Cómo «Thriller» de Michael Jackson cambió los vídeos musicales para siempre. 35 años de su estreno en España

Michael Jackson y los zombies en el set de Thriller.

Fotografía: Sony / Legacy

El «Thriller» de Michael Jackson (1983) sigue siendo el vídeo musical más popular de todos los tiempos: una parodia de los clásicos del terror de 14 minutos de duración, que cambió el negocio musical para siempre. Fue estrenado en España dentro del programa especial de Nochevieja de 1983. 35 años después sigue siendo insuperable.

Fue el vídeo de «Thriller» lo que empujó a Jackson a la cima, consolidando su posición como el Rey del Pop. «Thriller» fue el séptimo y último single y tercer vídeo (después de «Billie Jean» y «Beat It») que se lanzó desde el álbum del mismo nombre, que ya llevaba casi un año en las listas desde su lanzamiento, en noviembre de 1982. La frenética recepción del vídeo, provocada por las exhibiciones continuas en la MTV, llevaría al álbum homónimo a los libros de registro como el disco más vendido de todos los tiempos, una distinción que mantiene todavía hoy.

Más que cualquier otro artista, Jackson marcó el comienzo del apogeo del video musical, demostrando su poder de promoción, elevando el nivel creativo y allanando el camino para una mayor aceptación de los músicos negros

John Landis y Michael Jackson en el rodaje de 'Thriller'

John Landis y Michael jackson en el rodaje de «Thriller». Fotografía: Sony

John Landis estaba en Londres en 1983 cuando Michael Jackson llamó para preguntar si estaba interesado en hacer un vídeo para «Thriller», la canción principal del álbum que había lanzado poco menos de un año antes. Al parecer, sin darse cuenta de la diferencia horaria, Jackson había llamado a las 2 de la madrugada, hora del Reino Unido y el director, adormilado, tuvo que fingir el conocimiento de la canción, que no había escuchado. Jackson, por su parte, no había visto las películas de Landis, excepto una, quería a Landis por «Un hombre lobo americano en Londres». Landis dijo que haría el vídeo si pudiera ser un cortometraje, y Jackson aceptó la idea. La película de 14 minutos acabó convirtiéndose en mucho más que un clip promocional, fue, y sigue siendo, un fenómeno cultural. En 2009, se convirtió en el primer vídeo musical que se incorporó al Registro Nacional de Películas de la Biblioteca del Congreso.

«Thriller» fue un evento incluso cuando se filmó en octubre de 1983. El 21 de noviembre, se mostró al público por primera vez. Para ser elegible para los Oscar, se necesitaba un estreno de una semana, por lo que Landis hizo los arreglos para que se hiciera en un solo cine en Los Ángeles. Y luego, en la medianoche del 2 de diciembre, después de semanas de avances y expectación, la MTV lo mostró al mundo por primera vez.

Sin embargo, no se esperaba que el vídeo de «Thriller» fuera tan caro: 900,000 dólares, para pagar no solo la filmación y los efectos, sino 10 días de ensayos de las coreografías del vídeo, Landis y Jackson tenían que encontrar una manera de financiarlo. Fue el productor de Landis, George Folsey Jr, quien se le ocurrió la idea de la realización de un documental con el making of del vídeo, que podría venderse a las diferentes cadenas para su emisión. MTV y Showtime adquirieron los derechos del documental, Jackson se hizo cargo de los costos iniciales y el vídeo pudo seguir adelante. Cuando se lanzó el documental en VHS, que se vendió por 29.95 dólares, produjo más de 100,000 pedidos anticipados.

Fotografía: Allstar / SONY

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Phil Spector (A Christmas Gift for You) 1963

A Christmas Gift For You From Phil Spector

Cuando el productor es la estrella. Si hablamos de Phil Spector, su labor como compositor, y sobretodo como productor, anula y eclipsa cualquier otro protagonismo en cualquier disco en el que estuviera implicado.

Con todos sus excesos, que los hubo, Phil Spector se puede considerar el paradigma del productor. Punto de referencia para casi todos los que vinieron después. Sus producciones llevan un sello inconfundible, Su «Muro de Sonido», Su «Wall of Sound», esos arreglos únicos, esas orquestaciones, y capas y capas de instrumentos que convertían cualquier canción en obras maestras imperecederas.

