Kris Kristofferson en su 80 Cumpleaños. Recordando sus 10 mejores canciones

El pasado 22 de junio, el gran Kris Kristofferson cumplió 80 años. Actor, cantante y sobretodo, autor de algunas de las canciones más memorables de la música country. Diagnosticado de Alzheimer hace poco tiempo, está en las fases iniciales de la enfermedad. El quizá olvidará algún día quién fue, pero muchísimos aficionados en el mundo entero nunca lo haremos.

Kristofferson pertenece a una generación de cantantes y compositores de country que cambió los parámetros del género en los años sesenta. Sus temas hablaban de sexo, drogas, cuestiones urbanas y preocupaciones sociales, que no trataba el mundo conservador habitual del country. Su música tiene más que ver con artistas como Bob Dylan o John Lennon, que con músicos tradicionales de country.

Por tanto, como recuerdo y homenaje a este músico inmenso, me propongo recuperar las que creo que son sus mejores y más representativas canciones. Quedan en el tintero otras muchas, pero pienso que es un buen resumen de su carrera, que espero descubra a esta figura fundamental en la música de las últimas décadas, animando a profundizar en su obra, la cual estoy seguro no defraudará a nadie.

Nº 10 – THEY KILLED HIM (1986)

Kristofferson introdujo cada vez más temas políticos y de justicia social en sus trabajos, incluyendo muchas de las canciones con esas temáticas en su álbum de 1986 «Repossessed». A pesar de que no tuvo el éxito en las listas de algunos de sus trabajos anteriores, «They Killed Him» se mantiene como uno de sus mejores temas. La letra rinde homenaje a sus héroes, incluyendo a Martin Luther King, Mahatma Gandhi y Jesucristo. Kristofferson construye la narración magistralmente, explicando cómo cada uno de esos hombres lucharon por la paz, y terminando cada historia con un estribillo impresionante «My God, they killed him», «Dios mio, lo mataron». Johnny Cash y Bob Dylan hicieron versiones de la canción.

Nª 9 – LOVING HER WAS EASIER (1971)

Kristofferson consiguió uno de sus más grandes éxitos en solitario con este tema, que fue lanzado como sencillo de su segundo álbum en solitario. Curiosamente, la canción nunca tuvo gran predicamento en la emisoras y listas de ventas country; en cambio, se convirtió en un éxito en las de pop-rock. Roger Miller también realizó una versión de la canción.

Nº 8 – FOR THE GOOD TIMES (1970)

«For the Good Times» aparecido en el álbum debut de Kristofferson, que ayudó a re-escribir las reglas de composición de las canciones country. Este tema había sido grabado previamente por Bill Nash, pero con mucho, la versión más reconocible de la canción vino de Ray Price, que lo llevó a la cima de las listas en 1970. Su grabación de este tema se llevó el premio a la Canción del Año en los premios de la CMA.

Nº 7 – THE TAKER (1971)

Kristofferson colaboró con Shel Silverstein, que iría a encontrar la fama como autor de libros para niños, en «The Taker», que apareció en su segundo álbum en una versión cargada de sonidos Tex-Mex. Ese mismo año, Waylon Jennings cantó una versión que fue más conocida y la convirtió en la canción que daría título a su álbum The Taker / Tulsa, que contó con un total de cuatro composiciones de Kristofferson. llegó al Nº 5 en las listas.

Nº 6 – PLEASE DON´T TELL ME HOW THE STORY ENDS (1978)

Kristofferson y su entonces esposa, Rita Coolidge, grabaron una versión de este tema en su maravilloso álbum conjunto «Natural Act» de 1978, un año antes de que se divorciaran. Pero fue la grabación de Ronnie Milsap quien lo convirtió en éxito. Milsap registró por primera vez la canción para su álbum debut en 1971, luego re-grabó para su álbum «Pure Love» en 1974. Esa versión alcanzó el Nº 1 en las listas de country. Willie Nelson, Bobby Bare, Joan Osborne y Sammy Davis, Jr. son algunos de los otros artistas que han grabado la canción.

Nº 5 – THE PILGRIM, CHAPTER 33 (1971)

El segundo álbum de Kristofferson es un tesoro con unas composiciónes magistrales, y uno de los cortes más destacados es «The Pilgrim, Chapter 33» La canción fue inspirada por el encuentro con Johnny Cash y en última instancia, escrito como un homenaje a todos los artistas que habían servido como inspiración a Kristofferson, incluyendo Dennis Hopper, Bobby Neuwirth y Ramblin ‘Jack Elliott.

Nº 4 – WHY ME LORD (1972)

Kristofferson es conocido por el crudo realismo de muchas de sus mejores canciones, pero «Why me Lord» es un contraste absoluto. Una canción tan cercana al country como al gospel, pura poesía y sentimiento escrita desde el corazón. Kristofferson se inspiró para escribir la canción en un punto bajo en su vida y después de asistir a un servicio religioso, donde cantaron una canción llamada «Help Me Lord» y que no deja de ser más que una petición directa de la intervención divina.

Nº 3 – HELP ME MAKE IT THROUGH THE NIGHT (1970)

Kristofferson se inspiró para escribir esta canción en una entrevista a Frank Sinatra en la revista «Esquire». La incluyó en su álbum debut, pero también es una de las canciones más grabadas de su repertorio, con versiones de Loretta Lynn, Lynn Anderson, Tammy Wynette, Dottie West, Ray Price, Johnny Cash, Charley Pride y muchos más. Sammi Smith logró el mayor éxito de su carrera con su versión de 1971, alcanzando el Nº 1 en las listas de country y ganando un Grammy a la Mejor Interpretación Vocal Femenina de este género.

Nº 2 – ME AND BOBBY McGEE (1970)

«Me and Bobby McGee» se convirtió en una de las canciones más emblemáticas de la década de los setenta. Kristofferson la co-escribió con su productor, Fred Foster, cuyo amigo Boudleaux Bryant tuvo un secretario llamado Bobby McKee. En el original de Kristofferson, Bobby es una mujer. Roger Miller cantó primero la canción en 1969, y Kristofferson lo incluyó en su álbum debut de 1970. Pero en 1971, la grabación que Janis Joplin hizo de la canción, convirtió a Kristofferson en uno de los compositores más importantes de su generación.

Nº 1 – SUNDAY MORNIN´COMIN´DOWN (1970)

Entre las muchas canciones icónicas del álbum debut homónimo de Kristofferson, «Sunday Mornin ‘Comin’ Down» es sin duda la más importante por su impacto a lo largo de su carrera. La primera versión fue de Ray Stevens en 1969. Posteriormente Kristofferson la graba en su citado álbum de debut en 1970. Pero la versión más conocida vino de la mano de Johnny Cash ese mismo año. La canción llegó al Nº 1, ganando el premio CMA a la Canción del Año. Este tema ayudó a lanzar definitivamente a Kris Kristofferson, dando lugar a una trayectoria que lo convertiría en uno de los compositores más prolíficos e importantes del siglo XX.

Kris Kristofferson, Willie Nelson y Waylon Jennings

 

Kate Bush (Wuthering Heights) 1978

Pongámonos en situación. Reino Unido, comienzos de 1978, quizás uno de los mayores periodos de transición dentro de la música popular moderna. Estamos en plena eclosión del punk, el comienzo de la new wave, Paul Weller inicia su revival mod con The Jam. Todo ello acompañado con el fin del dominio sobre las listas de esa ganadería de dinosaurios del rock progresivo, que dominaron gran parte de la década.

En estas circunstancias aparece una joven de diecinueve años, que con su primer single llega directa al Nº 1 y se mantiene en el durante cuatro semanas, convirtiéndola en la primera mujer cantautora en lograrlo. Pero ¿Quién logró semejante prodigio? y con una canción tan peculiar e inclasificable, tanto, que algún crítico la definió como «pop victoriano».

Dieciséis años tenía Kate Bush cuando dejó maravillado a David Gilmour (guitarrista de Pink Floyd), quién la apadrinó musicalmente y le facilitó un contrato con la discográfica EMI. Ya con diecinueve, tras terminar sus estudios musicales, editó «The Kick Inside», un álbum compuesto completamente por ella en su adolescencia y en el que estaba incluido «Wuthering Heights» («Cumbres Borrascosas»).

Escrita por Kate cuando  tenía dieciocho años, la canción se basa en la novela del mismo nombre. Kate Bush se inspiró para escribir la canción de los últimos diez minutos de la versión cinematográfica de 1970. Al leer el libro descubrió que ella comparte su cumpleaños (30 de julio) con Emily Brontë, autora del mismo. Bush supuestamente escribió la canción, en unas pocas horas en una noche tormentosa.

