La carrera de los Bee Gees es una de las más exitosas, aunque más fragmentadas, en la historia del pop. Todo el mundo conoce los singles de éxito masivo y los álbumes de los Bee Gees, más de 400 millones de copias vendidas, que abarca un increíble periodo de 40 años de éxito. Pero, además de su bien conocido material, los Bee Gees, los Hermanos Gibb son / fueron todos prolíficos compositores, músicos y productores. A veces escribían y producían un álbum entero para un artista, a veces sólo contribuían con una canción. A veces incluso sólo aparecen como voces de acompañamiento. Cuando eso se combina con el hecho de que también lanzaron álbumes en solitario y el hecho de que muchos artistas grabaron versiones de sus canciones, la carrera de los Bee Gees es algo parecido a un laberinto para aquellos que quieren indagar en su trayectoria musical.
La imagen que ha quedado en la retina colectiva, es la de la segunda mitad de los setenta, sobretodo a raíz del éxito de «Saturday Night Fever». Instalados como figuras señeras de la música disco, la cual bordaban, esto ha oscurecido el resto de su legado musical, en especial su primera etapa. Hubo unos Bee Gees anteriores al falsete, las camisas de lamé y los hits llenapistas. Hubo unos Bee Gees que hicieron un pop celestial, pura orfebrería, con unas armonías insuperables. Todo ello sazonado con unos arreglos orquestales excelsos, y una pizca de experimentación.
Pero el comienzo de todo se remonta a la segunda mitad de los cuarenta. Barry Gibb nació el 1 de septiembre de 1946 en Douglas, Isla de Man, segundo hijo del matrimonio compuesto por Bárbara y Hugh Gibb, un prominente batería de su época. El 22 de diciembre de 1949 nacieron los mellizos Robin Gibb y Maurice Gibb con 38 minutos de diferencia, lo que hizo de Maurice el menor de los tres hermanos Gibb. En los años cincuenta comenzaron a actuar en un teatro local de Mánchester, como parte de los intermedios entre actuaciones. A finales de esta década, el 5 de marzo de 1958, nació el hermano menor de los Gibb, Andy.
La familia se mudó a Australia en 1958 y se establecieron en Redcliffe al noreste de Brisbane, en Queensland, en donde también realizan presentaciones en teatros y otros escenarios. En un principio se llamaron «The Rattlesnakes», luego «Wee Johnny Hayes & the Bluecats». Fueron presentados a un Disc Jockey de una emisora de radio Bill Gates. Este los renombró como «Bee Gees».
Alrededor de 1960, los Bee Gees estaban actuando en espectáculos televisivos, y en los próximos años empezarían a trabajar regularmente en hoteles en la costa de Queensland. Barry llamó la atención de la estrella australiana Col Joye gracias a su capacidad de escribir canciones, así Joye ayudó a los jóvenes Gibb a tener un contrato de grabación con Festival Records en 1963 bajo el nombre Bee Gees. Los tres hermanos lanzaron dos o tres sencillos en un año, mientras Barry ayudaba con canciones a otros artistas australianos.
Un éxito menor en 1965, «Wine and Women», impulsó a los hermanos para hacer en ese mismo año su primer álbum como banda: «The Bee Gees Sing and Play 14 Barry Gibb Songs». A finales de 1966, la familia Gibb decide volver a Inglaterra, y buscar fortuna con la música allí. Mientras venían de viaje, los hermanos escucharon que «Spicks and Specks», la canción que habían grabado en 1966, había llegado al nº 1 en Australia.
Bee Gees (Spicks & Specks) 1966
Antes del traslado desde Australia hasta su Inglaterra natal, Hugh Gibb envió unas demos a Brian Epstein quien era representante de The Beatles y era director de NEMS, una tienda de música. Epstein le había dado las demos a Robert Stigwood, quien recientemente se había unido a NEMS. Después de una audición con Stigwood en febrero de 1967, los Bee Gees firmaron un contrato de cinco años donde Polydor Records podría ser la discográfica del grupo en el Reino Unido y Atco Records lo sería por su parte en los Estados Unidos. Rápidamente comienzan a trabajar en el primer álbum internacional y Robert Stigwood lanzó una gran promoción que fuera coincidente con el lanzamiento.
«Bee Gees´ 1st» es su primer álbum con Polydor Records, y los tres hermanos son apoyados por Vince Melouney en la guitarra y Colin Peterson en la batería. Varias canciones hacen uso del vibrato de Robin («Holiday», «Craise Finton Kirk» y «I Can not See Nobody»), mientras que varias canciones con Barry como solista muestran una asimilación de estilos como el R & B («One Minute Woman», «To Love Sombody»). Por supuesto, la influencia de los Beatles es fuerte («In my Own Time», «New York Mining Disaster», «I Close my Eyes»), pero con su toque personal. «Every Christian Lion Hearted Man Will Show You» es una obra maestra de la psicodelia de los años sesenta y «New York Mining Disaster» cuenta las muertes de varios mineros atrapados en una explotación del estado de Nueva York. Los temas de muerte y amor que los hermanos comienzan a explorar en este álbum serían temas que correrían a lo largo de prácticamente toda su carrera. Y los llevaría a los brazos del amor perdido y la tragedia en casi la misma medida, escribirían sobre estos temas mejor que cualquier otro compositor.