Dominador absoluto del pop de principios de los sesenta, con aquellas «Pequeñas sinfonías para adolescentes», como definió los temas que produjo entonces. Solo la llegada de la «Invasión británica» comandada por The Beatles, le apartaron del dominio de las listas de éxitos. Aunque se tomo cumplida venganza, cuando tuvo que dar cuerpo a las cintas del postrero álbum de los Fab four «Let it Be» dotándolo de unos arreglos excelsos que elevaron el nivel del trabajo más mediocre de los cuatro de Liverpool. Posteriormente, artistas y grupos tan dispares como Ramones o Leonard Cohen trabajaron con el. Me imagino que la tentación de trabajar con el maestro era difícil de vencer.

Phil Spector con las Ronettes, cuyo "Be My Baby" produjo en 1963.

Phil Spector con The Ronettes. Fotografía: Archivos de Ray Avery / Michael Ochs

Cuando Phil Spector estaba en su máximo apogeo comercial como productor de discos, aplicaba su «Muro de sonido» con criterios casi científicos. Pero cuando a Spector se le metió en la cabeza la idea de hacer un álbum navideño, no lo hizo a medias. al mando de todas las estrellas del sello Philles, pasó muchos meses y gasto miles de dólares asegurándose de que todas las canciones de «A Christmas Gift for You» fueran perfectas. Luego se publicó el álbum el día en que John F. Kennedy fue asesinado. Y todo se fue al garete.

Durante el verano de 1963, recién salido del éxito de «Be my Baby» de The Ronettes, Spector reclutó a su escudería de artistas, que, además de The Ronettes, también incluía a Bob B. Soxx y los Blue Jeans, The Crystals y Darlene Love, y los llevó a Los Ángeles para comenzar a trabajar en «A Christmas Gift for You». Respaldado por el legendario colectivo de músicos de sesión conocido como The Wrecking Crew, Spector aplicó su «Muro de sonido» a una serie de clásicos navideños. En lugar de utilizar los arreglos tradicionales, Spector y Jack Nitzsche re-imaginaron audazmente las canciones de una manera que las redescubrieron a una generación más joven que había sido destetada en el Rock & Roll.

Cincuenta y cinco años más tarde, «A Christmas Gift for You» sigue siendo indiscutiblemente el mejor álbum dentro del vasto y a menudo repetitivo género de la música navideña. Su música está llena de inocencia, y las canciones rebosan de alegría. Al mismo tiempo, sin embargo, toda la revolución musical y social de los sesenta acechan dentro de las brillantes armonías del álbum.

Phil Spector, la cantante Darlene Love y el arreglista Jack Nitzsche durante la grabación de «A Christmas Gift for You». Fotografía: Ray Avery / Getty

Con «A Christmas Gift for You», Spector tuvo la intención de mostrar que su versión visionaria de la música popular podía transformar los clásicos, de la misma manera que había transformado el pop creando lo que él llamó sus «pequeñas sinfonías para adolescentes».

En 1972, Apple Records lo reeditó y, en parte debido a la nostalgia de los dorados sesenta, se convirtió en un clásico navideño, y su popularidad crece año tras año. Ha habido varios relanzamientos posteriores. En 1987, el propio Spector lo remasterizó de nuevo al sonido mono original y se lanzó en CD.

En 2003, el álbum fue votado el nº 142 en la lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos de la revista Rolling Stone. En 2017, fue clasificado como el 130º álbum más grande de la década de 1960 por Pitchfork. Brian Wilson, de los Beach Boys, ha citado este álbum como su favorito de todos los tiempos, y el álbum fue incluido en los 1001 álbumes de Robert Dimery que debes escuchar antes de morir.