Kate Bush y David Gilmour

«Wuthering Heights» es una de las canciones más hipnóticas y adictivas que se puedan encontrar, especialmente por su extravagante, e insoportable para algunos, voz aguda, y por unas notas de piano absolutamente magnéticas.

Se hicieron dos vídeoclips para el tema que contribuyeron, y de que manera, a la imagen exótica y misteriosa de la artista. Uno, lanzado en Reino Unido, aparece caracterizada como un espectro que danza atormentado en un paisaje de niebla y otro para USA, conocido como versión «red dress» debido al color del vestido de la artista en la interpretación, ambientada en un bosque.

Fue el primer y último gran éxito de su carrera, a pesar de una fructífera producción en la década de los ochenta, quizá por desarrollar un estilo un tanto inaccesible para el gran público, no exento en absoluto de calidad. Y aunque muchos se olvidaron de Kate Bush, «Wuthering Heights» pasará a la historia, como demuestra que fuera catalogada por la revista Q en el puesto Nº 32 de la lista Top 100 Singles of All Time, según la votación de los lectores. Además, se ubica en el lugar Nº 14 de la lista Top Singles of All Time del portal  Rate Your Music.

Enlade al Vídeoclip (1ª Versión)

Enlace al Vídeoclip (2ª versión, «Red Dress»)

Serge Gainsbourg IV (1977 – 1991). Últimos Éxitos, Decadencia y Autodestrucción

«La fama me destruyó. Destruyó mi alma, mi conciencia y mi subconsciente. Éste es un oficio extremadamente cruel porque hay que liberar el alma. Si no lo haces, eres un hipócrita y no llegarás lejos. Y la sinceridad tiene un precio muy, muy alto»

El relato de los últimos años de Serge Gainsbourg, es el de una decadencia progresiva, tanto en lo artístico como en lo personal. Fueron años de experimentación, de buscar nuevos caminos, algunos más afortunados que otros. Pero también fueron años de sumergirse en una vorágine de excesos, de soledad y frustraciones, de buscar la provocación como única forma de mantenerse en el candelero y no caer en el olvido.

En 1977 se estrena la película «Madame Claude» de Just Jaeckin, para quién Serge había desestimado hacer la banda sonora de su primer Emmanuelle, algo que lamentaría, pues sería un bombazo mundial, haciéndola finalmente Francis Lai. Pero esta vez compone la banda sonora de la película. Como adelanto se publica el single “Yesterday Yes a Day”, cantado en inglés por Jane Birkin y escrito a medias con Jean Pierre Sabar. Es una de sus joyas ocultas. Una delicada pieza sustentada sobre un sonido cristalino, apenas esbozadas unas lineas de sintetizador y unos majestuosos y evocadores arreglos de cuerda.

Jane Birkin (Yesterday Yes a Day) 1977

Arrepentido por el dinero que perdió renunciando a «Emmanuelle», acepta componer la banda sonora de «Goodbye Emmanuelle» tercera y última de la saga, al menos de las dirigidas por Jaeckin y protagonizadas por Sylvia Kristel.

En 1978 estará dedicado a componer el nuevo disco de Jane, “Ex Fan de Sixties”. A mitad de año publica un nuevo sencillo. “Sea, Sex and Sun” es su último éxito veraniego, una maravilla discotequera, La canción todo el mundo se la toma en serio menos el. En el fondo no es más que una pequeña venganza por el nulo éxito de los discos anteriores. La canción llega al número cuatro, no acaba de explotar del todo, pero en septiembre Patrice Leconte la incluye dentro de la banda sonora de su película “Les Bronzés”. Ambas, canción y film, pulverizan las taquillas.

Serge Gainsbourg (Sea, Sex and Sun) 1978

Decidido a emprender una nueva senda, escoge la del reggae. Animado por Lerichomme, bien situado en Polygram donde trabajaba desde hacía cinco años, contactan con Island records. Este sello, distribuido por Polygram, había sacado del gueto a la música jamaicana, popularizándola y consiguiendo estupendos réditos. Les sugieren músicos y proporcionan ideas

En enero de 1979, Gainsbourg y Lerichomme preparan los ensayos de grabación del álbum “Aux Armes et Caetera” en los estudios Dynamic sounds de Kingston.

Poco después conocen al bajista Robbie Shakespeare, quién cree que Serge es el productor, al ser más viejo que Philippe. Cuando llega el verdadero productor, los músicos pasan del disco y aplican el principio de toma el dinero y corre. Están completamente sobrepasados por sus hábitos de trabajo. Finalmente Serge se sienta al piano y toca algunas armonías que parecen gustarles. De repente, para animar la sesión, les pregunta si conocen algo de música francesa. Pitorreo general. De repente, uno de los músicos exclama: “Je t’aime”, los demás asienten. También la conocen. La tararean. Serge contesta riendo; “¡es mia!”. Todo cambia, han caído bajo la atracción de Serge.

Sorprendentemente “Aux Armes et Caetera” es un éxito. El primer LP suyo que llega a disco de oro en Francia, mas de 100.000 copias vendidas. Pero el escándalo y la controversia es algo inherente a Gainsbourg.

El disco contiene una versión del himno nacional, de «La Marsellesa», precisamente la canción que da título al álbum. Esto desata una campaña feroz contra Serge. Michel Droit, un gaullista bastante reaccionario, publica un artículo en “Le Figaro” atacándolo; le acusa de parodiar el himno nacional, de sacar beneficio de algo casi sagrado.

Gainsbourg le contesta a la mañana siguiente en las páginas de “Le Matin dimanche”; «El cerumén y las cataratas del neo-gaullismo, están personificadas en este extremista llamado Droit. El puede juzgar y yo consentir que juzge mi Marsellesa, heroica tanto por sus pulsaciones rítmicas como por la dinámica de sus armonías, tan revolucionaria como la original en su llamada a las armas. Estoy pues desolado de saber que, por ese don de la ubicuidad que él ha desgraciadamente perdido, pero que yo aun poseo, la grabación en vinilo, la emisión en la radio y el éxito televisivo se podrá propagar. Que esta visión personal del himno nacional, que es también el mío, aun pueda ser difundida en Europa, Africa, en Japón, en América, incluso en la Jamaica donde fue creada.

Serge Gainsbourg (Aux Armes et Caetera) 1979

Tras un segundo disco reggae (“Mauvaises Nouvelles des Étoiles), innecesario y repetitivo, y que seguramente Gainsbourg acometió por la ilusión de volver a Jamaica, otros proyectos fallidos, aunque no carentes de interés, se suceden. El disco con Catherine Deneuve, el compuesto a Isabelle Adjani, canciones e incluso discos para otros artristas, etc. Serge necesita reinventarse una vez más. Improvisador genial, necesita un hilo conductor, madurar sus arrebatos de genialidad antes de llevarlos a cabo. Y por encima de todo, no perder nunca el protagonismo y la notoriedad pública que siempre buscó.

Su siguiente álbum, “Love on the Beat”, se publica a principios de octubre de 1984, acompañado de una enorme campaña promocional. Gainsbourg está en todas partes. Había viajado en 1984 con Philippe Lerichomme a Nueva York tras su aventura reggae. Allí contactan con Jean Pierre Weiller, un francés emigrado que conoce las últimas tendencias de la gran manzana. Este le hace escuchar algunos discos, entre los que está “Trash it Up” de Southside Johnny & the Ashbury Dukes. Este último entusiasma a Serge y contactan con los productores, Nile Rodgers y Billy Rush. El primero, miembro de Chic, acaba de producir el bombazo de David Bowie, “Let’s Dance”, y se halla enfrascado en la grabación de  “Like a Virgin” de Madonna, por lo que desiste. El segundo acepta el reto.

Billy Rush recuerda: «Cuando Jean Pierre Weiller me habló de Serge yo no conocía absolutamente nada de él, ni tan siquiera el “Je t’aime”. Concertamos una cita en New Jersey, en mi garaje convertido en estudio. Vi llegar a un tipo muy tímido, que no hablaba más que una pocas palabras en inglés. Me puso una de sus casettes, en las cuales se hallaban las bases melódicas de sus canciones. La atmósfera era un tanto extraña, nunca habría imaginado que era una estrella en Francia. Delante de él me puse a trabajar, elegí un ritmo, pegué una base, programé algunos teclados y guitarras. No me hablaba, le veía inseguro, ahora creo que me estaba examinando. Al final del día había podido terminar dos o tres maquetas. Se la pusieron bajo el brazo y se marcharon. Yo pensé que había sido divertido, aunque también que no los volvería a ver. Pero a la mañana siguiente volvieron y me dijo: Genial!, continuemos”.

