hal Blaine (batería) y Carol Kaye (bajo) para trabajar con Lee, completando dos canciones en una sola sesión de tres horas. Impresionados por las implicaciones de perder su rol en el desarrollo del álbum, el plan de Botnick logró motivar a los miembros de Love a grabar las otras nueve canciones que aparecen en «Forever Changes».
Love fotografiados en 1967 en Los Angeles.
(Fotografía: Michael Ochs Archive)
Lee pasó tres semanas con el arreglista David Angel, tocando y cantando las partes de la orquesta para él. Lee imaginó los vientos y las cuerdas desde el principio, y no se agregaron como una ocurrencia tardía. Una sesión de grabación del 18 de septiembre finalizó el álbum, añadiendo los arreglos, así como también partes de piano adicionales.
Tras su lanzamiento a finales de 1967, «Forever Changes» no tuvo éxito comercialmente. Pasó 10 semanas en la lista de álbumes Billboard 200, alcanzando su punto máximo en el número 154 en 1968. El álbum tuvo una recepción mucho más positiva en Gran Bretaña, donde alcanzó el puesto 24 en la lista de álbumes del Reino Unido en 1968.
Pero el paso del tiempo ha reivindicado esta obra maestra absoluta. No hay listado que se elabore de los mejores discos de la historia, que no aparezca en los lugares de honor. Un álbum que surgió del caos creativo y existencial de sus creadores, todo aderezado con ciertas sustancias que campaban a sus anchas. Esa extraña mezcla de guitarras acústicas, sones latinos, ecos de los Byrds y poderosos arreglos orquestales, dieron como resultado unos de los mejores discos de la historia.
Si se me permite una apreciación personal. «Forever Changes» ha sido el álbum que más me ha impresionado en la primera escucha de cualquier disco que haya llegado a mis manos, y puedo asegurar que han sido miles.
Se nos ha ido Tony Luz. Para el gran público era casi un desconocido, pero con el se marcha una parte importante de la música española en multitud de facetas. Auténtico pionero del rock en este país, Tony pertenecía a aquella generación a la que aquel rock & roll primigenio cambió sus vidas para siempre.
Lo más destacable de su trayectoria fueron los 10 años como miembro de Los Pekenikes. Pero hubo mucho más. Tony fue de los pocos músicos que se mantuvo fiel al rock & roll clásico toda su vida. Bandas como Zapatón, Bulldog, o su última aventura, Los Silver Tones, son buena prueba de ello. También ejerció labores de productor, y fue el autor de cientos de portadas de discos, como diseñador gráfico de Hispavox. En un plano más personal, estuvo casado con la cantante Karina, para la cual compuso varios de sus éxitos.
Tras escuchar a Gene Vincent en Radio Intercontinental, comienza a aprender a tocar la guitarra con una clásica de su padre. Estudiando arquitectura conoce a otros jóvenes devotos del rock & roll y forman su primer grupo, Los Tigres, entre ellos está Luis Eduardo Aute como voz y batería. Duran un año escaso con actuaciones en varios colegios.
Los Pekenikes (Tony Luz el el Centro de la Foto)
Después de pasar una prueba, entra a formar parte de Los Pekenikes en 1961, donde permanecería una década como guitarrista. Los Pekenikes, junto con Los Estudiantes, fueron el punto de partida del rock patrio. Primero con versiones de éxitos foráneos, y ya más tarde, cansados del peregrinaje de vocalistas, Juan Pardo y Junior entre ellos, reconvertidos en grupo instrumental, logrando un éxito enorme en la segunda mitad de los sesenta.
Durante la última época de su permanencia en el grupo entabló una relación sentimental y artística con la cantante Karina, para la que compuso varios éxitos. Entre ellos, «El baúl de los recuerdos» y «En un mundo nuevo», que alcanzó el segundo puesto en el Festival de Eurovisión de 1971. Para Karina realizó lo que sería la primera de muchas producciones discográficas, el álbum «Lady Elizabeth», una de las joyas ocultas del pop español, y sin duda, el mejor álbum de la artista.
Después de abandonar Los Pekenikes realiza el servicio militar y, al salir, comienza a trabajar en el departamento de diseño gráfico del Hispavox. Gracias a sus estudios de arquitectura tenía un gran nivel como dibujante. Tras un período de inactividad como músico forma el grupo Zapatón, con el que vuelve a sus orígenes rockeros. Editan un disco en el que cabe destacar que la mitad de los temas son instrumentales.
Bulldog (Tony Luz 1º por la Izquierda)
Tras otro parón musical, aunque seguía trabajando en el diseño gráfico de discos, comienza a asistir a los ensayos de un grupo que interpreta rock & roll clásico, Cocodrilo, a los que acabará uniéndose como guitarrista y productor. El nombre del grupo se cambiaría por Bulldog, el cual está tomado de la canción de The Beatles «Hey Bulldog».
Bulldog fue uno de los grupos que despuntaron a principios de los ochenta, pero mostrando su clara influencia del rock & roll clásico y el rockabilly. Canciones como «El Ingeniero Rockero», «El Rock del 600» podían oírse con asiduidad en la radio. Además, coincidió con una época de revival del rockabilly gracias a grupos como Stray Cats o Matchbox.
En esta época también ejercerá labores de producción para grupos como Los Rebeldes, en los discos «Rebelde con causa» (1985) y «Preferiblemente vivos»(1987), y Loquillo y los Trogloditas en el disco «Mis problemas con las mujeres» (1987), además de una larga lista de grupos: Más Birras, Los Hurones, General Lee, Peter King Band, etc.
Los Silver Tones (Tony Luz último por la Derecha)
Después formaría diversas bandas a lo largo de los años. Su última aventura musical fueron Los Silver Tones. El nombre proviene de la primera guitarra eléctrica que tuvo, una Silvertone, comprada a través de sus contactos con la base de Torrejón de Ardoz.
Los Silver Tones editan el disco «Amigo Chet» (2010), en claro homenaje a uno de sus ídolos, el guitarrista Chet Atkins, siendo la mayor parte de las composiciones de Tony Luz y en el que mezclaron tanto temas instrumentales como canciones cantadas en castellano.
Los Pekenikes (Hilo de Seda) 1966
Los Pekenikes (Cerca de las Estrellas) 1968
Karina (En un Mundo Nuevo) 1971
Bulldog (El Ingeniero Rockero) 1983