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Leonardo Favio (1938-2012). El «Cantactor» imprescindible

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Si usted no ha conocido la música de Leonardo Favio, siento decirle que ha tenido una grave carencia toda su vida. La obra musical de este inclasificable cantautor argentino, es una de las más personales que se pueden encontrar en cualquier época o país. A parte de músico, fue actor y director de cine, y puede que esta fuera la causa del ímpetu dramático de sus composiciones e interpretaciones. Cualquier sentimiento expresado por él se convierte en algo tremendamente intenso: La deliciosa dulzura de los recuerdos de la infancia en “Chiquillada”. El galanteo elegante en “Ding dong, estas cosas del amor”. El amante expectante en «O quizás simplemente le regale una rosa». Y por supuesto “Ella ya me olvidó”, su canción más representativa, donde sientes como propio el desgarro del amor perdido. Se pone la piel de gallina al escuchar cantar a este hombre, la forma en la que canta te transmite mil cosas. Simplemente imprescindible.

Fuad Jorge Jury, su verdadero nombre, nació el 28 de mayo de 1938 en el seno de una familia de origen sirio-libanés, en la localidad de Luján de Cuyo, en la Provincia de Mendoza, Argentina. Nació en un barrio pobre y conflictivo. Tuvo una infancia turbulenta marcada por el abandono del hogar de su padre. Pasó gran parte de su infancia internado.

Leonardo Favio

Fotografía: Infobae / THX Medios S.A.

De joven, Favio se formó en un seminario y se alistó en la Armada antes de probar suerte como actor en Buenos Aires. Trabajó bajo la tutela del prestigioso director Leopoldo Torre Nilsson, y su buena apariencia le llevó a ser conocido como el James Dean argentino. Sin embargo, Favio desarrolló rápidamente la ambición de estar al otro lado de la cámara y dirigió su primer cortometraje a finales de los años cincuenta.

Su primer largometraje como director, «Crónica de un niño solo» (1965), se basó en sus experiencias como adolescente, retratando la vida sombría en los centros de detención juveniles argentinos y los problemas sociales arraigados en los barrios que él mismo había conocido.

En 1967 realizó «El romance del Aniceto y la Francisca…», con Federico Luppi, Elsa Daniel y María Vaner. A menudo es considerada como la mejor película argentina de todos los tiempos. En 1969 Favio estrenó «El Dependiente», basado en un cuento de su hermano y coguionista, Zuhair Jury. Hay muchos críticos que ven una unidad creativa en estos tres films, considerándolos una especie de trilogía.

Fue entonces cuando Favio, quizá motivado por las trabas económicas que el cine le estaba provocando, decidió lanzarse sorpresivamente al mundo de la música, cosechando un éxito que le permitió en numerosas oportunidades financiar gran parte de sus películas. «La música me permitió vivir con dignidad», le dijo una vez a un entrevistador. Su hijo Nico Favio ha comentado: “La música le permitió a mi padre mostrar su lado romántico, salirse del ámbito de lo social y lo político, que sí contaba en su cine. Para mostrar esa veta, fue muy influenciado por la figura de mi madre” Zulema Carolina Leyton, conocida como Carola Leyton.

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Carola Leyton y Leonardo Favio

Favio aprendió a tocar guitarra de niño, y sólo se animaba a cantar en reuniones íntimas con familiares y amigos. Debutó como cantante en el mítico programa de Eduardo Bergara Leumann, «La Botica del Ángel», un espacio que en su época presentó a artistas, que con el tiempo se convertirían en estrellas de la música popular argentina como Susana Rinaldi o Nacha Guevara.

Posteriormente, un ejecutivo de la CBS le propuso grabar un disco, publicando su primer sencillo titulado «Quiero la libertad», que resultó ser un fracaso. A pesar de ese revés publicó a continuación «Fuiste mía un verano»; ícono no sólo de su primer álbum, sino también de toda su discografía. En seis meses se vendieron más de un millón de copias, algo completamente inaudito para la Argentina de entonces. Tras su participación en el Festival de la Canción de Viña del Mar, Favio empezó a labrarse su fama en el extranjero.

«Se sentía que había algo distinto. Leonardo era un rebelde auténtico, usaba jeans y zapatillas en las tapas de las revistas y en la televisión y a la vez tenía una gran sensibilidad. Yo intuía que iba a ser un fenómeno y resultó ser el autor del boom discográfico más grande de la historia y nadie lo repitió». Así lo cuenta al diario Infobae Vico Berti, coautor con Favio de la canción, que en estos días cumple su 50º aniversario.