Una vez más, Gainsbourg ha encontrado un nuevo mundo musical en mitad de una etapa personal, cuanto menos, delicada. La música disco como vehículo y la homosexualidad como leit motiv, el elemento provocador que le sirve de motor. En un momento de duda y lucidez confiesa a Lerichomme: ”¿Pero que coño estamos haciendo aquí?, mi música es Chopin, nada que ver con esto”. Philippe le calma; “Es justamente por eso por lo que estamos aquí, para intentar cosas nuevas”.

Para la portada, fotografiado por el cineasta William Klein, se maquilla y pinta como un maduro y ajado travesti. Los labios rojo carmesí, uñas y pestañas postizas y un fino cigarrillo humeante. Deja de beber durante quince días para ocultar las ojeras y se hace pegar las orejas con el fin de disimularlas.

El disco, más que un tratado acerca del ideal homosexual, es un canto a la decrepitud, al paso del tiempo. Nuevos caminos para los viejos deseos. Desde luego lo que se espera de él. Se imagina atrapado en un limbo etéreo entre el bien y el mal, entre la pasión promiscua y la pureza platónica homosexual.

Para cerrar, otro más de esos episodios malévolos de los que tanto gustaba; “Lemon Incest”, La necesidad vital, una vez más, de la provocación. En realidad una declaración del amor incondicional paterno-filial, bajo la melodía del estudio nº 3 en mi mayor de su amado Chopin, con su pequeña Charlotte. Las palabras aceradas como balas, los juegos semánticos para escándalo de los biempensantes y los hipócritas. La pureza, el candor incluso, de los sentimientos. La honestidad de un tipo tan peculiar que de tan honesto, escandalizaba.

Serge Gainsbourg & Charlotte Gainsbourg (Lemon Incest )

Serge Gainsbourg publicó su decimoséptimo y último álbum de estudio el año 1987. Tras el escandaloso éxito de su anterior disco,“Love on the Beat”, decidió regresar a Nueva York, inspirarse en el funk y lanzarse en los brazos del rap, un movimiento musical que comenzaba su andadura por entonces. Serge tenía 58 años. Los escándalos se acumulaban. Sus textos cada vez eran más provocativos y él seguía obsesionado en bucear en los sonidos de los años ochenta.

“You’re Under Arrest” es un álbum que evoca las pasiones de un hombre maduro por las jovencitas, él las «llamapisseusses», especialmente por una de nombre Samantha. Recuerda en ese sentido a los álbumes protagonizados por otras mujeres (Melody y Marilou). Como en sus últimos discos, las letras tienen un contenido altamente sexual, con multitud de juegos de palabras marca de la casa. El sonido enlaza con el electro-funk ochentero, con una poderosísima línea de bajo. Todo el disco se presenta como un especial paseo por el Bronx, con música muy negra, funky, bastante cercana al rap, y como colofón una versión funk de “Mon Legionnaire”, el clásico de Edith Piaf. Tal vez este trabajo no sea uno de sus mejores discos, pero resulta fascinante. sobretodo por su afán de experimentación y el no quedarse descolgado ante las nuevas tendencias que imperaban entonces.

Serge Gainsbourg (You’re Under Arrest) 1987

La promoción del disco será en tono de despedida, con un Gainsbourg paseando su evidente alcoholismo por los platós de televisión. La conmemoración de sus 30 años de carrera (1958-1988) le sorprendieron en el hospital, luchando por sobrevivir a una operación que le extirpó dos terceras partes de su hígado carcomido por la cirrosis. Serán tiempos duros, él en una espiral de autodestrucción imparable en el hospital, y su compañera de entones, Bambou, en la comisaría por tráfico de drogas.

Una última ronda de conciertos en toda Francia le servirá como adiós, ya consciente de que su salud no le va a permitir aguantar mucho más. Con la misma actitud de siempre, con un cigarrillo permanente encendido entre los dedos, Gainsbourg pasó revista a todo su repertorio. Por entonces, su figura ya era transgeneracional y su influencia entre el público, inaudita. Había por fin conseguido aquello que había perseguido durante tres décadas: domar a un público que le era hostil.

La actuación más memorable de esa gira fue en el Zénith parisino, en donde le acompañó su banda de siempre, incluidos sus músicos americanos, y al que acudieron muchas de sus amistades para despedirse. El éxito fue total, las entradas se agotaron, hecho no muy frecuente para Gainsbourg, y los críticos se rindieron a la evidencia de que estaban delante del músico más importante que había dado Francia en el último medio siglo.

Y después del Zénith, el ocaso.

Se sucedieron tres años entre hospitales, alguna aparición en la tele y pequeñas colaboraciones con otras artistas. Conforme su furia se iba apagando, un Gainsbourg plácido y sereno emergía para despedirse.

El dos de Marzo de 1991 se apagaba la vida del compositor que quiso “no tener que esperar a estar muerto para ser inmortal”. La vida que el pequeño Lucien empezó a fumarse frenéticamente desde su adolescencia se acabó de consumir una fría tarde de invierno en la que olvidó tomarse la pastilla para su galopante cardiopatía, tal y como ya le había sucedido a su mentor y amigo Boris Vian 33 años antes.

“Serge Gainsbourg supo elevar la canción al rango de obra de arte; su obra es el testigo de la sensibilidad de toda una generación francesa”.
François Miterrand

Tumba de Serge Gainsbourg en el Cementerio de Montparnasse (París)

Initials BB (B.S.O. Gainsbourg, Vie Héroïque) 2010

Las Composiciones Pop de Ennio Morricone (Mina / Françoise Hardy) 1966

Hablar de Ennio Morricone es hablar de un mito viviente de la historia del cine, que a pesar de sus ochenta y siete años está en plena forma, como demuestra el Oscar alcanzado en la edición de este año por la banda sonora de el último trabajo de Quentin Tarantino, devoto absoluto de su obra.

Pero hubo una etapa anterior a su labor como compositor cinematográfico, como fueron sus incursiones en la música pop. Labor que simultaneó posteriormente con sus primeras composiciones para el cine.

Barrio del Trastevere, Roma. Finales de los treinta. Ennio Morricone, el hijo mayor del trompetista de jazz Mario Morricone y Lobera Ridolfi, juega en la calle con su amigo y compañero de clase Sergio Leone, hijo de Vincenzo Leone (director de cine mudo que utiliza el seudónimo de Roberto Roberti) y de Bice Valerian. Ambos nacidos en Roma con pocos días de diferencia, uno el 10 de noviembre de 1928 y el otro el 3 de enero de 1929, y marcados por la profesión de sus padres en lo que será sus vidas profesionales. Entre sus juegos de niños, tal vez, estaba el de representar a forajidos del salvaje oeste que asaltaban una diligencia, aunque esto tal vez fue más posible en sus mentes años después con la llegada de las películas de John Ford a las pantallas de cine italianas. Pero para entonces, Ennio seguía sus estudios en el Conservatorio de Santa Cecilia.

Posteriormente, Ennio, ya con su carrera de músico a cuestas, empieza a componer música pop, realiza numerosos arreglos para la canción ligera y empieza a ser conocido en el mundillo musical. En sus arreglos introduce ruidos de la vida cotidiana, así en ellos no era extraño encontrar sonidos de teléfono, máquinas de escribir, etc., a pesar de estar hablando de canciones. Algunas se hicieron muy populares en la época, como es el caso de «Se Telefonando». A pesar de que trató de mantener en secreto su trabajo como arreglista, pronto se hace famoso y sus trabajos se multiplican, no solo en la canción, sino también en Radio, Televisión y Teatro.

La fórmula de Morricone era tan sencilla como efectiva: orquestaciones poco densas, pero con un sonido seco y transparente que años más tarde inspiraría a muchas bandas de rock, temas que se clavaban inmediatamente en la memoria del oyente. Este aspecto de su forma de componer llegaría a su máximo exponente en su labor de compositor cinematográfico, donde demostró siempre un enorme respeto por la trama y los personajes del filme. Músico de gran intuición, Morricone dejaba «hablar a la historia» y huía de divismos de autor. No olvidemos que una curiosa teoría de Morricone es que la música de una banda sonora no pertenece al compositor, sino al filme: «Lo que prima es la necesidad de la historia que cuenta la película».