Este álbum funciona mejor como muestra de sus talentos tempranos; cada álbum de los Bee Gees sería una progresión sobre estos temas. En el viaje musical de los hermanos Gibb, «Bee Gees´ 1st» es el mejor lugar para comenzar ese viaje.
Bee Gees’ 1st (1967)
Después de Bee Gees´1st», los Bee Gees fueron directamente a elaborar su próximo álbum. “Horizontal» tiene un sonido mucho más potente que el primero y, con más uso de guitarras eléctricas, tiene un matiz mucho más duro. También hay menos confianza en melodías potentes y más en letras abstractas. Esto quizás sea mejor ilustrado por el sencillo «World», que mezcla guitarras con órganos y letras que hacen que el oyente piense un poco. Canciones como «Lemons Never Forget», «Harry Braff» y «The Earnest of Being George» son buenos ejemplos del rock de los sesenta, pero son más olvidables que muchos otros temas de los Bee Gees.
El álbum tiene dos obras de Robin en solitario, «And the Sun Will Shine» (una pista del álbum que permanecerá en el repertorio de gira de los Bee Gees hasta los años noventa). Y por supuesto, el álbum cuenta con el primer single de Bee Gees número uno, el tour de force anti-flower power de «Massachusetts». Vale la pena comprarlo solo por esto.
En general, este álbum es menos agradable que el álbum anterior, y en algunos aspectos menos pulido, pero sin duda nunca es aburrido. Muestra el grupo avanzar y experimentar con nuevas ideas, con resultados en última instancia fruto de mezclas de diferentes estilos.
Horizontal (1968)
Ese mismo año 1968, los Bee Gees lanzan su tercer álbum. Este es el disco donde el grupo comenzó a realmente a encontrar su camino. La experimentación y el tono incierto de los dos primeros álbumes se reemplaza con una colección más madura, pero aún altamente experimental de canciones. Pero todas las señas principales de Bee Gees están ahora allí. Producción exuberante, melodías deliciosas, letras extrañas, humor oscuro y esas armonías insuperables. Esto es coronado con un trabajo vocal maravilloso, en particular de Robin y Barry. El liderazgo vocal de Robin que llegaría a definir a los Bee Gees a finales de los años sesenta y que contribuiría a dar al grupo una identidad única que los elevaría por encima de otras bandas similares de la época, también está presente y manifiesto.
La verdadera joya del álbum es «I Started a Joke». Esta es simplemente una de las mejores canciones que los Bee Gees grabaran y, aunque es relativamente poco conocida, ha ido revalorizándose con el paso del tiempo. La melodía lúcida y nítida, la producción intensa, las letras de autocompasión (otro tema de los Bee Gees de aquel período), y la desconsolada voz principal de Robin.
Idea (1968)
Para muchos, su punto más alto fue quizá el álbum «Odessa», disco esencial que pudiera aspirar al título de obra maestra. Originalmente empaquetado como álbum doble, con cubierta de terciopelo rojo, los Bee Gees lo concibieron como un álbum conceptual que originalmente sería llamado «Masterpeace». En estricto sentido, «Odessa» no resultó ser un álbum conceptual, aunque aquí y allá se observan rastros de una intención unificadora y un eje temático acerca de un hombre perdido en el mar; musicalmente, tiene una vocación sinfónica y unos arreglos de cuerdas más complejos que en discos anteriores.
«Odessa» posee una redondez absoluta, la banda está a tope, sobre todo Robin, que busca sintetizar una larga historia que comienza con el desastre del barco británico Verónica, perdido en el mar Báltico en 1899. Robin, con su voz, encarna al capitán que se despide de su amante desde ultratumba, para terminar en un crescendo en tonos muy bajos, creando un efecto realmente hermoso, seguido de una calma sepulcral, rota por una guitarra española. El álbum en seguida salta a «You´ll Never See my Face Again», una de las baladas más logradas en la carrera de Barry (que para estas alturas aún no ha descubierto el falsete que lo haría famoso) y en seguida «Black Diamond» que, nuevamente, quizá sea una de las interpretaciones vocales más complejas de Robin.
Otros momentos decisivos del disco son la deliciosa «Melody fair», “First of May” (que después serían la banda sonora del inolvidable film «Melody») y «Lamplight», de una ambición sonora destacable lograda en base a las armonías de los tres hermanos, que casi suenan como un coro polifónico.
Odessa (1969)
Canciones Destacadas (1967-1969)
Every Christian Lion Hearted Man Will Show You (1967)
I Can’t See Nobody (1967)
To Love Somebody (1967)
New York Mining Disaster 1941 (1967)
World (1968)
And the Sun Will Shine (1968)
Massachusetts (1968)
Words (1968)
I’ve Gotta Get a Message to You (1968)
I Started a Joke (1968)
First of May (1969)
Melody Fair (1969)
Black Diamond (1969)
Suddenly (1969)
Odessa (City on the Black Sea) (1969)