El actor y director argentino Leonardo Favio.

Leonardo Favio en su madurez. Fotografía: Reuters

El entusiasmo de Verti fue vital para el lanzamiento de la carrera musical de Favio. «Hasta que me llevó a ver a John Lear, que era el director artístico de la CBS. Ahí me hizo cantar otra vez, un poco a capella, otro poco con guitarra, hasta que logró convencerle. A los pocos días, para mi asombro, yo ya estaba grabando con una gran orquesta. Y lo primero que grabé fue «Quiero la libertad», que logró el mismo éxito como fracaso que mis anteriores presentaciones personales, porque el disco no lo compró nadie. Uno me lo llevé yo, otro se lo quedó Vico Berti y el otro se lo regalé a mi mamá. Pero Vico no se resignó , porque era muy obstinado. A él lo emocionaba mucho la canción que me había escuchado en La Botica del Ángel, «Fuiste mía un verano», así que insistió ante la compañía para que yo volviera a grabar. Y ahí nos tocó Dios, porque eso fue un éxito fuera de lo común. En aquella época, éste fue el disco, en proporción, de mayor éxito en el mundo de habla hispana. Nunca se había vendido, hasta ese momento, una cifra igual en tan breve lapso. Tuvieron que unirse para prensar los discos que yo grabé la CBS y la RCA. Acá se dobló la venta de tocadiscos a raíz de las enormes ventas de mi disco», recordaba el propio Favio. (Cita publicada en el diario digital Infobae)

El repentino éxito afectó profundamente a Favio. De una vida más bien tranquila como director de cine, pasó a estar en el escaparate mediático, con el acoso de los fans y giras de conciertos continuadas; tanto le traumatizó la fama, que llegó a encerrarse durante meses en su casa. Con el tiempo, y en pleno apogeo de su éxito como cantante, dejó los escenarios para dedicarse de nuevo por completo al cine. Este regreso fue enormemente fecundo, con obras maestras tales como «Juan Moreira» (1973), y en especial «Nazareno Cruz y el lobo» (1975), que elevó a Favio a lo más alto como director, siendo esta la película más vista en la historia del cine argentino.

Entre tanto, se vio envuelto en el drama político que sacudió a Argentina cuando Juan Perón regresó al país después de casi dos décadas de exilio en España. Peronista durante toda su vida, Perón le encomendó a Favio la organización de una ceremonia para celebrar su regreso formal y definitivo en Ezeiza, cerca del aeropuerto internacional de Buenos Aires. El evento pronto derivó en un derramamiento de sangre cuando una facción de peronistas abrió fuego contra otra.  Posteriormente, el cineasta dirigió un documental titulado «Perón, sinfonía del sentimiento (1999).

Perón junto a Favio

Juan Domingo Perón junto a Leonardo Favio

En los años previos a su muerte, Favio sufrió problemas de salud que le limitaron la movilidad, pero no le impidieron dirigir. Su última película, «Aniceto» (2008), fue una nueva versión de «El romance del Aniceto y la Francisca», que había realizado 40 años antes. Favio dejó un proyecto cinematográfico inacabado recordando su infancia empobrecida en la provincia de Mendoza.

Leonardo Favio falleció el 5 de noviembre de 2012 a los 74 años de edad. Fue un artista total, único en su singularidad, tanto cinematográfica como musical. Centrándonos en esa faceta, objetivo de este blog, dejó una carrera musical tan meritoria como inclasificable, que excede la etiqueta de cantante romántico como tantos ha habido en Iberoamérica. Realmente fue un estilo en sí mismo, dueño de una de las voces más peculiares e intensas de la escena musical hispana. Fue y será siempre el «cantactor» imprescindible.