Precisamente, si hay una creación especialmente representativa de su faceta pop, es sin duda la antes mencionada «Se Telefonando». Esplendorosa canción interpretada por la inigualable Mina y una de las más sobresalientes de su época y de su país. El compositor mostró su genialidad absoluta en los arreglos, al hacer que la letra fluyera sin cesar, como si fuera una espiral, concatenando las diversas frases y llevándola a una gran intensidad. Bellísima y rotunda.

MINA (SE TELEFONANDO) 1966

En uno de sus frecuentes viajes a Italia, la reina del pop francés, la exquisita Françoise Hardy, escuchó en la radio «Se Telefonando» y decidió arrancar su quinto LP con una versión de este tema titulada «Je Changerais d’Avis». Hardy consiguió, imbuida en la épica italiana, una portentosa balada con un crescendo genial y un clímax exuberante, tan absolutamente maravillosa, que por momentos uno llega a reconciliarse con la vida al escucharla. Ella misma realizó la adaptación del tema original con la colaboración del escritor y letrista  Jacques Lanzmann.

FRANÇOISE HARDY (JE CHANGERAIS D´AVIS) 1966

Boris Vian y el Jazz

Pocas figuras en el siglo XX han mostrado una fuerza creativa tan polifacética como la de Boris Vian (1920 -1959). Además de novelista, dramaturgo, poeta, periodista, traductor e ingeniero, Vian fue trompetista, crítico de jazz, compositor y letrista de canciones.

Boris Vian era un asiduo de los clubes y ambientes parisinos del jazz de mediados del siglo pasado, a cuyo ambiente contribuyó impulsando clubes muy influyentes. Pocos intelectuales se han aproximado al jazz y su esencia con tanta pasión y naturalidad. Mantuvo una estrecha relación con algunos de los más grandes jazzistas de todos los tiempos, desde Duke Ellington y Charlie Parker a Miles Davis.

De su compromiso con el jazz es buena prueba este texto que, con su habitual estilo irónico y contundente, escribió para la revista «Jazz News» en 1949: «Prohibid el jazz y habréis matado de cuajo todos los gérmenes de la rebelión social que, a las primeras de cambio, causarán, tarde o temprano, la guerra atómica».

En la misma revista y en el mismo año escribió sobre Miles Davis: «Creo que es imposible tocar de modo más distendido que Davis. Es como si paseara por un camino florido en pleno mayo. Es de una levedad y un abandono verdaderamente apaciguadores».

Nació en 1920, en el lugar adecuado y en la época perfecta para desarrollar todas sus inquietudes culturales. Con tan sólo 20 años ya tenía su propia orquesta de jazz, frecuentaba locales nocturnos y comenzaba a trabajar en su primera novela mientras estudiaba ingeniería. Murió muy joven, pero no necesitó vivir más, porque en 39 años aprovechó cada minuto, cada noche, cada cualidad que poseía para explotar sus aficiones hasta convertirlas en su forma de vida.

En lo que respecta a su faceta jazzística, Boris Vian, se interesó por esta música en edad escolar llegando rápidamente a aprender a tocar la trompeta, instrumento que dominaba a la perfección ya en 1937, fecha en que se hizo socio del legendario Club fundado años atrás por Django Reinhardt  y Stephane Grappelli, el «Hot Club de France». Sin abandonar sus estudios de Ingeniería, a los 18 formó, junto a sus hermanos, Lalio y Alain, una pequeña orquesta que animaba las fiestas estudiantiles con veladas de jazz: el grupo Accord Jazz que antes mencionamos. En él tocaba la trompa a pesar de que médicamente no le convenía.

En 1942, se unió a la formación de músicos aficionados dirigida por el clarinetista Claude Abadie que tocaba el estilo de jazz de New Orleans. En 1944, Boris Vian se encuentra con el también clarinetista, Claude Luter y después de tocar con el, abrieron efímeramente el «New Orleans Club» en Saint Germain des Près.

A mediados de los cuarenta su actividad literaria se impuso a la musical debido a dos circunstancias: el susto que le dio el corazón (una grave crisis cardíaca que le expulsaría definitivamente de la práctica musical medianamente seria) y el empuje que recibió del filósofo francés Jean-Paul Sartre , quien le animaría a escribir y volcar todo su talento en la literatura.

Sin poder tocar por consejo médico, Boris Vian, fundó junto a sus hermanos un local destinado a convertirse en uno de los mejores del barrio parisino de Saint Germain, el «Tabou» frecuentado asiduamente por intelectuales, literatos, músicos, poetas, amigos y toda la sociedad cultural parisina de su época.

Toda esa corriente cultural que se daba en el club de Boris Vian, fue fiel cuando en junio de 1948, fundó e inauguró el famosísimo club de la orilla izquierda del Sena al que llamó «Club Saint Germain» y en la que siempre tenía un papel estelar los músicos de su orquesta. En 1950 el abandono del jazz ya es definitivo. Dejó tras de sí escasas grabaciones, entre la que destaca la canción anti-militarista, «Le Déserteur»

En 1946, se convirtió en uno de los colaboradores de la revista «Jazz Hot» para la que escribía crítica discográfica, editoriales sobre jazz, biografías de músicos y colaboraciones literarias. Esa colaboración duró hasta 1958, y sus escritos sobre jazz sentaron cátedra en todo el mundo y prestigiosísimas revistas especializadas en jazz reclamaban su colaboración insistentemente.

Conciertos del Sábado:

Boris Vian murió de un ataque al corazón en la butaca de un cine durante el estreno de la película basada en su primera y polémica novela «Escupiré sobre Vuestra Tumba». Según dice la leyenda, el disgusto que le produjo la versión cinematográfica fue lo que le provocó el ataque.

ENLACE A LA CANCIÓN (SUBTITULADA)

BORIS VIAN (THE SHEIK OF ARABY) CLUB TABOU

BORIS VIAN: LA VIE JAZZ (DOCUMENTAL) 2009

Serge Gainsbourg III (1969 – 1976). Jane Birkin, Melody Nelson y el Hombre de la Cabeza de Col

Si hay un año clave en la vida y en la carrera musical de Gainsbourg ese es 1969. Ese año consolida su relación con la que sería su musa y el amor de su vida, Jane Birkin, y publica, esta vez sí, la canción con la quedará identificado para siempre, “Je t’Aime… Moi Non Plus”.

El primer encuentro entre ellos fue para protagonizar la película «Slogan». Jane apenas sabía hablar una palabra de francés, por lo que  Serge  no la tiene en cuenta, hasta que en una parte particularmente complicada del guión, una escena en la que Jane necesitaba llorar,  Serge se detuvo y se dio cuenta  que las lágrimas que corrían  por el rostro de Jane no eran un acto fingido, sino que eran lágrimas auténticas ocasionadas por su reciente ruptura con el compositor John Barry, y la presión que sentía ante el horrible comportamiento que Gainsbourg tenía con ella.

Durante una cena con equipo de la película, Serge y Jane,se quedan solos por casualidad en la mesa. Jane saca a Serge a la pista de baile a pesar de sus gritos de protesta. Después de ese  baile a ella le pareció encantador. Escaparon a un club nocturno ruso donde Serge convenció a los músicos que tocaran para Jane en la acera. Muchos clubes nocturnos más tarde, la pareja se tumbó en  la habitación de Serge en el Hilton, donde inmediatamente se quedó dormido mientras Jane usaba el baño. En sus propias palabras, «fue el momento más romántico de la noche». 

Gainsbourg piensa en Jane para grabar por fin “Je t’Aime… Moi Non Plus” y le muestra la primera versión grabada con Brigitte Bardot. Este tema se había convertido en una obsesión para Serge. Al principio Jane no quiso cantarla, porque siempre decía que no era una buena cantante. Pero Jane siempre cedía. Así que el 14 de diciembre de 1968, justo un año después de la primera versión con la Bardot, en el mismo estudio Barclay de París, Serge y Jane graban la nueva versión.

Cuando presentaron el tema a los directivos de su discográfica, estos palidecieron. Sabían que tenían entremanos un tema extraordinario, pero temían el escándalo que supondría su publicación. El single apareció en la segunda semana del mes de febrero de 1969, se publicó con un sello en que se decía que el disco estaba prohibido para los menores de 21 años y, además, el disco no llevaba el logo de Philips, sino el de Fontana.

“Je t’aime moi non plus” se edita, rodeada del escándalo, y es calificada de pornográfica. Una campaña mediática, impulsada por el periódico Osservatore Romano, órgano oficial del Vaticano, alimenta más si cabe aún sus ventas, que serán de mas de dos millones de copias. En muchos países, las voces católicas claman al cielo. En Inglaterra, Fontana, subsello de Philips, del cual la reina Juliana de Holanda tiene parte del accionariado, tiene que dejar de fabricarlo debido a las presiones, pasándole la licencia a Major Minor, un pequeño sello Norirlandés, que lo fabrica en Belfast. En Francia prácticamente no se radia, salvo en contados programas y a horas avanzadas de la noche.

Jane Birkin & Serge Gainsbourg (Je t’Aime… Moi Non Plus) 1969

La compañía discográfica había exigido la grabación de un LP que acompañara a la canción, como comentaron: «de ir a la cárcel que sea por Lp, no por un single».

A este disco algunos le acusan de ser un trabajo hecho a toda prisa para aprovechar el éxito de la canción, que junto a temas originales cantados a dúo o individualmente, abundaban muchos de relleno. El «relleno» en cuestión, eran versiones de Gainsbourg de temas que había compuesto para Françoise Hardy o France Gall, así como temas de bandas sonoras compuestas por el.

Hay dos canciones que destacan para mi gusto en el álbum: «69 année érotique», sensual dúo entre la pareja manteniendo el tono erótico de “Je t’aime moi non plus”, y una canción que puede y debe estar en el Olimpo de las creaciones de Gainsbourg.

«Le Canari Est Sur le Balcon» es una canción, que tratando un tema tan dramático como es el suicidio, lo hace con una delicadeza y sensibilidad exquisitas, todo ello acompañado de la frágil voz de Jane y el extraordinario arreglo que acompaña al tema.

Jane Birkin & Serge Gainsbourg (69 année érotique) 1969

Jane Birkin (Le Canari Est Sur le Balcon) 1969

En todos los aspectos 1970 es un año de transición. Tras la sobrexposición mediática Serge se hace raro de ver. Su ritmo de trabajo se ralentiza. Como pretende pasar el mayor tiempo posible con Jane, se contenta con intervenir en las mismas películas que ella o acompañarla en los rodajes. Se dedica a la familia, a la pequeña Kate, la hija que Jane tuvo con John Barry, a quien acaba adoptando y ante la que ejerce el papel de padre.

Pero tras ese paréntesis llegó el que es considerado por muchos el mejor disco de rock editado en Francia. «Histoire de Melody Nelson» llevaba en mente de Gainsbourg años, surgiendo tras el sueño frustrado de hacer un musical sobre Lolita, la conocida novela de Nabokov. Con la ayuda de Jean Claude Vannier como arreglista y co-autor de algunos títulos, decidió sacar adelante este álbum conceptual. Es conceptual pues responde a un concepto, en este caso, contar una historia, como otros grupos ya habían empezado a hacer (véase «Tommy», de The Who). Melody Nelson surge así en un momento de cambio en la música.

En tan solo 27 minutos Gainsbourg, pegado al micrófono, narra y canta, aborda la pasión más que con palabras, con música. En términos musicales, al francés gutural de Gainsbourg le acompañan intervenciones de Jane Birkin, y los arreglos de Jean Claude Vannier, magistrales, que determinan por completo el espíritu del disco: a la presencia constante del bajo en primer término, se le suman batería, guitarras eléctricas, algo totalmente inusual en la discografía de Gainsbourg, sección de cuerda (una de las claves del sonido tan particular del disco. Todo ello arrastra al mundo de los sentidos y pasiones que propone el autor, entre otros elementos, como el memorable coro final de 70 componentes.

Serge Gainsbourg (Historie de Melody Nelson) 1971

A pesar de la intensa campaña publicitaria que acompaño a su lanzamiento, y de la extraordinaria calidad del disco, fue un fracaso en ventas. Gainsbourg quedó muy contrariado y defraudado por ello. Sería con el paso del tiempo cuando el disco sería redescubierto, y hoy en día es un álbum de referencia por su calidad y su enorme influencia en los trabajos de otros músicos.

A principios de 1972 se publica el single “La Decadanse”. Resulta un completo fracaso comercial. En el fondo fue un intento de repetir el éxito de “Je t’Aime… Moi Non Plus”, con un tema de alto contenido erótico acompañado de un baile no menos sensual.

Jane Birkin & Serge Gainsbourg (La Decadanse) 1972

Minado, en su orgullo y también financieramente, por los pobres resultados de sus últimos discos, empieza a desarrollar trabajos «alimenticios», como bandas sonoras y anuncios publicitarios.

En marzo del 1973 comienza a registrar las partes instrumentales de lo que sería su siguiente LP, “Vu de L’extérieur”. Dedica seis semanas a escribir los textos. Desaparece del mundo público, no aparece en los medios, salvo en el primer número de Liberation. Su director, en una carta a los lectores, da las gracias a los que han aportado dinero para empezar a funcionar. Junto a Jean Paul Sartre o Jeanne Moreau aparece Serge.

El primer y único sencillo de “Vu de l’extérieur” lleva la canción homónima y la maravillosa y lacerante “Je Suis Venu te Dire que je m’en Vais”. Todo el mundo quiere darle un significado. Murmuran que Serge va a dejar a Jane. En realidad está asustado ante la enfermedad y la muerte. Compone una especie de testamento musical, en el que sospechando su próxima muerte, intenta preparar a Jane para su próxima desaparición. No obstante, incapaz de desnudarse completamente, nos obsequiará con una serie de canciones escatológicas que en el fondo dejan traslucir una inseguridad que cabalga entre el humor y la provocación. Hipocondría aparte, su vida excesiva le pasará factura diez meses después; una crisis cardiaca vendrá acompañada por un principio de cirrosis.

Serge Gainsbourg (Je Suis Venu te Dire que je m’en Vais) 1973

La grabación de su nuevo álbum, “Rock Around the Bunker”, le llevará tan solo una semana, a finales de 1974, y de nuevo en los estudios Phonogram de Londres.

Con la salida de este nuevo y polémico trabajo, en febrero de 1975, el público está, completamente sobrepasado por este disco arisco, tormentoso y provocador. Gainsbourg con su sempiterna provocación no sólo ha querido tocar algo  muy sensible, sino que ha querido reabrir una herida no del todo cerrada para muchos franceses. Ya había precedentes, otros que habían osado jugar con la imaginería nazi con una voluntad evidente de provocación. ¿Hasta donde quería llegar?. Ni el mismo llegaría a saberlo.

Es un disco que abandona muchas de las señas de identidad de sus creaciones anteriores, como es la ausencia de los suntuosos arreglos orquestales que acompañaban a sus temas. El sonido del álbum es áspero, plenamente rockero, sin concesiones. Un álbum completamente prescindible, indigno de su talento, que cosechó un sonoro fracaso en ventas.

Primavera de 1976. Unos años atrás Serge había adquirido, en una galería de la calle Lille, una escultura de Claude Lalanne. Se titulaba “L’Homme à Tête de Chou” y representaba a un hombre desnudo que tenía por cabeza una planta carnosa, una coliflor. Esta obra y la presunta historia que hay detrás de ella, inspirará uno de los trabajos indispensables de Gainsbourg, el único que podría disputarse el título de su obra maestra a  «Histoire de Melody Nelson».

En tan solo seis días graban la música en Londres. La mezcla se hará a finales de septiembre, en el Estudio Des Dames de París. Los arreglos son encargados al fiel Alan Hawkshaw. La dirección artística al ya indispensable Philippe Lerichomme. Serge aborda la realización de este nuevo disco de una manera radicalmente diferente.

Philippe Lerichomme: «L’Homme à Tête de Chou” es un disco conceptual. Muy personal, sin concesiones, con sorprendentes ejercicios de estilo, un trabajo casi artesanal. Tiene hallazgos como la introducción del Talk over, la voz hablada, por encima del ritmo y la melodía, algo que se convertirá en habitual en su obra a partir de entonces. Serge sabía como nadie encajar las palabras. Tenía un sentido del ritmo que aún hoy me maravilla. Para este disco había ajustado los textos al máximo. Los había escrito antes de ponerles la música, contrariamente a lo habitual”.

El álbum sale a la venta a finales de 1976. Inmediatamente es aclamado por la crítica como una obra maestra. Comercialmente, en cambio, deja claro que la época triunfal de Gainsbourg ya ha pasado. Otro fracaso y otro álbum que el paso del tiempo reivindicará como se merece.

Serge Gainsbourg (L’Homme à Tête de Chou) 1976

Actuación de Serge Gainsbourg en 1988 interpretando el tema principal del álbum

Johann Sebastian Bach (La Pasión Según San Mateo)

La segunda esposa de Bach, Ana Magdalena, confiesa en su Diario que su admirado Sebastián, así le llamaba, fue la persona más sensible a los valores religiosos que conoció en su vida.