Fuiste mía un verano

O quizás simplemente le regale una rosa

Chiquillada

Ding dong, estas cosas del amor

Ella ya me olvidó

Canciones para honrar la memoria de Leonardo Favio

Lista de reproducción con sus grandes éxitos

 

 

 

 

Cecina de León (16/Diciembre/2018)

16-12-2018

 19:30 h.
 Teatro el Albéitar ULE

Entradas 6€ : a partir de una hora antes del concierto en taquilla
50% de descuento: miembros de la Comunidad Universitaria previa presentación del Carné Universitario y DNI

Venta anticipada desde el 6 de Diciembre en:
-Taberna Cuervo C/ La Sal nº 6
-Ret Marut C/ Héroes Leoneses nº 2

CECINA DE LEON (DELICATESSEN FOLK, LEON) es un quinteto de música folk procedente del noroeste de España, formado en 2011 durante el invierno. Tiene su origen en Canseco, pueblo de alta montaña perteneciente a León y que linda con Asturias. “Etimológicamente, la palabra cecina deriva del término latino «siccus», que significa seco, o bien, del término céltico ciercina que se refiere al cierzo o viento.  Carne de León salada, enjuta y seca al aire, al sol o al humo, de color tostado, pardo oscuro, con un ligero veteado de grasa”.

La banda está compuesta por María Quiroga (voz y fliscorno), Saúl García (guitarra), Roberto Suárez (pandero sin sonajas), Ignacio Martínez (flauta romántica, whistles y gaita) y Ángel Páramo (bajo eléctrico). La característica más importante de la banda es que todas las melodías están compuestas por ellos mismos. El resultado final es un folk diferente, único y cargado de energía.

En octubre de 2014 publican su primer disco «Fráyabots», composiciones propias, textos musicados, melodías frenéticas y una parte dedicada a la música folk electrónica. En el horizonte de Cecina de León se encuentra la publicación de su segundo disco, «Asbruto Has Vuelto» que verá la luz en Diciembre de 2018.

http://cecinadl.blogspot.com

https://es-es.facebook.com/CecinaDeLeonFolk/

Cathy Claret (14/Diciembre/2018)

14-12-2018

 21 horas
 Teatro el Albéitar ULE

Entradas 6€ : a partir de media hora antes de la actuación en taquilla

50% de descuento: miembros de la Comunidad Universitaria previa presentación del Carné Universitario y DNI

Cathy Claret, es probablemente, una de las mujeres con mayor influencia en las nuevas generaciones de artistas musicales femeninas.

De origen francés y muy vinculada a la cultura gitana, Claret tuvo que pelear fuerte para hacerse con un hueco en el masculinizado mundo de la música. Cathy empezó sus pasos musicales fundando la Bel Canto Orchestra, junto a célebres como Pascal Comelade o Pierre Bastien.

Compositora, multi-instrumentista, la artista francesa nunca se acomodó, y fue esencial en el desarrollo de esa aventura musical. «Yo era muy rebelde, pero no rebelde porque sí, sino porque quería hacer las cosas a mi manera y esto a veces está mal visto (sobre todo en aquella época, en la que había mucho clasicismo). Se prefería a gente más maleable y previsible. No acepté estas cosas, pero quiero dejar claro que siempre he sido muy perfeccionista en mi trabajo. A mí me gusta la libertad, hacer los discos que quiero y con quien me apetezca. No creo que sea mucho pedir. Se van a reeditar mis dos primeros discos para mí es un suceso histórico: estos discos se vendieron en medio planeta, pero aquí en España casi no queda constancia. Ya mezclaba el caló con guitarras flamencas, algo de cha-cha-cha y una voz muy «french touch». A finales de los 80 no había mucha gente haciendo esto.» Cathy Claret, sobre sus inicios musicales (Diario El Mundo, 2016)

Relacionada en años posterior con Raimundo Amador, fue el guitarrista quién popularizó junto a BB KING un tema compuesto por Cathy Claret, “Bolleré”, que dio la vuelta al mundo.

Son muchos los artistas que han declarado públicamente la influencia de la artista francesa, gente como Benjamin Biolay, Nouvelle Vague, Finley Quaye, Sly and Robbie o Kahimi Karie, no han escondido la impronta que Claret ha dejado en su música.