De esa profunda y sincera piedad surgieron sus dos inigualables Pasiones: «la Pasión según San Juan» (1724) y «la Pasión según San Mateo» (1729).

«La Pasión según San Mateo» es, posiblemente, la más grande obra religiosa de la historia de la música: texto y música, fidelidad al relato evangélico, elevada creación poética, piedad…, se unen en ella de manera que no podemos separar ningún aspecto como más sobresaliente.

La Pasión según San Mateo, representa el sufrimiento y la muerte de Cristo según el evangelio de San Mateo. Con una duración de más de dos horas y media (en algunas interpretaciones incluso más de tres horas), es la obra más extensa del Bach.

«la Pasión según Mateo» fue interpretada el 15 de abril de 1729 (Viernes Santo) en la iglesia de Santo Tomás en Leipzig bajo la dirección del compositor, en una representación para la cual Bach no pudo disponer de los recursos idóneos (en un memorándum al Consejo de la ciudad de Leipzig, se quejó de que únicamente 17 de los 54 miembros del coro hubieran estado a la altura).

La obra no fue muy estimada en su tiempo por su estilo “operístico”.  Bach revisó algunas de las partes de la obra varias veces, la última de ellas en 1736, en donde incluyó un grupo de continuo con órgano para cada uno de los dos coros.

Tras la muerte de Bach, la obra cayó en el olvido (como, en general, toda la obra del compositor) y no fue hasta 1829 cuando el compositor y director Felix Mendelssohn volvió a interpretarla con la Sing-Akademie de Berlín en una versión abreviada.

ENLACE A LA OBRA COMPLETA

Welcome Back my Friends to the Show That Never Ends. Keith Emerson (1944 – 2016)

De nuevo traemos a este espacio otra noticia luctuosa relacionada con el mundo de la música, otra pérdida irreparable que nos ha sacudido en este año especialmente cruel, donde la sensación de ir quedándose poco a poco sin referentes musicales se acrecienta cada día.

Esta vez se nos ha ido definitivamente el extraordinario teclista Keith Emerson, cabeza visible de aquel proyecto, a veces megalómano, pero siempre cargado de interés, que fue Emerson, Lake & Palmer.

Perteneciente a la que podíamos llamar «Santísima Trinidad» de los teclistas del rock junto con Rick Wakeman (Yes) y Jon Lord (Deep Purple). Su formación clásica siempre estuvo presente en sus composiciones, solía tocar con una partitura de J. S. Bach en su teclado, y siempre adjuro de la etiqueta de estrella del rock que muchos le adjudicaron.

Emerson, Lake & Palmer, grupo capital del Rock Progresivo, aquella corriente que se adueñó de gran parte de la década de los setenta, con una música que aspiraba a llegar lo más lejos posible, a romper barreras y tender puentes, a redefinir la concepción musical imperante hasta entonces. Amado y odiado por igual, este género dio frutos gloriosos y uno de los más significativos fueron ellos.

Pero la andadura musical de Emerson, no comenzó en esta banda, antes dio forma a otro grupo, uno de los que marcaron el camino a seguir a las futuras bandas progresivas, nos referimos a The Nice.

The Nice fue una banda carácterízada por sus mezclas de rock, jazz y música clásica. Su álbum de debut, «The Thoughts of Emerlist Davjack», fue lanzado en 1967, y al momento logró un gran éxito. A menudo se considera el primer álbum de Rock Progresivo. El LP sirvió para que The Nice se dieran a conocer entre el público inglés, conocimiento asentado también en las espectaculares actuaciones en directo en las que Emerson emergía como el auténtico protagonista. Vestido de forma llamativa y con movimientos sensuales, tocaba el órgano con cuchillos, entre otras excentricidades, en unas ceremonias que eran celebradas con alborozo por los asistentes al acto.

The Nice (America) 1968

En aquella época, Emerson había descubierto el sintetizador creado por Robert Moog, quedó fascinado por sus posibilidades cuando escuchó las versiones de temas de J. S. Bach realizadas por Wendy Carlos y adquirió uno. Un monstruo de 250 Kg. de peso y tres metros de altura.

Emerson compró el segundo sistema modular Moog, teniendo problemas con el ensamblado y la afinación, conoció y colaboró con Moog ayudándolo a desarrollar osciladores más estables y nuevas funciones para la presentación en vivo. Esto llevó a una comercialización completa de varios tipos de sintetizador en la siguiente década y trajo nuevos fabricantes al mercado.

En 1970 abandonó The Nice para unirse al bajista y cantante de King Crimson, Greg Lake, y al batería de Atomic Rooster, Carl Palmer. La química entre los tres músicos fue inmediata. Eran tres virtuosos de sus respectivos instrumentos que además tenían ganas de explorar otros territorios, de dejarse llevar por su inmensa capacidad creativa y fortalecerse cada uno con la presencia de los otros. En agosto de ese mismo año aparecieron en el festival de la Isla de Wight y nada más terminar su actuación el presidente de Atlantic Records les propuso firmar con contrato con su discográfica.

El disco homónimo de debut se publicó en noviembre del 1970 y la mitad de los cortes eran temas instrumentales con una gran influencia de la música clásica. El Lp tuvo una muy buena acogida y el trío se convirtió desde ese momento en uno de los máximos exponentes del rock sinfónico y progresivo y Keith Emerson en toda una leyenda de la experimentación con los teclados y de los sintetizadores en particular. La discografía de EL&P, a pesar de no ser nada fácil, consiguió llegar a lo más alto de las listas de ventas y algunos de sus discos, como “Tarkus”, “Brain Salad Surgery”, “Pictures At An Exhibition” se convirtieron en obras imprescindibles para los seguidores del género y para los melómanos en general.

EL&P se separaron en 1979, y volvieron a reunirse en 1991. Después sus integrantes se volvieron a separar y se reunieron por última vez para una gira en 2010.

EL&P (Hoedown) 1972

EL&P (Karn Evil 9) 1973

EL&P (Fanfare for the Common Man) 1977

Según le explicó el propio Emerson a “The Guardian” en 2002: «querían crear una banda de tres piezas con el mayor sonido posible, una especie de orquesta eléctrica de tres hombres. Teníamos un ambicioso repertorio de clásicos “rockeados” basados en Bach, Bartok, Janacek, Mussorgsky y Ginastera intercalado con blues, boogie, rock & roll, y experimentábamos, extemporizábamos, cualquier cosa».

Emerson, que se reunió en proyectos distintos con sus antiguos compañeros, grabó discos en solitario y bandas sonoras, como la de “Inferno”, de Dario Argento y una desconocida y aceptable película de Sylvester Stallone, “Nighthawks”. Actualmente lideraba la Keith Emerson Band, que debía iniciar una gira por Japón el mes que viene.

Keith Emerson (B.S.O. Nighthawks) 1981

El título de esta entrada alude al título de un triple álbum en directo de EL&P editado en 1974. El será bienvenido siempre, aun reconociendo todos sus excesos musicales, nos queda la figura de un creador que siempre quiso ir un paso más allá, un virtuoso de su instrumento como ha habido pocos y alguien, que a pesar de su triste final, dejará un recuerdo imborrable en los buenos aficionados a la música.

Descansa en paz Keith, y gracias por hacer nuestra vida un poco mejor gracias a tu música.

George Martin in Memoriam (1926 – 2016)

“Dios bendiga a George Martin, paz y amor para Judy y su familia. Cariños de Ringo y Barbara. Se echará de menos a George”, escribió Ringo Starr en su cuenta de Twitter el pasado día nueve de marzo. Así dio a conocer la muerte, a los 90 años, del productor George Martin, considerado “el quinto Beatle”, y arquitecto del sonido del cuarteto de Liverpool.

No se puede concebir el sonido de Los Beatles sin la presencia de George Martin, sobretodo a partir de 1966, cuando dejaron de actuar en directo y centraron su trabajo únicamente en el estudio.

Nacido el 3 de enero de 1926, hijo de un carpintero del barrio de Holloway, en el norte de Londres; alumno de la Escuela Guildhall de Música y Drama, donde entre 1947 y 1950 estudió piano y oboe; empleado en el departamento de música clásica de la BBC, y más tarde de la discográfica EMI. Su vida cambió para siempre el mismo día de 1962 en el que un tal Dick Rowe, jefe de Repertorio y Artistas de la discográfica DECCA, rechazó a un desconocido grupo de rock que buscaba su primer contrato discográfico.