Y recientemente, artistas como Maika Makovski o Soleá Morente, no han dudado elogiar la trayectoria y la personalidad irreductible de Cathy.

http://cathyclaret.blogspot.com/

 

Gioachino Rossini (1792-1868). Mucho más que «El Barbero de Sevilla»

Fotografía: Gaspard Félix Tournachon «Nadar»

Gioachino Rossini ocupó una posición incomparable en el mundo musical italiano de su tiempo. Rossini ha influido profundamente en la historia de la ópera del siglo XIX, que culminó en un bel canto de estilo italiano. Renueva la ópera con melodías enérgicas y brillantes dotadas de una nueva naturalidad, y desarrolla e innova la escritura orquestal preparando así el surgimiento del romanticismo. Este año celebramos el 150º aniversario de su muerte.

Gioacchino Antonio Rossini nació el 29 de febrero de 1792 en Pesaro, Italia, hijo de un músico (trompetista) y una cantante. Estimulado por este ambiente tan propicio, Rossini comenzó a estudiar música a la edad de 11 años. Rápidamente, parece obvio que el niño tiene predisposición para la música y, alentado por sus padres, continúa en esta dirección. A los 12 años se interesó en la composición musical, y a la edad de 14 años, escribió su primera ópera,  «Demetrio e Polibio» (1806). Ya en este primer trabajo percibimos la influencia de la escuela alemana y, en particular, la de Haydn y Mozart en el estilo compositivo de Rossini. Luego completó su formación musical en el «Liceo Musicale» en Bolonia, donde perfeccionó sus conocimientos de contrapunto con el Padre Stanislao Mattei.

Al mismo tiempo, por gusto y necesidad, se entrega  a la composición de un género muy de moda en ese momento, el de la llamada «Ópera buffa». De este primer período compositivo ya destaca su tendencia a reformar los géneros. De hecho, a lo largo de sus primeros trabajos, trabaja para romper las formas tradicionales de la Ópera buffa, decorando las melodías, animando los conjuntos y al final, incorporando ritmos inusuales, dando mayor importancia a la orquesta y eliminando la omnipotencia de los cantantes. Su ópera «La Pietra del Paragone» (1812), es considerada el primer resultado de esta reforma, le da a conocer a nivel nacional.

Retrato de Gioachino Rossini por Vincenzo Camuccini. Museo del Teatro de La Scala de Milán.

Después de este periodo dedicado a la Ópera buffa, aborda la ópera seria con la creación de «Tancrede» (1816); evoluciona el género con «Otello» (1816) y Semiramide (1823). Su obra maestra es «El barbero de Sevilla», reconocida de inmediato como tal cuando se creó en 1816. Rossini también trabaja en un género intermedio (ya explotado por Mozart), la ópera semi-seria, a la que aporta «La Cenerentola» o «La Urraca Ladrona» (1817). Las oberturas a muchas de estas óperas son un elemento recurrente en el repertorio de la salas de conciertos.

Después de una estancia muy exitosa en París (donde regresará al final de su vida ) y la creación de «Guillermo Tell» en 1829, Rossini deja de componer para el escenario. Luego se dedicó a la música religiosa, un género en el que destacan igualmente sus cualidades musicales: el «Stabat Mater» (1841) y el «Petite petite solennelle» (1864), subrayados por la claridad y profundidad de la partitura del compositor.

A pesar de este largo retiro, siguió siendo una de las personalidades más influyentes del mundo musical. Murió en Passy (París) el 13 de noviembre de 1868. Rossini fue un compositor de producción variada y consistente de muy alta calidad. Desde el punto de vista tanto estilístico como dramatúrgico, con sus muchas innovaciones, la obra de Rossini abre la puerta a la de Verdi, pero también a Meyerbeer, Donizetti y Bellini.

Lista de reproducción con una amplia selección de sus obras

 

 

The Kinks (The Kinks Are the Village Green Preservation Society) 50º Aniversario

Resultado de imagen de The Kinks Are the Village Green Preservation Society 1968

El álbum más británico de la banda más brítánica de la historia del rock. Este registro sutil, divertido, surrealista y, en ocasiones, casi tierno, parecía haberse registrado en otro planeta. Entre la agitación social que reinaba en el mundo (los asesinatos de Martin Luther King y Bobby Kennedy, Vietnam, etc…) y la cosecha prodigiosa de los álbumes lanzados ese mismo año (The Beatles «White Album», Electric Ladyland, Music From Big Pink, Beggar’s Banquet). No era exactamente el mejor momento para ser los Kinks, pero creativamente, nunca fueron mejores.