La formación la integraban cuatro muchachos de Liverpool, y se hacían llamar The Beatles. “No son muy buenos”, le dijo Rowe a Brian Epstein, el manager de la banda. “Y además, los grupos con guitarra ya pasaron de moda”, aseguró, en la que puede ser considerada la peor decisión tomada por alguien a lo largo de toda la historia de la industria de la música.

Tras la negativa, Epstein probó suerte en la discográfica rival, EMI, donde sería recibido por George Martin, a cargo, por entonces, de Parlophone, el sello especializado en música clásica. A diferencia de Rowe, Martin vio en los chicos de Liverpool un extraordinario potencial de entrada, y enseguida organizó una sesión de grabación, de la que saldría «Love Me Do». Además, recomendó al sello que les hicieran contrato.

Martin, produjo a Los Beatles desde su primer single, «Love Me Do», hasta el álbum “Abbey Road”, de 1969, participando activamente con el grupo y siendo imprescindible para configurar su sonido y ayudándolos en las investigaciones que desarrollaron en el estudio desde que se retiraron de los directos. Su papel en las grabaciones fue tan destacado y esencial como el de los cuatro componentes del grupo, aportando ideas y animándolos en un viaje sonoro que, por entonces, era inédito pero que estaba revolucionando la música pop y rock. Tras discos como “Revolver” (1966) nada volvería a ser igual.

Pero nadie mejor que alguien tan cercano a Martin en lo profesional y personal como Paul McCartney, para que nos recuerde su figura: «Me produce una gran tristeza enterarme del fallecimiento del querido George Martin. Tengo tantos recuerdos maravillosos de este gran hombre que estarán conmigo para siempre. Era un verdadero caballero y fue un segundo padre para mí. Guió la carrera de los Beatles con tal habilidad y buen humor, que se convirtió en un verdadero amigo para mí y para mi familia. Si alguien se ganó el título del quinto Beatle fue George. Desde el día en que nos proporcionó a Los Beatles nuestro primer contrato de grabación hasta la última vez que lo vi, fue la persona más generosa, inteligente y musical que he tenido el placer de conocer».

Además de producir a los Beatles, Martin trabajó con Gerry and the Pacemakers, Shirley Bassey, Cilla Black, Elton John, America, John Williams o Ultravox, entre otros, sin olvidar que Paul McCartney contó con sus servicios en diversas ocasiones. Martin también fue compositor y arreglista.

Tener que elegir entre todo el trabajo desarrollado por Martin, no solo con Los Beatles, es misión casi imposible; pero si es cierto que hay un puñado de canciones donde la influencia de este productor fue vital para el resultado final de las mismas:

In my Life (1965)

John Lennon, compositor de «In my Life», no sabía muy bien qué hacer con el puente musical de la canción. Algo sí tenía claro, y es que quería que sonara barroco. George Martin se remangó, afinó el oído y creó un solo para el tema con influencias de Bach. Su composición fue grabada en medio tiempo y se incluyó en el álbum «Rubber Soul» (1965) con velocidad doblada para dar al solo un timbre parecido al de un clavicordio.

Yesterday (1965)

Se grabó el 14 de junio de 1965. La historia es sabida: McCartney había soñado con la melodía y tenía dudas sobre ella. Le puso de nombre Scrambled Eggs y la tuvo en la cabeza durante meses. Ese día decidió mostrarla al resto de la banda en el estudio 2 de Abbey Road.  Martin Compuso un arreglo para un cuarteto de cuerdas especialmente para la canción, a pesar de las quejas del propio compositor. Se convirtió en el mayor éxito de la carrera de los Beatles.

Eleanor Rigby (1966)

Paul la empezó y el resto la terminó en la casa de John Lennon. Detrás de la historia de soledad que cuenta la letra, George Martin percibió que había allí una oportunidad más para hacer unos arreglos poco frecuentes para la estructura básica de una canción de pop. Martin vuelve a llevar a The Beatles su experiencia en la música clásica y compone para el tema un arreglo de cuerdas que incluye cuatro violines, dos cellos y dos violas. Pegó los micrófonos a los instrumentos para captar mejor el sonido de las cuerdas y convenció a McCartney de la virtud de este giro hablándole de Vivaldi. John Lennon comentó a la revista Playboy en 1980, que «Eleanor Rigby» era “el hijo de Paul que George Martin educó e hizo crecer”.

Shirley Bassey (Goldfinger) 1964

En el año 1964 George Martin produjo la canción «Goldfinger», el tema principal de la película homónima de la saga de James Bond. Interpretado por Shirley Bassey, la canción se convirtió en un éxito más allá del cine y a día de hoy es considerada una de las mejores bandas sonoras de la saga 007.

Paul McCartney & Wings (Live and Let Die) 1973

De nuevo George Martin volvía a ponerse «al mando» de la canción principal de una nueva película de James Bond. Lo hacía en 1973 con el tema «Live And Let Die» de la película «Vive y deja morir». La canción fue compuesta por Paul y Linda McCartney e interpretada por Paul McCartney And The Wings.

Elton John (Candle In the Wind) 1997

En 1997 George Martin produjo una nueva versión del tema «Candle In The Wind» que en 1973 había sido compuesta como homenaje a Marilyn Monroe. Una reedición de la canción grabada por Elton John para el funeral de la Princesa Diana de Gales, y que logró convertirse en la canción más vendida de la historia hasta la fecha.

Serge Gainsbourg II (1964 – 1968). Viviendo en la Era Pop

Siguiendo con la serie dedicada al genial Gainsbourg con motivo del 25º aniversario de su muerte, hoy entramos en la que fue su etapa puramente pop, la segunda mitad de los sesenta. El siempre minusvaloró las composiciones que hizo para los artistas del naciente ye-ye francés, y las que cantó el mismo. Se justificaba diciendo que eran ejercicios de estilo, obras menores, como avergonzándose de ellas.

Nada más lejos de la realidad, las piezas pop de Gainsbourg son auténticas joyas engarzadas en lo más granado de su época, de hecho, el fue de los que dignificó la música ligera de entonces, y consiguió ese difícil equilibrio entre calidad y comercialidad.

Marilu) (1966)

Docteur Jekyll et Monsieur Hyde (1966)

Gainsbourg, completamente desmoralizado por el escaso éxito de sus álbumes y su nula capacidad para las actuaciones en directo, recibe a principios de 1964 el encargo del editor de discos Phillips (su discográfica) Denis Burgeois, para componer temas destinados a la emergente figura del pop francés France Gall, cuya primera canción había sido un éxito total.

El primer tema que le compuso Gainsbourg, «N’écoute Pas les Idoles» (No escuches a los ídolos), fue todo un éxito en Francia llegando a permanecer dos semanas en el top de las listas en marzo de 1964.

La asociación de Gall y Gainsbourg produjo muchos sencillos populares, continuando en el verano de 1964 con su éxito «Laisse Tomber les Filles» (Deja tranquilas a las chicas).

Gall fue entonces seleccionada para representar a Luxemburgo en el Festival de la Canción de Eurovisión de 1965. De las 10 canciones propuestas para ella, eligió la de Gainsbourg, «Poupée de cire, poupée de son». El 20 de marzo de 1965 se celebró la final del concurso en Nápoles, donde su interpretación, empapada de ternura juvenil y femineidad, llamó la atención llegando a obtener el primer premio, a pesar del nulo apoyo de países de habla francesa como Francia y Bélgica. El sonado éxito obtenido en Eurovisión garantizó que llegara a ser conocida fuera de Francia y grabó el tema en varios idiomas. En el 50ª aniversario de Eurovisión fue elegida como una de las mejores actuaciones de la historia.

France Gall (Poupée de Cire, Poupée de Son) 1965

Otra composición de Gainsbourg, «Les Sucettes» (Las piruletas) de 1966, la envolvió en cierta polémica por el juego de palabras que Serge impuso, pasando la letra de tratar de la inocente situación de una niña (Annie), a la que le gustan las piruletas, a ser una pretendida alegoría de cierta práctica sexual. Cuando ella se enteró del doble sentido del tema, quedó afectada al momento y rompió su relación laboral con Gainsbourg, quien con esto quiso poner a prueba la imagen tierna e inocente de la cantante.

Realmente fue una maldad enorme por parte de Serge, que cuando se dio cuenta de la enorme magnitud del episodio, intentó pararlo sin conseguirlo. Después del daño causado, intento también que France le perdonara regalándole un brazalete de Hermés, pero nada se pudo hacer ante la enorme decepción que sufrió la cantante, que por cierto, adoraba a Gainsbourg.