A pesar de estos antecedentes, y la escasa repercusión, sobretodo en ventas, de este trabajo, «The Kinks Are the Village Green Preservation Society» se convertiría en uno de los álbumes más influyentes en la historia del rock. Como muchos grandes trabajos, el álbum nació de una serie de «accidentes felices». El compositor y líder de la banda, Ray Daviesoriginalmente quería hacer un álbum conceptual sobre la vida en Londres, pero después de un viaje a la zona rural de Devonshire, decidió trabajar en el concepto de la más tradicional idiosincrasia inglesa.

Además, para 1968 los Kinks habían comenzado a experimentar un éxito cada vez más reducido en las listas de éxitos de singles pop, por lo que hicieron un cambio hacia una producción musical más sustancial. Mientras que la mayoría de las bandas de la época estaban en su fase psicodélica y experimentando con nuevos sonidos, los Kinks volvieron a sus raíces inglesas y reflexionaron cuidadosamente sobre la pérdida de la Inglaterra rural por la modernización de los años sesenta.

Dave Davies, Pete Quaife, Ray Davies y Mick Avory. The Kinks fotografiados en 1965. Fotografía: Archivo GAB / Redferns

Junto a The Beatles, The Who y The Rolling Stones, The Kinks es la crème de la crème de la invasión británica. Formado en 1964, The Kinks lanzó la friolera de 23 álbumes de estudio antes de disolverse en 1996. Este mes se cumplen 50 años de la publicación de «The Kinks Are the Village Green Preservation Society».

El concepto del álbum es una mirada nostálgica de la vida rural inglesa. Cada canción trata sobre una parte particular de esa vida pasada. El álbum es el último en incluir a los cuatro miembros originales de The Kinks, ya que el bajista Pete Quaife abandonó el grupo a principios de 1969. Debido a los arreglos de estas canciones, el papel de Quaife se redujo en este álbum.

Ray Davies presenta una alternativa tranquila al paisaje urbano tumultuoso de Londres. Buscando un lugar en que la vida no fuera tan cáustica y frustrante. The Kinks viajaron «lejos de todo el hollín y el ruido de la ciudad». Detrás de la fachada de la campiña inglesa de tradiciones añejas, hay un camino a la serenidad que conduce directamente a través de «Village Green».

The Kinks en Hampstead Heath, 1968

The Kinks disfrutando de la campiña inglesa. Fotografía: Barrie Wentzell

«The Village Green Preservation Society» afortunadamente ha sobrevivido y ahora se considera legítimamente como un clásico de los años sesenta. Una pieza de perfección pop repetidamente imitada, y posiblemente nunca mejorada. Es esencialmente un álbum que se recrea en lo anacrónico de sus planteamientos, que lamenta la decadencia de un estilo de vida británico imaginario, como la alegría de beber una pinta de cerveza o el último de los «buenos trenes de vapor» (que cesaron todas las operaciones en Inglaterra en 1968).

«Creo que «The Village Green Preservation Society» se trata del final de un momento para mí en mi vida», dice Ray Davies. “Es mi pueblo imaginario. Es el fin de nuestra inocencia, nuestra juventud. Algunas personas son bastante mayores, pero en «Village Green» nunca se te permite crecer. Siento el proyecto en sí mismo como parte de un ciclo de vida».

Musicalmente, al elegir no atarse a las modas musicales prevalecientes, Davies creó un álbum que se ha vuelto atemporal, que suena tan fresco y vital hoy, como lo hizo en su lanzamiento. Las tiendas pequeñas, las tazas de porcelana y la escuela dominical aún están bajo amenaza, algo que Davies seguramente sabía que estarían.

¡Larga vida a los Kinks, a las tazas de porcelana y a la mermelada de fresa!

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