France Gall & Serge Gainsbourg (Les Sucettes) 1966

Ese mismo año (1966) Michèle Arnaud, la primera que confió en Serge y le apoyó a finales de los cincuenta, decide volver a grabar ese año, y tuvo claro a quién recurrir. Gainsbourg le compuso varias canciones, y destacando entre todas «Les Papillons Noirs».

Es una auténtica maravilla, con unos arreglos prodigiosos a cargo de Michel Colombier; toda una pieza de la mejor orfebrería pop. Es con diferencia la mejor canción que le compuso a Michéle y una de las mejores del cancionero del propio Gainsbourg.

Michéle Arnaud & Serge Gainsbourg (Les Papillons Noirs) 1966

En la parte final de 1966, Serge estuvo involucrado en un proyecto muy especial para el, un musical que sería emitido en la televisión francesa, pero nada mejor que su director Pierre Koralnik para explicarnos el argumento: «Anna es la historia de un joven exitoso que dirige una agencia de publicidad,  y que por azar, ve la fotografía de una chica que no puede borrar de su cabeza. Desde ese momento solo tiene una obsesión, encontrarla. La busca por todo París. Lo gracioso de la historia, es que la tiene frente a él, es su asistenta. Para él es invisible, tras sus ropas de trabajo y las gafas de culo de vaso que la camuflan. Es todo bastante extravagante. La música, toda de Serge Gainsbourg, está pensada como un script de cine. Es muy rock & roll y también muy pop. Se muestra toda la modernidad de su música  y sus textos son, como en él es norma, magníficos”.

Para el papel protagonista, Gainsbourg pensó en la actriz danesa afincada en Francia Anna Karina, recién separada del cineasta Jean Luc Godard, para quién se convirtió en su musa y compañera. Ella acogió con ilusión el proyecto, porque le permitía cantar y salir de los films que acostumbraba a hacer, inmersos en la intelectualidad, a veces asfixiante, de la Nouvelle Vague francesa.

Para la grabación de “Anna”, Gainsbourg recluta a Michel Colombier como arreglista y director musical, siguiendo los consejos de su amigo, el productor Alain Goraguer. Colombier hace un trabajo formidable, habituado y cómodo con los sonidos «sixties» como estaba. Esta toma de contacto es tan solo la primera de una serie de fructíferas asociaciones.

Aunque no tuvo el éxito que Gainsbourg esperaba, hoy podemos decir que es una obra sorprendente y que simboliza un estado de gracia creativo extremadamente pop, por lo demás muy atípico en la acartonada televisión de la Francia de De Gaulle.

Anna Karina & Serge Gainsbourg (Ne Dis Rien) 1967

Gainsbourg está instalado en el Olimpo musical, es famoso, rico, trabaja para quien quiere,  y en esas circunstancias, aparece alguien que le vuelve la vida del revés, y que tendría como consecuencia uno de los periodos más fértiles en su creación artística. Nos referimos, como no, a Brigitte Bardot.

En el otoño de 1967, Brigitte estaba preparando un especial para la televisión que se iba a emitir el día de año nuevo de 1968. Empezaba a estar preocupada porque el proyecto estaba paralizado por la falta de ideas del equipo de realización. En estas circunstancias, decide recurrir a Gainsbourg para que le componga alguna canción para incorporar al programa.

El ya le había compuesto algún tema en el pasado. Ante su petición le presentó dos temas extraordinarios, la icónica «Harley Davidson» y la más experimental y no menos fascinante «Contact».

Durante el tiempo que pasaban juntos ensayando las canciones surgió un romance entre ambos. Ella estaba hastiada de su matrimonio con el millonario Gunter Sachs, y el quedó fascinado por la figura de quién era el mayor mito erótico del momento. Fue una relación corta, pero muy intensa por las dos partes.

Bardot grabó tres canciones con Gainsbourg. «Comic Strip», incluida en su especial televisivo, se desarrolla en un escenario lleno de globos hinchables y decorados con letras psicodélicas diseñados por Topin. Allí vemos a B.B. desgarrar una tela y avanzar insolente, ceñida de la cabeza a los pies dentro de un maillot, una pequeña capa de heroína de cómic y una peluca morena, como un negativo de Barbarella. Todo un delirio pop de principio a fin.

Brigitte Bardot & Serge Gainsbourg (Comic Strip) 1967

Serge recuerda: “Tenía una fijación con B.B. Cenamos juntos una noche y me burlé de ella. Me llamó a la mañana siguiente y me preguntó porque hacia eso. Le dije que porque estaba aterrorizado por su belleza. Me contestó “Escribeme la más bella canción de amor que puedas imaginar”. Esa noche compuse “Je t’aime, moi non plus ” y “Bonnie & Clyde”.

Brigitte Bardot & Serge Gainsbourg (Bonnie & Clyde) 1967

Brigitte recuerda aquella relación: “Fue un amor loco, un amor como en sueños, un amor que quedará en nuestros recuerdos y en la memoria. Todavía hoy, cuando se habla de Gainsbourg, se le asocia siempre a Bardot, pese a todas las mujeres que jalonaron su vida y todos los hombres que compartieron la mía. Desde ese día, desde esa noche, desde ese instante, ningún otro hombre cuenta más para mi. El era mi amor, el me abrió los ojos, me hizo hermosa, fui su musa”

Tres semanas antes de la difusión del “Show Bardot” en televisión, registran la primera y mítica versión de “Je t’aime, moi non plus”.

”Grabamos “Je t’aime, moi non plus” bien entrada la tarde, casi de noche, en los estudios Barclay. Cada uno tenía su micro. A un metro escaso el uno del otro, nos cogíamos de la mano. Yo estaba un poco avergonzada de imitar lo que hacia Serge, suspirando y gimiendo delante de los técnicos del estudio. Hizo que se marcharan. Pero después de todo, yo no hacia más que interpretar un papel, como en las películas que rodaba. Y después Serge me daba confianza con un apretón en la mano, un guiño, una sonrisa, un beso”

Brigitte Bardot & Serge Gainsbourg (Je T’aime Moi Non Plus) 1967

Si, estamos hablado del buque insignia de la producción musical de Gainsbourg, su tema más conocido, muchas veces maltratado y parodiado. Es una autentica maravilla, que para mi gusto, supera a la versión conocida por todos, la realizada con Jane Birkin. Ese órgano que es como el río donde va fluyendo la canción, la voz de Brigitte más intensa y con más matices que la Birkin. En fin, una obra maestra fruto de la genialidad de Gainsbourg, y no nos olvidemos, de la maestría de Michel Colombier en el estudio y como supo envolver la canción con una producción exquisita, donde nada sobra y nada falta.

¿Qué pasó después?, presionada por su marido, que escandalizado y muy ofendido tras escuchar la grabación, y después de una discusión terrible, éste le da a elegir entre Gainsbourg o él. B.B. se asusta, prefiere la seguridad y envía un telegrama a Philips pidiendo cancelar la salida del disco. Serge Gainsbourg, consciente que el drama comienza a tomar proporciones imprevisibles, acepta suprimir en el último momento la canción en un álbum que salia pocas semanas más tarde. Serge Gainsbourg jamás volvería a hablar de ello.

Finalmente, la canción se publicaría en 1986, con fines benéficos destinados a la fundación que la actriz constituyó para la defensa de los animales.

Fruto de su desesperación, surgió una canción, toda una declaración de amor de Serge a Brigitte. «Initials B.B.» está en la cumbre creativa del autor, ello realzado casi hasta lo sublime por la producción de Arthur Greenslade.

Gainsbourg le manda una carta por medio de un amigo periodista de France soir, quién le sirve de correo en esas circunstancias. Esa misiva, larga y triste, en la que le explica que acaba de componer “Initials B.B.”, un himno nostálgico, que ensalza como nunca su imagen de diosa venerada. Ella al conocer la canción comentará: «Es la mayor declaración de amor que se haya hecho nunca».

Initials B.B. (1968)

Cortometraje que recoge los procesos de creación y grabación de la canción

Antes de que termine el año, Gainsbourg, a petición de Françoise Hardy, pondrá letra y hará nuevos arreglos a una canción de unos autores británicos editada dos años antes, «It Hurts to Say Goodbye», que quedará convertida en «Comment te Dire Adieu?», pieza básica del repertorio de Françoise y un éxito sideral de aquel año.

Françoise Hardy (Comment te Dire Adieu?) 1968

Después llegaría el amor de su vida, Jane Birkin, y algunas de sus obras maestras y también, de algún disco más que olvidable, pero esa etapa será objeto de la próxima entrada dedicada a este artista único e irrepetible.